Al escuchar el nombre del señor Roberts la mujer suavizó el rostro pero no abandonó del todo su postura nerviosa, pero se relajó un poco.
—En verdad tiene que disculparme, señorita Anderson —le dijo con acento tímido— pero es que las personas que han pasado por aquí en los últimos tiempos no eran muy amables —esto último lo dijo bajando un poco la voz mientras miraba con algo de nerviosismo hacia la puerta que daba hacia la oficina de presidencia.
—Está bien y te entiendo, pero quiero que sepas, tú y todas las chicas, que yo no soy así, ¿de acuerdo? —le dijo tratando de infundirle confianza.
—Está bien, señorita, pero el último asistente era un señor que no se veía tan severo, pero creo que terminó muy mal de los nervios por… —titubeó unos segundos y tragó grueso, luego bajó la voz tanto que casi no se le oyó lo que decía— el trato del señor Hamilton —cuando dijo esto sus ojos se llenaron de miedo y miró de nuevo a la puerta de presidencia — Al principio se veía normal, pero luego se fue volviendo muy nervioso y malhumorado y terminó renunciando después de gritar a todos y salir por la puerta de las oficinas para no regresar nunca más.
—Entiendo —dijo eso, pero realmente no entendía cómo alguien podía ser tan déspota como para alterarle los nervios a alguien, respiró profundo— pero yo no soy así, no puedo creer que todos los que han pasado por aquí sean así.
—Pues el anterior era mucho peor —lo dijo en tono muy confidencial, siempre con algo de temor aunque se veía que ya tenía más confianza— Y era primo del señor Hamilton, pero se la pasaban como perros y gatos, se veían más bien como rivales. Yo personalmente creo que se odiaban por algo familiar…
—No me lo puedo imaginar, Ada. Pero lamento que hayan tenido que trabajar así, y espero cambiar eso.
La secretaria se le quedó mirando con algo de incredulidad en el gesto.
—Usted conoce personalmente al señor Hamilton? —le preguntó sin dejar de poner cara de duda.
—No, y aunque las referencias que tengo de él son terribles, creanme que abogaré porque esta oficina se vuelva más normal en eso del trato.
—Creo que si lo logra sería un milagro, señorita. Esperemos a ver que pasa y yo ruego que usted tenga éxito.
—Bien, entonces pongámonos a trabajar, necesito que me informes los negocios que están manejando en la oficina, así como las reuniones que están pendientes, ya sea con clientes o con los socios o con la junta directiva, por favor.
Ada se le quedó mirando asombrada, en verdad era la primera vez que veía a alguien tan interesado porque las cosas funcionaran, en su fuero interno deseó que esta nueva asistente mejorara las cosas en la oficina.
—Está bien, señorita Anderson, si me permite voy a buscar las carpetas y le mostraré cómo van las cosas,solo puedo adelantarle que esto está muy desorganizado, estamos sin asistente y sin vicepresidente desde hace una par de meses y no hay quien organice todo esto, por eso el señor Hamilton ha estado más enojado de lo normal.
—Entonces aliviemos el estrés del señor Hamilton, ¿no te parece mejor, Ada?
—Sí, señorita Anderson —dijo ésta sonriendo ampliamente, le estaba gustando mucho trabajar con ella.
Rachel tenía la intención de hablar con las otras secretarias apenas tuviera algo de tiempo , pero por ahora quería hacerse con la mayor cantidad de información, y de ser posible trataría de poner los asuntos de vicepresidencia al día, eso quizás serviría para que su jefe se mostrara un poco más benévolo con el personal.
Estuvieron trabajando un par de horas en varios asuntos, había asuntos pendientes que tratar con la junta directiva y con la junta de accionistas, además se necesitaban terminar varios informes para enviarlos a los clientes, los reportes de las oficinas en europa estaban lamentablemente atrasados y había varias diligencias pendientes con los bancos, incluyendo una querella con J.P. Morgan que había que resolver.
Rachel comenzó por los puntos más importantes, de vez en cuando levantaba la vista para descansar el cuello, tenía una pequeña molestia allí desde hace días y el estar en la computadora durante tanto tiempo le molestó un poco.
También aprovechaba para echar un vistazo a la puerta de la oficina de presidencia, se extrañaba que el señor Hamilton no hubiera llegado, habiendo tantas cosas que arreglar, y también debería estar capacitándola a ella para que supiera cuales eran sus funciones específicas.
Pero así eran a veces los jefes, impredecibles y venáticos, siguió trabajando con persistencia y con la ayuda de Alba y de otra de las secretarias, llamada Luz, quien había sido secretaria de vicepresidencia, puso poner al día varias cosas que estaban bastante atrasadas, algunas tendría que consultar con su jefe, pero en general habían hecho un buen trabajo.
