—Lucas, ¿Qué haces? —Laura toma la mano de su hermano para que se siente.—No puedo permitir que se case Laura —dice mirándola—, yo lo amo.Se suelta de ella y sale entre los invitados hasta estar frente al altar. Ahí su hermana deduce las razones del porque su hermano la aconsejó de esa manera para que no se casará con Enrique, sin embargo, sabía que merecía ser feliz, así que solo lo apoyaría.Enrique se encuentra helado por la oposición de Lucas, de su amor prohibido, su amante, la persona de quién ha estado enamorado días después de ser plantado en el altar.Lucas camina hasta ellos y el corazón de Alba se acelera por saber que está a punto de suceder.—¿Tiene alguna causa por el cual la pareja no deba unirse? —le pregunta el cura.—Si Padre… ellos no se aman, bueno al menos sé que él no la ama. —responde Lucas— y es porque él me ama a mi, desde hace un tiempo estamos juntos, solo que por miedo no me atrevía a que nuestra relación se hiciera pública, pero creo tengo mas miedo de n
Entre tanto, Alba se posa en la puerta despidiéndose de los invitados faltantes. Leandro y Ester son unos de ellos, por lo que intercambian miradas, pero solo eso, ambos se suben al auto y Leandro esboza una pequeña sonrisa hacia Alba. “Tal vez aun siga soltera, pero tú eres mío Leandro” piensa Ester mirando a su esposo.—Ok, ya los invitados se han ido, ¿Y ahora? —pregunta Macarena acercándose a Alba.—Pues irme a casa.—¿No irás a la mansión?—No mamá, no tengo nada allá que sea mío. Lo mejor será irme a casa y que lleves a la abuela. Necesito buscar trabajo para seguir con mi vida.—¿Qué? ¿Pero como me vas a hacer eso, Alba?—Enrique no nos apoyará más madre, no podemos pagarle a la enfermera para que cuide a la abuela, alguien debe hacerlo, a menos que cambiemos, ¿No? Tu trabajas y yo cuido a la abuela.—Iré a Manresa —dice forzada y suelta un suspiro. Luego besa su mejilla como despedida y Camila la abraza. Mientras que Lucía con ayuda de Nicole caminan a la salida.—Abuela, cóm
La impotencia invade a Macarena. Sólo tenía una opción, volver a Manresa. A ese lugar que prácticamente había desechado de su vida y sus recuerdos hace tiempo atrás. El auto se detiene, las tres mujeres bajan del coche. Camila camina sosteniendo a su abuela de la cintura, quien apoya su brazo sobre el hombro de la hermosa rubia.—¡Gracias mi niña!—No hay de qué abuela Lucía.Desde la villa contigua, Camilo observa a las tres mujeres entrando a la casa de su ex. De ellas, sólo reconoce a Lucía. ¿Quiénes era las otras dos mujeres? Esto provoca curiosidad en él. Mucho más ahora que supo que Alba no logró casarse. Macarena observa aquel lugar con cierta melancolía, un lugar que trae a su mente tantos recuerdos, momentos de una infancia feliz acompañada de su padre, jugando con él, corriendo por el campo y sintiendo la brisa en su rostro, sintiéndose libre. Pero a la vez, esos mismos recuerdos la llenan de frustración; pues hoy Macarena ve desde otra perspectiva aquel pasado como un re
Durante el resto de ese fin de semana, Alba no salió de su cama ni un momento. Era como si el cansancio que sentía, no sólo fuera físico sino también emocional. ¡Estaba exhausta!A pesar de tener aquel dinero en mano, sabía que no debía usarlo para otra cosa que salir de aquella deuda con Leandro. Verlo en la iglesia provocó ansiedad en ella, pero también frustración. Él y Ester se veían como un matrimonio perfecto y ahora que no estaba casada con Enrique, se sentía en desventaja frente a su ex jefe.Tomó su computador y rehízo su currículum, al día siguiente tendría que salir y entregar varios de ellos, necesitaba encontrar pronto un trabajo. Por unos minutos estuvo tentada a escribirle a Leandro para decirle que tenía la otra parte del dinero que le debía. —No se te ocurra, Alba —se increpa a sí misma— sólo quieres que él venga a verte ¿verdad? ¿Y luego qué? Hacer el amor con él y al día siguiente continúe durmiendo con su esposa? No seas tonta, deja ya de pensar en Leandro Suárez
