—¿Me nombró alguien? —la voz masculina y de tonos graves se escuchó justamente a su espalda, a Rachel se le erizaron todos los vellos de su cuello y brazos. ¡Patrick Hamilton estaba detrás de ella!
Ella sí notó que cuando estaba diciendo las últimas palabras dos de las chicas habían mirado sobre su hombro y abrieron los ojos un poco más, pero no les había hecho mucho caso. Menos mal que no había dicho nada inapropiado, pero la sorpresa no era agradable.
Ella no volteó al instante sino que se fue volteando poco a poco mientras tomaba aire y se preparaba para cualquier cosa, el rubor sí que no podía evitarlo, miró al hombre de rostro adusto y severo, pero en esos momentos tenía algo parecido a una sonrisa irónica en los labios.
—Yo lo nombré, señor Hamilton.
—Ya lo noté —dijo un poco cortante— Así que usted es la maravillosa Rachel Anderson —mientras lo decía la miró de arriba a abajo, una mueca se marcó en su rostro, quizás al notar que ella era muy hermosa y de buena figura, justo el tipo de mujer que detestaba— Espero que sea tan buena como me ha dicho Roberts, estoy cansado de tanta ineficiencia.
Rachel notó como las secretarias se encogían a medida que Patrick Hamilton hablaba, daba la impresión que hubieran querido desaparecer, o al menos de que no las notara tanto. Se mordió los labios por dentro para evitar decir algo sin pensar, y luego tomó aire para calmar su interior.
—No sé si seré maravillosa, sólo me gusta trabajar y hacerlo bien, y lo que comentaba con el personal es que debemos de trabajar de manera más eficiente para que usted se sienta complacido —lo dijo todo de un tirón, porque aunque tenía una naturaleza tímida también tenía algo de indómito por dentro, algo de guerrera.
—No está mal —dijo con ironía, luego miró a las secretarias— Ustedes pueden regresar al trabajo y usted —dijo dirigiéndose a Rachel— Acompáñeme a mi oficina.
Después de decir esto se volteó y se dirigió a la puerta que daba, desde allí, directamente a su oficina. Rachel miró a las muchachas y todas la miraron con cara de circunstancias y de temor, menos Ada, ésta sonrió y le hizo una señal de que todo estaría bien levantando sus pulgares hacia ella. Rachel le sonrió y también levantó el pulgar de su mano derecha para corresponderle, al menos ese gesto le decía que la había convencido de que ella era lo suficientemente buena para enfrentar al “monstruo” de Patrick Hamilton.
Sin titubear se volteó para seguir a Ptrick Hamilton hasta su oficina, éste le sostuvo la puerta para que entrara en un gesto cortés, pero se veía que no le agradaba hacerlo. Apnes ella pasó por el marco la cerró con un movimiento firme y luego se adelantó a ella y le mostró una de las silla que estaban frente al enorme escritorio para que ella se sentara, por lo que ella así lo hizo.
Él dió la vuelta al escritorio y se sentó en la cómoda y lujosa butaca ejecutiva forrada en fina piel genuina, se notaba que allí todo costaba una fortuna, hasta el cenicero que reposaba en un costado del escritorio estaba hecho de cristal de Murano, debía costar una pequeña fortuna,, al igual que el juego de hermosas plumas para escribir enchapadas en oro fino.
Se le quedó mirando de nuevo especulativamente, se notaba que no le agradaba que ella se viera tan independiente y aunque era un poco tímida también se notaba que era una mujer voluntariosa y eso a Patrtick lo contrariaba y mucho.
—Le doy la bienvenida —dijo con los labios un poco apretados, lo que contradecía el tono casi cordial con el que le hablaba.
—Gracias —dijo ella simplemente.
—Espero que pueda llevar adelante el trabajo de esta oficina, para eso es que ha sido contratada. —Patrick Hamilton quiso dejar bien marcado el terreno sobre el que pisaba y el lugar que a ella le correspondía en esos terrenos— No me gusta estar repitiendo las cosas más de una vez, y me gusta que el trabajo sea hecho a tiempo y de manera perfecta, si esto es posible. Usted tendrá una secretaria asignada para que la ayude directamente con todas las cosas, sin embargo podrá utilizar a cualquiera de las secretarías de vicepresidencia que están allí.
—Ya lo sé, la señora Ada me lo dijo.
El la miró especulativamente de nuevo,parecía que le gustaba tener el control en todo y sobre todo. Rachel no supo si lo que le había dicho le había gustado o lo había molestado, aunque sabía por el señor Robertson que Patrick Hamilton no dejaba de demostrar su desacuerdo ni su enojo en cualquier momento y circunstancia, lo que hacía bastante difícil el trabajar con él. Pero a Rachel no le importó mucho, estaba dispuesta a mostrar su valía.
