Queda una tensión en la sala de espera con la llegada del Dr Violi, este tiene una cara de póker que deja a todos ansiosos. Alba, Leandro y Camilo mantienen la mirada hacia el médico quien minutos después de un suspenso forma una sonrisa en sus labios.—Todo ha salido bien, ¡Lucía está a salvo!La emoción los invade y Camilo abraza al doctor cómo agradecimiento, pero Alba abraza a Leandro, quien recibe el abrazo por el mismo sentimiento, el aroma del otro los envuelve y hace que se queden así por un largo rato. Camilo suelta al doctor y decide abrazar a Alba, pero esta aún se encontraba en brazos de Leandro, por lo que carraspea su garganta para interrumpirlos.Logra separarlos y Alba y Leandro se ven y sonríen, sintiendo esa presión en sus pechos que los molesta desde hace un buen rato, pues lo que sienten el uno por el otro es indescifrable, mas, los hace sentir bien.—¿Desea verla? —pregunta el doctor haciéndolos reaccionar.Las mejillas de Alba tornan color y se incómoda por
Quería detenerlos y antes de seguir con el sentimiento, Lucía toma su mano, él presta atención a la anciana, ella entendió de inmediato lo que Leandro estaba sintiendo, es una anciana con experiencia, es difícil engañarla.Ellos se separan del beso y Camilo le sonríe a Alba, y viceversa, solo sería positiva hasta que sus sentimientos hacia Camilo sean más claros. Camilo entra a la habitación y se despide de Lucía, quien con una sonrisa le agradece por cuidarla. Luego fue momento de que Camilo y Leandro se despidieran, pero estos no se dijeron mas que solo mirarse. Camilo sale de la habitación y antes de irse, aproxima sus labios al oído de Alba para susurrar;—Regresaré siendo el hombre que mereces, Alba —Acerca su labios y le deposita otro beso, pero corto como despedida.Finalmente Camilo se va, pero la furia de Leandro vuelve a colarse, irse no fue suficiente para que se calmara. Alba entra a la habitación tocando sus labios, confundida por lo que le ha dicho Camilo.Leandro no
Sábado por la mañana, Alba y Lucía amanecen en la mansión de Leandro. Por el bien de su abuela, Alba aceptó la invitación de su jefe el día anterior, antes de irse a la mansión de Leandro, pasaron por el apartamento de Alba para recoger ropa y luego se fueron a la mansión. Al llegar les asignó habitaciones juntas en el primer piso.Ambas salen sus respectivas habitaciones y se van a desayunar al comedor por órdenes de Leandro, aunque este no se encuentre presente, así como faltó a la cena, su excusa es porque anda ocupado, de igual forma, a Alba le resulta fácil estar distanciados.Leandro se encuentra en la oficina de su mansión, hoy es el gran día y nada puede fallar, aunque su gusto por las mujeres es exquisito, necesita opinión femenina para escoger el atuendo de Alba.Su celular suena y lo chequea, una video llamada de su mamá y contesta.—Hola madre. —Saluda sin interés.—¡Hola, cariño! —se escucha ansiosa.—¿Qué tal Italia?—Lo mismo de siempre, estos diseñadores como qu
Leandro espera en la puerta principal, camina de un lado a otro para calmar la ansiedad, no le gusta esperar a pesar de que es temprano, pero la tensión en saber cómo se verá Alba lo tiene nervios.—Sr Suárez —Alba lo llama y él se voltea.Su quijada cae impresionado por el deslumbre de Alba. Los estilistas la dejaron muy hermosa, todo encajaba en ella. Su cabello consiste en un moño alto de aspecto messy, con flequillo largo y ligero por debajo del pómulo, y mechones sueltos que enfatizan ese efecto desordenado. En su rostro tiene un acabado de Mob wife makeup, haciendo que se vea como una chica empoderada.—Se-se-señorita Bermúdez —tartamudea.—¿Ahora es usted que no habla bien? Creo que he absorbido toda su personalidad —bromea.Leandro carraspea la garganta y se acomoda el traje fingiendo naturalidad.—Me parece que la ropa interior le ha traído seguridad.—Tal vez fue porque se la puso primero.—Puede ser, absorbió todo de mi.—¿Tanto que los dejó sin huevos? —retoma el
