~AÑOS DESPUÉS…~
°Narra Morelia Dalas°
—Morelia, ¿quieres que regrese más tarde por ti? —Me dice mi hermano, en tanto se detiene afuera del edificio en donde vive mi amiga.
—No… no te preocupes, yo cogeré el bus de regreso. —Le respondo saliendo de su auto.
—Pero… —Me asomo a la ventana y le digo:
—Tranquilo Maycol, estaré bien, tú apresúrate en ir a la empresa, sino el abogado Vicente se volverá loco.
—Tienes razón, aunque ya no me preocupo mucho, ese señor renegón no podrá controlarme más.—Reímos juntos.
—Se nota que lo quieres, no le hagas sulfurar, ya está anciano y se vaya a ir por tu culpa. —Bromeo y me asiente sonriente comprendiendo lo que trato de decir.
—Si lo sé, debo ser responsable para no darle dolores de cabeza, el tío Vicente ha sido demasiado bueno conmigo, y en gran parte, he seguido adelante gracias a él, y claro, también gracias a ustedes... —Me toma de la mano y yo la aprieto regalandole una sonrisa—. Mi hermosa familia.
—Sabes que te amamos. —Me muestro sincera—. Bueno, ya anda, le mandas saludos de mi parte a Vicente.
—Está bien, deséele suerte a Lilian.
—OK. —Él acelera y agito mi mano mientras él se va alejando.
Reluzco un pequeño suspiro y tengo que decir que, me siento muy orgullosa de Maycol. Hoy más que nunca.
En aquel tiempo lo habían sentenciado por tres años, sin embargo, logró salir en dos, por buen comportamiento, y claro también porque el abogado Vicente se esforzó demasiado por demostrar su inocencia.
Durante toda la temporada que estuvo mi hermano en el penal, estimé cada momento con respecto a Kenny, contemplándolo siempre en silencio. Estimé también la enorme reflexión que tuve al ser voluntaria, pues sinceramente fue algo que me ayudó a comprender la vida de manera diferente, aprendí muchísimo de lo que estas personas han pasado por sus vidas y de como luchaban por querer cambiar, y ser hombres nuevos enmendando sus errores.
Todo iba bien, seguía yendo como lo usual, hasta que pasó un atentado de fuga en el penal. Nos enteramos de que hubo una guerra interna que, por la cual, terminaron prohibiendo por un tiempo las visitas.
Gracias al cielo, mi hermano y Kenny estuvieron bien, claramente la situación no era con ellos, ambos vivían dentro lo más alejados y correcto posible.
Cuando retomaron las visitas, solo nos permitieron asistir dejando cada dos meses. Así que lo comencé a ver muy poco, sin embargo, al menos me sentía feliz saber que se encontraba bien al igual que mi hermano.
Me acostumbré a verlo siempre solo, y me acostumbré a sus gustos. Constantemente cuando se acercaba a mí, yo ya sabía qué desearía comer. Las carnes son su fuerte, las menestras no le gustan, le apetece comer mucha manzana, prefiere el agua sin saborizante, le gusta comer poco, le gusta el chocolate y no los postres con ingredientes lácteos, y así como muchas cosas más, conocí poco a poco sobre él, siendo como la misteriosa señora del comedor.
Apuesto que todo el tiempo se habrá preguntado, quien sería, pero no podía saberlo porque siempre yo solía utilizar la clásica cubrebocas para la hora del almuerzo.
Algo grandioso pude percibir en todo mi trayecto estando ahí sobre él, su forma de ser increíblemente fue cambiando por completo, de la nada comenzó a decir gracias después de repartirle la comida y también al finalizar. Comenzó a saludar cordialmente cuando se aparecía y hasta se hizo de un amigo que, le comenzó a perseguir por todos lados.
Él se hacía el desinteresado en hablarle, pero estoy cien por ciento segura que le gustaba su compañía.
Pude ver como con el tiempo, él mismo parecía reflexionar de su vida y sus actos.