Decidió entonces tomarse unos minutos y darle a las chicas un tiempo también de descanso. Iban a ser las once de la mañana y aún el señor Partrick Hamilton no había llegado. Antes de ponerse de nuevo a trabajar, decidió hablar a las secretarías para quitar un poco ese velo de curiosidad y quizás de temor que pudieran tener con respecto a ella.
Les pidió un momento de atención casi desde la puerta de su oficina, que quedó a sus espaldas, y desde allí les habló.
—Hola, chicas. Mi nombre es Rachel Anderson y como saben, soy la nueva Asistente de presidencia —trató de hablar de manera cordial y se imaginó que hablaba a un grupo de estudiantes como en la universidad, eso le dió un poco más de valor porque no le gustaba hablar mucho en público.
—Hola, señorita Anderson. —dijeron todas casi al unísono.
Después de dar un esbozo de lo que ella pensaba hacer y de cómo iba a ser el trato para todos en la oficina, habló de sus metas
—Quiero que sepan que me gusta tratar bien a las personas, me gusta trabajar y entregar mi trabajo a tiempo y con eficiencia. Y no me gusta que me llamen la atención por fallas mías o de otros. Si lo hacemos bien, entonces, quizás, mejoremos el carácter del señor Hamilton.
—¿Me nombró alguien? —la voz masculina y de tonos graves se escuchó justamente a su espalda, a Rachel se le erizaron todos los vellos de su cuello y brazos. ¡Patrick Hamilton estaba detrás de ella! Ella sí notó que cuando estaba diciendo las últimas palabras dos de las chicas habían mirado sobre su hombro y abrieron los ojos un poco más, pero no les había hecho mucho caso. Menos mal que no había dicho nada inapropiado, pero la sorpresa no era agradable. Ella no volteó al instante sino que se fue volteando poco a poco mientras tomaba aire y se preparaba para cualquier cosa, el rubor sí que no podía evitarlo, miró al hombre de rostro adusto y severo, pero en esos momentos tenía algo parecido a una sonrisa irónica en los labios. —Yo lo nombré, señor Hamilton. —Ya lo noté —dijo un poco cortante— Así que usted es la maravillosa Rachel Anderson —mientras lo decía la miró de arriba a abajo, una mueca se marcó en su rostro, quizás al notar que ella era muy hermosa y de buena figura, justo
Ahora al que le tocó ponerse pálido fue a Patrick Hamilton. La chica se había dado el tupé de devolverle el golpe con una maestría increíble y éste no lo encajó muy bien que digamos, porque le recordó al par de mujeres que le habían destruído por dentro hacía varios años y que lo habían dejado como vacío por dentro, en especial con respecto al amor y las relaciones amorosas.La ira se le reflejaba claramente en el rostro, pero para sus adentros tenía que reconocer que la chica había estado en su derecho, él la había ofendido primero y tal vez por lo magistral de la respuesta fue que se dió cuenta de cuán ofensivo había sido su comentario. También tuvo que reconocer que delante de él estaba una mujer muy inteligente y eso le gustó, pero al mismo tiempo detestó a Rachel Anderson porque lo hizo sentir algo de admiración por ella, cosa que no se había permitido en los últimos once años.Ahora Patrcik Hamilton respiró hondo para no seguir en modo beligerante, y lo hizo varias veces hasta q
Esa pregunta hizo que Rachel le contara todo lo que había estado revisando en la mañana junto con su secretaria, aunque no tenía anotado nada, ni tampoco estaba al frente de su computadora, pudo citar, casi sin equivocarse u olvidarse de algo, todos los puntos que sabía que estaban pendientes por atender.Incluso algunos de ellos habían hecho que él estallara en un arrebato de ira contra las secretarias porque éstas no habían podido organizar nada como él les había pedido, incluso se podía decir que ella tenía más conocimiento que él de los asuntos que normalmente trabajaba vicepresidencia.—También tendrá que asignar un ejecutivo para que se encargue de dos asuntos que si bien no son graves, sí que requieren de atención por alguien capaz de resolverlo en los mejores términos —le dijo como sugerencia.—¿De cuáles asuntos me está hablando, señorita Andreson? —le preguntó frunciendo el entrecejo.—Uno es con la empresa MediCorp, sobre la importaciones que estaban pendientes por entregar
