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Capítulo 3. Genial... más competencia.

Dalila.

Cuatro alegres horas sentada en el autobús mágico en donde perdí el sentido del olfato hicieron maravillas con mi estado de ánimo.

No es que me hubiera levantado de buen humor de todos modos y el alboroto que hace mi madre me está dando un poco de pena ajena.

- ¡Mi primer hogar! ¡Mi niña conocerá sus raíces! ¿No es emocionante? - grita mi madre por quinta vez al señor de barba del asiento de alado.

- Sigue siendo igual de emocionante que las primeras 5 veces que me lo dijo, señora - dice el hombre en tono enojado.

¡Ja! El señor también está contando. Si no fuera como 50 años más grande lo invitaría a salir y ¿Quién sabe? Si me sigue el ritmo tal vez hasta le dé mi número.

Mi madre sigue parloteando emocionada a todo individuo en un rango de 2 filas, mientras tanto me dedico a mirar por la ventana este nuevo entorno.

Nuestra vieja ciudad, donde me crió mi madre, tenía un clima particularmente especial: Llovía.

No esa tierna lluvia chipi chipi, más bien lluvia de la que inunda las calles y se puede comparar a Venecia.

En cambio, ahora que nos acercamos a nuestro destino, puedo sentir un clima cálido y agradable.

Mamá dice que la manada tiene varios acres de bosque y que los humanos no viven cerca pues el Alfa Gabe al parecer ha estado comprando terrenos aledaños en los últimos años.

La verdad me emociona cumplir 18 años y así poder tener a mi lobo por fin. Correr libre por el bosque sería un sueño.

- ¡Mira Dalila! Esta es nuestra parada, no se te olvide nada y vámonos.

Bajamos del autobús, y si alguien nota que bajamos en lo que parece la mitad de la nada nadie lo menciona.

- ¡Tengo tantas ganas de que conozcas a Gabe! Cuando hablé con él por teléfono sonaba igual que hace años. ¡Y su hijo! Dice Gabe que es muy guapo y, si sale la mitad de atractivo que su padre tal vez deberías salir con él...

- ¡Mamá!- Grité escandalizada - ¿No puedes dejar de intentar emparejarme por  5 minutos? ¿Qué es esto? Vinimos aquí a que me enseñen a controlar a mi lobo, no a ver cuántos machos puedo tachar de mi lista de posibles mates.

- Tonterías cariño ¡Vive un poco! ¿Quién dice que no puedes hacer las dos cosas a la vez? Eres demasiado joven como para ser así de amargada. De verdad que no sé de quién lo sacaste.

A veces siento que el adulto responsable de esta relación soy yo.

Pongo los ojos en blanco y busco por los alrededores cualquier movimiento.

-¿Segura que vienen a recibirnos? - pregunté desconfiada- Todavía podemos regresar...

No terminé la frase porque un alto, moreno y guapo salió de entre los árboles. Detrás de él fueron saliendo algunos hombres y mujeres.

- ¡ Susie! ¡Qué alegría verte aquí! - dijo el desconocido mientras mi madre se acercaba   y lo abrazaba - Estás más guapa que la última vez que te vi.

- Gabe, teníamos 18, ahora tengo curvas donde deberían de estar - Dijo mi madre con coquetería.

¡Diugh! Mi madre coqueteando es algo que no tendría que ver...

Gabe sonrió más ampliamente y escaneó a mi madre. Ella también sonreía mientras sacaba más el pecho. Un muy impresionante pecho, he de admitir.

Me aclaré la garganta cuando la situación se volvió  más incómoda de lo que ya era.

- ¡Oh! Perdona cariño, Gabe esta es mi hija Dalila.

Me acerqué al Alfa y extendí mi mano. Gabe la tomó mientras observaba mi ropa. Pienso que le gustó mi estilo porque soltó una pequeña risa.

- Tu pequeña es adorable, si no fuera por sus ojos verdes pensaría que fuiste clonada Susie.  Me alegra que las dos estén aquí. Ya he preparado la habitación de Dalila en el Wolf's school. Y para ti mi querida, no sabía si te sentirías cómoda en tu antigua casa así que te preparé la habitación de invitados en la casa de la manada.

Gabe decía todo esto mientras nos conducía por el bosque. Los otros hombres se mantenían a unos cuantos metros protegiendo nuestros costados y la retaguardia.

- ¿Escuela? Pero si aún no hemos hecho la entrevista para entrar a la manada- Dije extrañada.

- Ah eso. ¿Hiciste algún crimen imperdonable hacia nuestra especie por el que estés huyendo?- Gabe preguntó mientras le ofrecía la mano a mi madre para pasar por un tronco particularmente grande que se encontraba en nuestro camino. Mi madre soltó una risita aceptando su ayuda.

- No que yo sepa. Una vez empujé a una viejita en el supermercado sin querer. Probablemente, era una mujer lobo por tanto pelo que tenía en el cuerpo. Tengo la impresión de que me echó el mal de ojo, pero no creo que haya sido "imperdonable" a pesar  de que no me haya disculpado.- Dije encogiéndome de hombros mientras rodeaba el tronco en vez de tomar la mano que me ofrecía el Alfa.

Gabe soltó una carcajada y saltó por encima de la monstruosidad de madera.

