Capítulo II

El resultado del accidente mantuvo a Coral viuda de Tauzín al lado de su unigénito.

Acarició la mejilla de Misael con dolor, el médico decía que el golpe en la cabeza podía tener como secuelas la pérdida de movilidad y del habla, la zona más afectada según las radiografías controlaba ambas acciones.

Sabía que Sennet era el responsable del estado de su hijo, un estúpido como él no medía nunca las consecuencias de lo que hacía, y aunque Misael estaba enfermo, Coral era consciente que la situación significaba una ventaja que le daría la oportunidad de quedarse con las riquezas de su amante, y de paso eliminar al hijo de quien en algún momento fue su amiga y la esposa de Nathaniel, Myriam de Cavet.

Por ahora esperaría a que Misael fuera dado de alta, seguiría en la búsqueda de Rosario Olano y trataría que Denise le permitiera tomar el control del periódico en ausencia de su nuera. La m*****a muchachita resultó tan rebelde como desabrida, por eso cuando su hijo llegaba hablando de lo estresante que era vivir con la ojiverde, ella le enviaba de viaje con cualquier excusa, facilitándole el tiempo para ser libre, las infidelidades que pudo tener Misael las cubría, e incluso limpiaba el camino para que esas que deseaban un poco más a través del chantaje, Coral les recordaba el rol que cumplían en la vida de Tauzín.

—¿Cómo sigue? —tan absorta estaba que no sintió a Nathaniel entrar a la habitación.

—Quiero pedirte que me ayudes a tenerlo en la casa —dijo recostándose en el pecho del cenizo que mantenía el atractivo de sus años de juventud—, sé que tu hijo odia al mío, pero mientras se recupera ¿puede quedarse con nosotros?

—Es mi casa, así que Sennet puede meterse su “odio” por donde le quepa —respondió como aceptación de la propuesta, la mujer besó los labios de Cavet para volver a su posición original—. Coral debes saber que Misael no será nuestro único nuevo residente, mi hijo y su futura esposa vivirán en la mansión.

Coral se retiró enseguida del abrazo demostrando desconcierto, por lo que sabía ese estúpido no tenía una relación, y que de buenas a primeras tuviese que aceptar a alguien equivalía a menos oportunidades de que el plan que se había trazado se cumpliera a cabalidad, era un fastidio que no permitiría.

Nathaniel sonrió malentendiendo la expresión de asombro en la mujer frente a él, apartando los mechones sobre la cara de Coral explicó la situación.

—Llevan meses saliendo, tenía todo preparado para darnos la sorpresa después de la firma con los Urraza.

—¿No la conoces?

—Por fotografías, ella viaja demasiado.

La frase no se escuchó del todo convincente, pero por la fecha de la firma con los Urraza, Coral comprendió que Nathaniel quería desviar la atención de los medios mientras daban con el paradero de la heredera de los Olano, una vez la encontraran. era lógico suponer que si Sennet quería terminar con el compromiso, podría hacerlo.

—Te amo —dijo la pelinegra cruzando sus brazos por el cuello de su pareja—. Eres deliciosamente manipulador, y me complaces de todas las maneras posibles.

Nathaniel la besó, por esa simple razón la mantenía a su lado, era perspicaz, leía con facilidad las intenciones de los movimientos que efectuaba, y le apoyaba para el beneficio de ambos; sin embargo, él jamás podría decir que la amaba, su único amor sería siempre la consideró su alma gemela, la madre de Sennet.

Esa misma mañana en la casa de los Urraza, Taiana Ybarra dejó sobre la mesa el diario con la noticia del accidente del matrimonio de Tauzín y Olano. Cogió la taza con el café con leche y miró a través del ventanal dándose fuerzas para enfrentar a la persona que esa mañana descubrió que se trataba de quien alguna vez consideró su amiga.

La noche anterior cuando Aaron la abrazó para saludarlo percibió el aroma a caramelo de un perfume elaborado especialmente para Shaio Olano por la delicada piel que poseía y la alergía que los cosméticos le producían; no obstante, al regresar el médico Smith a chequear la salud de la paciente, Taiana pudo ver el rostro de la mujer que dormía en la cama del hijo mayor de Fernando Urraza, todos los recuerdos de sus años de juventud regresaron con fuerza.