También pude un día leer, unas poesías de él. Solían hacer pequeños cursos en donde los trabajos los pegaban en un enorme mural, entonces observé el suyo que, automáticamente comprendí lo que trataba de decir.
“*Los cuerpos vacíos existen y se pierden siempre en la oscuridad. Los cuerpos vacíos reflejan que nada les parece sencillo ni complicado. Los cuerpos vacíos caminan, hablan y ríen, pero no hay nada dentro que los sienta. Los cuerpos vacíos muestran la máscara clara, pero la oscura solo los elegidos lo perciben. Los cuerpos vacíos son personas despreciables y sin sentimientos. Los cuerpos vacíos, solo buscan sentirse llenos sin importar lo que hagan. Los cuerpos vacíos son a los que llaman Villanos en la inescrupulosa realidad.*”
Claramente entendí cada palabra, él… él se sentía realmente solo y juzgado por la sociedad, un villano, eso se consideraba un terrible villano.
Lo vi, como dije, hasta que mi hermano salió y luego no pude saber más de él, debido a que cuando Maycol salió, tuve que centrarme en él para apoyarlo de la depresión que se había sometido por perder dos años de su vida pagando algo injusto.
Mis padres se preocuparon, entonces al solucionar la situación legal de Maycol, decidieron mandarnos juntos a estudiar al extranjero, en donde él comenzaría una nueva vida, sin que nadie conociese de su pasado.
En ese momento era donde más me necesitaba, entonces sin otra opción, accedí, dejando así ir a mi primer amor…
Regresamos hace unos meses al país, y al pisar New York de nuevo, hizo que solo mis recuerdos sobre Kenny Stewart invadieran mi mente, es por eso que lo primero que hice, fue investigar sobre él en internet.
Como aquella vez, no encontré mucho, pero lo que me dio inmensa alegría fue leer un artículo en donde decían que salió un año después de Maycol. Quiere decir que solo cumplió una condena de 4 años, y eso me hizo sentir muy bien, él merecía una nueva oportunidad.
Me pregunto: ¿qué habrá sido de él hasta el momento?
En fin, veo la hora en mi reloj de mano y espero que este bribón de Maycol llegue temprano a la empresa, desde que llegamos asumió el cargo de sub-gerente en la corporación de sus padres que, durante todo este tiempo estuvo como administrador el abogado Vicente.
Tiro un pequeño suspiro y observando a mi alrededor la veo venir a ella.
—¡Lilian! ¡Aquí! —vocifero y ella viene contenta a abrazarme.
—¡Morelia! Gracias por venir —Nos apretamos.
—No te preocupes, tú me acompañaste a mi entrevista y así que me toca a mí acompañarte ahora.
Lilian es mi compañera de la Universidad, fuimos muy allegadas mientras estudiaba aquí. Ambas estudiamos Marketing y Publicidad, así que nos unimos para buscar trabajo.
Sin embargo, a diferencia de ella, hace poco había recibido una invitación para formar parte de “BMD Company”, una de las más prestigiosas empresas de Marketing en el país.
Debido a mis altas calificaciones en España, la Universidad me recomendó en la sede de la ciudad, ya que sabían que me regresaría. Pensé que nadie me aceptaría, pero me sorprendí cuando me llamaron.
Asistí justamente a la entrevista con Lilian hace unos días y el día de ayer, me dieron la noticia que conseguí el trabajo.
Por supuesto que me siento feliz y orgullosa, sinceramente a mis 24 años ya iba a comenzar a tener un trabajo fijo y con buen salario, mis noches de desvelos valieron la pena, nunca me rendí hasta graduarme.
—Que suerte tienes. —De repente exclama Lilian mientras tomamos el taxi para dirigirnos a la empresa en donde se va a presentar—, por ser una chica cerebro has entrado a una famosa empresa. —rio un poco.
—Debiste esforzarte más, en vez de salir solo con chicos. —Le reprendo.
—Ay… Morelia ya me conoces, solo me importaba dormir en clases y era muy enamoradiza. —Comienzo a reír porque eso es cierto.
