—H-hola, señor Mengoni —balbuceo sin saber por qué.
Nunca me imaginé que el señor Mengoni hiciera las compras del hogar. Es más, me lo imaginaba con sirvientes y hasta mayordomo. Pero no, por lo que veo no se cree más que otros solo por ser millonario.Tendemos a juzgar a los demás por la apariencia, forma de hablar, caminar e incluso muchas veces por el color de piel. Aunque no queremos hacerlo, es inevitable, y no me siento orgullosa de ello supuesto.Dejando esos pensamientos a un lado, miro cómo mi jefe le abre la puerta del supermercado a la señora para que pueda pasar. Es un hombre agradable, respetuoso y caballero sin perder su elegancia.Todo lo contrario a su hermano, sí, el mismo que me tropezó hace algunos días atrás. En personalidades son muy diferentes, pero en el porte, la forma de caminar y ni hablar de sus rasgos, son idénticos. Pensé por unos instantes que eran gemelos.Luciano, que así se llama, por lo que sé tiene mi edad y está estudiando diseños de automotriz en una universidad prestigiosa. Por lo menos tuvo la decencia de no comentar nada de lo que pasó la otra vez.Son muy lindos, tanto que hasta en un saco de papas aún seguirían siendo guapos. Río en mi interior, imaginando la escena, definitivamente estoy loca.El señor Mengoni ofreció darme un aventón hasta mi apartamento, cosa que negué rotundamente alegando que sería una molestia, a lo que respondió que no pasaba nada, no era ninguna molestia llevarme.Nos dirigimos hacia el estacionamiento del lugar, hasta detenernos en un Porsche de color azul eléctrico. Al menos se da el lujo de tener majestuosa máquina.El camino lo recorremos en silencio que no resulta ser incómodo, pero tampoco hay necesidad de hablar. En un chasquido llegamos a mi apartamento y me despido de los hermanos Mengoni.— Gracias por el aventón, señor Mengoni —digo sinceramente, no tuve que caminar. Además, no siempre puedo posar mi trasero en asientos de cuero que vale más que mi propio sueldo.— Dígame Luca, señorita Sarah —expresa tendiéndome las bolsas que iban en el maletero. Con una sonrisa nerviosa asiento con la cabeza.— Hasta luego, preciosa —escucho hablar a Luciano con picardía. Sacándome de mi burbuja con su hermano.— Adiós, Luciano —respondo de vuelta, negando con la cabeza al mismo tiempo que coloco mis ojos en blanco. No tiene remedio este chico, pienso.Veo cómo Luca se sube al auto y se despide con la mano, arrancando por el pavimento. Entro al edificio y subo los escalones en dos.Hoy veré una película hasta quedarme dormida.***Estoy un poco nerviosa, pues hoy tendré mi primera reunión con el jefe y otros encargados importantes. Los diseños que realicé lograron ser aprobados y elegidos por Luca, así que quiere que mis diseños sean los principales que luzcan las modelos de 'la casa de moda y diseños en Italia'.Estoy orgullosa de lo que he logrado, esto es muy importante para mí.Sussan se dirige hacia mí con una enorme sonrisa, es la única amiga que tengo por ahora. Las demás chicas obedecen todo lo que diga Giovanna, por eso me miran mal cada vez que me ven.Mis pensamientos son interrumpidos por Luca, mi jefe, quien me mira y saluda.— Buenos días, Sarah, ¿cómo estás? —dice deteniéndose frente de mí. Hoy lleva un traje gris con corbata azul oscuro que combinan con sus ojos.— Buenos días, señ... Luca —corrijo rápidamente, recordando lo que me había dicho.— Si todo llega a salir bien en la junta, podrás mostrar tus diseños de primavera a otras ciudades de Italia —expresa contento y ¿orgulloso? Eso no me lo esperaba, bueno quizás un poco —. En la empresa el trabajo es en equipo, por lo que será un beneficio para todos.— Sería un privilegio para mí que otros vean los diseños, haré mi esfuerzo para que todo salga perfecto —digo muy convencida, ¿De dónde saqué tanta confianza? Eh, no tengo idea.Luca me mira por unos minutos, haciendo que me sienta un poco incómoda y nerviosa. Su boca se abre para seguir hablando, pero se cierra de golpe cuando es interrumpido por una voz de mujer. Quien lo abraza por la espalda, un poco confundido voltea para saber de quién se trata.— Hola Luca, ¡Sorpresa! —dice la rubia de ojos almendrados, habla nuevamente estampando sus labios en la mejilla de Luca.— Gianna, ¿Cuándo llegaste? —le pregunta a la coqueta rubia que derrocha elegancia. ¿Tu viaje no salía el jueves? — pregunta Luca muy sorprendido con la llegada de la hermosa mujer, que no tengo idea de quién es y tampoco me importa.A decir verdad, sí me importa, ¿Qué era ella del señor Mengoni? Bueno, eso que te incumbe Sarah, ataca mi voz interior.