Bruno cerró la puerta del salón detrás de ellos, dejando a Luca con Lorenzo, y guio a su madre hacia dentro de la casa.Ángela caminaba como si su cuerpo flotara, apenas tocando el suelo, con la mirada perdida en el vacío y una rapidez que a ella misma la impresionó.—¿Puedes explicarme qué es todo esto, Bruno? —preguntó al fin, con la voz tensa y casi cortante cuando se detuvo.—Tranquilizate primero —Bruno alzó la palma—. Siéntate…Ella le hizo caso, pero negó todas las veces.—Es imposible que reciba esta noticia sin más. ¿Qué es lo que realmente está pasando, Bruno? —Bruno se sentó frente a ella y tomó sus manos para besarlas, pero ella continuó—. Además, ¿cuánto tienes sin venir? Ocultándote de nosotros como si…—Mamá, respira —sus ojos se nublaron mucho haciendo un puchero.—¿Respirar? Hijo…—Es mi hijo, mamá —dijo simplemente, mirándola de frente—. Luca es mi hijo.Ángela negó con la cabeza varias veces, incrédula, llevándose una mano al pecho.—Pero… ¿Cómo? ¿Por qué nadie lo s
Melissa vio cómo Luca se quedó profundamente dormido y tomó su celular cuando una llamada de Daniela vibró en la pantalla, sin embargo, este no era el momento para hablar.Cerró la puerta de la habitación de Luca, y luego caminó hacia el ventanal desde el que se veía el jardín. Era una gran vista, y una bella casa. Pero estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no notó que Bruno había llegado a la habitación. —¿Estás bien? —preguntó con suavidad, acercándose por detrás y posando una mano en la cintura de ella.Melissa saltó un poco, pero dejó que sus manos la envolvieran.—Sí… sí, solo estoy digiriendo todo —respondió ella con una media sonrisa—. Es una historia fuerte, Bruno. Él… él es tan pequeño, y todo esto es tan grande.Ella se giró y Bruno respiró hondo, rodeándola con ambos brazos.—Lo sé —murmuró en su oído.—¿Sabes la magnitud y el peso que llevará Luca? Tu abuelo ya lo tilda como el heredero, y es tan… Dios, me da miedo por él.—¿Crees que sería mejor si se supiera to
El sol apenas comenzaba a elevarse cuando Melissa abrió los ojos. Aún estaba enredada entre los brazos de Bruno, y por un instante, se permitió disfrutar del calor de su cuerpo, de la respiración acompasada de él, pero no duró mucho.Recordó lo que sucedería esa noche, y el peso de la verdad volvió a caerle encima como una losa.Se levantó con cuidado, sin despertarlo, y caminó hacia el espacioso baño para lavarse los dientes y mirarse al espejo.La mansión se estaba preparando algo grande y decidió de último momento darse un baño con agua tibia que le relajara los músculos. Después de al menos media hora, estaba fuera y escuchó las risas. Luca estaba en la cama de Bruno, pidiendo que quería ir a jugar a afuera, mientras Bruno se quejaba sin querer abrir los ojos.—¡Buenos días! —Luca fue el primero en girarse con su saludo—. ¿Quieres ir afuera a jugar?—¡Siiii!Luca se bajó rápidamente como un rayo, y Melissa se rio cuando Bruno unió sus manos como si le agradeciera con la vida que
Después de salir de su escuela, Daniela inmediatamente corrió al trabajo y ya estaba sin aliento cuando llegó. Pero, aun así, ella se puso a trabajar sin descanso porque necesitaba el dinero para juntarlo con su madre, y sobrevivir de alguna manera.Porque eso es lo que estaban haciendo desde que tenían existencia.Desde lejos podía ver a su madre, que también trabajaba en el mismo lugar, pero a diferencia de lo habitual, hoy se veía llena de energía y con una sonrisa en la boca. Algo que le hizo fruncir el ceño y pensar.Finalmente, al terminar la jornada laboral, la madre llamó a Daniela para comenzar a irse del lugar, tomando sus abrigos y le dijo durante el camino:—Mi Dani, hoy será el último día de nuestra pobre vida. A partir de mañana nuestras vidas cambiarán drásticamente, y te gustará —le afirmó con una sonrisa en el rostro y con mucha seguridad en su voz.—¿Qué? —Los ojos de Daniela se abrieron.—Ya lo verás, tengo un novio rico y nos vamos de España mañana mismo.—¿Qué? Ma