—Ya ves tus resultados —arguyo–. Por cierto, ¿a qué empresa iremos?
—Bueno, a esta... —Me retira un periódico de su cartera—, por lo que dice aquí, es una empresa nueva que recién está captando trabajadores, al menos creo que tendré suerte porque no creo que pidan personas con alta experiencia.
—Esperemos amiga.
***
—Es aquí —Le digo al verificar la dirección.
—Bueno, no se ve tan mal que digamos. —Se refiere al enorme edificio de 8 pisos, con lunas normales y paredes de mayólicas azules, no es como las grandes empresas suelen ser, pero supongo que está comenzando bien.
—Parece ser que es un edificio de varias empresas —concluyo por la variedad de carteles que hay en cada planta y en la entrada.
—Parece que sí. Por cierto, ¿qué piso es?
—No sé tonta, aquí no dice... —Le respondo–, tú debes de saber... ¿no?, ¿tú no llamaste?
—¡Ah sí! —dice y rebusca en su cartera, para retirar un papelito.
—Ay… Lilian —Niego con la cabeza porque es tan despistada–, ya, aquí dice... ¡En el piso 7!
—Ok. —exclamo riendo y nos adentramos.
Llegamos a la séptima planta y una chica en la recepción nos pide tomar asiento, esperamos a que sigan las dos chicas que están en frente de nosotras. Y mientras transcurre el tiempo, veo como salen cada una con enorme decepción en el rostro.
«¿Por qué será?», me pregunto, y mi amiga se comienza a poner nerviosa. Lo deduzco al verla mover su pierna sin descanso.
—Cálmate —Le digo.
—¿No viste esas chicas? —asiento–, por lo que sé, el mismo dueño está reclutando el personal. Morelia. —Me toma de mi pierna y la aprieta con angustia–. ¿Y si el jefe es malo? ¿O es un acosador?, ¿o un abusivo?
—Aun nos juzgues, si no sabes por qué están así —replico agitando mi cabeza.
—Señorita Maleman —dice la secretaria, yo le deseo suerte y Lilian tomando un respiro profundo, ingresa a la puerta que está a unos dos metros de los asientos en la cuál nos encontramos.
Me giro para observar si veo algo, ya que lo que nos separa de la oficina es un enorme vidrio transparente, pero la persiana esta cerrada.
Me rindo en curiosear y regreso mi mirada al frente, retiro mi celular y solo me queda esperar.
***
A pasado 20 minutos y ella sale de la oficina, con enorme desgano y se sienta a mi lado.
—¿Qué paso? —Le cuestiono. Ella tira un resoplido.
—El trabajo parece ser normal, pero lo que desanima... ¿sabes qué es? –Abro mis ojos.
—¿Qué?
—El pago. —Encorva su cuerpo—. El pago es muy poco.
—Eso debe ser porque está comenzando Lilian. ¿Qué esperabas? Al menos deberías intentarlo, esto es solo el comienzo.
—No lo sé, no me convence, pienso que puedo encontrar lugares mejores, con mayor beneficio. —Niego con la cabeza apretando mis labios–. Aunque lo único que me animaría en quedarme aquí, es por el jefe.
—¿El jefe?
«Lilian, toda la vida», rio por lo bajo.
—Sí, está demasiado guapo y es muy varonil. Ni bien ingresé, me derretí por dentro. Es muy serio, pero Morelia...—Su rostro se ilumina–, qué hombre… cielos… tiene pinta de un hombre rico, pero al parecer no lo es… —Cambia su gesto a tristeza–. Las apariencias engañan.
—Ay… Lilian.
—Bueno, espérame, iré un rato al baño y nos vamos.
—Ok apresúrate, que tengo hambre, quiero ir a almorzar temprano. —Ella asiente y se acerca a la secretaria a preguntar sobre los servicios, al parecer.
Me quedo viendo a la nada, cuando de repente escucho que abren las persianas de la oficina del jefe que se encuentra detrás de mí.
