Patrick alcanzó a su esposa en la puerta del ascensor y la abrazó cuando llegó hasta ella.—Excelente primer round, amor —le dijo con una enorme sonrisa de satisfacción en su cara— Eso fue impresionante.—La verdad es que no fue tan difícil —le dijo ella, sonrojada de la satisfacción— La cara de imbécil me lo dijo todo.—No sabes la satisfacción que me diste —le dijo con el orgullo reflejado en su cara— ¡Me encantó!—Gracias —le dijo recostandose de su pecho— Estaré atenta.En eso se abrió la puerta del ascensor.—Vayamos al segundo encuentro —dijo él riendo, y ambos entraron en el aparato.Cuando salieron, Patrick se orientó por los números de cuarto sin mucho problema, cuando llegaron a la puerta del cuarto marcada con el número 43 se detuvo y la miró.—¿Lista? —le preguntó.—Por supuesto —respondió ella con seguridad.Entraron y vieron a una enfermera que le arreglaba las almohadas a Ivonne y luego recogía una bandeja con las medicinas y se disponía a abandonar el cuarto.Ivonne vo
—Pues no la iba a dejar amenazarme sin que yo le respondiera —le dijo con las cejas fruncidas, como pensando profundamente lo que decía— Tu madre es una mujer malvada, Patrick, me recordó a una serpiente, la primera vez que vi una en el zoológico me produjo la misma repugnancia y desagrado que he sentido hoy ante tu madre.—Sí, Rachel —dijo con algo de tristeza en la voz que no le pasó desapercibido a Rachel— Ella es muy mala persona y sí, yo podría decir que era, es y siempre será una mujer malvada.—No te entristezcas, amor —le dijo ella con toda ternura— Al menos tienes a la Nana que te adora.Patrick esbozó una sonrisa dulce en su rostro y su corazón se reconfortó con esa verdad.—Tienes razón, querida —dijo con mejor ánimo— ¿Qué te parece si vamos a recorrer esta hermosa ciudad y a distraernos un poco antes de regresar a casa?—Me encantaría —le dijo ella con una gran sonrisa en su rostro.Se fueron caminando tranquilamente hasta llegar a la parte comercial de la ciudad que estab
Salieron todos juntos, pero esta vez Erick llevaba a los abuelos en el auto que Rachel le había dejado mientras Patrick y Rachel iban en el auto de Rachel, porque Patrick había mandado su deportivo a la mansión desde que habían llegado al aeropuerto.Cuando llegaron a la mansión los estaban esperando en la puerta de afuera Randall Hamilton y la Nana Emma.Fueron recibidos con toda cordialidad, y eso ya era costumbre, porque después de la boda se habían estado visitando con alguna frecuencia, incluso el viejo Randall había ido a visitar a los abuelos a su casa en tres ocasiones. La camaradería entre ellos era bastante notoria y el ambiente que se respiraba en la casa era de absoluta cordialidad.Se sentaron a compartir alrededor de la piscina que estaba hacia la parte de atrás de la mansión, las mesas estaban llenas de comida y diversos manjares que Erick no dejó de probar hasta que el estómago lo tenía tan lleno que parecía que iba a explotar.Randall Hamilton rió de buena gana cuando
Rachel acababa de vestirse y salía de detrás del biombo que había en el consultorio de la doctora Travers cuando entró una enfermera con los exámenes de laboratorio, su rostro, que había estado bastante serio y profesional dio paso a una suave sonrisa que le distendió las facciones.Patrick estaba callado y un poco tenso esperando a que la doctora hablara, pero ella se tomó su tiempo mientras Rachel se sentaba al lado de su esposo.—¿Y bien, doctora? —le dijo con una sonrisa— ¿Qué es lo que está mal conmigo?La doctora le dedicó una sonrisa suave antes de contestarle.—Pues, realmente nada del otro mundo, mi querida niña —le dijo sonriendo— ¿Estás nervioso, Patrick? —le preguntó mientras lo miraba fijamente, porque él se removía inquieto en la silla.—Pues claro que lo estoy, Leonor —le dijo— Y tú con esa cara de misterio no ayudas a sentirme tranquilo.La doctora rió ante el asombro de Patrick.—Pues no tienes nada de qué preocuparte, sino de los detalles que vendrán —los miró fijame
