~6 años atrás~
°Narra Morelia Dalas°
Trato de sonreír ante las miradas juiciosas de las mujeres que se encuentran detrás de mí, quizás me ven muy joven y se sorprenden por mi aspecto algo descuidado. Aunque no debo mentir, ambas son ciertas, apenas acabo de cumplir mis 19 años y mi cabello ondulado todo desordenado es un caso perdido que por la cual prefiero no preocuparme.
Por lo poco que logro a escuchar, están ideando teorías como que vengo a ver a mi esposo o pareja como visita conyugal. Río un poco de ello porque no es así, se equivocan.
—Abra los brazos, por favor. —Me dice la oficial y comienza a tantear con sus manos por todo mi cuerpo asegurándose de que no pueda ingresar al penal con ningún objeto prohibido–. Pase... —Me dice luego de haber detallado minuciosamente por mi blusa y mi faldón, entonces tímidamente me acoplo al resto de personas que también acaban de pasar por inspección.
Ya formado la cantidad de mujeres que debería tener un grupo, seguimos a la oficial mientras en nuestro trayecto las voces de los hombres alrededor comienzan a silbar y a fastidiar, aquí no suelen tener muchas visitas femeninas y por eso pienso que andan muy alterados hormonalmente.
Hoy es la primera vez que vengo aquí y aunque mis padres estaban preocupados, a última hora entendieron mi deseo.
Ver algunos rostros aterradores me cohíbe un poco, pero no me importa si significa que al final veré a Maycol.
Maycol Bradwy es una persona muy allegada a mí, es mi hermano mayor, y aunque no tengamos lazos sanguíneos ni el apellido, nos criamos juntos desde pequeños como tal.
Maycol siempre fue un loco bribón, le gustaba divertirse mucho con sus amigos y hacer disturbios en las fiestas con las chicas. ¿Y como no? Sí, tengo al menos que admitir que es muy guapo y que cualquiera que pase por su lado se derrite en cuestión de segundos, menos yo claro, porque ante mis ojos es solo mi fastidioso y odioso hermano.
Su historia es algo increíble de contar, mis padres lo acogieron en casa cuando tenía 11 años, yo apenas llevaba cumpliendo 8 cuando lo conocí.
Él en realidad no es una persona normal como nosotros, originalmente proviene de la clase alta, es extraño, ¿cierto? Su historia es como de película, quiere decir que Maycol nació con una cuchara de oro en la boca. Sin embargo, un día lamentable llegaría a su vida cuando sus padres fallecerían en un accidente quedándose completamente sin nadie a su lado; increíblemente su familia era conformada solo por 3 personas, él y sus padres, por ende, no tenía otros familiares cercanos a quien podrían dejar a su hijo en confianza, entonces pasaría algo imprevisto que no vería venir mi madre.
En el testamento Bradwy los padres de Maycol decían que, si en cualquier momento les sucedía algo como si supieran que su partida llegaría, mi madre quedaría a cargo de su hijo hasta que tenga la mayoría de edad en la cual él pueda reclamar su herencia. Mi madre sin pensarlo mucho aceptó, por su puesto, había conocido a aquel niño desde que nació, porque ella era parte de su vida, era su nana.
Los abogados le pasaban una pensión por él y de esa forma se mantuvo hasta los 18 años.
En el inicio a Maycol le costó un poco acoplarse a nosotros, pero al final lo hizo bien y nos volvimos una familia muy unida. Ese tonto ni bien se acostumbró a mí, me hizo la vida constantemente de cuadritos por mi forma de ser callada y por la forma de vestirme, pues como ahora, siempre me ha gustado utilizar ropas holgadas y sueltas.
Mi vida no ha sido muy interesante que digamos, o bueno si, si te gusta escuchar experiencias lamentables.