Volteo y observo a alguien caminando adentro, hasta que de pronto la puerta de cristal de donde entró mi amiga, sale alguien.
Lo detallo desde los zapatos negros, luego sigo con su traje hasta llegar a su rostro, él se acomoda el saco y se gira a verme. Nuestras miradas se cruzan y yo, estoy tan estupefacta que no puedo articular ninguna palabra.
—Buenos días. —Me saluda cordialmente y sigue su camino hacia la secretaria, le comenta algo y se retira del lugar.
Me quedo viendo a la nada, pestañeando en cada instante, tratando de comprender lo que acaban de ver mis ojos.
Esto… esto era el destino. El destino me estaba uniendo a él de nuevo.
—Morelia, ¿lista? —Me habla mi amiga acercándose.
—Lilian... —Me dirijo a ella con mi enorme perplejo—, creo… creo que voy a postular aquí.
Me muestro segura, aunque a la vez perdida en mi realidad.
—¡¿Qué?! —exclama sorprendida.
—Sí... —confirmo con mi pecho completamente en bombardeos.
«Te encontré… te encontré sin querer y veo que estás bien, Kenny»
°Narra Morelia Dalas°—¡Morelia…! ¡Morelia! —replica Lilian, tronándome los dedos enfrente de mi rostro, para lograr regresar de mi desconcierto.—¿Ah…?—Morelia… —Lilian se posiciona en frente de mí–, hace rato estás completamente ida, amiga. —Agito mi cabeza tratando de desatontarme y me percato que ya estamos fuera del edificio.—Lo lamento, estaba pensando en algunas cosas.«El rostro de Kenny no sale de mi mente, ¿era real? ¿O simplemente aluciné?», pienso.—Te venía diciendo, sobre si comer en este restaurante que me sale en Google maps. —Posiciona el celular a centímetros de mi rostro para constatar el lugar–. Como ves, se encuentra a unas dos cuadras de aquí, parece ser que no venden platos caros ni baratos, así que me brind
°Narra Morelia Dalas°—Yo… yo… —comienzo a titubear.—Ah… ahora recuerdo, fue en el restaurante del miércoles —me sonríe.«¿Él… él ahora puede sonreír de esa forma?»—La vi con su compañera, la señorita que tuvo la entrevista conmigo.—Ah… sí. —asiento, me refleja su sonrisa amigable de nuevo y siento como por dentro todo se me derrite.—Bien, prosigamos. Dígame, Señorita Dalas (…)Me quedo contemplándolo, y siento tan relajante cada palabra que van saliendo de sus labios. Su forma tan elocuente y bien pronunciada al hablar, endulza mis oídos locamente. Esa voz gruesa… esa voz bien tonificada, estaba hablándome más de la cuenta. Estoy escuchando, más de aquellas cinco palabras que cruzamos dur
°Narra Morelia Dalas°Con los ánimos por encima, con un suspiro me adentro al edificio y saludando a los vigilantes tomo emocionada el ascensor. Llego al séptimo piso y al abrirse con el primero que me cruzo es Adam, ajá, el curioso pelirrojo con quien pase vergüenza alguna vez a causa de mi amiga Lilian, él resultó ser un trabajador de aquí y nos reconocimos en el primer día de trabajo. Aún recuerdo ese día cuando conocí completamente aquí por primera vez.___________________FLASHBACK—Buenos días, Señorita Dalas.—Buenos días. —le correspondo el saludo a la secretaria.—Yo me llamo, Caroline y será un placer trabajar juntas. —me ruborizo un poco y mostrándome amigable, respondo.—El gusto es todo mío, por fa
•Narra Kenny Stewart•~Dos meses atrás…~La vida... es como una alocada montaña rusa. A veces avanzamos a velocidad y a veces lentamente. Todo transcurre depende del momento, depende de la altura en la en que estamos por caer, quiero decir, depende de la situación en la que te encuentras inesperadamente.En ese punto arriesgado solemos tomar las buenas decisiones o tal vez, las malas.En mi caso,fueron todas malas, y fueron demasiadas, que incluso destruí hasta mi propia reputación y humanidad.Hace unos años atrás, antes de salir de la cárcel, era el Villano de una trágica novela de amor, era el hermano del protagonista a quien por mis celos absurdos de poder, logré hacerle mucho daño junto con mi madre para poder quedarme con todo lo que creía me pert