— Necesito hablar contigo de algo muy urgente, vamos a tu oficina y te explicaré — responde la rubia por nombre Gianna a Luca, que parece una Barbie con ese cabello largo sedoso y piernas esbeltas.— Está bien, vamos — Luca habla de nuevo, pero antes se percata de mi presencia. — Oh sí, te presento a Sarah, la nueva diseñadora — nos presenta.— Hola querida, un gusto conocerte —dice la rubia con voz más chillona que la de los chihuahuas. No le agrado, eso se ve claramente, pues estamos igual, su saludo se notó muy falso.— El gusto es mío —respondo con una sonrisa de boca cerrada.— Sarah, nos vemos en unos minutos en la junta — me dice Luca antes de irse con su rubia que parece sacada de las modelos de Victoria's Secret.Asiento con la cabeza, dirigiéndome a mi cubículo para buscar los diseños que mostraré en la junta.La reunión salió excelente y mis diseños fueron aprobados.Serán exhibidos en La Semana de la Moda en Milán, un importante acontecimiento artístico que se da dos veces al año, en septiembre-octubre y enero-febrero, en el Milán Quadrilatero della Moda, Milán Fashion Center y por toda la ciudad.Estoy muy feliz, es todo un privilegio que todos vean lo que realicé.Voy saliendo de la empresa con Sussan, quien parlotea de lo contenta que se siente de poder ser mi ayudante. Sí, Luca me dijo que podía tener una asistente y en cuanto lo dijo pensé en Sussan, ella lo merece. Es la única que no me ha visto como un bicho raro desde que llegué a esta empresa.Para celebrar, iremos a un bar de la ciudad. Beberé un poco, mi cuerpo no tolera tanto el alcohol, pero quiero disfrutar la noche.Sussan tiene un auto y nos iremos allí, es un Nissan Sentra B13 de color rojo.En el camino, escuchamos música para hacer el viaje más ameno. Vamos a un club nocturno llamado L'oceano celeste, nunca he ido. Segú
La pantalla de mi móvil se enciende notificando que ha llegado un mensaje, lo tomo para ver quién es y se trata de Luciano. Quedamos en salir a conocer un lugar no muy conocido en la ciudad. Ya llegó, así que salgo del apartamento a prisa para no hacerlo esperar.Lo veo recostado en un Audi A6 Avant color plateado, está vestido con un bermuda verde militar y camiseta blanca, zapatos deportivos del mismo color.Levanta la mirada del suelo y me mira sonriente. Se acerca con pasos seguros hacia donde estoy.—Hey preciosa– suelta al verme para luego besar mis dos mejillas. Me ruborizo sin saber por qué, agacho la cabeza—.Hola– murmuro.Luciano abre la puerta de copiloto para que pueda subir, agradezco con una sonrisa, recibiendo un guiño de parte de este. Rodea el auto para luego arrancar por la carretera abarrotada de automóviles.Empieza a sonar "Ovunque tu sia" de L'Ultimo, la melodía hace el recorrido más placentero.Una vez llegado al lugar, luego de diez minutos de camino, Luciano a
Me encuentro en la habitación preparándome para dormir. Hoy fue un día muy especial para mí, compartir esta tarde con Luciano fue mejor de lo que esperaba. Decido enviarle un WhatsApp agradeciéndole por el día tan agradable de hoy, su respuesta no tarda en llegar con un emoji lanzando un beso.Sonrío por eso, apago el móvil. Ya es tarde y mañana debo trabajar. Mis ojos pesan del sueño, así que no tardo mucho en caer inconsciente.***Ya estoy lista para ir a la empresa, hoy desperté sin necesidad de la alarma. Visto con una falda lápiz color crema, blusa de tela Pongee de color dorado y mis zapatos de tacón del mismo color.Llego a la empresa unos minutos antes, paso por la cafetería del lugar a comprar unos pretzels con café, que decido comer en mi cubículo.Sussan ya ha llegado y empezamos a charlar. Luca pasa por al lado sin siquiera saludar, algo que me parece extraño de su parte. ¿Qué le sucede? Pregunto un tanto curiosa.Por fin he terminado de pintar y agregar detalles a los úl
Entro a la empresa y voy directo a la oficina del jefe, me tomó veinte minutos retirar la comida, el señor Mengoni debe tener hambre. Y ni hablar de mi estómago, gruñe haciendo que me apresure, acelero el paso para entregar el almuerzo al jefe y luego ir por algo a la cafetería.Toco con cuidado la puerta de la oficina y escucho un "adelante", así que lo hago. El señor Mengoni lleva floja la corbata y su rostro se ve cansado y hambriento, me acerco a dónde está y hablo.—Aquí está su comida señor– anuncio depositando las bolsas en su escritorio, su cara muestra alivio. Suelta un suspiro y deja lo que está haciendo, — Te agradezco enormemente Sarah, muero de hambre—. Bromea con una sonrisa.—A la orden señor Mengoni— contesto y proceso a retirarme cuando me toma del brazo preguntando.—¿Ya almorzaste?– interroga mirándome y soltando el agarre en mi brazo.—Eh no señor, voy a eso– digo bajando la mirada.—No es necesario, hay comida suficiente para los dos– dice.Estoy por negarme cuand
