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Capítulo 4. Whoa... Despacio, machote.

Jacob.

Mi lobo me despertó del sueño profundo para indicarme que había un intruso en nuestro cuarto.

No di muestras de estar despierto, mantuve mi respiración superficial y lenta. Aún no percibía el olor del desconocido, pero ya estaba listo para atacar en cuanto se acercará medio pasó más.

Se detuvo por 5 segundos tensos antes de que diera otro paso. Sin pensar me abalancé sobre el extraño con mis garras afuera y mis colmillos buscando un cuello.

-! Ah! - gritó una voz femenina conocida.

Me detuve a centímetros del cuello de Brianna. Más molesto que arrepentido le mostré mis dientes.

- ¡¿Se puede saber qué m****a haces en mi cuarto?!

- Y-Yo... esto... yo...

*Patética loba. Deshazte de ella antes de que pierda la paciencia y la desayune.

Bello. Kell estaba al borde de la locura. Como yo.

- ¿Cómo diablos todas ustedes entran a mi cuarto sin invitación y piensan que no van a ser castigadas? Estoy harto de esta m****a. La próxima loba que entre a este cuarto será desterrada de la manada...

- ¡Pero mi padre es...!

-! Me importa un pimiento si tu padre es la reina del bosque! Te desterraré y si no le parece a tu papi, puede venir y retarme a muerte! ¡¿Nos entendemos?!

Brianna bajó su cabeza enojada en señal de sumisión.

- Si Alfa.

- Repíteme lo que te acabo de decir, algo me hace pensar que de alguna forma no lo has entendido.

- Seré desterrada si vuelvo a entrar a su cuarto, Alfa- dijo entre dientes apretados- a menos que me invite a entrar. Me retiro Alfa.

Brianna salió dando un portazo. Suspiré, al menos la interrupción me hizo despertar y ver la hora. Si hubiera seguido dormido, seguramente llegaría tarde a la entrevista con las nuevas lobas.

Con cero ganas de ir, me dirigí a la ducha y me bañé para quitarme el sueño que me quedaba. Dos minutos después ya me estaba secando el cuerpo y me debatía entre un traje azul y uno negro. Aunque daba igual, seguramente después de la entrevista tendría que cambiarlo para ir a darle el recorrido (Si es que pasaba la nueva loba) en la Wolf ´s school.

Me puse el negro, combinaba con mi humor.

*Alégrate, nos vemos atractivos por si una de ellas es nuestra mate. Ponte la camisa azul, resalta nuestros brazos.

*Gracioso, Kell. Hace nada estabas por desayunar loba. En el improbable caso de que encontremos a nuestra mate en alguna de esas lobas, que me vea atractivo o no, sería irrelevante. En caso de que no lo sean, solo tendremos a otra loba despertándonos en medio de la noche para meterse en nuestra cama.

*No habría problema, solo pon un cerrojo en nuestra m*****a puerta. Te lo he dicho desde la primera vez que pasó hace más de 7 años. Eres un humano muy idiota si después de todo ese tiempo sigues sin averiguar cómo entran y sigues sin poner las m*****as cadenas que te sugerí. Ni siquiera me has dejado dar un pequeño mordisco de advertencia.

Me dirigí a la puerta cansado de esta conversación; Kell tenía razón, he estado postergando mi investigación sobre el asunto en parte porque hace años me complacía compartir mi cama y en parte porque simplemente no era un gran problema a comparación de revisar fronteras, entrenar novatos, revisar impuestos, preparar las provisiones para el invierno... cosas de Alfa.

Fui a la sala de conferencias, pero aún no había nadie. Seguí mi camino a la puerta principal con toda la intención de encontrarlos a medio camino cuando lo sentí: Mía.

*Mía. ¡Si! ¡La encontramos! Chúpate esa humano inútil, me lo agradecerás después por usar la camisa azul. Ahora ve a reclamar a nuestra pareja y hagamos cachorritos antes de que envejezcamos. Nuestra niña se llamará Jules y nuestro heredero Tobías...

*Woa, despacio machote. ¿Cuánto tiempo llevas pensando en el nombre de nuestros hijos?... olvídalo, lobo loco. Hay cosas más importantes.

