Cuando todos abandonaron la estancia, Patrick, quien se había quedado parado como una estatua de cera, se sentó cayendo, como si sus piernas no pudieran sostenerle. Rachel lo tomó de las manos mientras las lágrimas salían de sus ojos bañando su angustiado rostro. Sus ojos fueron hacia los de su padre que le sonreía levemente, y asentía como para hacerle saber que todo estaba bien. El viejo Randall Hamilton esperó a que él se calmara y luego salió detrás del escritorio y se acercó para abrazarlo. Estuvieron un buen rato abrazados los tres hasta que Randal Hamilton se enderezó y luego tomó una de las sillas y se sentó delante de ellos. —Lamento no haber podido decirte nada, hijo —le dijo con voz tranquila— Pero necesitaba moverme rápido, tuve que reclamar algunos favores para que ayer mismo se aceptara mi apelación ante el tribunal supremo. Tu amigo Steven entregó la confesión firmada de los sujetos, dicen claramente que les ordenaron secuestrarte, Rachel… y… luego matarte después de
Patrick Hamilton entró en la oficina de Recursos Humanos como una tromba, al entrar cerró la puerta dando un fuerte portazo. La secretaria que estaba justo al lado de la entrada pegó un respingo del susto y miró con cara de terror al CEO de las empresas que tenía cara de muy pocos amigos.—¿Está Roberts aquí? —le preguntó a la secretaria con tono autoritario, se le notaba a leguas que estaba de muy mal humor.—S - S - Sí, señor… —dijo titubeante la pobre muchacha— E - está en su oficina.Sin contestar siquiera Patrick se dirigió a la puerta que estaba al fondo de la elegante estancia a paso vivo, abrió la puerta de un tirón y al cerrar la puerta se estremeció de lo fuerte que la había cerrado.A continuación se escucharon gritos amortiguados a través de los paneles que separaban la oficina del jefe de Recursos Humanos del resto de las oficinas. Dos secretarias y un joven asistente que estaban allí se miraron unos a otros con expectación.No era nada extraño para ellos que Patrick Hami
El pobre señor Roberts duró todo ese día revisando un currículo tras otro junto a sus dos secretarias y al joven asistente que trabajaba para él.Fue muy claro con ellos porque sabía que si la furia del señor Hamilton se desataba, todos irían de patitas a la calle, así que ellos se pusieron a trabajar con ahínco, todos los demás asuntos del departamento quedaron relegados hasta que se resolviera este asunto.Otro jefe de departamento le reclamó a Roberts porque aún no le había conseguido un ingeniero que le había solicitado, el hombre le había reclamado por ello y parecía dispuesto a quedarse allí en su oficina hasta que le consiguiera lo que quería, el señor Roberts se limitó a decirle que estaban trabajando duro para conseguir el asistente a presidencia para el señor Hamilton.—Si tú quieres, Ernest —le dijo con toda la intención del mundo— Me puedo poner a trabajar en lo tuyo pero cuando el señor Hamilton me pregunte en la mañana, que qué pasó con su asistente le diré que no lo hic
La consecuencia fue que su abuelo, después que Erick le contara el asunto, hizo que renunciará a su trabajo, su abuelo era un firme partidario de que las mujeres "estaban mejor en casa"Y aunque ella lloró mucho, y su abuela Amy había tratado de interceder por ella, la decisión del abuelo fué inapelable por lo que al otro día fue a renunciar a su trabajo.Pero ahora se había sentado con sus abuelos y su hermano en la mesa del comedor, ya habían pasado unos cuatro años del incidente en su trabajo. Les dijo claramente que si no la dejaban trabajar se iba a ir de la casa y jamás volverían a saber de ella, que ella era ahora mayor de edad y podía decidir por ella misma.La abuela la miró con preocupación pero orgullosa en el fondo, Erick se quedó con la boca abierta sin decir nada y su abuelo la había mirado con la frente arrugada, pero la quería muchísimo y no iba a dejar que se desapareciera de su vida por eso, su nieta había sacado el carácter férreo de su papá y ahora lo demostraba.E
