«¿Acaso está bromeando? No, un momento ¡por supuesto que está bromeando!».
Tiene que estar bromeando.
Nadie, absolutamente nadie en su sano juicio reaparece en la vida de alguien, después de seis años y le pide matrimonio. Así, como si nada. No cuando no nos hemos visto en todo este tiempo, cuando no hemos vuelto a hablar hasta ahora, cuando las cosas no terminaron demasiado bien entre los dos. Bueno, a quién engaño: las cosas terminaron fatal entre los dos y ni siquiera tuvimos una relación convencional.
—¡Largo de aquí ahora mismo!— Espeto molesta, no quiero él pase un segundo más creyendo que puede venir a tomarme el pelo.
Pero todo lo que consigo de su parte es que suelte una carcajada, producto de su ignorancia. Supongo que piensa que yo también estoy bromeando.
—Hey, Camila. No te pongas así— El hecho de que trate de calmarme, me hace sentir peor. Incluso más furiosa —Me dijiste qué quería ¿no? Pues te he respondido con total honestidad.
—¿Y por eso crees que puedes venir a pedirme matrimonio? ¿Así? ¿Cómo si nada?— Suelto incrédula mientras sacudo mi cabeza, como gesto de desaprobación —¿Qué te hace pensar que quiera casarme contigo?— Le interrogo mientras entre cierro mis ojos, lo suficiente para dedicarle una mirada acusadora —No, mejor dicho ¿qué te hace pensar que no estoy casada ya?— Me detengo e inclinando mi cabeza un poco hacia atrás añado —No creerás que he estado esperando por ti o algo así ¿no? Porque créeme, lo último que esperaba y deseaba era volver a verte.
Ahora es Patrick quien pone sus ojos en blanco mientras me escucha hablar. No sé qué parte de lo que le he dicho lo ha sacado de las casillas o, si al contrario, he dicho algo que no lo moleste. Pero él, según sus propias palabras, sólo ha sido honesto conmigo, pues entonces yo también quiero ser honesta con él.
—Desde el momento en que me di cuenta que eras tú, me fijé en tus manos en busca de algún anillo. Y no lo hay. Así que supuse que casada no estás.
—¿Y qué hay si tuviese un novio? Alguna pareja— Digo encogiéndome de hombros. Después de todo no seria tan descabellado. De hecho, desde que salí embarazada sólo me he visto inmiscuida en dos relaciones, ambas casual, encuentros fortuitos y nada serio. Bueno, con el segundo pensé que tenía alguna oportunidad real de llevar las cosas al siguiente nivel pero tan pronto se enteró de que tenía una hija, salió corriendo.
Eso fue hace casi un año, un año en el que me he cerrado completamente a todo tipo de relaciones. Un año en el que he trabajado todos los días, literalmente, para brindarle un futuro mejor a mi hija y, sin embargo, aquí sigo, en este mismo deprimente bar.
—En caso de que tengas novio, sabría entenderlo. Pero nada pierdo con hacerte propuesta.
«Oh, la propuesta» Cuando pronuncia esas palabras empiezo a reír, mi risa se transforma en una carcajada histérica y cubro mi estómago con ambas manos mientras las lágrimas brotan de mis ojos. Me doy cuenta que Patrick me observa perdido, no tiene la menor idea de lo que me hace tanta gracia. Yo alzo una mano para decirle que espere, que le diré que ha sucedido, pero no puedo dejar de reír. Cuando finalmente puedo tomar una bocanada de aire, cuando retiro la máscara que probablemente se ha corrido a causa de mis lágrimas, digo:
—Disculpa, pero es que pensé que estas cosas no sucedían en la vida real. Ya sabes, una propuesta de matrimonio falso— Él pone sus ojos en blanco y me entran ganas de reír nuevamente pero me detengo, tomo aire nuevamente y añado: —Quería estar en las películas, Patrick. Pero no me apetece convertir mi vida en una.
Patrick me ve con el ceño fruncido, y sacude la cabeza solo un par de veces tratando de procesar mis palabras.
—¿Qué quieres decir?