Daniela seguía mirando al alto y enorme techo de una habitación, que ahora dijeron era suya. Sin embargo, ella sabía que nada de aquí le pertenecía.Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y gimió un poco tomando la sábana para ponérsela en sus brazos. Ni siquiera conocía a la mujer que tenía por madre, ni sabía lo que estaba pensando para meterse en una familia tan extraña.Ya estaba claro que ese hombre tenía varias mujeres, como un harén al estilo americano. Era polígamo, algo que ni siquiera sabía era legal en este país o no. Ni que iba a ocurrir mañana o pasado, entonces, cuando quiso sollozar, recordó las palabras del hombre.“Piscina, internet, todo lo que quieras… está a alcance a partir de ahora”Daniela se quitó la sábana de encima y buscó su celular, para conectar el internet revisando sus mensajes rápidamente.Javier: Dani, ¿qué ha pasado?Las lágrimas corrieron aún más, cuando siguieron llegando los mensajes.Javier: ¿Cómo que se irán? ¿Dónde estás? ¿Daniela?El
—¿Estás tan desesperada por salir de aquí que pides ayuda al primero que encuentras? —preguntó el hombre con una dureza que la hizo estremecer.—No es desesperación… —respondió ella, con un tono tembloroso pero decidido—. Prefiero irme con el hombre que me defendió, que quedarme aquí.Él la observó en silencio, como si estuviera evaluando cada palabra, cada gesto.—Bien, pequeña turista —dijo con sarcasmo.Sin darle tiempo a procesar lo que acababa de decir, el hombre se giró y comenzó a caminar hacia un auto que parecía preparado para él, abriéndole la puerta trasera, dejando una estela de su aroma amaderado y fuerte.Después de cerrarle la puerta, rodeó el auto para sentarse al volante.—¿Cuál es tu nombre? —preguntó ella mientras él arrancaba el motor.—Eso no importa —todo su cuerpo se estremeció. Sus piernas y muslos estaban expuestos con el vestido corto, mientras el brazo del hombre la rozaba algunas veces—. ¿Sabes siquiera a dónde puedo llevarte?Daniela negó lentamente.—No —
Había un pitido en sus oídos, un tintineo en su cabeza por algunas copas que tomó, y un ceño fruncido cuando intentó abrir los ojos.Daniela se removió en la cama, una cama que estaba frente a un enorme balcón, con una impresionante vista, y luego hizo un gesto lastimero, llevando la mano a su centro.Por un momento todo vino a su cabeza de golpe, y se sentó rápidamente, tomando las sábanas en sus manos y mirando a todas partes.Toda su ropa estaba en el suelo y sus sandalias, pero no había rastros de aquel hombre, ni ninguna de sus prendas.—Oh Dios… —Daniela se levantó, girándose a todos lados y comenzó a colocarse la ropa. Se hizo una coleta en el cabello y caminó por toda aquella planta hasta detenerse bruscamente frente a aquel piano.Miró con horror la sangre seca en las teclas, y allí mismo una nota.“Extranjera, sé que no tienes dinero, así que te dejé un poco”Daniela arrugó la nota en su mano pasando un trago y vio sobre el piano un fajo de dinero. Uno muy grueso con billete
El aire en la mansión Vanderbilt estaba cargado de tensión. Daniela sintió cómo sus piernas temblaban, y sus pies se congelaron al instante en el suelo, incapaces de moverse hacia su madre o siquiera mirar al hombre que, en un giro inesperado del destino, ahora era su hermanastro.El hombre oscuro se quedó allí de pie mirándola, imponente y perfectamente a la altura de las expectativas de cualquier ojo. Su mirada ahora era tan fría como el hielo, pero con un sutil destello de diversión que le heló la sangre.—Daniela, saluda —Marcela tuvo que entrar en escena ante su congelamiento, y cuando ella abrió sus labios, Víctor sonrió diciendo:—Mi nueva hermana… —Titus le sonrió a su hijo y trató de alcanzar su hombro.—Mi hijo es maravilloso, Daniela, seremos una gran familia, y créeme que él podrá enseñarte todo lo que necesitas saber para entender este mundo.Daniela no entendió si era una advertencia en este punto. Lo único que podía pensar y sentir, era un nudo que se le había formado e