—Bien —y con esa corta palabra dio por zanjada cualquier discusión, diferencia u oposición a lo que había decidido— Llamaré en este instante a Roberts para notificarle, luego irá a recoger sus credenciales para poder acceder a los sitios que necesitará como vicepresidenta, espereme un par de minutos —le dijo acompañando las palabras con un expresivo gesto.Rachel todavía estaba un poco sorprendida de lo que había hecho Patrick Hamilton, sin embargo la decisión le pareció apropiada en las circunstancias actuales, puesto que ella ya había identificado el problema y visualizado las soluciones y resuelto lo que se tenía que hacer.Eso le demostraba a ella que Patrick Hamilton no era ningún loco, y que era hábil a la hora de tomar decisiones puntuales en la empresa. Recordó también que había escuchado a varios decir que la empresa había alcanzado cifras históricas en ingresos gracias a sus firmes y acertadas decisiones en los negocios.Esa era una de las cosas que más admiraba en un hombre
—¿Qué pasó, señorita Andrews? ¿Tuvo muchos problemas con el “tirano” Hamilton? —le preguntó con avidez y curiosidad.—Pues algo así, más o menos —le dijo Rachel sin expresar mucho— Lo que sí es seguro es que pudimos llegar a algunos acuerdos.—¿Y eso es bueno? —preguntó con una sonrisa.—Bueno eso depende, míralo tú misma —de alguna manera se estaba divirtiendo con su nuevo cargo— Te informo que tendrás un trabajo nuevo, Ada.—¿Un trabajo nuevo? ¿Es que ya no me quiere como secretaria? —dijo con cara de tristeza.—Vas a pasar a ser la secretaria del vicepresidente.—Pero, ese cargo lo ocupaba Rose, pero ahora no hay vicepresidente. —dijo todo eso con los ojos abiertos por la sorpresa.—Sí que lo hay, acaban de nombrarlo —sonrió al decir esto.—¿En serio? ¿Y quién es?—Está sentado justo frente a ti.Por unos momentos Ada se quedó sin comprender hasta que de pronto se puso de pie y comenzó a aplaudir de alegría.—¿Y cómo es eso, señorita? Me siento tan contenta, ¡pero es increíble! —di
Ahora sí que Rachel no pudo reprimir un gesto de sorpresa ante esta noticia, la verdad es que no se esperaba que le pagaran ese salario por solo suplir ese puesto mientras alguien más lo ocupara, y ahora resulta que su salario si iba a incrementar, pero ella no sabía de cuanto estaban hablando. —¿Eso es en serio, señor Roberts? —Los ojos extremadamente abiertos indican que estaba muy sorprendida.—Y muy en serio, mi querida niña —dijo reafirmando la información— Y tanto es así que me escribió un memorándum aparte de la llamada donde me pedía que le notificase a usted su aumento de sueldo oficialmente. Creo que podrá pensar en comprarse su propio automóvil ahora, señorita.¿Comprarse un auto? pero su salario actual era muy bueno, pero solo para cubrir algunas cosas como comprarse un nuevo teléfono móvil y una laptop para sustituir a la viejita que tenía en casa, pero ¿Un auto? una sospecha le cruzó por la mente.—¿Y de cuanto estamos hablando, señor Roberts, cúal es mi nuevo salario?
Rachel caminó por el pasillo sin fijarse prácticamente en nada ni en nadie, pero luego se dio cuenta de que mientras pasaba por las diferentes oficinas, la mayoría del personal la miraba y comentaban entre ellos. Supuso que era porque el memorándum debía haber recorrido ya todos los departamentos de la empresa y comentaban sobre la desconocida que de la noche a la mañana la nombraban para tan importante puesto.La verdad es que no le pareció extraño, porque ella misma estaba tan sorprendida que tuvo ganas de pellizcarse en un par de ocasiones para saber que no estaba soñando. Y esto era realmente un sueño para cualquiera. Que le hubiera tocado a ella era un plus, un bono que la vida le daba quizás para compensar su orfandad y la escasez de recursos que había sufrido casi toda su vida.Cuando llegó a las oficinas de presidencia se hizo un notable silencio, algunos le dirigieron gestos de saludo y de respeto y en general había mirada curiosas y de sorpresa, y cuando entró en la oficina
—Estás bromeando, ¿Verdad, hermanita? —fue lo único que atino a decir su hermano mientras la miraba con incredulidad.Ella lo miró con algo de compasión por la cara cómica que él tenía, sabía que su hermano se resentía un poco de que ella siempre fuera sobresaliente mientras que él se quedaba inevitablemente rezagado.—No, hermanito. Mira mi nuevo carnet —al decir esto sacó el carnet que tenía en el bolsillo de su chaqueta.La sola muestra del carnet bastó para que su hermano se uniera a la celebración, y es que el solo carnet tenía una presencia única, estaba hecho de un metal hermoso, parecía platino y llevaba grabada la fotografía de Rachel y su nombre y cargo.Luego les explicó cómo había sucedido todo ese día de trabajo, el carácter de su jefe, el breve enfrentamiento que habían tenido y como con su trabajo le mostró lo que ella valía. Todos la miraban con orgullo.Luego le habló de los beneficios que iba a tener, cuando Erick escuchó que le darían una tarjeta de crédito platinum