—Pues eso ¡¿casarme contigo para qué?!— Exclamo aún sin procesar las palabras del todo —¿Estás dispuesto a casarte con alguien solo para pretender que tu vida ha vuelto a la normalidad?— Niego incrédula, no le doy crédito a mis propias palabras y añado: —¿En la vida real la gente se casa para aparentar?
—En la vida real, no sé. Pero en esta industria te sorprenderías al saber qué es verdad y qué es mentira— Dice con honestidad —Donde crees que hay amor, en realidad hay un contrato millonario estipulado por una productora, por un manager, por una agencia de publicidad. Lo que sea necesario para vender.
Eso tiene sentido y, ahora que lo menciona, son rumores que siempre han sonado aquí y allá. Incluso cuando estábamos en la escuela de actuación, en más de una ocasión llegaban chismes sobre una pareja de actores que fingían haberse enamorado mientras rodaban, sólo para vender entre el público. Yo nunca supe si era cierto, si eran inventos o especulaciones pero si Patrick quiere hacer algo como eso, alguien se lo ha tenido que sugerir.
—Vale— Pronuncio, intentando sonar más racional, menos volátil —Supongamos que entiendo tu plan. Quieres jugar a la familia feliz para que tus productores se crean el cuento de que has cambiado y no te dejen sin trabajo— Hago una pausa porque a medida de que hablo, intento darle sentido a mis palabras —Pero ¿por qué me lo podes a mí?— Suelto sin mas —¿Por qué no se lo podes a una actriz? No lo sé ¿alguien con quien hayas trabajado? Alguna amiga— Sugiero —Bueno, con lo insoportable que eres, veo muy difícil que tengas amigos.
—Mira, con todo lo insoportable que dices que soy, siempre le caí mejor a la gente. La odiosa del grupo siempre fuiste tú.
—Es verdad— Concuerdo con él —No tengo ni quiero un millón de amigos. Pero tú, tú eres la estrella, tú eres el simpático. Tú eres el que debe tener una fila kilométrica de amigos— Me burlo.
—Volviendo a lo que me interesa— Dice haciendo caso omiso a mis palabras —Podría decir que tienes razón, debería pedírselo a una actriz y eso es justo lo que estoy haciendo...
—Sabes a lo que me refiero— Le interrumpo poniendo los ojos en blanco —Hablo de gente famosa, como tú. Además, yo ni siquiera soy actriz— Insisto.
—Camila, por supuesto que eres una actriz. Una de las mejores que he visto —Detesto que la sinceridad que percibo en sus palabras, haga que mi pecho salte de forma incesante. Lo detesto porque mientras estudiaba actuación, los dos primeros consejos que recibí fue decir siempre "sí" cuando se improvisa. Y no confiar en actores. Podría estar diciendo justo las palabras que quiero escuchar y me lo creería porque el muy estúpido es realmente bueno para pretender —También hay otras cosas— Lo escucho pronunciar y yo vuelvo a la realidad, vuelvo a prestarle atención —Si se lo pido a una actriz conocida, obviamente querrá algo a cambio y si no lo exige ella lo hará su agente. En cambio...
—En cambio yo, soy nadie— Lo interrumpo, adelantándome a él, diciendo lo que probablemente pensaba pronunciar —Yo no soy más que la barista de un bar con deudas por pagar. Yo me tengo que conformar con lo que me ofrezcas.
—Tú, en cambio— hace énfasis en sus palabras y vuelve a hacer caso omiso de las mías —Estás aquí— Alza sus manos y señala a nuestro alrededor—Estás en el mundo normal. Y eso es justo lo que yo necesito— Hace una pausa y humedece sus labios, da un vistazo al casi de vidrio y nota que está vacío, alza una vista y me indica que le sirva. Pongo mis ojos en blanco y sirvo un poco más, menos que los tragos anteriores —Quiero forjar un muro entre mi vida profesional y mi vida privada, donde no hayan periodistas queriendo entrometerse o dando opiniones sobre lo que hago o dejo de hacer ¿es que no lo ves?— Se detiene, ingiere el gravamen un solo sorbo y habla nuevamente: —Por algo estoy aquí, esto no puede ser coincidencia.