Voy en el convertible con Luciano, la brisa golpetea mi rostro, es ligera, es marítima y ya me hace sentir cerca del mar. Suspiro hondo, si tan sólo pudiera sentir esta paz todo los días. Falta poco para llegar a la playa Lido di Ostia es la de los italianos por excelencia, dado que se encuentra a pocos kilómetros de la capital, es muy fácil de alcanzar.No nos toma mucho tiempo llegar, al bajar del auto la enorme mansión de dos plantas color amarilla me deja boquiabierta. Es impresionante la estructura de las columnas de mármol con cristaleras que van del suelo al techo. Luciano carga mi maleta y nos dirigimos al interior de la casa, me comenta que la mansión cuenta con un dormitorio principal, es espaciosa e incluye una cama tamaño matrimonial, un guardarropa y una cómoda.Hay tres baños completo en la planta baja, uno en la entrada Sala-cocina, también encuentro un atractivo comedor moderno que me deja boquiabierta, el mismo efecto que ha tenido sobre mí el recibidor. En el reco
Una noche oscura nos permite reparar en detalles que por lo general pasamos por alto.El color oscuro tiene un gran valor expresivo en las sensaciones, emociones, sentimientos y deseos, de esta manera apacigua nuestra inquietud. Es un espectáculo hermoso y encantador contemplar el cuerpo de la Luna, su luz ahoga todo, excepto a las estrellas más brillantes. Es la mejor amiga de aquellos que se sienten solos en este mundo tan grande.El mar, en toda su inmensidad, es otra fuerza de la naturaleza que de alguna manera nos atrae y nos produce fascinación. Además, esto no es casual, pues la Luna y el mar están ligados por la increíble fuerza de las mareas.Sentada en la arena con la vista fija en el horizonte, el viento frío golpea mi rostro. He estado así por horas, los demás se han quedado disfrutando en la mansión mientras yo preferí disfrutar de la hermosa vista de la Luna reflejada en el eminentemente mar.Estoy tan perdida en las olas que golpean con las rocas que no noto cuando Luca
Y así termino, recostada en la cama con los párpados cerrados esperando que amanezca y fingir que lo de anoche no ha ocurrido y no ha surgido ningún efecto en mí. Ne le dejaré ver al señor Mengoni cuánto me han dolido sus palabras que una y otra vez se repiten en mi cabeza.«—... Hagamos borrón y cuenta nueva, espero que esto no afecte nuestra relación de jefe y empleada—» Si es lo que quiere, pues así será. Digo sonriendo con amargura.Es la mañana y nos encontramos desayunando en el gran comedor de la mansión, los amigos de Luciano charlan amenamente, el ambiente es distendido. Aunque la tensión que hay entre Luca y yo es perceptible los demás no se percatan de ello, o bueno, todos menos Luciano que nos mira de hito en hito. Clavo la vista en mi desayuno y tomo otra pieza de ciambelle que es una especie de rosquillas tipo donought, rellena de mermelada y otra con crema de chocolate. El café en Italia suele ser espresso muy pequeñito y fuerte, a pesar de no tener apetito me oblig
Me despierto al sentir un poco de incomodidad en mi cuello, dolía por la posición en la que dormí. Frunzo el ceño al sentir el sol en mis ojos, giro mi cabeza mientas parpadeo hacia la ventana. Siento la boca seca, humedezco mis labios sintiéndolos igual, el olor a alcohol inmunda mi nariz; mi vestido está arrugado y siento el cuerpo sudoroso. Me levanto de la cama, para luego salir de la habitación por un vaso de agua. Veo al señor Mengoni en las escaleras y freno de golpe girando mi cuerpo para regresar a la habitación, sin embargo la puerta tiene seguro y no abre. —No puede ser, mis cosas están dentro—susurro sin saber que hacer.El pasillo está en un completo desastre, vasos tirados, comida y botellas de alcohol en cada rincón. Resbalo mi cuerpo en la puerta de la habitación hasta caer en al piso, bufo y tiro de mi vestido que se ha subido por los muslos. Necesito ducharme, estoy del asco, digo mirando mi cabello con rastros de comida, no puedo bajar así. —¿Sarah?— pregunta el