Sheila Mountbatter es la primogénita del rey y la reina británica, nació rodeada de todo lo que una pueda desear en vida, pero también antes de nacer llevaría sobre su vida una carga que jamás imaginaria, ella es una chica dulce criada en el castillo con toda la elegancia y con su destino descrito desde antes de nacer, ella lucharía por su libertad y no creía que su destino ya estuviera escrito.
Ella misma elegiría escribir su destino, desde que nació fue sometida a todo tipo de clases por ser la única heredera de sangre real, la presión de conocer de todo sobre su país y el mundo entero era más que un deber; era una obligación, incluso su futuro esposo ya era un año mayor que ella antes de nacer.
Leandro Spencer, hijo menor de un matrimonio alemán que fue unido por los más grandes magnates del país, su unión no solo forjo lazos con varios países extranjeros si no que Cloe Sullivan, ahora Cloe De Spencer, la esposa del señor Silvio Spencer, era originaria y nacida en el país de Colombia.
Aún así, fue criada en Alemania, aunque muchos de sus lazos sanguíneos todavía seguían en su país de nacimiento, Colombia.
Las Familias por sus antecesores tenían comunicación y lasos fuertes entre ellas por lo cual su pacto había sido destinado desde mucho antes que el hijo menor de la familia Spencer y la hija única de la familia Mountbatter nacieran, un matrimonio que se realizaría una vez el hijo mayor cumpliera 26 y la hija de los reyes británicos cumpliera 25 años, edad suficiente para que ambos llenaran su vida de conocimientos y estudios capacitados para un día juntos dirigir el reino británico y por fin empezar la alianza de las familias más poderosas de todo el régimen inglés.
Aún destinados, en sus futuros nunca podrían descubrir lo que realmente el destino reparaba para ellos.
Leandro Spencer era un empresario serio y frío, su carácter era como un muerto viviendo con sed de sangre y venganza.
No le gustaba que nadie le dijera que hacer o como realizar sus cosas, fue por eso que siempre fue independiente de su familia y dejo que los negocios de esta misma los manejara sus hermanos mayores.
El había creado su propio imperio, uno del que nadie tenía voz ni voto.
Un imperio en el que era el jefe.
Pero así como ganas fama, ganas enemigos.
Leandro Spencer era un hombre cruel que hacía las cosas sin remordimientos y sin pensarlo dos veces.
En su vida no había tiempo para desviaciones y mucho menos para mujeres.
Jamás se le oculto que al llegar a los 26 años su vida cambiaría totalmente.
Tendría que ser un esposo responsable y se convirtiera en algo que no quería ser.
Él no pidió ser comprometido con una princesita de castillo que nadie conocía y mucho menos ser un rey y tener que dirigir un país por el cual no tenía ningún interés más que monetario.
Sheila Mountbatter, una chica llena de vida que lo único que deseaba era escalar las paredes de las torres más altas que la rodean y salir fuera a conocer el mundo real, ver la gente real y sentir y vivir como vivía la sociedad real.
No solo quería estudiar libros y videos que solo le daban cierta perspectiva de las cosas, ella quería comerse el mundo y devorarlo por si misma.
No tenía más anhelo que experimentar las historias que su mejor y único amigo le contaba.
Un amigo que también era el abogado real de la familia y que siempre que la visitaba le traía un regalo diferente, nada de lo que estaba acostumbrada pero que le generaba una alegría y un placer que ningunas de las cosas que estaban dentro del castillo podrían generale.
Desde pequeña vive en un mundo simpleza y nada de maldad, no había nada de que pegarse y ser curiosa.
Cada día sus actividades eran más rigurosas y estrictas y a medida que crecía todo se convertía en un caos para su personalidad.
Una personalidad, que parecía no tener definida.
Cualquiera podría manipularla en ese estado de princesa de cientos de hada.
Si piel tan pura y blanca le hacía lucir más palida y delicada.
Su fino rostro y cuerpo le daban un aire elegante y altivo, pero su sencillez, lograba que cualquier quedaba flechado y enamorado de su dulzura y compañía.
Salir al mundo, era como gritarle al mismo que se la coma.
Ella quería salir al mundo y consumir en conocimiento todo lo que pudiera, ser más fuerte y vivir su vida libremente.
Pero no sabía que llegar a ese mundo al que moría por ir, sería su tortura su perdición, y quizá al inicio, su más grande error.
Viviría de lleno las experiencias que quería vivir, sin duda aprendería todo lo que deseaba aprender, más de lo que necesitaba y sufrirá las consecuencias de sus propias decisiones.
No obstante, estás mismas decisiones que convertirán en la persona que siempre quiso ser.
