Luego de la cena, Camila se despide para irse a la cama;—Buenas noche, abuela —Se levanta de la mesa y besa la cabeza de su abuela y luego se dirige hacia su madre—, buenas noches mamá.—¡Buenas noches, cariño! —dice Macarena con una sonrisa.—Que tengas lindos sueños —Lucía le guiña el ojo, pues lo dice en doble sentido.Camila sonríe y se va a la habitación de su abuela ansiosa por repetir una y otra vez los momentos que ha tenido con Camilo, mientras concilia el sueño. Entre tanto, Lucía esboza una sonrisa al ver que su nieta tiene interés en Camilo y bueno, el amor es lindo, ¿Cómo no alegrarse por ello? Sin embargo, ve Macarena un tanto malhumorada y Lucía reconoce que es porque no le gusta estar ahí, es triste que su hija no ve su hogar con otros ojos.—¿Todo bien, hija? —pregunta Lucía.—No madre, estoy preocupada por Alba.—¿Por qué? Ella es fuerte.—Y gracias por eso, tu hiciste que ella sea todo lo necesita hoy en día. —Agacha su mirada. Realmente Macarena está preocupada po
Camila se sorprende con la visita de Camilo, sin embargo, muestra un lado pícaro y malévolo. “Ves que si soy más campesino, mira como te tengo hechizado”, piensa con toda confianza.—En la habitación donde duerme tu madre debe haber hija —dice con dificultad y Camilo reacciona dándole toda la atención a Lucía.—Respira con calma —apoya Camilo y Camila nota a su abuela, se preocupa también.—Abuela, ¿Qué sucede? —trata de acercarse.—Estoy bien Cami, ve a ducharte.—Pero quiero ayudarte —insiste.—Camilo ya lo está haciendo, por favor, no puedes estar así en toalla, o te duchas o te pones algo para poder ayudarme —le dice Lucía.Camila bufa y se va sin opción. Mientras que Camilo ayuda a Lucía a calmarse.—¿Qué es lo que pasó? —pregunta Camilo cuando logra tranquilizar a Lucía.—Bueno hijo, es que sabes que este cuerpo no aguantará por tanto tiempo —responde.Camilo no es tonto y sabe que tuvo que haber pasado algo, pero también sabe que Lucía no le contará nada.—¿Hay algo en lo que p
Hay tensión en la habitación y Camilo solo logra taparse su miembro.—¡Camila! —grita Macarena con horror.—Madre, por favor —se cubre con las sábanas, avergonzada.—¡Listo, te enviaré a Londres ya mismo! —¡No, madre, por favor! —pide cruzándose las manos.—¡Te lo advertí, Camila!—Señora, no es lo que parece —se entromete Camilo.—¿Ah no? ¿Entonces no te acostaste con mi hija? —pregunta irónica—. ¡Por supuesto que no, esto debe ser una pesadilla! —sujeta su cabeza sin poder creerlo.—Si me acosté con ella, pero no es por algo pasajero, es real. —defiende Camilo.—¿Real? ¿De verdad creíste que estarías con alguien como Camila? ¡No te ilusiones! Aquí la única realidad es que son de clases diferentes y que nunca van a encajar, o dime… ¿Qué tan preparado estás para consentir a mi hija que está acostumbrada a recibir? ¿O es que crees que no lo merece? ¿Crees que merece estar aquí en el campo, contigo?Camilo ve a Camila esperando que ella dijese algo, pero solo agacha su rostro haciéndol
Macarena estaba dispuesta a todo para impedir que su hija llegara a cometer el error de enamorarse de Camilo. En tanto, Alba continúa trabajando con esmero al lado de Marcos, quien no pierde la menor oportunidad para elogiarla y hacerla sentir bien. Esa mañana mientras ella se ocupa de supervisar el departamento de finanzas tal cual se lo exigió, Marcos. Con mucha perspicacia, revisa cada documento y verifica que todo egreso que sale de las cuentas cumpla este avalado con facturas. Hasta ahora todo parece estar en perfecto orden. Alba guiada por la curiosidad, aprovecha un poco de su tiempo libre para revisar sus redes sociales. Encontrando el perfil de Leandro. Suspira al ver su foto, aunque lo intentará no lograba sacarlo de su mente, ni de su corazón mucho menos de su piel. Extrañaba sus besos, su aroma, sus caricias, su sexo. Deslizó con su dedo algunas imágenes y de pronto encontró una que la dejó petrificada. En la imagen, Ester etiquetaba a Leandro con la imagen de unos zap