—Sé que es muy inteligente y hasta la exigente firma de J.P. Morgan le dedicó bastantes halagos en su carta de recomendación, tengo sus papeles en mi mano —dijo señalando una carpeta que parecía contener su expediente— Pero yo no creo mucho en cartas de recomendación o en currículos hasta que no veo por mis propios ojos. No sería usted la primera cara bonita que utiliza sus encantos para conseguir excelentes referencias.
Rachel lo escuchaba con la boca semi abierta, ¿la estaba ofendiendo? ¿Quién demonios se creía Patrick Hamilton? Primero se puso intensamente roja y luego el color fue descendiendo hasta q quedó casi completamente exangüe, mostrando una palidez increíble. Patrick Hamilton la miró levantando una ceja al notar el caleidoscopio de colores que mostraba su rostro.
Junto con la subida y bajada de colores una ira sorda le fue llenando el pecho y lo que tenía era ganas de levantarse y cruzar la distancia que la separaba del estúpido sujeto que tenía delante y de un buen golpe partirle la cara. pero respisó hondo y procuró calmarse como sus maestros marciales le habían enseñado. Cuando habló lo hizo con voz calmada pero sus ojos azul gris parecían una tormenta de invierno
—No sé qué tipo de mujeres está acostumbrado a tratar, señor Hamilton, pero le garantizo que yo no soy como sus amiguitas.
El inicio es un enfrentamiento... luego son acuerdos, y al final, lo inevitable
Ahora al que le tocó ponerse pálido fue a Patrick Hamilton. La chica se había dado el tupé de devolverle el golpe con una maestría increíble y éste no lo encajó muy bien que digamos, porque le recordó al par de mujeres que le habían destruído por dentro hacía varios años y que lo habían dejado como vacío por dentro, en especial con respecto al amor y las relaciones amorosas.La ira se le reflejaba claramente en el rostro, pero para sus adentros tenía que reconocer que la chica había estado en su derecho, él la había ofendido primero y tal vez por lo magistral de la respuesta fue que se dió cuenta de cuán ofensivo había sido su comentario. También tuvo que reconocer que delante de él estaba una mujer muy inteligente y eso le gustó, pero al mismo tiempo detestó a Rachel Anderson porque lo hizo sentir algo de admiración por ella, cosa que no se había permitido en los últimos once años.Ahora Patrcik Hamilton respiró hondo para no seguir en modo beligerante, y lo hizo varias veces hasta q
Esa pregunta hizo que Rachel le contara todo lo que había estado revisando en la mañana junto con su secretaria, aunque no tenía anotado nada, ni tampoco estaba al frente de su computadora, pudo citar, casi sin equivocarse u olvidarse de algo, todos los puntos que sabía que estaban pendientes por atender.Incluso algunos de ellos habían hecho que él estallara en un arrebato de ira contra las secretarias porque éstas no habían podido organizar nada como él les había pedido, incluso se podía decir que ella tenía más conocimiento que él de los asuntos que normalmente trabajaba vicepresidencia.—También tendrá que asignar un ejecutivo para que se encargue de dos asuntos que si bien no son graves, sí que requieren de atención por alguien capaz de resolverlo en los mejores términos —le dijo como sugerencia.—¿De cuáles asuntos me está hablando, señorita Andreson? —le preguntó frunciendo el entrecejo.—Uno es con la empresa MediCorp, sobre la importaciones que estaban pendientes por entregar
—Bien —y con esa corta palabra dio por zanjada cualquier discusión, diferencia u oposición a lo que había decidido— Llamaré en este instante a Roberts para notificarle, luego irá a recoger sus credenciales para poder acceder a los sitios que necesitará como vicepresidenta, espereme un par de minutos —le dijo acompañando las palabras con un expresivo gesto.Rachel todavía estaba un poco sorprendida de lo que había hecho Patrick Hamilton, sin embargo la decisión le pareció apropiada en las circunstancias actuales, puesto que ella ya había identificado el problema y visualizado las soluciones y resuelto lo que se tenía que hacer.Eso le demostraba a ella que Patrick Hamilton no era ningún loco, y que era hábil a la hora de tomar decisiones puntuales en la empresa. Recordó también que había escuchado a varios decir que la empresa había alcanzado cifras históricas en ingresos gracias a sus firmes y acertadas decisiones en los negocios.Esa era una de las cosas que más admiraba en un hombre