Yo suelo ser como se podría decir, ¿una hippie?, o al menos así me dicen todos debido a que me gusta utilizar faldas largas y de colores, jeans extremadamente sueltos y cómodos. No comprendo, porque se burlan, si para mí es una ropa muy linda, me encanta sentirme siempre relajada con este tipo de prendas, por eso las utilizo. Tampoco soy nada linda como para mostrar algo de belleza, así que solo vivo como puedo en mi ambiente.
Siempre he sido muy reservada y alejada de las personas, prefiero tener mi mundo sola a que darles la oportunidad de tomar la primera característica mía para burlarse, lo digo porque me pasó incontables de veces en el pasado, me decían el bicho raro. Sin embargo, para mí, Maycol era el único privilegiado que podía molestarme, porque sabía que lo hacía solo para hacerme reír, sin ninguna intención maligna por agredirme como los otros.
Mi propósito era claro, solo me gustaba la paz, no obstante, aun manteniéndome a la distancia de todos, las burlas e insultos de las personas a mi alrededor era lo mismo, quiere decir que mi aislamiento era completamente en vano.
Recuerdo que por ello incontable de veces mi hermano se peleó en la escuela secundaria y en la Universidad solo por defenderme, aunque ahora que me quedé sola, ya nadie me molesta y me ignoran, parece ser que le tienen miedo después de haber regalado muchas golpizas por toda la Universidad.
Ante todo el mundo él, fue visto como el sexy chico malo y rebelde, chaquetas de cuero negro, jeans rotos y todo tipo de moda cool, eran su tendencia diaria. Era una bomba, sus ojos marrones profundos, cabello oscuro, mentón fino como de un ángel y nariz bien perfilada, sin olvidar los detalles del pequeño arete en la oreja y otro que conllevaba en su labio, lo hacían completamente una locura de existencia varonil para las chicas.
Nada salió como él lo esperaba, al llegar a la mayoría de edad debido a su comportamiento inadecuado, el administrador y abogado de su familia, dio determinado de que no podría adquirir su herencia al menos después de graduarse de la Universidad; él decepcionado tiró todo al abandono, como dije, era un completo rebelde y un dolor de cabeza para mis padres, pero aun así ellos lo amaban, trataban de entender su actitud de incomprendido.
Pese a su comportamiento excesivo, en el exterior era muy amoroso y divertido en casa, como expliqué hace un momento con nosotros era él mismo, sin ninguna careta y continuamente vivía demostrándonos su abierto amor hacia nosotros.
Todo cambió y nos llegaría la tristeza en casa, tres meses atrás en la que el tonto un día en una fiesta de la Universidad en la que todos hicieron un desmadre, la policía los encontraría con una alta cantidad de Marihuana y cocaína. Al idiota justo lo atraparon con el motín, él les dijo que no era suyo completamente sumergido en estas sustancias, por ello no lo creyeron, y es obvio, la mayoría de los culpables se muestran de la misma forma o dicen lo mismo.
Lo peor de todo es que sus amigos le dieron la espalda cuando declararon, me comentó que uno de ellos para librarse, fue el que lo culpó. ¿Y saben una cosa? Le creo. Maycol nunca ha sabido mentir en la vida, conozco cada faceta de él. Será un demente extrovertido, pero jamás se metería en negocios ilícitos, al tonto lo sentenciaron por su tonta cabeza de andar con gente que no debía.
—Les advertimos a todas que, cualquier acto sospechoso serán retiradas del salón de inmediato y serán suspendidas por tres meses las visitas a la persona a quien están visitando. —la voz de la oficial me despierta de mi raciocinio.
Todas asentimos con conciencia, mientras estamos en una fila a punto de ingresar a un enorme salón, donde hay mesas largas y anchas, en el cual los reos esperan sentados a sus familiares.
—¡Morelia! —grita el alto morocho poniéndose de pie con su uniforme naranja, bividí blanco y su camisa amarrada a su cintura de forma relajada.
Mis lágrimas comienzan a fluir y corro al mismo tiempo que él, para fundirnos en un abrazo.