*…Un patio más grande para construirle a nuestra mate un jardín precioso con un estanque de patos. Porque a las hembras les gustan esas cosas voladoras y molestas, podría no comerme a los patos por hacerla feliz…

Me sacudí tanto física como mentalmente y dejé a Kell en su fantasía de hacer la casa perfecta para nuestra mate. Caminé hasta la sala de estar y ahí de pie ante la gran chimenea vi a la criatura más hermosa que habían visto mis ojos. Hasta Kell detuvo su verborrea para admirar a nuestra mate.

Un pequeño ángel rubio de ojos verdes admiraba con ¿Amor? La chimenea. Su cuerpo curvilíneo y firme estaba cubierto por ropa que no le hacía justicia a su magnífico ser. Kell tomó nota de comprarle a nuestra mate solo en las mejores tiendas y a su casita azul le agregaría una chimenea... ¿Por qué azul?

Mi fantasía se rompió en cuanto un gemido llamó mi atención. Al otro lado de la estancia, una versión más grande de mi mate estaba escalando como mono a mi padre. No solo eso, sino que también mi padre se encontraba amasando su gran trasero.

- ¡¿Qué demonios?! Papá, ¡¿En serio?!

La pareja se separó ruborizada. Mientras la loba intentaba recomponerse la ropa, mi padre peinaba sus cabellos negros con los dedos.

-Oh, Hola ahí. Tú debes ser Jacob, tu padre me ha hablado mucho de ti. Eres tan guapo como decía. - dijo la loba dándome una gran sonrisa.

Genial, otra buscadora por la que preocuparme. Y esta ni siquiera lo disimula. Que asco.

- Soy Susie y aquella chica es mi hija Dalila.

- La hija es igualita a su madre. Una pequeña loba con la que espero te lleves bien, hijo.

- Ella es encantadora como yo, solo tienes que conocerla un poco... - dijo tratando de llamar la atención de su hija para presentarnos.

Fue como si un balde de agua helada me cayera por el cuerpo. Mi mate solo estaba aquí para tratar de meterse a mis pantalones y quizá hasta codicie ser la siguiente Luna de la manada. Como bien parece, su madre también quiere meterse en los pantalones del Alfa.

Con esta nueva luz volteo a ver a mi mate buscando en su mirada la codicia que espero ver ahí. Sus encantadores ojos verdes me miran con sorpresa y confusión, luego con un poco de decepción.

*¿Qué le hiciste? ¿Por qué nuestra mate nos mira así?

A diferencia de mi lobo, yo no me iba a dejar llevar por la apariencia de esta loba. Sus intenciones aún no eran claras, tendría que descubrirlas.

- Mi nombre es Jacob Salvatore. Es un placer conocerte. - desvié la mirada hacia mi padre y la otra loba- Si ya han terminado de... lo que sea, ¿Podemos pasar al banquete?

Mi padre me devolvió la mirada con el ceño fruncido.

- Señoritas, lo que quiso decir mi elocuente hijo es que nos den el honor de comer con nuestros humildes seres.- dijo dándole la más brillante de las sonrisas a mi mate.

Una sonrisa que ella correspondió y el mundo se detuvo por un instante antes de que soltara un gruñido bajo a mi padre. Éste, obviamente me miró sorprendido.

- Si soy parte de la manada, ¿Puedo vivir aquí? - dijo ignorando mi gruñido completamente mientras le daba una mirada esperanzada a mi padre.

Su voz era como el resto de ella: Hermosa.

*¡Haz que nos hable! Podría morir felizmente escuchando las campanillas de su voz.

Solté un bufido alto.

*Si, claro. ¿Qué te parece si me acerco y la cargo directo a nuestra habitación? Nos aparearemos hasta que no recuerde ni su nombre. La ataremos y solo tendrá permitido decir nuestros nombres.

*¡Brillante! Y yo que pensaba que eras un humano bueno para nada. De vez en cuando piensas con ese pequeño cerebro tuyo. Ahora sigamos nuestro destino y basta de charla. Esos bebés no sé harán solos.

- Eso se puede arreglar.- dijo mi padre con una pequeña sonrisa.

El mundo se detuvo cuando mi mate le devolvió la sonrisa.

- Con tu permiso Alfa, regresaré en unos minutos. - Con esto me di la vuelta y me alejé a buen paso, tenía que alejarme para controlarme. No podía gruñir cada dos minutos.

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