•Narra Kenny Stewart•—Gracias —le digo al chofer, mientras salgo cerrando la puerta de la limusina y admiro el enorme casino en frente de mis ojos.—¿Señor Stewart? —una señorita en uniforme se me acerca en la entrada y asiento— Bienvenido, por favor sígame.Sigo sus pasos y cruzamos las máquinas de juegos, pasamos por el lado Vip en dónde mi sola presencia atrae las miradas de muchos.«Hay algunos rostros conocidos aquí»Yo sin temor camino con mi barbilla en alto con mi mismo semblante elegante, sin mostrar ninguna intimidación. Porque seré una persona sin dinero, pero tengo mi orgullo y estoy satisfecho con lo que he logrado hasta el día de hoy.—Kenny… Kenny, Kenny —Weber en traje blanco se acerca a mí y me da un saludo hipócrita, palmoteando mi espalda —mi amig
&&&&&&&&&&&&&&•Narra Kenny Stewart•*ACTUALIDAD*Blanco y negro… ¿Se suele diferenciar? Claramente sí, son tonos muy diferentes, entonces cuando eres la combinación de ambos y te vuelves gris, ¿puedes volverlos a separar?Claro que no.De igual forma soy yo, quizás mejoré mi comportamiento hacia las personas y soy más considerado. Sin embargo, lo negro y oscuro sigue combinado en mi vida. No soy blanco ni negro, no soy bueno ni malo, simplemente soy ambos...Me quedo viendo al frente confundido y solo hay oscuridad, cuando de repente una puerta se abre e intento caminar hacia ella para salir de este vacío en donde no hay absolutamente nada.—Bastardo… me traicionaste… —me detengo en seco, al aparecer mi madr
•Narra Kenny Stewart•—Llegamos. —le digo sonriente mientras ella solamente se encuentra en silencio.—¿Dejará su auto aquí? —niego.—No, lo iré a dejar en una cochera aquí cerca, por favor, anda comprando los pasajes.—Está bien, Señor Stewart. —le entrego mi tarjeta y me lo recibe con sus dos manos delicadamente, entonces acelero para dejar el auto guardado y retornar pronto.Al regresar la detallo de lejos y me percato que las personas al pasar, se le quedan viendo de forma extraña. Es donde la detallo por completo, hoy ha venido con una falda larga de jean, una blusa blanca manga corta acompañado con un pequeño chaleco también de jean, y su sombrero color mostaza.«No está tan mal, ¿Por qué las personas son tan discriminatorias con sus miradas?»—&i
•Narra Kenny Stewart• Es la quinta vez que trago saliva después de unos largos 20 minutos. Siento un poco apretado el pequeño cuerpo de Morelia entre mis brazos y el calor está abochornándome por completo. Las personas comienzan a bajar y al visualizar que hay más espacio, la desprendo de mí cogiéndola de sus delicados brazos. Inclino mi rostro para verla y ella se mantiene a ojos bien abiertos como si fuera una estatua de cera. —Morelia… —replico su nombre–, Morelia… —Paso mi mano en frente de su rostro y ella comienza a reaccionar pestañeando varias veces. —¿S-si? —Me responde tartamudeando y sonrío. —Ya puedes acomodarte aquí a mi lado, solo sostente de mi brazo por el momento. —Le indico, y ella asintiendo tímidamente como lo es siempre, lo hace. El tiempo aparenta ser una eternidad, ya me siento cansado y no cuento los segundos para salir de aquí. *** —Aquí debemos bajar Sr. Stewart. —Morelia me av