—Te extrañé no sabes cuanto —me dice apretando mi cuerpo en los aires sin poder chocar al suelo, mientras me da vueltas.
—Maycol, despacio que mis anteojos saldrán volando. —le digo entre sollozos y él se detiene, me baja y sosteniéndome de los cachetes con sus manos, me da un beso en la frente. Yo le regalo una sonrisa y acomodando mis lentes movidos, tomamos asiento juntos.
—¿Cómo están todos? —me pregunta intentando mostrar tranquilidad.
—Bien. Mamá y papá te extrañan mucho. —le comento.
—Yo también —agacha su mirada triste, yo extiendo mi brazo y aprieto su mano queriendo darle confort —espero todo esto pase pronto —me dice y asiento.
—Verás que todo se resolverá cuando encuentren a los culpables —le digo algo molesta por la situación.
—¿Morelia tú si me crees verdad? Realmente no fui yo, yo… yo no sabía que ellos tenían esa alta cantidad de drogas en la casa. —asiento posicionando mi otra mano encima de la de él.
—Lo sé, sé que lo que me dices es la verdad —le respondo con toda seguridad.
Entramos en una charla intensa sobre el caso, sobre nuestra familia y cosas de la Universidad, cuando de repente mi mente se congela y todo comienza a moverse demasiado lento cuando desde la reja de donde entran los reos, un hombre alto con cuerpo bien proporcionado; cabello negro perfectamente peinado hacia un lado con cara simétrica facial casi perfecta, barbilla ligeramente cuadrada; ojos cafés de forma ovalada; cejas con espesor medio, rectas y con los extremos curvos; nariz delgada de longitud media y respingada, y sus labios intermedios color ligeramente rojos, me hacen de enseguida apretar los míos.
«No puede ser… me enamoré»
Era completamente un adonis en persona, su caminar elegante y distinguida, hacía notar que no era un hombre cualquiera, pese al horrible uniforme naranja, en él, se le veía súper atractivo.
—Se llama Kenny, si es lo que vas a preguntar —me dice mi hermano y yo me ruborizo, al ser tan evidente.
Rio un poco nerviosa y lo fijo muy curiosa.
—¿Lo conoces? —me asiente.
—Sí, aunque indirectamente. Él es muy conocido aquí y también fuera en el ámbito empresarial, es uno de los herederos de una de las familias más reconocidas del país, la familia Stewart, ellos manejan aquella empresa de automóviles de última generación, ya sabes, la que está de cabeza predominante en toda América.
—¿Enserio? —Me sobresalto un poco demasiado sorprendida.
«Un hombre así, ¿Qué habrá hecho para estar aquí?»
—Por lo que tengo entendido, lo sentenciaron desde hace un año por lavado de dinero, nunca he cruzado palabras con él, pero por lo que dicen, es un tipo muy altivo con las personas y suele siempre estar solo.
—Vaya… quien lo diría, y se ve tan, pero tan… normal, por no decir también guapo, que no pareciera que haya hecho ese tipo de cosas —lo que pensaba se me escapa a altavoz y Maycol me tira un pequeño golpe en mi frente con su dedo.
—¿Qué haces viendo hombres que casi te doblan la edad? —Yo niego.
—No creo que tenga muchos años, se ve que aún es joven. —Él frunce el ceño mientras regreso mi mirada boba al tipo tan apuesto.
Me quedo viendo que se sienta en frente de una mujer mayor, se asemeja mucho a sus características faciales, así que intuyo que es su madre.
Después de un breve tiempo de conversación parece ser que discuten, cuando de repente veo como la mujer alza su mano y le tira una cachetada.
Me quedo completamente estupefacta al ver que del rostro iracundo del hombre, cae una lágrima con enorme decepción y dolor.
«Dios…»
Todos están concentrados en sus familiares que de la escena nadie se sorprende ni se da cuenta, solo soy yo, la que está impregnada en ellos.