Cuando llegó al enorme mesón de atención al público dió su nombre y preguntó por el departamento de Recursos Humanos de la empresa. La muchacha poco agraciada que la atendió se le quedó mirando apreciativamente de arriba a abajo, le dió un carnet para que se lo pusiera en la blusa, este decía "Visitante" y luego le indicó los ascensores por dónde debería subir hasta el décimo piso.Cuando salió del ascensor vió el pasillo que la recepcionista le había dicho y se encaminó hacia allí, iba caminando cuando se cruzó con ella un hombre muy apuesto, alto, de facciones finas y a todas luces alguien muy importante, traía unos papeles en la manos cuando levantó la vista la miró por solo unos segundos, pero Rachel pudo notar una mirada de desprecio en su cara y su boca se torció en un claro gesto de rechazo.Se imaginó que el sujeto había tenido un muy mal día, porque tenía una cara de contrariedad y amargura como pocas veces había visto, no entendió porqué la había mirado de esa manera, no le
—Veo que es usted una persona muy perceptiva, señorita Anderson —el señor Roberts tenía una expresión de admiración en su cara— Y también es muy franca y sincera, eso habla muy bien de usted, pero…—Ya no tengo chance de que me contrate, ¿No? —cortó al señor Roberts, no quería darle largas a la entrevista si la iban a rechazar de plano por su franqueza.—Al contrario, mi querida jovencita —el señor Roberts sonreía con sinceridad, admiraba a esa niña, y por lo que veía, en su amplia experiencia trabajando con personal, era muy capaz de resistir el mal carácter y amargura del señor Hamilton y aún de darle alguna lección, era muy inteligente y aunque a primera vista se veía muy tímida se notaba que tenía un carácter firme que la hacía capaz de superar su timidez para volverse frontal y abierta con cualquiera, ahora entendía las altas calificaciones y la recomendación impresionante que le habían dado en J. P. Morgan—, Creo sinceramente que usted es la persona idónea para este puesto.Ahor
Rachel salió de las oficinas de recursos humanos con el pecho lleno de felicidad y contento, aunque no dejaba de sentirse un poco aprensiva con respecto a su jefe, por el trabajo no se preocupaba, sabía que era una mujer muy inteligente y capaz, también conocía sus habilidades y lo firme que era en sus resoluciones y lo fácil que se le hacía organizar el trabajo sin importar el tipo de presión que tuviera sobre ella. La secretaria la despidió con una sonrisa en la cara, y el asistente, que entraba en esos momentos también le dispensó una sonrisa junto con el saludo. Al menos era una buena señal para ella, aunque las otras impresiones no se le habían olvidado, algunas de las caras que había puesto le indicaban claramente que el trabajo que había ganado no iba a ser nada fácil. Se preguntó cómo sería realmente su jefe, Patrick Hamilton, esperaba que no fuera ni la mitad de amargado de lo que se veía el ejecutivo con el que se tropezó entrando en la empresa, ¡ese sí que tenía cara de in
Rachel se levantó temprano como acostumbraba, a las seis en punto de la mañana. Le gustaba hacer sus ejercicios y luego darse una ducha antes de salir o de ponerse a leer en caso de que se tuviera que quedar en casa. Después de asearse y vestirse salió a trotar por las cercanías de su casa, había un pequeño parque donde daba algunas vueltas hasta que completaba la media hora de recorrido. Cuando regresó a casa su abuela ya le tenía el desayuno preparado, así que se dió una rápida duchja y se vistió para comer antes de irse para el trabajo. Quería estar a tiempo y no iba a darse el lujo de permitir siquiera que un imprevisto le impidiera llegar antes del comienzo de la jornada laboral, la hora de entrada en Hamilton's Corp era las ocho en punto, así que salió a las siete en punto para llegar a las siete y media. El clima estaba bastante frío a principìos de Octubre por lo que ella iba convenientemente abrigada, aunque a ella no le molestaba mucho el frío, en ocasiones salía a correr