CAP 4

- Huele delicioso –

Dice madre Cloe observando detenidamente el platillo.

Le ofrecí una porción con un poco de pasta, que también prepare para acompañar el platillo, cuando termino de comer le pregunte.

- ¿Qué tal me quedo? ¿Le gustara a Dante? ¿Si es como a él le gusta? –

La bombardee con muchas preguntas, la intriga me mataba, aunque prepare muchas veces varios platillos en el castillo, jamás lo había preparado para otra persona que no fuera mi institutriz.

- Calma hija –

Me contesta aun con su sonrisa, y yo muerta del pánico.

- ¿Acaso eres una chef? esto quedo mejor de lo que yo lo preparo –

Me dijo casi con recelo.

- ¿Cómo podría? –

Le respondí.

- Jamás podría remplazar los platillos de una madre –

Termine de hablar mirando mis manos, ella se acercó a mí y me dijo.

- A Dante le encantara -

La miré a los ojos y sonreí.

- Gracias –

Susurre mientras bajaba nuevamente mi mirada.

Toda la tarde no la pasamos platicando de cuando Dante era niño y las locuras que hacía desde entonces.

Cuando eran más o menos las 8:00 de la noche fui a mi habitación, con la ayuda de mi suegra encendimos las velas y organizamos todo ya que Dante pronto regresaría, calenté la comida y espere pacientemente el regreso de mi esposo.

Quería sorprenderlo en su llegada, sin embargo, paso la 1:00 de la madrugada y las velas se fueron apagando poco a poco.

Dante al final no llegó, me sentí muy mal porque pensé que mi esposo llegaría para nuestra noche, pero no fue así, mi suegra trataba de consolarme, pero no era necesario o por lo menos eso pensaba yo haciéndome la fuerte, era la primera vez que nos veíamos, tendríamos que conocernos más a futuro.

- Tranquila madre, quizás tuvo mucho trabajo, mañana vendrá a descansar -

Le dije casi calmándome a mí misma.

- Está bien pequeña -

Me respondió ella.

- Por favor ve a descansar madre, yo lo esperare un poco más -

Le dije a mi suegra ya que la notaba algo cansada.

- No te canses mucho –

Fue su respuesta mientras entraba a su habitación, la casa es tan pequeña, que con solo un par de pasos podía llegar a cualquier lugar dela casa.

No sé cuánto tiempo espere a Dante en la sala, porque me quede dormida en unos de los muebles mientras pensaba que en cualquier momento llegaría.

Solo quería que cuando el volviera fuera a mí la primera persona que mirara recibiéndolo al llegar a casa.

En medio de mi sueño, escuché un ruido y pude abrir mis ojos lentamente adaptándome a la luz de un nuevo día, era mi suegra abriendo la puerta para recibir a Dante.

Me levante enseguida y le pregunte a Dante con una mirada preocupada, pues no volvió en toda la noche.

- ¿Te encuentras bien?, preparare ahora en desayuno para usted -

Le dije así ya que no sabía aun como tratar con él o como hablarle.

- No tengo apetito –

Respondió casi tajante quitándose la chaqueta sin mirarme, note como su madre lo miraba con reprimenda.

- Está bien voy a lavarme –

Dije casi queriendo salir corriendo del lugar cuando cerré la puerta de mi habitación.

Escuché que su madre le hablaba y le llevaba a la cocina, me alegre porque quizás si tenía hambre y probaría lo que había cocinado para él, pero nada de eso importaba, solo quería que a él le gustara lo que prepare para él.

Después de refrescarme, me senté en la cama y al siguiente momento sentí que se abría la puerta, volteé a mirarle y de inmediato sentí el olor alcohol revuelto con un olor extraño, parecía perfume, pero muy fuerte, no dije nada, ni siquiera podría mirarlo, yo estuve toda la noche esperando por él y el hombre prefirió ir a beber en su noche de bodas que pasarla conmigo, eso me puso realmente triste.

DANTE.

Entre y me senté en la cama sin siquiera mirarla, pero antes de que dijera algo le dije.

- Estoy cansado y mi madre me acaba de regañar por tu culpa, más te vale que te acostumbres, no volveré todas las noches, una que otra vez que necesite algo volveré, en este momento tengo mucho trabajo y no pienso estar de un lado a otro cuando esta casa me queda muy lejos de la oficina.

No te preocupes por alimentarme, estere bien sin ti, siempre lo he estado. -

Mire como una lagrima bajaba por su mejilla, pero hice como si no lo hubiera notado.

Aun asi la deje con su falsa ilusion de mujer recien casasa y proseguí...

- Dormiré contigo en esta cama, pero no se te ocurra tocarme, te queda claro -

Ella asintió sin levantar aun su rostro, note que lloraba, pero no quería darle motivos para que pensara que me preocupaba por ella, tenía una vida social y era conocido por ser un mujeriego, si la prensa se llegara a enterar que me case con una extraña y más con una mujer que no es prominente de ninguna familia futura estaría acabado.

No queria seguir con el juego de mi madre, pero tampoco queria perder la empresa por la que dedicado practicamente toda mi vida.

Cuando salí de allí de inmediato fui averiguar sobre esta mujer, y eso le mostré a mi madre, era una don nadie; su familia es de Roma muy humilde, demasiado para mi opinión.

Le dieron estudios, pero sus padres murieron en un accidente hace poco, quizá por eso se dedicó a casarse, quería ser mantenida ya que no tenía familia ni nada, mi madre me reprendió y dijo que tenía que tratarla como mi esposa, por lo menos durante un año, fue el plazo límite que mi madre me dio para enderezar mi futuro, pero siempre pensé que esta no era la manera de hacerlo.

Seguiría con mi vida así fuera una doble, no me importa.

Jamás miraría a esa don nadie como algo mío, la meta era un año. Listo así seria, pero bajo mis condiciones.

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