—Un beso por cada pensamiento —los brazos de Iván la rodearon dándole un pequeño mordisco en la base del cuello provocando que soltara un leve gemido—. Te extrañé amor.

—No creo que mucho, en Inglaterra también llegan las noticias de los playboy como tú.

La risa de Iván Garrido, uno de los socios del conglomerado Urraza, le hizo olvidar un poco su miedo. El pelinegro de ojos marrón oscuro la observó detrás de unos lentes que lo hacían lucir más interesante y atractivo de lo que ya era. La piel blanca junto con los rasgos masculinos que poseía, recordaban las estatuas griegas de los museos, él era un deleite para la vista de cualquiera que apreciase la belleza.

—Siempre serás mi preferida y amor imposible —repuso Garrido defendiéndose.

Iván y ella habían compartido ratos de buen sexo, pero la relación de “felices por siempre” nunca existiría. Al igual que muchos de los herederos del círculo social donde se movían, él debía casarse con una gentil y obediente “niña de casa” criada para llenarlo de hijos manteniendo el apellido y el linaje.

—Te traje lo solicitado por Aaron —Iván se separó de Ybarra para sacar una carpeta del maletín que dejó en la mesa y que le dio a leer a la ojiazul.

Taiana repasó las notas lamentándose por la suerte que corrió Rosario al lado de Misael, en los documentos se demostraba que Tauzín seguía siendo el mismo niño mimado con ínfulas de Don Juan que quería toda la atención que sus padres no le dieron de pequeño.

—El jefe de policía recibió hoy una denuncia formal de parte de Coral Tauzín por intento de asesinato en contra de Sennet Cavet.

Taiana se sorprendió por la manera tan tranquila que Iván contaba lo concerniente a su supuesto mejor amigo, acomodándose las gafas Garrido sonrió por el gesto que hizo su “gatita” atrayéndola para de nuevo abrazarla por la cintura y recargar su barbilla en el hombro de la mujer de cabello color negro petróleo, de ojos azules tan claros que bien podían considerarse grises, y con un cuerpo que, a su parecer, era de infarto, pero del cual las largas y deliciosas piernas junto al espectacular trasero que poseía, sobresalían.

—Recibió la denuncia para archivarla. Él considera que iban tras Olano y Sennet no tiene ninguna causa conocida para querer asesinarla.

—¿Considera que pudo ser una de las conquistas de Misael?

—Quizás Tai, sin embargo —dijo Iván quitándole el folder de las manos—, no quiero que te expongas, si esa mujer está en la negociación con los Cavet, es mejor que vayamos Aaron y yo.

—No puedo esconderme por siempre, hace diez años que no me ven y soy muy diferente a la tonta adolescente que perdió su virginidad al cometer el error de consolar a un ebrio.

Iván hizo una mueca que le pareció tierna a Taiana, el hombre conocía muy bien lo ocurrido en su último año de preparatoria.

El recuerdo del día en que un trabajo de matemáticas la llevó a la casa de Misael Tauzín, el novio de su mejor amiga y su amor secreto no correspondido, la embargó por completo.

Taiana encontró al muchacho borracho, llorando por haberse enterado que el hombre que lo crío no era su verdadero padre, uno al que veneró hasta el día de su muerte. Aunque no comprendió bien el balbuceo de su compañero de estudio, sí fue consciente de que debía ayudarlo, nunca pensó terminar en la cama del chico siendo besada y pidiéndole que le ayudara a sobreponerse a la pena. Además, de asegurarle que parte de su dolor también era porque Rosario, su novia desde hacía un año, había dado por terminada la relación.

Esa noche para Ybarra fue la más hermosa de su vida hasta los quince años que tenía, mientras acariciaba el cabello del joven que tenía la cabeza sobre su pecho desnudo y dormía profundamente, comenzó a crear en la mente como sería su noviazgo, ella no era una niña rica, estudiaba en Elite Synergy School por una beca que sostenía por sus excelentes promedios en cada asignatura, daba monitorias en las tardes a estudiantes con problemas académicos de cursos inferiores, y ayudaba los fines de semana en distintas labores dentro del colegio, nada que ver con Rosario y Misael, hijos de acaudaladas familias y con todo resuelto desde que nacieron.

