La reunión salió excelente y mis diseños fueron aprobados.
Serán exhibidos en La Semana de la Moda en Milán, un importante acontecimiento artístico que se da dos veces al año, en septiembre-octubre y enero-febrero, en el Milán Quadrilatero della Moda, Milán Fashion Center y por toda la ciudad.Estoy muy feliz, es todo un privilegio que todos vean lo que realicé.Voy saliendo de la empresa con Sussan, quien parlotea de lo contenta que se siente de poder ser mi ayudante. Sí, Luca me dijo que podía tener una asistente y en cuanto lo dijo pensé en Sussan, ella lo merece. Es la única que no me ha visto como un bicho raro desde que llegué a esta empresa.Para celebrar, iremos a un bar de la ciudad. Beberé un poco, mi cuerpo no tolera tanto el alcohol, pero quiero disfrutar la noche.Sussan tiene un auto y nos iremos allí, es un Nissan Sentra B13 de color rojo.En el camino, escuchamos música para hacer el viaje más ameno. Vamos a un club nocturno llamado L'oceano celeste, nunca he ido. Según mi amiga, es agradable.El reproductor de música reproduce "Dynamite".Después de un largo recorrido, por fin llegamos al club, estoy ansiosa. Bajamos del auto y nos dirigimos al local, que nos da la bienvenida con luces azules neón, con razón el nombre. En la entrada se encuentra un hombre musculoso de piel oscura con ropa negra, que al ver a Sussan la reconoce enseguida y nos permite la entrada. Ya dentro del club, nos acercamos a la barra donde le pedimos al barman que nos prepare dos vodkas. El chico es muy simpático, es un pelirrojo de ojos verdes oscuros con pecas en su rostro. En sus brazos fornidos, la tinta de sus tatuajes cubre parte de su piel. El barman se da cuenta de mi mirada sobre él y me guiña el ojo al mismo tiempo que sonríe pícaramente.¡Rayos! Me descubrieron, tengo que aprender a disimular. Aparto la mirada rápidamente. La música está tan fuerte que tengo que gritar en el oído de Sussan para preguntarle si quiere ir a la pista de baile.Ella acepta levantándose al mismo tiempo que yo lo hago. Esquivando cuerpos sudorosos y a ebrios, el ambiente distendido me hace sentir incómoda. No estoy acostumbrada a estar en este tipo de lugar. Busco a Sussan con la mirada y veo que ya tiene compañía, es un chico pelinegro que baila muy cerca de mi amiga.Para no quedar como una tonta en medio de la pista, giro sobre mi eje y me retiro, pero jalan de mi brazo hasta chocar contra un torso fuerte.—¡Que diab...! –Mis palabras son ahogadas cuando el chico habla.—¡Hola nena! –suelta Luciano animado y afloja su agarre para que pueda verlo mejor. Ah, es este zopenco de nuevo, pienso.—Hey Luciano –digo, regalándole una sonrisa. El chico me agrada, aunque es totalmente diferente a su hermano, sin embargo, su efusiva energía me hace sentir cohibida.—Vamos a la barra –habla en mi oído, haciendo que me sobresalte por la sorpresa, enviando un escalofrío a todo el cuerpo. No me agrada que tenga tanto efecto en mí.Asiento con la cabeza y me sorprendo otra vez cuando coloca mi cuerpo delante de él para poder pasar entre la abarrotada pista de baile.La ventaja de ser alto, pienso. Llegamos a la barra y charlamos de todo un poco sin darnos cuenta de que la noche pasa rápido.Los rayos del sol golpean mi rostro, mi cuerpo acalorado me incomoda, forcejeo con la sábana empujándola con ayuda de mis pies hasta deshacerme de ella. La boca la siento seca y con un sabor a alcohol. Por esa razón no suelo tomar, la cabeza me palpita con fuerza hasta marearme, todo da vueltas a mi alrededor.Mi abundante cabello está regado por toda la almohada, me levanto de la cama con dificultad, arrastrando mis pies por la alfombra de felpa. Llego al baño y veo mi reflejo en el espejo, cabello enmarañado, maquillaje regado y aspecto pálido. ¡Qué horror!—Estoy del asco– escupo con desagrado.Me despojo del vestido sucio que cae al piso, para así desprenderme de las bragas y el brasier, la ropa forma un charco a mis pies. El agua fría impacta contra mi cuero cabelludo, sintiendo alivio de inmediato, me relajo bajo el chorro de agua helada. Lavo mi larga cabellera castaña, y en veinte minutos estoy fuera de la ducha, envuelta en el cálido albornoz y con un turbante en la cabeza, me voy al clóset a ver qué encuentro para vestirme. En una de las perchas cuelga un precioso vestido de tirantes con un estampado de girasoles, elijo ese.Hoy me quedaré en casa, Luca me dio el día libre luego del excelente trabajo que estoy haciendo. Viene a mi mente la voz de la rubia, haciendo que mi interior se contraiga, se escuchaban muy ocupados, creo que interrumpí su empalagoso momento cuando llamé al jefe.Mis pensamientos se desvían a la noche de ayer, Luciano despierta cosas en mí que me confunden. Charlamos de muchas cosas, me contó que tiene una casa en la playa donde va los fines de semana con sus amigos de universidad. Estoy invitada para ir a conocerla, el sábado habrá una fiesta. No me gusta mucho la idea de estar rodeada de chicos sin camisa y ebrios. Pero lo bueno es que estaré con Luciano y tal vez pueda quedarme en un lugar tranquilo de la casa.La pantalla de mi móvil se enciende notificando que ha llegado un mensaje, lo tomo para ver quién es y se trata de Luciano. Quedamos en salir a conocer un lugar no muy conocido en la ciudad. Ya llegó, así que salgo del apartamento a prisa para no hacerlo esperar.Lo veo recostado en un Audi A6 Avant color plateado, está vestido con un bermuda verde militar y camiseta blanca, zapatos deportivos del mismo color.Levanta la mirada del suelo y me mira sonriente. Se acerca con pasos seguros hacia donde estoy.—Hey preciosa– suelta al verme para luego besar mis dos mejillas. Me ruborizo sin saber por qué, agacho la cabeza—.Hola– murmuro.Luciano abre la puerta de copiloto para que pueda subir, agradezco con una sonrisa, recibiendo un guiño de parte de este. Rodea el auto para luego arrancar por la carretera abarrotada de automóviles.Empieza a sonar "Ovunque tu sia" de L'Ultimo, la melodía hace el recorrido más placentero.Una vez llegado al lugar, luego de diez minutos de camino, Luciano a
Me encuentro en la habitación preparándome para dormir. Hoy fue un día muy especial para mí, compartir esta tarde con Luciano fue mejor de lo que esperaba. Decido enviarle un WhatsApp agradeciéndole por el día tan agradable de hoy, su respuesta no tarda en llegar con un emoji lanzando un beso.Sonrío por eso, apago el móvil. Ya es tarde y mañana debo trabajar. Mis ojos pesan del sueño, así que no tardo mucho en caer inconsciente.***Ya estoy lista para ir a la empresa, hoy desperté sin necesidad de la alarma. Visto con una falda lápiz color crema, blusa de tela Pongee de color dorado y mis zapatos de tacón del mismo color.Llego a la empresa unos minutos antes, paso por la cafetería del lugar a comprar unos pretzels con café, que decido comer en mi cubículo.Sussan ya ha llegado y empezamos a charlar. Luca pasa por al lado sin siquiera saludar, algo que me parece extraño de su parte. ¿Qué le sucede? Pregunto un tanto curiosa.Por fin he terminado de pintar y agregar detalles a los úl
Entro a la empresa y voy directo a la oficina del jefe, me tomó veinte minutos retirar la comida, el señor Mengoni debe tener hambre. Y ni hablar de mi estómago, gruñe haciendo que me apresure, acelero el paso para entregar el almuerzo al jefe y luego ir por algo a la cafetería.Toco con cuidado la puerta de la oficina y escucho un "adelante", así que lo hago. El señor Mengoni lleva floja la corbata y su rostro se ve cansado y hambriento, me acerco a dónde está y hablo.—Aquí está su comida señor– anuncio depositando las bolsas en su escritorio, su cara muestra alivio. Suelta un suspiro y deja lo que está haciendo, — Te agradezco enormemente Sarah, muero de hambre—. Bromea con una sonrisa.—A la orden señor Mengoni— contesto y proceso a retirarme cuando me toma del brazo preguntando.—¿Ya almorzaste?– interroga mirándome y soltando el agarre en mi brazo.—Eh no señor, voy a eso– digo bajando la mirada.—No es necesario, hay comida suficiente para los dos– dice.Estoy por negarme cuand
Voy en el convertible con Luciano, la brisa golpetea mi rostro, es ligera, es marítima y ya me hace sentir cerca del mar. Suspiro hondo, si tan sólo pudiera sentir esta paz todo los días. Falta poco para llegar a la playa Lido di Ostia es la de los italianos por excelencia, dado que se encuentra a pocos kilómetros de la capital, es muy fácil de alcanzar.No nos toma mucho tiempo llegar, al bajar del auto la enorme mansión de dos plantas color amarilla me deja boquiabierta. Es impresionante la estructura de las columnas de mármol con cristaleras que van del suelo al techo. Luciano carga mi maleta y nos dirigimos al interior de la casa, me comenta que la mansión cuenta con un dormitorio principal, es espaciosa e incluye una cama tamaño matrimonial, un guardarropa y una cómoda.Hay tres baños completo en la planta baja, uno en la entrada Sala-cocina, también encuentro un atractivo comedor moderno que me deja boquiabierta, el mismo efecto que ha tenido sobre mí el recibidor. En el reco
Una noche oscura nos permite reparar en detalles que por lo general pasamos por alto.El color oscuro tiene un gran valor expresivo en las sensaciones, emociones, sentimientos y deseos, de esta manera apacigua nuestra inquietud. Es un espectáculo hermoso y encantador contemplar el cuerpo de la Luna, su luz ahoga todo, excepto a las estrellas más brillantes. Es la mejor amiga de aquellos que se sienten solos en este mundo tan grande.El mar, en toda su inmensidad, es otra fuerza de la naturaleza que de alguna manera nos atrae y nos produce fascinación. Además, esto no es casual, pues la Luna y el mar están ligados por la increíble fuerza de las mareas.Sentada en la arena con la vista fija en el horizonte, el viento frío golpea mi rostro. He estado así por horas, los demás se han quedado disfrutando en la mansión mientras yo preferí disfrutar de la hermosa vista de la Luna reflejada en el eminentemente mar.Estoy tan perdida en las olas que golpean con las rocas que no noto cuando Luca
Y así termino, recostada en la cama con los párpados cerrados esperando que amanezca y fingir que lo de anoche no ha ocurrido y no ha surgido ningún efecto en mí. Ne le dejaré ver al señor Mengoni cuánto me han dolido sus palabras que una y otra vez se repiten en mi cabeza.«—... Hagamos borrón y cuenta nueva, espero que esto no afecte nuestra relación de jefe y empleada—» Si es lo que quiere, pues así será. Digo sonriendo con amargura.Es la mañana y nos encontramos desayunando en el gran comedor de la mansión, los amigos de Luciano charlan amenamente, el ambiente es distendido. Aunque la tensión que hay entre Luca y yo es perceptible los demás no se percatan de ello, o bueno, todos menos Luciano que nos mira de hito en hito. Clavo la vista en mi desayuno y tomo otra pieza de ciambelle que es una especie de rosquillas tipo donought, rellena de mermelada y otra con crema de chocolate. El café en Italia suele ser espresso muy pequeñito y fuerte, a pesar de no tener apetito me oblig
Me despierto al sentir un poco de incomodidad en mi cuello, dolía por la posición en la que dormí. Frunzo el ceño al sentir el sol en mis ojos, giro mi cabeza mientas parpadeo hacia la ventana. Siento la boca seca, humedezco mis labios sintiéndolos igual, el olor a alcohol inmunda mi nariz; mi vestido está arrugado y siento el cuerpo sudoroso. Me levanto de la cama, para luego salir de la habitación por un vaso de agua. Veo al señor Mengoni en las escaleras y freno de golpe girando mi cuerpo para regresar a la habitación, sin embargo la puerta tiene seguro y no abre. —No puede ser, mis cosas están dentro—susurro sin saber que hacer.El pasillo está en un completo desastre, vasos tirados, comida y botellas de alcohol en cada rincón. Resbalo mi cuerpo en la puerta de la habitación hasta caer en al piso, bufo y tiro de mi vestido que se ha subido por los muslos. Necesito ducharme, estoy del asco, digo mirando mi cabello con rastros de comida, no puedo bajar así. —¿Sarah?— pregunta el
Los días fueron pasando y cada día amaba más trabajar en la empresa, haciendo lo que me apasiona, dando lo mejor de mí. Faltaba dos horas para poder marcharme a casa, los últimos diseños que realicé me han fascinado, espero que el jefe piense lo mismo. Camino a su oficina y golpeo con los nudillos esperando que no se encuentre ocupado, escucho un adelante y giro la perilla encontrado al señor Mengoni en su escritorio con su mirada perdida en el computador. Me acerco a dónde está hasta que nota mi presencia.—Señor aquí están los últimos diseños, agregué colores más claros como me lo pidió—explico entregándole la carpeta.—Perfecto, en un momento los reviso—dice sin dejar de escribir en el computador.— Sarah quédate unos minutos, necesito hablarte de algo—agrega.Hago lo que me pide y me siento en el sofá cerca de la puerta. Espero ha que termine de escribir, fija la mirada en mi y habla.—Como te comenté la semana pasada, los diseños serán presentados en la exposición de alta cos