Se llenará del valor que le falta para buscar la persona que quiere llegar a ser y pasará por las tormentas del amor que solo la llevarán al más idilio apasionado de placer que nadie jamás podría darle.
Será sumisa, pero también será una dominante, tendrá vergüenza, pero también se convertirá en una fiera por defender lo que cree.
Sheila Mountbatter y Leandro Spencer.
Ellos sin nada o poco en común, terminarán envueltos en un mundo en donde no sabían que se encontrarían tan pronto.
Vidas diferentes.
Personas diferentes.
Pero un destino que los llama y los une de una forma inesperada.
En un torbellino de complicados enredos amorosos entre tres hermanos que no saben nada el uno del otro.
Relaciones peligrosas, obsesiones por poseer el alma y la identidad desconocida de otras personas, oscuros secretos, y una historia que llevará a estos personajes a dar tantas vueltas para al final llegar al punto en el que puedan decir...
MI DESTINO ERES TU.
SHEILA.- ¡Si! Acepto -Conteste con toda la emoción mirando el rostro del hombre que sería mi esposo según yo para toda la vida.Él no me miraba, pero no me importaba, era la primera vez que miraba a Dante, un chico de rasgos físicos inimaginables y un cuerpo musculoso que alcance apreciar mientras se forjaban sus músculos dentro de su camisa blanca, lo cuales tenia sueltos dos botones entre su cuello y pecho, vestía su traje formal, típico de una boda civil, zapatos negros brillantes de charol a medidas.La verdad se miraba de cómoda familia, nunca pensé estar aquí, casándome con un desconocido, y más del cual me he ilusionado con solo llegar a la oficina de asuntos civiles solo para decir, el famoso...“Sí acepto” a un hombre que acabo de conocer.El abogado de la familia real es el único que sabe de mi paradero y de lo que hago, aunque no me apoya mucho en esta loca idea no me importa, mis padres me dieron la opción de vivir mi vida durante cinco años y si no consigo vivir una bue
EN LA OFICINA CIVIL.- Por Dios Madre… -Le digo en forma de súplica, pero ella solo entrecierra sus ojos y me mira.- Será mejor que te calles y te cases con esa chica, está muy bella y me ha caído muy bien. –Prosiguió ella sin dejarme un espacio para quejarme. - Alquile una casa pequeña donde viviremos cómodamente… -Pauso un momento, pero antes que respondiera la miré y le dije.- Madre, ninguna casa, de ninguna manera, esto ya es mucho…¿Porque no podemos vivir en la mansión?, pensé que todo esto era una broma, pero es totalmente cierto, me estas castigando por algo insignificante, parece que la mujer con quien me caso ni siquiera sabe quién soy yo. –No sabía si me enojaba más que esa pequeña mujer no supiera mi identidad o el cambio de vida que quería mi madre para mí.Mi madre me mira enojada y me dice.- No la conocemos nada hasta ahora, solo lo que pudimos investigar de ella, pero suficiente para aceptarla, la chica me cayó bien si, pero hasta no ver que te enamores de ella
Por información de Noah sabía que eran una familia muy influyente en Alemania, así que suponía que iríamos a su mansión la que poco antes había mirado en el archivo, estaba demasiado emocionada, por fin tendría mi nuevo hogar.Para mi sorpresa cuando llegamos a la que sería mi nueva casa me impresione mucho pero no lo demostré.Era una casita sencilla de un piso, tenía 3 alcobas sencillas, toda la casa estaba amoblada con aparatos y muebles comunes pero habitables, todo estaba muy limpio y para mí era suficiente, mientras viviera feliz, no importaba si tenía que llevar una vida de plebeya el resto de mi vida.La madre de Dante; Cloe me siguió mostrando la casa, en si no había mucho que mostrar, pero aun así mostraba en el lugar que viviríamos, la alegría que sentía de ser una mujer casada, claro que, con una identidad falsa, pero aun así era yo.Podría tener una vida placentera junto a un guapo hombre del que quizás pronto me enamoraría, la cocina tenía todo en orden y una mesa en el
- Huele delicioso –Dice madre Cloe observando detenidamente el platillo.Le ofrecí una porción con un poco de pasta, que también prepare para acompañar el platillo, cuando termino de comer le pregunte.- ¿Qué tal me quedo? ¿Le gustara a Dante? ¿Si es como a él le gusta? –La bombardee con muchas preguntas, la intriga me mataba, aunque prepare muchas veces varios platillos en el castillo, jamás lo había preparado para otra persona que no fuera mi institutriz.- Calma hija –Me contesta aun con su sonrisa, y yo muerta del pánico.- ¿Acaso eres una chef? esto quedo mejor de lo que yo lo preparo –Me dijo casi con recelo.- ¿Cómo podría? –Le respondí.- Jamás podría remplazar los platillos de una madre –Termine de hablar mirando mis manos, ella se acercó a mí y me dijo.- A Dante le encantara -La miré a los ojos y sonreí.- Gracias –Susurre mientras bajaba nuevamente mi mirada.Toda la tarde no la pasamos platicando de cuando Dante era niño y las locuras que hacía desde entonces.Cua
