Durante el resto de ese fin de semana, Alba no salió de su cama ni un momento. Era como si el cansancio que sentía, no sólo fuera físico sino también emocional. ¡Estaba exhausta!A pesar de tener aquel dinero en mano, sabía que no debía usarlo para otra cosa que salir de aquella deuda con Leandro. Verlo en la iglesia provocó ansiedad en ella, pero también frustración. Él y Ester se veían como un matrimonio perfecto y ahora que no estaba casada con Enrique, se sentía en desventaja frente a su ex jefe.Tomó su computador y rehízo su currículum, al día siguiente tendría que salir y entregar varios de ellos, necesitaba encontrar pronto un trabajo. Por unos minutos estuvo tentada a escribirle a Leandro para decirle que tenía la otra parte del dinero que le debía. —No se te ocurra, Alba —se increpa a sí misma— sólo quieres que él venga a verte ¿verdad? ¿Y luego qué? Hacer el amor con él y al día siguiente continúe durmiendo con su esposa? No seas tonta, deja ya de pensar en Leandro Suárez
En lo que Marcos le envía la dirección a Alba, ella toma un taxi y llega en minutos al local que Marcos le ha indicado. El lugar es pequeño, pero sin duda es elegante y vintage. Al entrar, Alba encuentra a Marcos hablando con una camarera, sacándole un par de risas entre su conversación. Ella rueda los ojos por el gran don Juan a quien le ha dado la oportunidad y se acerca.—Hola —saluda con media sonrisa.—Hola Alba, que bueno que has venido, ven siéntate —Marcos se levanta y corre la silla de Alba como todo un caballero para que pueda sentarse.Ella se sienta, acomoda su silla un poco más cerca de la mesa y luego él se sienta a su lado.—Ya les traigo los menú —dice la camarera.—Claro, y recuerda vernos antes de que se vaya —le indica Marcos y la joven asiente pata luego retirarse.—Vaya, me parece que si es experto en mujeres —comenta Alba arqueando una ceja.No es que esté celosa, solo que ya no desea perder tiempo con hombres a quienes les encuentre cierta etiqueta que sabe que
Alba ya lleva días trabajando para Marcos y le ha estado fascinando, es un excelente jefe en todos los sentidos, también ha sido un buen amigo de Alba. Ahora Marcos aguarda por Alba fuera de su edificio. Ambos asistirán a la inauguración de un nuevo local, céntrico a la ciudad. Apenas ella sale del edificio con un deslumbrante atuendo escotado, Marcos queda hechizado.—¿Cómo me veo? ¿Es el atuendo adecuado? —pregunta ella, puesto Marcos no le específico.—Pues me parece adecuado para una insinuación —dice, coqueto y le guiña el ojo.Alba para que no se repita la historia con su jefe, trata de evadir algunas insinuaciones de Marcos, no sabía si solo era un malentendido porque el hombre es demasiado seductor, sin embargo, no se ha fijado si lo hace con muchas mujeres.—Marcos… —usa un ligero tono de regaño.—¿Qué? Te ves inapropiadamente sexy. —la toma de la cintura y la hala a su cuerpo—. Aun no sé porque no me he liado contigo.—¿Te crees que tienes chance?—Por supuesto, ¿Por qué? ¿A
Durante toda la semana, Camilo estuvo visitando como de costumbre a Lucía. Llegaba siempre con algún manjar que su madre había preparado para dárselo. —Gracias, Camilo. Siempre tan gentil. Aún no entiendo porque mi nieta no se casa contigo. —Camila quien está sentada en el sofá escucha la conversación con tedio. Desde que su madre, le ordenó mantenerse alejada del apuesto chico, ella la ha obedecido. Pero no puede evitar las continuas sensaciones que le provoca el recuerdo de aquel beso. —No puedo hacer mucho, Lucía. Cometí un error y Alba no creo que me perdone por haberle mentido. —contesta Camilo, quien al igual que la chica, no para de pensar en aquel instante en que la conoció. Macarena, aún duerme a pesar de que ya es poco más de las nueve de la mañana. De pronto, como si el deseo de ambos jóvenes de estar a solas hubiese sido escuchado, Lucía le pide a su nieta ir al pequeño huerto y traerle unas hortalizas para preparar el almuerzo.—Cami, querida ¿puedes traerme algunos