En lo que Marcos le envía la dirección a Alba, ella toma un taxi y llega en minutos al local que Marcos le ha indicado. El lugar es pequeño, pero sin duda es elegante y vintage. Al entrar, Alba encuentra a Marcos hablando con una camarera, sacándole un par de risas entre su conversación. Ella rueda los ojos por el gran don Juan a quien le ha dado la oportunidad y se acerca.—Hola —saluda con media sonrisa.—Hola Alba, que bueno que has venido, ven siéntate —Marcos se levanta y corre la silla de Alba como todo un caballero para que pueda sentarse.Ella se sienta, acomoda su silla un poco más cerca de la mesa y luego él se sienta a su lado.—Ya les traigo los menú —dice la camarera.—Claro, y recuerda vernos antes de que se vaya —le indica Marcos y la joven asiente pata luego retirarse.—Vaya, me parece que si es experto en mujeres —comenta Alba arqueando una ceja.No es que esté celosa, solo que ya no desea perder tiempo con hombres a quienes les encuentre cierta etiqueta que sabe que
Alba ya lleva días trabajando para Marcos y le ha estado fascinando, es un excelente jefe en todos los sentidos, también ha sido un buen amigo de Alba. Ahora Marcos aguarda por Alba fuera de su edificio. Ambos asistirán a la inauguración de un nuevo local, céntrico a la ciudad. Apenas ella sale del edificio con un deslumbrante atuendo escotado, Marcos queda hechizado.—¿Cómo me veo? ¿Es el atuendo adecuado? —pregunta ella, puesto Marcos no le específico.—Pues me parece adecuado para una insinuación —dice, coqueto y le guiña el ojo.Alba para que no se repita la historia con su jefe, trata de evadir algunas insinuaciones de Marcos, no sabía si solo era un malentendido porque el hombre es demasiado seductor, sin embargo, no se ha fijado si lo hace con muchas mujeres.—Marcos… —usa un ligero tono de regaño.—¿Qué? Te ves inapropiadamente sexy. —la toma de la cintura y la hala a su cuerpo—. Aun no sé porque no me he liado contigo.—¿Te crees que tienes chance?—Por supuesto, ¿Por qué? ¿A
Durante toda la semana, Camilo estuvo visitando como de costumbre a Lucía. Llegaba siempre con algún manjar que su madre había preparado para dárselo. —Gracias, Camilo. Siempre tan gentil. Aún no entiendo porque mi nieta no se casa contigo. —Camila quien está sentada en el sofá escucha la conversación con tedio. Desde que su madre, le ordenó mantenerse alejada del apuesto chico, ella la ha obedecido. Pero no puede evitar las continuas sensaciones que le provoca el recuerdo de aquel beso. —No puedo hacer mucho, Lucía. Cometí un error y Alba no creo que me perdone por haberle mentido. —contesta Camilo, quien al igual que la chica, no para de pensar en aquel instante en que la conoció. Macarena, aún duerme a pesar de que ya es poco más de las nueve de la mañana. De pronto, como si el deseo de ambos jóvenes de estar a solas hubiese sido escuchado, Lucía le pide a su nieta ir al pequeño huerto y traerle unas hortalizas para preparar el almuerzo.—Cami, querida ¿puedes traerme algunos
Luego de aquella reunión en el casino, Marcos no deja de mirar con otros ojos, la belleza de Alba. No era sólo su rostro o su cuerpo lo que le atraían de ella, era también su inteligencia para resolver los asuntos de la empresa y su creatividad. —Alba, venga a mi oficina —dice presionando el botón del intercomunicador. —En seguida —contesta ella, se pone de pie y se dirige a la oficina. Toca la puerta antes de entrar, luego abre cautelosa.Marcos levanta el rostro y repasa la figura de pie a cabeza de Alba. Ella lleva una falda tipo lápiz negra que llega debajo de sus rodillas y una blusa blanca de seda que cae sobre sus pechos dejando ver su esbelta silueta. —Dígame, señor.—¿Puedes dejar de decirme señor? Me haces sentir como un anciano. —No me gusta tutear a mis jefes.—Vale, pero podrías decirme, jefe. Suena formal y hasta perverso si lo susurras. Alba lo mira con asombro. Ha intentando por todos los medios no dejarse seducir por el implacablemente seductor que le resulta Ma