—¿Cómo te sientes? —Marcos se acerca a ella y le entrega un vaso con café. —Tengo miedo, Marcos. Tengo miedo que algo pueda pasarle a mi abuela. Ella es todo para mí —sujeta el vaso con ambas manos, mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas.Conmovido ante aquella imagen, Marcos rodea a Alba con sus brazos musculosos. Ella se refugia en su pecho. En Marcos ha encontrado a alguien diferente, le brinda paz y seguridad. En ese momento, el médico que estaba atendiendo a Lucía pide conversar con la chica. —¿Es usted familiar de la paciente Bermúdez? —¡Sí, doctor! Soy su hija —sale de su boca aquella palabra. Tantas veces la había oído de los labios de su abuela que instintivamente lo dice. —Sígame por favor, debo conversar con usted sobre la situación real de Lucía. Alba asiente, mira a Marcos y este también la insta a ir con el médico. Ver a Alba en aquella situación le genera un deseo de protección única. Ella provocaba en él sentimientos muy especiales. Se sienta y la ve
—Ayúdeme por favor. Se acaba de desmayar —le pide a una enfermera, quien le responde:—Tráigala por aquí — le señala la habitación mientras sujeta la puerta para que entre.— Póngala en la camilla, por favor.Justo cuando Camilo intenta acostarla, Alba despierta angustiada.—Camilo, mi abuela, Camilo ¿Dónde está? —Camilo trata de contenerla. —Cálmate Alba. Te desmayaste en el pasillo. No he visto a Lucía.Alba se quiebra y rompe en llanto. Es entonces cuando cae en cuenta que su abuela, su querida abuela ha muerto. —¿Qué tienes Alba? ¿Qué ocurre? —los gritos de dolor le impiden modular una sola palabra, Alba está devastada.La enfermera quien venía justo de la habitación de Lucía le confirma a ambos la noticia.—La paciente acaba de morir.Camilo queda paralizado, no logra entender aquellas palabras. ¿Lucía muerta? Eso debía ser un error. El mismo la vio cuando la subieron en la avioneta. No podía ser, ella había sido siempre como esa abuela que nunca tuvo. Alba llora, llora descons
Alba sigue sin entender las razones que provocaron aquel incidente con su abuela. Esa misma tarde mientras conversaba con Camilo, supo por medio de una nota que Lucía alcanzó a escribir, lo que había ocurrido horas antes. Por ello y luego que Alba se llevara a su abuela a Madrid, Camilo se regresó a su casa, pasó por la villa de Lucía para asegurarse de que todo estuviese bien cerrado.Mientras revisaba, vio el papel junto a la mesa, a pocos centímetros de donde halló a Lucía tendida. Lo tomó y al leerlo supo todo lo que había ocurrido esa noche. Alba queda en shock cuando este le comenta la verdadera razón del repentino declive en la salud de la abuela. ¿Acaso su madre era la culpable de lo que le ocurrió con Lucía? Se pregunta la pelicastaña aterrada ante esa idea. De haber sido como ella pensaba, jamás le perdonaría a Macarena lo que hizo.—¿Quieres decir que tú y mi hermanita, se estaban viendo a escondidas? —Camilo cabizbajo asiente. —Alba no quiero que pienses que solo me es
Marcos llega y al bajarse de su vehículo se encuentra con Leandro y Ester saliendo de la funeraria.—Hola —saluda Marcos—, supongo que ya te enteraste —lo lamenta.—Si, bueno, te iba a visitar a la empresa porque tenemos rato sin vernos, pero la recepcionista me dijo que estarías aquí… —responde Leandro un poco nervioso y eso extraña a Marcos, pues Leandro es de avisar antes de verse, es un hombre muy ocupado.—De acuerdo —Pasa una mirada por Ester, quién se ve un tanto enojada—, acabo de resolver el asunto del entierro, ¿no piensan quedarse? Creo que Alba necesita su apoyo, al fin y al cabo no solo fuiste un gran jefe, sino un gran amigo, ¿no?Para Marcos es un poco ventajoso tener a Leandro cerca de Alba, puesto que así lograría que Ester se enoje más, pero eso uniría más a la pareja y por mas que Marcos quiera hacer sufrir a Ester, con Alba tiene la oportunidad de comenzar de nuevo y ser feliz.—No lo sé Marc, estoy algo atareado —responde Leandro.—Comprendo —le da media sonrisa—,