Luego de aquella reunión en el casino, Marcos no deja de mirar con otros ojos, la belleza de Alba. No era sólo su rostro o su cuerpo lo que le atraían de ella, era también su inteligencia para resolver los asuntos de la empresa y su creatividad. —Alba, venga a mi oficina —dice presionando el botón del intercomunicador. —En seguida —contesta ella, se pone de pie y se dirige a la oficina. Toca la puerta antes de entrar, luego abre cautelosa.Marcos levanta el rostro y repasa la figura de pie a cabeza de Alba. Ella lleva una falda tipo lápiz negra que llega debajo de sus rodillas y una blusa blanca de seda que cae sobre sus pechos dejando ver su esbelta silueta. —Dígame, señor.—¿Puedes dejar de decirme señor? Me haces sentir como un anciano. —No me gusta tutear a mis jefes.—Vale, pero podrías decirme, jefe. Suena formal y hasta perverso si lo susurras. Alba lo mira con asombro. Ha intentando por todos los medios no dejarse seducir por el implacablemente seductor que le resulta Ma
Luego de la cena, Camila se despide para irse a la cama;—Buenas noche, abuela —Se levanta de la mesa y besa la cabeza de su abuela y luego se dirige hacia su madre—, buenas noches mamá.—¡Buenas noches, cariño! —dice Macarena con una sonrisa.—Que tengas lindos sueños —Lucía le guiña el ojo, pues lo dice en doble sentido.Camila sonríe y se va a la habitación de su abuela ansiosa por repetir una y otra vez los momentos que ha tenido con Camilo, mientras concilia el sueño. Entre tanto, Lucía esboza una sonrisa al ver que su nieta tiene interés en Camilo y bueno, el amor es lindo, ¿Cómo no alegrarse por ello? Sin embargo, ve Macarena un tanto malhumorada y Lucía reconoce que es porque no le gusta estar ahí, es triste que su hija no ve su hogar con otros ojos.—¿Todo bien, hija? —pregunta Lucía.—No madre, estoy preocupada por Alba.—¿Por qué? Ella es fuerte.—Y gracias por eso, tu hiciste que ella sea todo lo necesita hoy en día. —Agacha su mirada. Realmente Macarena está preocupada po
Camila se sorprende con la visita de Camilo, sin embargo, muestra un lado pícaro y malévolo. “Ves que si soy más campesino, mira como te tengo hechizado”, piensa con toda confianza.—En la habitación donde duerme tu madre debe haber hija —dice con dificultad y Camilo reacciona dándole toda la atención a Lucía.—Respira con calma —apoya Camilo y Camila nota a su abuela, se preocupa también.—Abuela, ¿Qué sucede? —trata de acercarse.—Estoy bien Cami, ve a ducharte.—Pero quiero ayudarte —insiste.—Camilo ya lo está haciendo, por favor, no puedes estar así en toalla, o te duchas o te pones algo para poder ayudarme —le dice Lucía.Camila bufa y se va sin opción. Mientras que Camilo ayuda a Lucía a calmarse.—¿Qué es lo que pasó? —pregunta Camilo cuando logra tranquilizar a Lucía.—Bueno hijo, es que sabes que este cuerpo no aguantará por tanto tiempo —responde.Camilo no es tonto y sabe que tuvo que haber pasado algo, pero también sabe que Lucía no le contará nada.—¿Hay algo en lo que p
Hay tensión en la habitación y Camilo solo logra taparse su miembro.—¡Camila! —grita Macarena con horror.—Madre, por favor —se cubre con las sábanas, avergonzada.—¡Listo, te enviaré a Londres ya mismo! —¡No, madre, por favor! —pide cruzándose las manos.—¡Te lo advertí, Camila!—Señora, no es lo que parece —se entromete Camilo.—¿Ah no? ¿Entonces no te acostaste con mi hija? —pregunta irónica—. ¡Por supuesto que no, esto debe ser una pesadilla! —sujeta su cabeza sin poder creerlo.—Si me acosté con ella, pero no es por algo pasajero, es real. —defiende Camilo.—¿Real? ¿De verdad creíste que estarías con alguien como Camila? ¡No te ilusiones! Aquí la única realidad es que son de clases diferentes y que nunca van a encajar, o dime… ¿Qué tan preparado estás para consentir a mi hija que está acostumbrada a recibir? ¿O es que crees que no lo merece? ¿Crees que merece estar aquí en el campo, contigo?Camilo ve a Camila esperando que ella dijese algo, pero solo agacha su rostro haciéndol