A las seis de la mañana del día siguiente a la única noche de pasión que tuvo con Misael, la madre del chico que amaba, Coral viuda de Tauzín, la levantó de un brazo para gritarle que era una zorra, al buscar apoyo en él, se encontró con una expresión de asco que fue suficiente para comprender que cometió un error.

Un beso en el cuello por parte de Iván, regresó a Taiana a la realidad que ahora vivía.

—Coral es rencorosa, en esa ocasión no le importó lo que te pasara, solo pensó cubrir lo hecho por su hijo para no perder a Rosario —expuso Garrido con disgusto—. Si te reconoce es capaz de acomodar una versión de la historia para dejarte en vergüenza frente a los Cavet y sus socios.

Ybarra comprendía el miedo del pelinegro, las imágenes de ella corriendo por el pasillo mientras le gritaban “perra” y “fenómeno” serían recuerdos que no se borrarían nunca de su mente.

«El último día de clases Taiana salió del salón creyendo que todos se habían ido, Olano y Tauzín no se habían acercado a ella desde que Coral se burló diciendo que era una arrastrada con ínfulas de grandeza, que por eso se metió en la cama de su hijo.

Mientras caminaba por el pasillo de la preparatoria recordaba como hacía tres días la madre de Misael se burló gritándole en la entrada del colegio sus defectos físicos. Era verdad, sus lentes gruesos, el frenillo en los dientes, un cabello rebelde y un cuerpo delgado que la hacía parecer desnutrida, y que vestía con ropas de segunda o remendadas que demostraban la falta de dinero para estudiar en el Elite Synergy School.

Respiró profundo procurando no llorar de nuevo por las palabras de Coral, sus padres lograron que presentara los exámenes de ingreso y ella consiguió por mérito propio la beca, una que sostuvo por todo el bachillerato, además, pronto no tendría que volver a ver a los Tauzín.

Los pasos de alguien aproximándose le hicieron girar, tres chicos del equipo de rugby la empujaron contra la pared tapándole la boca.

—Zorrita, Misael dice que eres muy buena en la cama, y nosotros merecemos como campeones de los Intercolegiados una despedida especial.

Taiana negó con la cabeza, ellos rieron arrastrándola a un salón donde comenzaron a desvestirla. El silbido por las marcas de chupones que aún tenía su cuerpo, le cohibieron por completo, haciendo que sus agresores se rieran profiriendo otra sarta de comentarios soeces.

—Vas a servirnos a los tres hasta que nos cansemos —Ybarra sintió asco por ser lo que era, se resignó a su suerte.

El sonido de la puerta del aula abriendose con fuerza le permitió ver a un par de exalumnos que después supo fueron a buscar a los jugadores para ofrecerles una beca de estudios por logros deportivos en la universidad que desearan por parte del Emporio Urraza, y por casualidad escucharon los sollozos y las risas, eran quienes habían entrado librandola de la segura violación.

Taiana cubrió su rostro con verguenza, pero la dulce voz de Iván cubriéndola con su propia chaqueta mientras Aaron mantenía a uno de sus compañeros contra el piso, le dieron una nueva oportunidad».

La vida le cambió radicalmente a Ybarra tras de ese encuentro, sus padres la regañaron por no contarles lo que sucedió, el patriarca Urraza al ver sus notas decidió quitar el patrocinio a los patanes que trataban de abusarla, y establcer una beca universitaria completa para los mejores estudiantes de bajos recursos, y cuyo primer beneficiario fue ella.

Diez años después el pasado regresaba, pero como bien Taiana le dijo a Iván ahora tenía el respaldo de quienes la consideraban parte de su familia, aunque no tuviese el apellido, Fernando la presentaba siempre como su hija, para Alberto y Aaron era su hermana menor.

Ybarra abrazó a Garrido dándole las gracias por quererla, cuando se soltó en la puerta se encontraba Olano que la miraba con lágrimas en el rostro.

—Hola Rosario —la vio ir hacia ella con decisión, la ojiazul esperaba un golpe o un insulto, Iván se dispuso a defenderla, pero la sorpresa fue para ambos.

—Perdóname, por favor, perdóname —el llanto de Shaio de inmediato logró despejar cualquier miedo que tuviese por encontrarla.

Taiana la abrazó, era su amiga, Olano había superado aquel impase, algo bueno porque con lo que sabía de Misael, era momento de cambiar la balanza a favor de ellas.  

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados