Me despierto al sentir un poco de incomodidad en mi cuello, dolía por la posición en la que dormí. Frunzo el ceño al sentir el sol en mis ojos, giro mi cabeza mientas parpadeo hacia la ventana. Siento la boca seca, humedezco mis labios sintiéndolos igual, el olor a alcohol inmunda mi nariz; mi vestido está arrugado y siento el cuerpo sudoroso. Me levanto de la cama, para luego salir de la habitación por un vaso de agua. Veo al señor Mengoni en las escaleras y freno de golpe girando mi cuerpo para regresar a la habitación, sin embargo la puerta tiene seguro y no abre. —No puede ser, mis cosas están dentro—susurro sin saber que hacer.El pasillo está en un completo desastre, vasos tirados, comida y botellas de alcohol en cada rincón. Resbalo mi cuerpo en la puerta de la habitación hasta caer en al piso, bufo y tiro de mi vestido que se ha subido por los muslos. Necesito ducharme, estoy del asco, digo mirando mi cabello con rastros de comida, no puedo bajar así. —¿Sarah?— pregunta el
Los días fueron pasando y cada día amaba más trabajar en la empresa, haciendo lo que me apasiona, dando lo mejor de mí. Faltaba dos horas para poder marcharme a casa, los últimos diseños que realicé me han fascinado, espero que el jefe piense lo mismo. Camino a su oficina y golpeo con los nudillos esperando que no se encuentre ocupado, escucho un adelante y giro la perilla encontrado al señor Mengoni en su escritorio con su mirada perdida en el computador. Me acerco a dónde está hasta que nota mi presencia.—Señor aquí están los últimos diseños, agregué colores más claros como me lo pidió—explico entregándole la carpeta.—Perfecto, en un momento los reviso—dice sin dejar de escribir en el computador.— Sarah quédate unos minutos, necesito hablarte de algo—agrega.Hago lo que me pide y me siento en el sofá cerca de la puerta. Espero ha que termine de escribir, fija la mirada en mi y habla.—Como te comenté la semana pasada, los diseños serán presentados en la exposición de alta cos
Siento como me sacan del auto cargada, abro un poco los ojos sin lograr mantenerme totalmente despierta. Subimos las escaleras y escucho unas llaves en la cerradura, giran la perilla de la puerta y se adentra al interior del apartamento conmigo en brazos. Me remuevo un tanto incómoda al ser depositada en el sofá, abro los ojos con dificultad, Luca está en la cocina y regresa con un vaso de agua.—Ten, debes de tener la boca seca— dice y me da el vaso.Lo tomo y bebo el agua.—Y-yo...—intento hablar pero mis palabras parecen trabarse.Trato de levantarme y me mareo, siento un líquido subir a mi garganta, por lo que salgo al baño tropezando con los pies. Llego a tiempo y vacío todo mi estómago en el retrete, vomitar es tan desagradable. Iugh. Hago una mueca de asco.Mis ojos se llenan de lágrimas sin saber porqué, bajan por mis mejillas empapándolas. Jalo la palanca del retrete e intento levantarme pero no puedo mantener el equilibrio, unas manos se afianza a mi cintura. Volteo y me e
La pasarela fue excelente, las extraordinarias creaciones de los mejores diseñadores italianos y extranjeros, resultaron ser sofisticadas. Los amantes de las compras vienen de todo el mundo para poder comprar en los showroom y las boutiques de las calles de Milán, o simplemente para admirar los escaparates que a menudo son auténticas composiciones de alto diseño.Los turistas pueden pasear por el Cuadrilátero y respirar la mágica atmósfera de Milán, entre las luces de las tiendas, la elegancia de los talleres, los escaparates de mil colores, el encanto de las perfumerías, sin cansarse nunca porque en Milán es también se encuentran las mejores marcas del mundo, Armani, Versace, Alberta Ferretti, Dolce e Gabbana, Prada, Fendi, Louise Vuitton, Channel, Bottega Veneta, Gucci, BUlgari, Cartier, Valentino o Gianfranco Ferré.Todas y cada una de ellas son mi inspiración. El señor Mengoni estuvo muy satisfecho con mi trabajo, con la ayuda de Sussan logramos vestir a las modelos con las prenda