SHEILA.Pasaba el tiempo y el ignoraba todo lo que yo hacía, a pesar que sabía su verdadera identidad nunca me quejé o dije algo. Me limite a ser su mujer de la forma que él quisiera, pero llevábamos varios meses en los cuales el poco dormía conmigo y cuando lo hacía ni siquiera me miraba, yo de verdad quería e intentaba de todo por hacer que se enamorara de mí, pensé que siendo sumisa y la mujer perfecta, lavando, planchando, cocinando, encargándome de todo lo que se supone una mujer responsable del hogar que le da su esposo debe asumir, hacia todo lo que mi suegra y él pudieran necesitar, así podría decirles la verdad de mí verdadera identidad y presentar a mis padres en el reino.Pero cada día se hacía más imposible este sueño, él; sí apenas me miraba, aunque algunas veces comía lo que preparaba con cariño para él y simule ser la esposa perfecta, aun en las circunstancias que vivíamos, él no cambiaba su forma de ser conmigo.Nunca me había sucedido algo así, nadie en el castillo pod
Llegue cansado después de una noche muy apasionada con mi favorita Sonia Daniele, es con la única que me puedo permitirme hace olvidar de Kenia Santana, esa mujer despiadada, todas son iguales, unas zorras por eso hay que tratarlas como tal, además que las mamadas de Sonia que son de otro mundo no se pueden comparar.Después de ese momento tan relajante con Sonia, la despido fuera de mi apartamento y vuelvo a casa ya que mi madre no para de llamarme, a veces se vuelve demasiado molesta.Cuando llego, mi madre me recibe en la puerta.Es la primera vez que ella lo hace después de volver a este lugar, siempre a mi encuentro esta Sheila, pero esta vez no.Frente de la casa donde viven mi madre y esa mujer, hay una bulla de gente corriente parecido a una fiesta de barrio, esas cosas me molestan mucho, por eso prefiero no venir a estos lugares, no sé en qué pensaba mi madre cuando decidió vivir en este lugar.- ¿Donde esta ella? -Le pregunto a mi madre levantando una ceja, ya que se me hace
SHEILA.Me dolió tanto que se fuera de esa forma, sin dejarme explicar, no creí haber hecho nada para molestarlo solo fue un baile, porque tenía que aparecer precisamente en el momento que acepte bailar con el hijo de la señora Johana.Mi suegra hizo un paño con hielo para mi cara, estaba muy hinchada, ella me consolaba y maldecía todo el tiempo a su hijo, ignoro todas las llamadas de su madre durante los últimos 2 meses, pensé que las cosas estaban un poco mejor entre nosotros, porque últimamente volvía más seguido a casa, pero arruine todo en solo una noche, quería decirle que solo fue un baile, no había pasado nada más, que al único que quería en mi vida, era a él después de todo es mi esposo, pero no tenía comunicación con él y no lo había vuelto a ver durante ese tiempo.El tiempo paso tan rápido…Hoy cumplíamos 1 año de casados y como en la noche de bodas, y todas las noches durante ese año, pensé que igual no le importaría, que Dante no llegaría a casa.Su madre estaba preocupa
- No te preocupes madre, hoy todo acaba –Le dije con la alegría que me hacia el que hoy todo se acabará y volverá a la normalidad.Aproveche mi estadía solitaria y trabaje un poco, mientras ellas salían de casa, revise algunos correos y deje algunas cosas al día, para en la noche celebrar que mi vida volvería hacer normal.Cuando llegaron yo estaba hablando con Sonia, ella estaba tan feliz que hoy le hubiera escrito para que fuera mi acompañante, sentí la presencia y la mirada de esa mujer sobre mí, pero ni me inmute en lo que estaba haciendo.Mi madre me invito a la mesa dándole una mirada a ella, que de inmediato y sin mirarme se fue a la habitación, mi madre me llamo y me senté en mi lugar de la mesa, mi madre me sirvió una cantidad de platos, que quedé impresionado solo el olor alteraba mi apetito.- Está… esta delicioso –Saboreaba mientras agradecía a mi madre, no sabía que comer primero, comía por espacios, quería probar todo lo que estaba allí, mi comida siempre era llevada p