Sigo detallando disimuladamente mientras Maycol me sigue hablando, el chico le dice unas palabras y poniéndose de pie, se retira con aires fríos, mientras la mujer se levanta y también se va hacia la otra dirección sin ninguna expresión en su rostro.
«¿Qué habrá pasado?», me quedo pensativa, nunca había visto a un hombre llorar aparte del tonto de Maycol y por alguna razón se me ha arrugado el corazón.
—¿Seguirás viendo a otro tipo? ¿O te fijarás en mí? —La voz de Maycol regresa a mis oídos de la lejanía, dirijo mi vista a él y se cruza de brazos con su rostro enojado.
Y lo conozco entonces antes de que comience con algún regaño, me pongo de pie y sentándome a su lado aun con un extraño revoloteo en mi corazón por lo que vi, entrelazo su brazo y le digo:
—Hermano… creo que te visitaré más seguido.
«Porque acaba de nacer mi primer platónico amoroso, no sé, pero algo me dice que hay mucho más por descubrir"
°Narra Morelia Dalas°¿Alguna vez se han enamorado con solo ver a una persona, sin conocerla? Quizás en el autobús, en el metro o tal vez por la calle. Sin embargo, una vez que desaparece de tu mirada, él o ella, sigues con tu vida sin saber si lo volverás a ver. Analizando cálculos lo único que te queda es solo un 15 por ciento que algo así suceda. Pero conmigo eso fue diferente, yo sabía donde se encontraba y donde lo volvería a ver, aunque también comprendía que no podría hablarle o acercarme nunca.Su bello rostro no ha salido de mi cabeza desde aquel día, estoy segura de que tiene muchas cosas misteriosas, pero fuera de eso, desprende algo que me hace sentir muy curiosa sobre él. Nunca me he equivocado en leer los gestos de las personas, este hombre era especial, y se me encoge el corazón recordar que en sus duros gestos reflejaba mucho dolor y sufrimiento.He ido ya tres veces a visitar a mi hermano, pero lamentablemente no lo h
~AÑOS DESPUÉS…~ °Narra Morelia Dalas° —Morelia, ¿quieres que regrese más tarde por ti? —Me dice mi hermano, en tanto se detiene afuera del edificio en donde vive mi amiga. —No… no te preocupes, yo cogeré el bus de regreso. —Le respondo saliendo de su auto. —Pero… —Me asomo a la ventana y le digo: —Tranquilo Maycol, estaré bien, tú apresúrate en ir a la empresa, sino el abogado Vicente se volverá loco. —Tienes razón, aunque ya no me preocupo mucho, ese señor renegón no podrá controlarme más.—Reímos juntos. —Se nota que lo quieres, no le hagas sulfurar, ya está anciano y se vaya a ir por tu culpa. —Bromeo y me asiente sonriente comprendiendo lo que trato de decir. —Si lo sé, debo ser responsable para no darle dolores de cabeza, el tío Vicente ha sido demasiado bueno conmigo, y en gran parte, he seguido adelante gracias a él, y claro, también gracias a ustedes... —Me toma de la ma
°Narra Morelia Dalas°—¡Morelia…! ¡Morelia! —replica Lilian, tronándome los dedos enfrente de mi rostro, para lograr regresar de mi desconcierto.—¿Ah…?—Morelia… —Lilian se posiciona en frente de mí–, hace rato estás completamente ida, amiga. —Agito mi cabeza tratando de desatontarme y me percato que ya estamos fuera del edificio.—Lo lamento, estaba pensando en algunas cosas.«El rostro de Kenny no sale de mi mente, ¿era real? ¿O simplemente aluciné?», pienso.—Te venía diciendo, sobre si comer en este restaurante que me sale en Google maps. —Posiciona el celular a centímetros de mi rostro para constatar el lugar–. Como ves, se encuentra a unas dos cuadras de aquí, parece ser que no venden platos caros ni baratos, así que me brind
°Narra Morelia Dalas°—Yo… yo… —comienzo a titubear.—Ah… ahora recuerdo, fue en el restaurante del miércoles —me sonríe.«¿Él… él ahora puede sonreír de esa forma?»—La vi con su compañera, la señorita que tuvo la entrevista conmigo.—Ah… sí. —asiento, me refleja su sonrisa amigable de nuevo y siento como por dentro todo se me derrite.—Bien, prosigamos. Dígame, Señorita Dalas (…)Me quedo contemplándolo, y siento tan relajante cada palabra que van saliendo de sus labios. Su forma tan elocuente y bien pronunciada al hablar, endulza mis oídos locamente. Esa voz gruesa… esa voz bien tonificada, estaba hablándome más de la cuenta. Estoy escuchando, más de aquellas cinco palabras que cruzamos dur
°Narra Morelia Dalas°Con los ánimos por encima, con un suspiro me adentro al edificio y saludando a los vigilantes tomo emocionada el ascensor. Llego al séptimo piso y al abrirse con el primero que me cruzo es Adam, ajá, el curioso pelirrojo con quien pase vergüenza alguna vez a causa de mi amiga Lilian, él resultó ser un trabajador de aquí y nos reconocimos en el primer día de trabajo. Aún recuerdo ese día cuando conocí completamente aquí por primera vez.___________________FLASHBACK—Buenos días, Señorita Dalas.—Buenos días. —le correspondo el saludo a la secretaria.—Yo me llamo, Caroline y será un placer trabajar juntas. —me ruborizo un poco y mostrándome amigable, respondo.—El gusto es todo mío, por fa
•Narra Kenny Stewart•~Dos meses atrás…~La vida... es como una alocada montaña rusa. A veces avanzamos a velocidad y a veces lentamente. Todo transcurre depende del momento, depende de la altura en la en que estamos por caer, quiero decir, depende de la situación en la que te encuentras inesperadamente.En ese punto arriesgado solemos tomar las buenas decisiones o tal vez, las malas.En mi caso,fueron todas malas, y fueron demasiadas, que incluso destruí hasta mi propia reputación y humanidad.Hace unos años atrás, antes de salir de la cárcel, era el Villano de una trágica novela de amor, era el hermano del protagonista a quien por mis celos absurdos de poder, logré hacerle mucho daño junto con mi madre para poder quedarme con todo lo que creía me pert
•Narra Kenny Stewart•—Gracias —le digo al chofer, mientras salgo cerrando la puerta de la limusina y admiro el enorme casino en frente de mis ojos.—¿Señor Stewart? —una señorita en uniforme se me acerca en la entrada y asiento— Bienvenido, por favor sígame.Sigo sus pasos y cruzamos las máquinas de juegos, pasamos por el lado Vip en dónde mi sola presencia atrae las miradas de muchos.«Hay algunos rostros conocidos aquí»Yo sin temor camino con mi barbilla en alto con mi mismo semblante elegante, sin mostrar ninguna intimidación. Porque seré una persona sin dinero, pero tengo mi orgullo y estoy satisfecho con lo que he logrado hasta el día de hoy.—Kenny… Kenny, Kenny —Weber en traje blanco se acerca a mí y me da un saludo hipócrita, palmoteando mi espalda —mi amig
&&&&&&&&&&&&&&•Narra Kenny Stewart•*ACTUALIDAD*Blanco y negro… ¿Se suele diferenciar? Claramente sí, son tonos muy diferentes, entonces cuando eres la combinación de ambos y te vuelves gris, ¿puedes volverlos a separar?Claro que no.De igual forma soy yo, quizás mejoré mi comportamiento hacia las personas y soy más considerado. Sin embargo, lo negro y oscuro sigue combinado en mi vida. No soy blanco ni negro, no soy bueno ni malo, simplemente soy ambos...Me quedo viendo al frente confundido y solo hay oscuridad, cuando de repente una puerta se abre e intento caminar hacia ella para salir de este vacío en donde no hay absolutamente nada.—Bastardo… me traicionaste… —me detengo en seco, al aparecer mi madr