—Veo que es usted una persona muy perceptiva, señorita Anderson —el señor Roberts tenía una expresión de admiración en su cara— Y también es muy franca y sincera, eso habla muy bien de usted, pero…
—Ya no tengo chance de que me contrate, ¿No? —cortó al señor Roberts, no quería darle largas a la entrevista si la iban a rechazar de plano por su franqueza.
—Al contrario, mi querida jovencita —el señor Roberts sonreía con sinceridad, admiraba a esa niña, y por lo que veía, en su amplia experiencia trabajando con personal, era muy capaz de resistir el mal carácter y amargura del señor Hamilton y aún de darle alguna lección, era muy inteligente y aunque a primera vista se veía muy tímida se notaba que tenía un carácter firme que la hacía capaz de superar su timidez para volverse frontal y abierta con cualquiera, ahora entendía las altas calificaciones y la recomendación impresionante que le habían dado en J. P. Morgan—, Creo sinceramente que usted es la persona idónea para este puesto.
Ahora fue Rachel la que se quedó sorprendida y sin habla, ¿Le estaban diciendo que el empleo era de ella? ¿No tendría que competir con alguien más para el puesto? Este trabajo se notaba que era mucho más importante que el que había tenido durante su pasantía en J.P. Morgan. Ser asistente del CEO era algo demasiado importante y con muchas responsabilidades, pero por lo que le estaba diciendo el señor Roberts el empleo no iba a ser fácil… nada fácil de hecho.
—¿Eso quiere decir que estoy contratada? ¿No es una entrevista preliminar? —preguntó con algo de ansiedad en la voz.
—Pues no, señorita Anderson —el señor Roberts sonrió condescendiente, la chica era muy joven y sin mucha experiencia pero le sobraba inteligencia y carácter— Desde que mandé a que la llamarán el puesto ya era suyo y el motivo de la entrevista era para formalizar el contrato y… esto es importante… si está dispuesta a enfrentar el reto. ¿Lo está usted?
Rachel solo lo pensó durante unos segundos, aún no le decían su salario pero al saber que la aceptaban por su valía era algo tremendamente satisfactorio, su pecho se hinchó de orgullo.
—Lo estoy señor Roberts —dijo con toda seguridad y aplomo— Estoy dispuesta a enfrentar el reto e intuyo que éste no será sencillo, en particular por el carácter de mi jefe y por sus prejuicios, entre otras cosas.
—Está usted muy clara, estimada joven —el señor Roberts estaba particularmente satisfecho— Es usted lo suficientemente inteligente y capaz para ese puesto, eso lo sé solo con ver sus notas y la recomendación de una gran empresa, pero como bien dijo: El carácter del jefe es el obstáculo a vencer, pero confío que su eficiencia sea suficiente para contrarrestar ese aspecto personal.
Rachel estaba sumamente contenta, tenía un empleo que envidiarían muchas personas y que otras tantas harían cualquier cosa por conseguirlo, mejor no podía ser para ella, se decidió a preguntar por el horario y por su salario, aunque no esperaba ganar mucho porque no tenía mucha experiencia laboral.
Cuando el señor Roberts le dijo que su horario era normal de oficina, pero que probablemente tendría que hacer horas extras, que serían muy bien remuneradas, por el tipo de trabajo y su nivel de importancia. Y lo que más le sorprendió fue el salario, cuando Roberts se lo dijo no pudo evitar un pequeño grito de sorpresa que trató de apagar colocando su mano sobre la boca.
—Eso es bastante más de lo que gané en seis meses de trabajo en mi empleo anterior —dijo con inocente franqueza— Es fabuloso —terminó diciendo muy entusiasmada.
—Me alegra que le guste —dijo Roberts recostándose satisfecho en su asiento— Debo confesarle que esto casi me cuesta el empleo, el señor Hamilton estaba muy molesto porque no conseguíamos a alguien que cubriera todos los requisitos que pidió, pero luego me pidió al mejor y sin duda usted lo es, señorita Anderson.
—Se nota que mi futuro jefe es bastante duro —dijo con una expresión que no era para nada de preocupación o temor, sino más bien de determinación— Pero sí desea que el trabajo se haga bien entonces yo sé cómo hacerlo.
—Ese es precisamente el problema que ha tenido el señor Hamilton —le dijo Roberts confidencialmente— Nadie ha dado la talla en ese puesto y las secretarias y personal del área de presidencia no llenan, por completo, las expectativas del señor Hamilton.
El señor Roberts tomó un gran sorbo de aire y continuó explicando la idea general para que Rachel lo entendiera.
—Es mucho más exigente que su padre, pero ha llevado la empresa a niveles que nadie antes había hecho que alcanzara, ni siquiera el viejo Hamilton, quien es muy eficiente también. Pero tiene un severo problema de carácter que juega en contra de él mismo. —terminó diciendo.
—Entiendo, señor Roberts —dijo Rachel recuperando su sonrisa y buen humor— Mientras celebraré haberme ganado el puesto, después de mañana veré si no tengo que arrepentirme de haberlo buscado —dijo riendo un poco.
—Esperemos que no sea así —le dijo con calidez— Creo que usted es la persona idónea para el puesto —luego bajó el tono de voz mientras se inclinaba hacia adelante con gesto de confidencialidad— Si se ve muy presionada puede venir a hablar conmigo, eso la ayudará.
—Muchas gracias por la confianza, señor Roberts —le dijo con agradecimiento genuino— No voy a defraudarlo.
—Sé que no lo hará —le dijo sonriendo— Bien, podemos dar por terminada la entrevista. Mañana comenzará usted, ya le mandé a preparar su credencial y el carnet de la empresa que le dará los accesos a los lugares que me necesite, hay sistemas electrónicos avanzados que le permiten acceso a las puertas por las que necesitará pasar.
—Gracias señor Roberts —le dijo Rachel mientras se levantaba de su asiento y estrechaba la mano del jefe del departamento.
—No, gracias a usted —le dijo él con franqueza, ella lo había salvado también a él.
Rachel salió de las oficinas de recursos humanos con el pecho lleno de felicidad y contento, aunque no dejaba de sentirse un poco aprensiva con respecto a su jefe, por el trabajo no se preocupaba, sabía que era una mujer muy inteligente y capaz, también conocía sus habilidades y lo firme que era en sus resoluciones y lo fácil que se le hacía organizar el trabajo sin importar el tipo de presión que tuviera sobre ella. La secretaria la despidió con una sonrisa en la cara, y el asistente, que entraba en esos momentos también le dispensó una sonrisa junto con el saludo. Al menos era una buena señal para ella, aunque las otras impresiones no se le habían olvidado, algunas de las caras que había puesto le indicaban claramente que el trabajo que había ganado no iba a ser nada fácil. Se preguntó cómo sería realmente su jefe, Patrick Hamilton, esperaba que no fuera ni la mitad de amargado de lo que se veía el ejecutivo con el que se tropezó entrando en la empresa, ¡ese sí que tenía cara de in
Rachel se levantó temprano como acostumbraba, a las seis en punto de la mañana. Le gustaba hacer sus ejercicios y luego darse una ducha antes de salir o de ponerse a leer en caso de que se tuviera que quedar en casa. Después de asearse y vestirse salió a trotar por las cercanías de su casa, había un pequeño parque donde daba algunas vueltas hasta que completaba la media hora de recorrido. Cuando regresó a casa su abuela ya le tenía el desayuno preparado, así que se dió una rápida duchja y se vistió para comer antes de irse para el trabajo. Quería estar a tiempo y no iba a darse el lujo de permitir siquiera que un imprevisto le impidiera llegar antes del comienzo de la jornada laboral, la hora de entrada en Hamilton's Corp era las ocho en punto, así que salió a las siete en punto para llegar a las siete y media. El clima estaba bastante frío a principìos de Octubre por lo que ella iba convenientemente abrigada, aunque a ella no le molestaba mucho el frío, en ocasiones salía a correr
Rachel se dirigió a la puerta que decía “Vicepresidencia y Secretaría”, empujó la puerta y ésta cedió sin ningún problema, las luces se encendieron automáticamente y ella pudo ver el amplio espacio donde había varios cubículos, distribuidos en el centro de un espacio casi circular, había unas cinco estaciones de trabajo, cada una con un ordenador sobre el escritorio.A la izquierda estaba se veía una puerta que tenía una polaca que decía “Vicepresidencia” y al lado de ésta puerta había otra que decía “Asistente Presidencia” , así que allí era su oficina, se dirigió hacia ella, pero no sin antes notar que al otro lado estaba una puerta que decía “Presidencia”. Eso quería decir que el señor Hamilton podía entrar directamente a esta oficina sin salir al pasillo exterior de recepción.Al empujar la puerta, ésta no cedió, intentó mover la manilla, pero esta no cedió ni un milímetro. Trató de ver si había una placa como la del ascensor, pero no se veía ninguna, entonces recordó las llaves q
Al escuchar el nombre del señor Roberts la mujer suavizó el rostro pero no abandonó del todo su postura nerviosa, pero se relajó un poco.—En verdad tiene que disculparme, señorita Anderson —le dijo con acento tímido— pero es que las personas que han pasado por aquí en los últimos tiempos no eran muy amables —esto último lo dijo bajando un poco la voz mientras miraba con algo de nerviosismo hacia la puerta que daba hacia la oficina de presidencia.—Está bien y te entiendo, pero quiero que sepas, tú y todas las chicas, que yo no soy así, ¿de acuerdo? —le dijo tratando de infundirle confianza.—Está bien, señorita, pero el último asistente era un señor que no se veía tan severo, pero creo que terminó muy mal de los nervios por… —titubeó unos segundos y tragó grueso, luego bajó la voz tanto que casi no se le oyó lo que decía— el trato del señor Hamilton —cuando dijo esto sus ojos se llenaron de miedo y miró de nuevo a la puerta de presidencia — Al principio se veía normal, pero luego se
—¿Me nombró alguien? —la voz masculina y de tonos graves se escuchó justamente a su espalda, a Rachel se le erizaron todos los vellos de su cuello y brazos. ¡Patrick Hamilton estaba detrás de ella! Ella sí notó que cuando estaba diciendo las últimas palabras dos de las chicas habían mirado sobre su hombro y abrieron los ojos un poco más, pero no les había hecho mucho caso. Menos mal que no había dicho nada inapropiado, pero la sorpresa no era agradable. Ella no volteó al instante sino que se fue volteando poco a poco mientras tomaba aire y se preparaba para cualquier cosa, el rubor sí que no podía evitarlo, miró al hombre de rostro adusto y severo, pero en esos momentos tenía algo parecido a una sonrisa irónica en los labios. —Yo lo nombré, señor Hamilton. —Ya lo noté —dijo un poco cortante— Así que usted es la maravillosa Rachel Anderson —mientras lo decía la miró de arriba a abajo, una mueca se marcó en su rostro, quizás al notar que ella era muy hermosa y de buena figura, justo
Ahora al que le tocó ponerse pálido fue a Patrick Hamilton. La chica se había dado el tupé de devolverle el golpe con una maestría increíble y éste no lo encajó muy bien que digamos, porque le recordó al par de mujeres que le habían destruído por dentro hacía varios años y que lo habían dejado como vacío por dentro, en especial con respecto al amor y las relaciones amorosas.La ira se le reflejaba claramente en el rostro, pero para sus adentros tenía que reconocer que la chica había estado en su derecho, él la había ofendido primero y tal vez por lo magistral de la respuesta fue que se dió cuenta de cuán ofensivo había sido su comentario. También tuvo que reconocer que delante de él estaba una mujer muy inteligente y eso le gustó, pero al mismo tiempo detestó a Rachel Anderson porque lo hizo sentir algo de admiración por ella, cosa que no se había permitido en los últimos once años.Ahora Patrcik Hamilton respiró hondo para no seguir en modo beligerante, y lo hizo varias veces hasta q
Esa pregunta hizo que Rachel le contara todo lo que había estado revisando en la mañana junto con su secretaria, aunque no tenía anotado nada, ni tampoco estaba al frente de su computadora, pudo citar, casi sin equivocarse u olvidarse de algo, todos los puntos que sabía que estaban pendientes por atender.Incluso algunos de ellos habían hecho que él estallara en un arrebato de ira contra las secretarias porque éstas no habían podido organizar nada como él les había pedido, incluso se podía decir que ella tenía más conocimiento que él de los asuntos que normalmente trabajaba vicepresidencia.—También tendrá que asignar un ejecutivo para que se encargue de dos asuntos que si bien no son graves, sí que requieren de atención por alguien capaz de resolverlo en los mejores términos —le dijo como sugerencia.—¿De cuáles asuntos me está hablando, señorita Andreson? —le preguntó frunciendo el entrecejo.—Uno es con la empresa MediCorp, sobre la importaciones que estaban pendientes por entregar
—Bien —y con esa corta palabra dio por zanjada cualquier discusión, diferencia u oposición a lo que había decidido— Llamaré en este instante a Roberts para notificarle, luego irá a recoger sus credenciales para poder acceder a los sitios que necesitará como vicepresidenta, espereme un par de minutos —le dijo acompañando las palabras con un expresivo gesto.Rachel todavía estaba un poco sorprendida de lo que había hecho Patrick Hamilton, sin embargo la decisión le pareció apropiada en las circunstancias actuales, puesto que ella ya había identificado el problema y visualizado las soluciones y resuelto lo que se tenía que hacer.Eso le demostraba a ella que Patrick Hamilton no era ningún loco, y que era hábil a la hora de tomar decisiones puntuales en la empresa. Recordó también que había escuchado a varios decir que la empresa había alcanzado cifras históricas en ingresos gracias a sus firmes y acertadas decisiones en los negocios.Esa era una de las cosas que más admiraba en un hombre