Leandro busca a Ester con la mirada y le encuentra entrando a la sala, parece que Enrique no es tan estúpido como para poner su terreno en la apuesta, solo era motivación para que Leandro aceptara.—Voy a mi conquista, espero que cumplas cuando gane.Enrique se va y deja a Leandro para acercarse a Alba. Realmente está despreocupado, su plan no se basaba en sacarle una apuesta a Enrique, sus intenciones es que Alba llegue a él, solo espera que con Ester cerca, su plan no falle.—Hola —Saluda Enrique a Alba.—Hola —le sonríe.—¿Viene sola? —Le da un sorbo a su copa.—Así es.—¿Desea compañía?—Vine por trabajo, no por diversión.—Entonces me parece que se puede dar la mano con mi socio —bromea y Alba se confunde—, soy Enrique, Enrique Fuenmayor. —Ofrece su mano y ella se lo estrecha.—Un placer, soy Alba Bermúdez.—¿Bermúdez? No me suena, creo que usted es única en esta fiesta, como su nombre —Lleva la mano de Alba hasta su labios y deposita un beso en la parte superior de su
—Acepto su invitación. Salgamos de este lugar. —Iremos a un bar que está cerca de aquí, pero es un lugar muy prestigioso y no todo el mundo puede entrar. —Sí, sí, estará perfecto —responde ella sin escuchar lo que el socio de su jefe le dice. Para ella, en ese instante, solo le importa desaparecer de aquel lugar y alejarse de Leandro lo más que pueda. Enrique Fuenmayor, le ofrece su brazo, ella se enlaza a él y caminan hacia la entrada principal. Leandro busca con la mirada a la pareja quien parece haber desaparecido de pronto. —¿Sucede algo, mi amor? —No, nada. Sólo busco un mesonero que pueda cambiar mi trago. —Allí, frente a ti, tienes justamente uno. —dice en un tono un poco sarcástico. —¡Bien, ya regreso! Desde allí, Leandro alcanza a ver a su asistente saliendo del salón de fiesta acompañada de su socio y sonriendo de alegría. Tuvo intenciones de llamarla, pero estaba atado de pies y manos. Por un lado, Ester lo observaba, por el otro sería una estupidez de
De forma abrupta, Leandro la sujetó de ambos brazos, estrechando su cuerpo contra el suyo; sus labios colisionaron con los de ella en el más explosivo de los besos. Alba se entregó a aquel intenso momento y su cuerpo reaccionó de forma instintiva. Podía sentir sus manos firmes en sus brazos y el roce de sus senos contra su pecho, su lengua danzando al ritmo suave y cadencioso de sus labios. Su piel reclamando sus caricias y su vagina humedeciéndose como si estuviese lloviendo en sus adentros.Tanto Alba como Leandro, añoraban aquel momento, ambos se necesitaban y deseaban intensamente; necesitaban descubrir que era ese sentimiento que los envolvía en el deseo mutuo y compartido de querer estar próximos el uno del otro.Sin embargo, en la mente de Leandro también habían otras miles de interrogantes, ¿Dónde estuvo metida? ¿Qué estuvo haciendo con Enrique Fuenmayor? Dejándose llevar por aquellas interrogantes, terminó apartándose de ella.—¡Lo siento! No debí hacerlo —fue lo único q
Definitivamente, no. Ella no era una mujer impulsiva, además debía tener dignidad y respeto hacia sí misma. Se levanta de la cama, se desviste, limpia el maquillaje en su rostro, llora y se consuela a sí misma. Luego se acuesta y se queda dormida hasta la mañana siguiente. Un rayo de luz se filtra por la ventana, Alba se levanta, mira el reloj. Se apresura en ponerse de pie e ir a ver a su abuela. Había olvidado ir a su habitación cuando llegó. Un fuerte dolor de cabeza la hace sentarse.—¡Joder! —se lleva la mano a la cabeza y frota sus sienes. Nunca había tomado licor, mucho menos de esa manera. Sentía que la cabeza le iba a estallar y no recordaba con precisión sobre lo que había pasado la noche anterior.Realmente discutió con su jefe o fue parte de un sueño. Si era cierto, ahora la vergüenza que sentía le impedía siquiera salir de aquella habitación. Tocaron a la puerta, ella dio la orden de entrada, la empleada de servicio abrió y entró a la habitación.—Srta Alba,