- Tiene tu sentido del humor Susie. Me agrada. Bueno pequeña, a menos que solo estés aquí para intentar quitarme el liderazgo de la manada, no veo por qué no puedas formar parte de ella.

- Pero el protocolo dice que...

-Olvida el protocolo- dijo Gabe interrumpiendo mi oración con un gesto de la mano- Mi hijo y tú deberían de relajarse un poco. Confío en tu madre con mi vida, no veo por qué meternos en trámites interminables si los podemos evitar. Únicamente quedaría la cuestión de la marca de manada y el pequeño banquete que preparé para festejar la anexión de dos hermosas señoritas.

¿Comida? Ya sabía yo que Gabe era un buen hombre. Todo está en sus ojos... ojos que en este momento devoran a mi madre... ¿En serio? ¡Diugh!

-Siempre has sido el mejor Gabe, gracias por aceptarnos. Mi segunda opción era vivir con ella en el bosque hasta que aprendiera a controlar a su lobo. Quizá vivir en alguna reserva humana. Son tiempos peligrosos y no confío en nadie más... de hecho venía preparada para hacerte una oferta que no podrías rechazar...

¿Estará mucho más lejos la comida? Porque si tengo que seguir oyendo las insinuaciones de estos dos al menos quiero una hamburguesa; me conformaría con unas papitas.

Salimos del bosque hacia la aldea lobuna. (¡Ja! ¿Entienden? Aldea + Lobos... ¿No? Okey, me hacen falta amigos)

Perdimos a nuestra escolta personal en cuanto entramos al claro donde personas y lobos caminaban por las anchas calles.

Era una pequeña gran ciudad llena de casas y edificios, no sé por qué me imaginaba un pueblito olvidado de la mano de Dios. Era una sorpresa bienvenida, solo esperaba que el Internet fuera parte de la vida de los lobos mordernos.

-Damas- dijo Gabe ofreciéndonos un codo a cada una - Permítanme ser la escolta de tan encantadora compañía.

No pude evitar el pequeño bufido ante el chulesco cumplido, pero tomé su codo con una sonrisa sincera. Era bonito ser tratada caballerosamente.

Mientras seguíamos al Alfa pude notar que varias personas nos miraban con curiosidad, otras (especialmente lobas) nos miraban con dagas en los ojos. Oh, bueno, de todas formas no venía a hacer amigas.

Caminamos animadamente hacia la casa de la manada. Gabe me informó que se encontraba en el corazón de la ciudad sobre una pequeña colina. Realmente era una ciudad muy bonita y limpia; habían muchas tiendas con escaparates de ropa, comida y calzado. Algunas casas esparcidas tenían lindos jardines con pequeños jugando y otras tenían hombres y mujeres disfrutando de picnics al aire libre.

Que envidia, yo también quiero comer.

Al fin llegamos a un edificio acogedor de ladrillos rojos. La puerta se abrió de golpe mientras nos dirigíamos al camino de entrada. De ella salió una hermosa chica cercana a mi edad con cara de muñeca y escasa vestimenta.

Al percatarse de que no estaba sola le hizo una pequeña reverencia al Alfa y luego soltó un resoplido al vernos a mi madre y a mí.

-Genial, más competencia...

-¿Todo bien Brianna? - preguntó Gabe desconcertado - ¿Me buscabas para algo?

- No Alfa, venía a buscar audiencia con Alfa Jack. Ya la he tenido, me marcho Alfa.

Y así Brianna se fue visiblemente echando humo por las orejas. Sería bastante divertido si el show viniera con botana.

- ... Ok, me disculpo por la actitud de la loba. No sé qué mosca le picó, normalmente es muy dulce. Como sea, entremos.

- No te disculpes poderoso líder, seguramente solo está pasando un mal día. Ni mi hija ni yo nos sentimos ofendidas.

- ¿Poderoso líder? - el Alfa soltó una carcajada - Hace años que no lo escucho de tus tiernos labios...

Y oficialmente he dejado de escuchar esta conversación.

Entramos al edificio y solté un suspiro complacido; realmente tenían un buen decorador de interiores: Techo doble altura, estancia tipo loft, una muy amplia sala y la iluminación perfecta. Si sólo tuviera una... ¡Chimenea! ¡Si! Estoy enamorada.

¿Qué más da si los tortolitos se estaban besuqueando en este momento? Esa chimenea me invitaba a coger un libro, estirar los pies y...

Espera, ¡¿Qué diablos?!

- ¡¿Qué diablos?! Papá, ¡¿En serio?!

Bueno, sí. Mis pensamientos exactos oh divino Adonis sacado del cielo.

En este momento me arrepentí de no haberme puesto una falda como mi madre había sugerido pues entrando a la sala se encontraba el hombre más atractivo que había visto en mi vida.

Con al menos 1.95 de altura, sus músculos trabajados eran aprisionados de la manera más deliciosa por una camisa azul pálido que hacía juego con el par más impresionante de ojos azul bebé. Sus largas y poderosas piernas embutidas en un pantalón negro que pedía a gritos ser recorrido por mis uñas...

Hasta que posó esos hermosos ojos en mí con una mirada de sorpresa y asco total.

Genial, ahí van mis fantasías.

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