Es la limosina de Luca, este me ayuda a levantarme y me sube al auto. El silencio entre los dos es muy incómodo, giro la cabeza a la ventana simulando que aprecio la calle oscura. Llegamos al hotel y el señor Mengoni ayuda a que pueda salir del auto, subimos al ascensor sin mirarnos. Las puertas se abren, salgo apoyada en el hombro de Luca, sin decir nada va en dirección a su habitación. Confundida lo sigo.Ingresamos al interior de la habitación y me siento en el sofá cerca de la ventana. Veo que Luca entra al baño y regresa con un botiquín de primeros auxilios, de seguro lo ha tomado del Vanitory. Toma mi pie y le unta ungüento, creo que sirve sirve para desinflamar, pienso.Luego lo venda con sutileza, que se tome el tiempo y el cuidado en el acto me hace admirarlo. Es un gesto que ha levantado una ola de sensaciones en el estómago. Siento un hormigueo en las palmas. Tenerlo tan cerca me seca la boca, es difícil controlar mi respiración, pero el espiral que atraviesa mis entrañas
Seis horas tardamos en llegar a Roma, el camino se nos hizo agradable. Charlamos de cosas triviales y de vez en cuando nos mirábamos cómplices, cosa que me hacía sonrojar, causándole gracia a Luca.Ya hemos llegado a mi apartamento, estoy por bajar del auto con pequeña valija en mano, no obstante, Luca agarra mi brazo deteniéndome. —Sarah...—dice en voz baja, haciendo que voltee mirándolo—Quiero que nos conozcamos mejor, eso implicará que tengamos citas, claro, si estás de acuerdo.—Agrega y asiento con la cabeza—Pero debemos ser cuidadosos en la empresa, los demás no deben enterarse, no quiero que hablen mal de ti.Además debo arreglar ciertos asuntos y es mejor mantenerlo en secreto, por favor.Me quedo en silencio analizando sus palabras y miles de pensamientos inundan mi mente, los descarto de inmediato. Tampoco deseo que los demás se enteren, dirían que me revuelco con el jefe, cosa que no es cierto.—Tranquilo, entiendo—contesto con una sonrisa, nos miramos sin saber que hacer
Despierto por el sonido de la alarma, palpo la cama en busca de Ginger quién muerde mi dedo con sus pequeños colmillos. Rio al ver lo tierno que luce haciendo eso, ya no está tan delgado, ha ganado un poco más de peso, de hecho las costillas que se le marcaban ya no sobresalen como antes. Ronronea y le acaricio sus orejitas, su pelaje es tan suave que dan ganas de abrazarlo.Lo bajo al suelo y le doy de comer, luego me dirijo al baño, lavo mi rostro con agua fría y me cepillo los dientes. Entro a la ducha, el agua caliente es tan relajante, apoyo la cabeza del mosaico. Mi mente no dejaba de pensar en Luca, ¿Acaso no podía dejar de pensar en él por un segundo? Claro que no podía. ¿Cómo es posible que mis sentimientos por él estén creciendo de un día para otro?No tenía la respuesta para esa pregunta.Salgo de la ducha luego de una conversación bastante relajada con mi mente. Me apresuro a vestirme, no sé que ponerme, normalmente no soy de darle tanta importancia a mí vestimenta, aunque
Siento como empapo la camisa de Luca, a él no parece importarle, me envuelve en sus brazos arropando mi cuerpo. Mis piernas se sienten débiles, escucho pequeños murmullos con su voz, pero no logro entender ni una palabra de lo que está diciendo.Estoy respirando con dificultad, me siento un poco ahogada. Me separo de Luca, sin mirarlo. Los sonidos de los autos pasar, las voces de las personas llega a aturdirme. Cierro mis ojos tratando de calmarme, estoy a punto de caer en una clase de crisis de pánico, y no quiero eso, Luca está ahí conmigo, no estoy sola.Repito una y otra vez en mi mente.—¿Qué te sucedió?—pregunta Luca llevándome al auto.—M-me han robado y trató de...—mis palabras no salen, son interrumpidas por mi llanto. Le relato todo lo que pasó y veo como su mandíbula se tensa, sus puños golpean el volante con rabia. Sin embargo su mirada se suaviza cuando se da cuenta que estoy teniendo un ataque de ansiedad. Mis manos tiemblan, el pecho lo siento agitado, siento que est