—¿Qué pasó, señorita Andrews? ¿Tuvo muchos problemas con el “tirano” Hamilton? —le preguntó con avidez y curiosidad.—Pues algo así, más o menos —le dijo Rachel sin expresar mucho— Lo que sí es seguro es que pudimos llegar a algunos acuerdos.—¿Y eso es bueno? —preguntó con una sonrisa.—Bueno eso depende, míralo tú misma —de alguna manera se estaba divirtiendo con su nuevo cargo— Te informo que tendrás un trabajo nuevo, Ada.—¿Un trabajo nuevo? ¿Es que ya no me quiere como secretaria? —dijo con cara de tristeza.—Vas a pasar a ser la secretaria del vicepresidente.—Pero, ese cargo lo ocupaba Rose, pero ahora no hay vicepresidente. —dijo todo eso con los ojos abiertos por la sorpresa.—Sí que lo hay, acaban de nombrarlo —sonrió al decir esto.—¿En serio? ¿Y quién es?—Está sentado justo frente a ti.Por unos momentos Ada se quedó sin comprender hasta que de pronto se puso de pie y comenzó a aplaudir de alegría.—¿Y cómo es eso, señorita? Me siento tan contenta, ¡pero es increíble! —di
Ahora sí que Rachel no pudo reprimir un gesto de sorpresa ante esta noticia, la verdad es que no se esperaba que le pagaran ese salario por solo suplir ese puesto mientras alguien más lo ocupara, y ahora resulta que su salario si iba a incrementar, pero ella no sabía de cuanto estaban hablando. —¿Eso es en serio, señor Roberts? —Los ojos extremadamente abiertos indican que estaba muy sorprendida.—Y muy en serio, mi querida niña —dijo reafirmando la información— Y tanto es así que me escribió un memorándum aparte de la llamada donde me pedía que le notificase a usted su aumento de sueldo oficialmente. Creo que podrá pensar en comprarse su propio automóvil ahora, señorita.¿Comprarse un auto? pero su salario actual era muy bueno, pero solo para cubrir algunas cosas como comprarse un nuevo teléfono móvil y una laptop para sustituir a la viejita que tenía en casa, pero ¿Un auto? una sospecha le cruzó por la mente.—¿Y de cuanto estamos hablando, señor Roberts, cúal es mi nuevo salario?
Rachel caminó por el pasillo sin fijarse prácticamente en nada ni en nadie, pero luego se dio cuenta de que mientras pasaba por las diferentes oficinas, la mayoría del personal la miraba y comentaban entre ellos. Supuso que era porque el memorándum debía haber recorrido ya todos los departamentos de la empresa y comentaban sobre la desconocida que de la noche a la mañana la nombraban para tan importante puesto.La verdad es que no le pareció extraño, porque ella misma estaba tan sorprendida que tuvo ganas de pellizcarse en un par de ocasiones para saber que no estaba soñando. Y esto era realmente un sueño para cualquiera. Que le hubiera tocado a ella era un plus, un bono que la vida le daba quizás para compensar su orfandad y la escasez de recursos que había sufrido casi toda su vida.Cuando llegó a las oficinas de presidencia se hizo un notable silencio, algunos le dirigieron gestos de saludo y de respeto y en general había mirada curiosas y de sorpresa, y cuando entró en la oficina
—Estás bromeando, ¿Verdad, hermanita? —fue lo único que atino a decir su hermano mientras la miraba con incredulidad.Ella lo miró con algo de compasión por la cara cómica que él tenía, sabía que su hermano se resentía un poco de que ella siempre fuera sobresaliente mientras que él se quedaba inevitablemente rezagado.—No, hermanito. Mira mi nuevo carnet —al decir esto sacó el carnet que tenía en el bolsillo de su chaqueta.La sola muestra del carnet bastó para que su hermano se uniera a la celebración, y es que el solo carnet tenía una presencia única, estaba hecho de un metal hermoso, parecía platino y llevaba grabada la fotografía de Rachel y su nombre y cargo.Luego les explicó cómo había sucedido todo ese día de trabajo, el carácter de su jefe, el breve enfrentamiento que habían tenido y como con su trabajo le mostró lo que ella valía. Todos la miraban con orgullo.Luego le habló de los beneficios que iba a tener, cuando Erick escuchó que le darían una tarjeta de crédito platinum
Al entrar Patrick en la casa la primera que lo recibió fue la nana que prácticamente lo había criado, Emma Larson, era una amable mujer de unos cincuenta y cinco años, que ahora era Ama de Llaves de la mansión, pero cuando fue contratada por el matrimonio Hamilton hacían treinta y cinco, años había sido para servir de niñera de Patrick.Y eso hizo durante casi diez años hasta que él comenzó a ir al colegio, pero a pesar de haber servido en otros puestos en la casa, nunca había dejado de prodigar cariño como si fuera su propio hijo.—Mi pequeño, Pat —le dijo con tal tono de cariño que el corazón de Patrick volvió a ser niño durante unos segundos— Pero qué elegante estás.Se abrazaron y Patrick la levantó en vilo dándole una vuelta en el aire.—Hola Nana —le dijo con el mismo cariño, a veces la llamaba “mamá Emma”.Y era que la consideraba más “su mamá” que a su propia madre. Ivonne Coleman siempre fue una niñita de papá, sus padres tenían mucho dinero y se casó con Randall cuando apena