Semanas después, Alba se encuentra en la habitación de Marcos en el penthouse mientras es maquillada por su hermana, ella le pidió a Camilo que fuese testigo de su boda y que además también quería estar acompañada de su hermana.—Muchísimas gracias por venir —dice Alba con sus ojos cerrados.—Es un gusto hermana.—¿Y cuáles son sus planes? ¿Los de Camilo y tú?—¿Por qué quieres saber?—Quiero escucharte, tener algo con que hablar con mi hermana.—¿Estás nerviosa, cierto?—Pues si, es mi segundo intento de ser feliz.—Debes calmarte Alba, se nota que Marcos te quiere y si hace esto que porque no necesita a nadie más que solo a ti, sabe que estando juntos nada lo arruinará, por eso lo ha hecho privado y además todo será aquí, en su nuevo hogar.—Aun no me he mudado del todo.—Te ayudaré si quieres.—Gracias. —Le sonríe Alba.—Y con lo que me preguntaste, bueno, Camilo se quedará por quiere estudiar, yo también quiero estudiar, diseño de modas, pero no quiero dejar a mamá sola, de verdad
—Cami, hija, ¿cómo estás? ¿Cuándo vienes? —Ya no se le escucha la voz como la Macarena fuerte y controladora. —No lo sé mamá, Alba se acaba de casar y me ofrecí ayudarle con la mudanza —responde Camila. Macarena sabía que Alba se casaría y que esta no la había invitado, sin embargo, permitió que Camila fuese. —De acuerdo. —Pero… ¿Está todo bien mamá? Es que después cuando termine, voy a empezar a estudiar aquí y bueno, también a vivir con Camilo. —Espero que alquilen con una habitación extra para que me tengan de visita. Luego de la muerte de su madre, Macarena ha estado apreciando todo lo que le gusta a Lucía, sobre todo las personas que ella quería. Y aunque no le ha dicho a su hija que acepta a Camilo, se lo hace saber sin oponerse a sus decisiones. Camila esboza una sonrisa por el otro lado del teléfono, está feliz porque su madre le muestra apoyo, aunque es triste que solo la muerte de su abuela la haya hecho reaccionar. —Será un placer tenerte de visita madre. Camila se
La nueva vida de Alba, la lleva a enfocarse en otras cosas más importantes para ella. La primera, era su embarazo y la segunda, trabajar de la mano de su padre, ahora que ella lo había perdonado. La pelicastaña no deseaba llenar su corazón de resentimientos ni rencores. Por ello y a pesar de su indignación por la conducta irresponsable tanto de Mario, como la de Macarena, las hace a un lado para mantener su tranquilidad emocional y cuidar de ese ser que lleva dentro de sus entrañas. Aunque Leandro no ha vuelto a verla, desde hace ya un par de meses que murió Lucía, no deja de pensar en ella y en todo lo que ocurrió entre ellos. Como Alba, de ser una simple asistente secundaria, pasó a ser la única mujer a quien realmente había amado, y ahora, apenas eran un par de extraños que se recordaban. En las redes sociales, Leandro puede seguir cada uno de los movimientos de Alba. Ahora que estaba casada con Marcos, su presencia en las medios era muy común. Aparecía siempre a su lado, mostr
Alba se aparta de Leandro, se arregla la blusa y el cabello, respira profundamente y contesta con voz firme: —¡Adelante! Leandro la mira con desconcierto, aplana sus labios y se dispone a salir de la oficina. Justo cuando la puerta se abre, ambos quedan frente a frente. La presencia de Leandro provoca incomodidad en Marcos, quien al verlo, no puede ocultar su molestia. —¡Vaya, tú por aquí! —comenta en tono sarcástico. —Ya se iba, el Sr Suárez ya se iba —se adelanta Alba a contestar. —Sí, ya me iba. Pretendía convencer a tu esposa de que accediera a venderme los terrenos, pero por lo visto no lo logré —se encoge de hombros, mientras Alba se ruboriza al darle un doble sentido a aquellas palabras—. Por cierto, felicidades por tu futuro hijo. —dice dando un par de palmadas a su amigo. La mirada de Marcos va directamente hacia Alba, quien trata de mantenerse tranquila y segura. —Gracias, Leandro. Igualmente para ti. No había tenido la oportunidad de decírtelo en el debido momento.