El automóvil rodó unos metros por la llanta que explotó haciendo que perdieran el control.Un giro del volante por parte del conductor lo llevó directo a chocarse contra las barandas vehiculares provocando que el auto se ladeara y los dos pasajeros vieran como su mundo giraba trescientos sesenta grados, sin pensarlo Tauzín y Rosario se tomaron de la mano cerrando los ojos, un fuerte golpe y luego la nada.Los minutos pasaron en silencio, de pronto la puerta del copiloto se abrió dejando ver a una chica delgada descendiendo mientras se limpiaba el rostro y con dificultad se dirigía al lado contrario, se sujetó de los fierros y haló llamando a su acompañante. El esfuerzo fue recompensado cuando la joven se retiró para que un hombre que unos 180 centímetros salía para abrazarla y por la forma que la revisaba, ver si estaba bien.La más baja tomó el rostro de su
Olano percibió como su cuerpo era levantado por alguien cuyo aroma no reconocía, el dolor que sentía por los golpes no se comparaba con aquel que la duda sembrada por su atacante le dejó.Con dificultad logró acomodarse entre los brazos del individuo que, aunque muy débil, tenía una fragancia similar a uno de los licores que su padre degustaba y del cual no se acordaba el nombre.En medio de la inconsciencia seguía preguntándose qué falló en su relación. Rosario amó a Tauzín desde la escuela, a pesar de que le tocó marcharse debido a la frágil salud de Hideo Olano, siguió queriéndole y siéndole fiel a esa promesa que se hicieron cuando a sus quince años le entregó su virginidad, y que sellaron con una argolla barata que ni siquiera Denise, su madre, pudo lograr que se quitara cuando le mostró las fotografí
El resultado del accidente mantuvo a Coral viuda de Tauzín al lado de su unigénito.Acarició la mejilla de Misael con dolor, el médico decía que el golpe en la cabeza podía tener como secuelas la pérdida de movilidad y del habla, la zona más afectada según las radiografías controlaba ambas acciones.Sabía que Sennet era el responsable del estado de su hijo, un estúpido como él no medía nunca las consecuencias de lo que hacía, y aunque Misael estaba enfermo, Coral era consciente que la situación significaba una ventaja que le daría la oportunidad de quedarse con las riquezas de su amante, y de paso eliminar al hijo de quien en algún momento fue su amiga y la esposa de Nathaniel, Myriam de Cavet.Por ahora esperaría a que Misael fuera dado de alta, seguiría en la búsqueda de Rosario Olano y trataría que Denise le
Sennet agradeció a la mesera por la cena que dejó mientras Iván le sonreía con amabilidad.Después de la imposición de Nathaniel, lo único que pensó el heredero de los Cavet fue buscar la ayuda de quien siempre consideró más que su amigo, su hermano. Dos días habían pasado, y al fin podían reunirse para conversar sobre la situación con calma para poner en marcha el encuentro con la supuesta futura prometida.Por eso eligieron el afamado Club La Avellana, como socios gozaban de privacidad en los reservados, además de que la atención era buena y la comida deliciosa. En la medida que comían, el castaño explicó a Garrido la situación en que la desaparición de Olano dejó a la familia Cavet. Los malos comentarios provocados por la imbécil de Coral que colocó una denuncia en su contra acusándolo del aten
Al recobrar la conciencia ya se encontraba en el hospital, amargo despertar fue ver a Nathaniel con una expresión de preocupación escuchando al médico que le avisaba de la incapacidad que sufriría por un tiempo, Misael asumió eso con un castigo divino, no iba a poder moverse y tampoco hablar.Cuando el galeno salió, su padrastro se sentó al lado de la camilla para mirarlo con un poco de pesar, la charla que inició sin ese tono de reproche que siempre empleaba Coral, le hizo recapacitar sobre la manera como perdió la posibilidad de quedarse con una herencia millonaria y el control de un medio de comunicación por las decisiones equivocadas que tomó. Le recalcó que cuando se reencontró con Rosario lo primero que debió hacer fue embarazarla y poder, a través del vástago, hacerse con la fortuna de los Olano.No obstante, cuando concluyó el discurso casi apr
El insoportable timbre la obligó a levantarse de la cama, le dolía todo el cuerpo, y su cara debía lucir como si acabase de salir de un ring de boxeo.Giró su cuerpo y pudo respirar tranquila, al menos el miserable que su padre le consiguió como marido se marchó sin despertarla… y el maldito timbre seguía sonando.Bastó un insulto para que el molesto ruido se detuviera y Krystal poder buscar el sobre con el alquiler, era jueves y pasaba de las nueve de la mañana, por eso la desesperación de su casero. Con la poca paciencia que le quedaba e importándole poco su apariencia abrió la puerta y le entregó el dinero.—Faltan 100.000.—La renta está completa, vuelve a contarla.—Está completa para lo que costaba la semana pasada, ahora te faltan 100.000 —explicó burlándose de la castaña que aún
Taiana se alegró del reencuentro entre Iván y su prima, sabía que había visto a la chica en alguna parte, una de las pocas personas que la trató bien en la escuela y no como un bicho raro.Confirmó con Garrido que no la había reconocido, se alegró porque de alguna manera eso le demostraba que Coral quizás tampoco sabría quien era. Envió un mensaje a su amigo, y dejó el celular a un lado, estaba cansada, esos días habían sido agotadores porque paralelo a su papel como Alana, debía cumplir con sus funciones en el conglomerado Urraza.Cerró los ojos prometiéndose reposar por unos minutos, los cuales se volvieron unas horas porque lo que la despertó fueron los golpes en la puerta, se levantó desemperezándose para sobándose los ojos y bostezando abrir.—Es la mejor imagen que pudiste brindarme en esta madrugada.
Tauzín apartó la cara para poder escupir el alimento que le dio Erika, esa sopa era peor que la comida de Rosario. El único movimiento que podía hacer era lo que le permitía huir de la condena de hambre que Coral le impuso al decir que Cheverría lo atendería en todo.Miró la hora, hecho que repitió la castaña que exhaló agradeciendo —tanto como él— que debía irse. Se despidió con un beso en la mejilla después de limpiarlo, de ahí hasta las ocho de la mañana los empleados de la casa Cavet serían los que se harían cargo.Seis semanas habían pasado desde el accidente, y aún no encontraban a Rosario, sabía que su madre contrató personal para su búsqueda, pero lo cierto es que parecía que alguien la estuviese escondiendo. Escuchó los pasos de Dante y le sonrió, el hombre de oj