Respiro profundamente y devuelvo la botella a la repisa junto a las otras. No más tragos. Si vamos a discutir esto de verdad, si realmente pienso darle una oportunidad, lo necesito sobrio. Cuando me volteo nuevamente hacia él, suelto sin más:
—Tengo una hija.
Patrick entre abre sus labios, como si fuese a decir algo, sin embargo, se queda allí perplejo por cierto tiempo, lo que deberían ser unos diez segundos, parece haber sido víctima de algún hechizo paralizador. Finalmente, dice:—No lo sabía. No sabía que tenías un hijo.«Por su puesto que no lo sabías, tontorrón» han pasado seis años desde la última vez que nos hablamos. Ninguno de los dos ha sabido absolutamente nada del otro. Bueno, yo sé todo de él. Las redes sociales y los programas de chismes en la televisión de han encargado de ello. Pero él de mí no ha sabido nada, yo me encargué de volverme anónima todo este tiempo. Irónicamente, ser invisible es lo opuesto a lo que buscaba cuando llegué a Los Ángeles.—Hija— Digo, ya que él ha dicho hijo, como si fuese un niño —Tengo una hija.—¿Cómo se llama?— Me pregunta mientras veo como una de las comisuras de sus labios de eleva en lo que parece ser una sonrisa.—Mia— Pronuncio mientras cruzo mis brazos sobre mi estómago.—Es un nombre m
Pongo mi mano sobre la pesada reja e inclinó todo mi cuerpo hacia un lado para conseguir moverla. Por culpa de Patrick estoy llegando tarde, espero que Josie no se moleste. Mientras subo las escaleras, me las arreglo para sacar las llaves de mi cartera mientras que en la otra sostengo una bolsa de compras. En el trayecto al apartamento, saludo a algunos vecinos que bajan de prisa las escaleras, para salir a sus trabajos.Cuando me detengo en el apartamento de Josie, llamó a su puerta con dos golpes sonoros. Espero a que me abra hasta que la veo asomarse, lleva puesto la camisa y el pantalón de su uniforme y está hablando por teléfono, con un gesto con su mano me indica que pase al interior. Allí veo a mi pequeña Mia, sentada en la sala frente al televisor, junto a Eddie, Peter y Karen.—Hola— Susurro y a pesar del fuerte volumen de la televisión, Mia reconoce mi voz, se gira para verme y sale corriendo hasta mí.—¡Mami!— Exclama con la misma emoción de todos los días. Yo me agacho, y
Hace seis años. Los ojos del profesor Julian eligieron posarse sobre los míos mientras sus manos de movían lentamente en forma de aplausos. —Esto es actuación— Sonrió con amplitud y repitió: —Esto es actuación — Su mano izquierda señaló en mi dirección y la derecha hacia Patrick. El profesor Julian caminó hacia el borde del teatro, dejándonos a Patrick y a mí detrás, en la sombra, en el lugar perfecto donde pude sacarle la lengua sin ser vista, donde el masculló algo como "púdrete" sin ser visto. Mientras tanto, el profesor Julian seguía hablando hacia el resto de nuestros compañeros, que estaban esparcidos por las butacas. —Cuando la gente piensa en actuación, piensa en mentir, en fingir. Creen que los actores son una panda de mentirosos que se ganan la vida pretendiendo ser lo que no son ¿y saben qué? Es cierto— Hay risas entre los estudiantes —Pero para ser el mejor actor, hay que sentir pasión por lo que se hace y ustedes— Se giró hacia Patrick y hacía mí —Ustedes la tienen. Ta
Cuando Josie abre la puerta de su apartamento, dirige la mirada a Mia, quien se aferra a mi mano mientras esperamos en el pasillo.—¿Dónde está la niña más hermosa de este edificio? Qué digo de este edificio, del mundo.Mia esboza una sonrisa y se aferra a mi pierna, lo hace con una expresión divertida.—Gracias por cuidarla una hora antes hoy— Le digo. Ya le había escrito temprano preguntándole si podía hacerme el favor de quedarse con Mia desde las cinco y media, ya que normalmente salgo de casa a las seis y media —Tengo que...— «No tengo una excusa valedera así que...» —Tengo una entrevista de trabajo.—¿De noche?— Me cuestiona mi amiga —¿Acaso...?— Alza las cejas de forma sugerente y yo sacudo la cabeza.—¡No! Josie, no— Digo sorprendida ante su loca conclusión —No es ese tipo de trabajo ¿vale? Es algo más serio.Técnicamente sí es una entrevista de trabajo, ya que dependiendo de lo que conversemos hoy Patrick y yo, tal vez, pueda empezar en otro empleo. El que me ha ofrecido.—¡K
Una mujer en sus cuarenta, alta y corpulenta se acerca a nosotros, trae un delantal y gorra blanca, y una libreta y lápiz en manos.—Buenas noches, bienvenidos a Paco's ¿qué podemos..?— Cuando me doy cuenta que la mujer ha dejado la frase a medias, aparto mi vista del menú que sostengo entre mis manos, me doy cuenta que está viendo a Patrick. Él también alza la vista y la dirige hacia la mujer —¿Eres..?—Si su cara se le hace familiar es porque salió ayer en las noticias— Me adelanto a decir —¿John... Kiru? Apuesto a que escuchó de él. Es un ex-convicto. Salió ayer de la cárcel. Estuvo preso por... Mantener relaciones en público con... Un hombre mayor que él— La mujer me mira perpleja, como si no estuviese hablando su mismo idioma —Es mi hermano— Aclaro.No sé si la mujer me ha creído,
Mientras traspaso la entrada del bar, veo la hora en mi celular «miércoles» llego seis minutos tarde. Literalmente corro hasta la barra, tiro mi bolsa debajo del mostrador y del cajón saco mi delantal.—No te preocupes, le he dicho a Dante que estabas en el baño— Me dice Oba, mi compañero de trabajo.—Gracias— Le susurro —Se me presentó un percance.En todo el tiempo que llevo trabajando aquí, siempre hemos sido dos en la barra, la única forma de darnos basto. Cuando llegué, vi partir a Paula quien fue mi compañera por casi un año, y desde ese momento, he visto ir y venir al menos a medio docena de personas, la mayoría son jóvenes universitarios que vienen a reunir algo de dinero aquí antes de graduarse, de hacer pasantías o simplemente de hacer algo mejor.Oba fue el último en llegar, tiene casi siete
Tomo una bocanada de aire para aminorar mi exasperación y también para incrementar mi paciencia. Cuando accedí a casarme con este troglodita no tenía esto en mente, no me imaginé que en nuestro primerdía del plan iba a tocar jugar a ser enfermera ¿o debería decir niñera? ¿o un poco de ambos? No cabe duda de que Patrick se está comportando de una forma inmadura pero un niño mostraría más compostura.Cerca de mí, incluso sobre el ruido de la música, escucho un grito ahogado. Cuando alzo la mirada, veo a Oba con la boca entre abierta y los ojos como si estuviesen a punto de abandonar sus órbitas.—¿Es ese...?— Me pregunta cuando señala a Patrick que está de espaldas a él.—Es nadie— Repongo mientras le interrumpo, lo último, realmente lo último que deseo ahora mismo es que la g
Me deslizo sobre el asiento de cuero del vehículo y la suavidad del asiento hace que me mueva a gusto sobre el mismo. El coche es una pasada, es un deportivo descapotable negro, con asientos de mismo color, son muy amplios, me siento diminuta en este y aún así también me siento cómoda.—Te odio, Patrick Connelly— Le espeto al hombre que está sentado a mi lado. Él sonríe aunque tengo la sensación que no me ha escuchado realmente.«¿Es consciente de lo privilegiado que es?» Mientras otros tenemos que subir diariamente al transporte público, otros simplemente tienen que ir a pie, él tiene la dicha de subir a esta nave y fugarse hasta el fin del mundo si le diera la gana.—Yo también— Frunzo mi ceño porque no sé a que ha venido lo que ha dicho. Giro mi rostro y dice: —Yo también me odio— Entonces r&i