El ver el rostro de ella y que estaba viva y en forma, tanto como para enviar a dos sujetos que la duplicaban en peso volando por el aire, lo hacía sentirse más tranquilo, aunque corría el riesgo de que le dispararan o algo así, igual no sabía cuántos hombres iban en la camioneta.El helicóptero del FBI descendió hasta casi ponerse delante de la van, pero esta seguía sin detenerse, una de las patrullas había pasado a Patrick pero no lograba ponerse delante del vehículo de los plagiarios.Entonces Patrick tomó una resolución y acelerando su deportivo pasó con facilidad a la patrulla y a la van y se colocó delante, luego fue pisando el freno hasta que la van lo chocó por detrás dañando bastante la carrocería pero a él no le importó, mantuvo firme el volante hasta que hizo que la van redujera bastante su velocidad.El helicóptero les hizo una advertencia de disparo detenidos a pocos metros por encima y al frente de ellos lo que los hizo desistir de escapar, entonces la van se detuvo por
Cuando todos abandonaron la estancia, Patrick, quien se había quedado parado como una estatua de cera, se sentó cayendo, como si sus piernas no pudieran sostenerle. Rachel lo tomó de las manos mientras las lágrimas salían de sus ojos bañando su angustiado rostro. Sus ojos fueron hacia los de su padre que le sonreía levemente, y asentía como para hacerle saber que todo estaba bien. El viejo Randall Hamilton esperó a que él se calmara y luego salió detrás del escritorio y se acercó para abrazarlo. Estuvieron un buen rato abrazados los tres hasta que Randal Hamilton se enderezó y luego tomó una de las sillas y se sentó delante de ellos. —Lamento no haber podido decirte nada, hijo —le dijo con voz tranquila— Pero necesitaba moverme rápido, tuve que reclamar algunos favores para que ayer mismo se aceptara mi apelación ante el tribunal supremo. Tu amigo Steven entregó la confesión firmada de los sujetos, dicen claramente que les ordenaron secuestrarte, Rachel… y… luego matarte después de
Patrick Hamilton entró en la oficina de Recursos Humanos como una tromba, al entrar cerró la puerta dando un fuerte portazo. La secretaria que estaba justo al lado de la entrada pegó un respingo del susto y miró con cara de terror al CEO de las empresas que tenía cara de muy pocos amigos.—¿Está Roberts aquí? —le preguntó a la secretaria con tono autoritario, se le notaba a leguas que estaba de muy mal humor.—S - S - Sí, señor… —dijo titubeante la pobre muchacha— E - está en su oficina.Sin contestar siquiera Patrick se dirigió a la puerta que estaba al fondo de la elegante estancia a paso vivo, abrió la puerta de un tirón y al cerrar la puerta se estremeció de lo fuerte que la había cerrado.A continuación se escucharon gritos amortiguados a través de los paneles que separaban la oficina del jefe de Recursos Humanos del resto de las oficinas. Dos secretarias y un joven asistente que estaban allí se miraron unos a otros con expectación.No era nada extraño para ellos que Patrick Hami
El pobre señor Roberts duró todo ese día revisando un currículo tras otro junto a sus dos secretarias y al joven asistente que trabajaba para él.Fue muy claro con ellos porque sabía que si la furia del señor Hamilton se desataba, todos irían de patitas a la calle, así que ellos se pusieron a trabajar con ahínco, todos los demás asuntos del departamento quedaron relegados hasta que se resolviera este asunto.Otro jefe de departamento le reclamó a Roberts porque aún no le había conseguido un ingeniero que le había solicitado, el hombre le había reclamado por ello y parecía dispuesto a quedarse allí en su oficina hasta que le consiguiera lo que quería, el señor Roberts se limitó a decirle que estaban trabajando duro para conseguir el asistente a presidencia para el señor Hamilton.—Si tú quieres, Ernest —le dijo con toda la intención del mundo— Me puedo poner a trabajar en lo tuyo pero cuando el señor Hamilton me pregunte en la mañana, que qué pasó con su asistente le diré que no lo hic