Pero Alba no es la única en ver la noticia viralizada en las redes sociales sobre la futura paternidad de Leandro, Marcos al igual que ella queda paralizado y siente un vacío en su pecho. Saber que Ester estaba embarazada lo deja en shock. ¿Y si aquel hijo que ella esperaba era suyo? Se pregunta a sí mismo y de la misma manera se responde: —Llevamos meses juntos como amantes y muchas veces tuvimos sexo sin protección alguna. ¡Ese hijo puede ser mío! —exclamó.Ante aquella duda, Marcos tenía que saber la respuesta esa misma tarde. Por lo que tuvo que ofrecerle una disculpa a Alba con quien había quedado de almorzar en su intervalo. “Siento no poder cumplir con mi invitación a almorzar juntos, se me presentó un inconveniente que me urge resolver” envía el mensaje, Alba aplana los labios forzando una sonrisa y responde:“No te preocupes, entiendo” “De verás disculpa. Prometo compensarte por ello”Para Marcos, no había nada más importante en ese preciso instante que saber la verdad. T
Macarena no dejó pasar la desobediencia de Camila y la tiene castigada limpiando la casa, justo ahora limpia el baño.—¿Esto aún es necesario mamá? —pregunta asqueada tapándose la nariz mientras limpia el inodoro.—Si… —responde observándola en el marco de la entrada del baño—. ¿No estás enamorada de ese muchacho? Pues así va a hacer tu vida con él, así que o te acostumbras o decides bien.—No creo que mi vida vaya a ser así mamá.—¿Ah no? Porque debe ser que tendrá mucho dinero y pagarle a una criada para que tú no tengas que hacerlo —dice, enojada.Camila suspira y sigue limpiando.—Estas siendo algo dura Macarena —comenta Lucia.—¡No sé meta mamá, es mi hija y suficiente tuve contigo, sinvergüenza! —responde Macarena y se va.—Deja eso Camila —pide Lucía.—No abuela, está bien, me lo merezco —dijo, triste.Macarena ha hecho sentir muy mal a Camila por gustarle aquel joven. Luego de un rato, Camila termina de limpiar el baño y sale a buscar a su madre, pero encuentra a su abuela aco
Camilo camina de un lado ansioso por la escapada que haría junto con Camila. Él se haya en el porche de su casa y veía la casa de Lucía a lo lejos, la casa aún tiene las luces encendidas y no es que fuese algún espía, pero está acostumbrado a que las luces se apaguen temprano.Ve la hora en el reloj de su hogar y es más de la hora en la que Lucía acostumbra a dormir, y Camilo últimamente ha notado que minutos después de la hora de dormir de Lucía apagan las luces, y sabe que es por la visita que tiene.El joven se impacienta y se va con su mochila a la casa de Lucía. Al llegar a la entrada no ve señales de Camila y toma el abuso de entrar a la casa, camina con delicadeza pensando que podría despertar a alguien, pero se asusta cuando ve a Lucía en el suelo.—Lucía, Lucía —Se agacha y la mueve con delicadeza para despertarla, pero no reacciona, le toma el pulso y se alivia un poco—. Aguanta Lucía —pide Camilo.Él se levanta y busca el teléfono de la casa para llamar a Alba, espera unos
—¿Cómo te sientes? —Marcos se acerca a ella y le entrega un vaso con café. —Tengo miedo, Marcos. Tengo miedo que algo pueda pasarle a mi abuela. Ella es todo para mí —sujeta el vaso con ambas manos, mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas.Conmovido ante aquella imagen, Marcos rodea a Alba con sus brazos musculosos. Ella se refugia en su pecho. En Marcos ha encontrado a alguien diferente, le brinda paz y seguridad. En ese momento, el médico que estaba atendiendo a Lucía pide conversar con la chica. —¿Es usted familiar de la paciente Bermúdez? —¡Sí, doctor! Soy su hija —sale de su boca aquella palabra. Tantas veces la había oído de los labios de su abuela que instintivamente lo dice. —Sígame por favor, debo conversar con usted sobre la situación real de Lucía. Alba asiente, mira a Marcos y este también la insta a ir con el médico. Ver a Alba en aquella situación le genera un deseo de protección única. Ella provocaba en él sentimientos muy especiales. Se sienta y la ve