Después de eso, los encuentros entre Alexey y yo se volvían más frecuentes. Habíamos ideado maneras de complacernos sin tener que utilizar las formas convencionales. Claro que lo seguía extrañando dentro de mí, pero de momento era la única opción viable. Él nos visitaba casi todos los días en el ático, como lo prometió. Dominika era la más feliz de ver a su cada que aparecía. Literalmente saltaba a sus brazos en cuanto lo veía y su semblante se volvía serio cuando no estaba. Por suerte, se acostumbro perfectamente a la nueva maestra. Era una chica inteligente y no le costó nada ponerse al día con todas las actividades. La misma profesora solamente me hablaba bien. En realidad, no me sorprendía, Dominika tenía el carisma que hacía que todos quisieran servirla. Le agrava a cualquiera que la conocía. Eso sería una ventaja a la hora de liderar a la mafia. Sus hombres no dudarían en protegerla, aunque eso significase morir por ella. Además, que lograría arrodillar a sus enemigos, sin impo
—Bueno… El tío Andréi y yo nos hicimos amigos desde que nos conocimos. Es muy divertido, siempre me hace reír hasta que duele la barriga. —explicó Dominika riendo.La mire confundida, ¿Andréi? ¿Divertido? ¿Acaso el mundo se había puesto de cabeza y yo no me di cuenta? Nunca escuche algo tan inverosímil como eso. Sin embargo, ella parecía estar diciendo la verdad, genuinamente convencida de lo que decía. Muy raro.—Incluso dijo que la mayoría de los juguetes que estaban en mi habitación los compro él. También me llama tigritsa, al igual que tu y papá. —dijo bastante orgullosa.Iba a agregar algo, pero en ese momento entraron las sirvientas con los platos de comida. El pastel de zanahoria olía delicioso y venía acompañado con dos vasos de leche. Los ojos de Dominika centellearon emocionados y se apresuro a dejar de lado sus libros.—¡Es mi postre favorito! —gritó mientras una las chicas dejaban su pedazo en frente. “También el mío” pensé, aunque no lo dije. Las esclavas se retiraron ráp
—¡Oh vamos hacía allá! —chilló Dominika emocionada. Prácticamente tomó mi mano y me arrastro hacía el campo de tiro que teníamos en medio del bosque para trabajar.—¿No te gustaría ir a otro lugar? Hay un lago cerca que es bastante hermoso. —inquirí tratando de hacerla cambiar de opinión. Estaba totalmente concentrada en algo.Mijaíl y yo habíamos dejado un par de armas la última vez que vinimos aquí para entrenar. Entre ellas una Makarov, dos rifles de asalto, tres 9mm y unas cuantas granadas. A Dominika casi se le salen los ojos de orbita en cuanto las vio. Sonreía realmente alegre.—Mi entrenador me enseñó a manejarlas hace unos meses. Incluso papá fue a ver mi última práctica. Supongo que quería asegurarse por si mismo de mi progreso. —afirmó.Iba a comentarle algo, pero antes de que pudiese hacerlo descargo el arma y volvió a cargarla, retirándole el seguro. Ella fue más rápida a la hora de dispararle al blanco de tiro que yo evitándolo. El sonido rebotó en todo el lugar, incluso
Sentí que la ira subía por mi garganta, envenenando mi sistema. ¿Cómo alguien podía creer si quiera que Dominika había logrado su plaza en esa institución sin merecerla? Y mucho menos que el dinero de nuestra familia era “new money”. No existía nada más antiguo que la dinastía de la Bratva. Los Ivankov fueron lideres de la organización durante cinco generaciones y antes de eso estábamos directamente emparentados con el cabecilla.—Por supuesto que solo hablan desde su ignorancia. —inquirió Dominika sentándose y atrayendo las rodillas hacía su cuerpo. —Solamente saben que papá es dueño de una naviera y que antes de eso fue fundada por mi abuelo. —dijo secándose una lagrima del rostro. Bueno eso no estaba muy lejos de la realidad. —Para ellos solo somos “nuevos”.Pose y mano en su espalda y comencé a masajearla, intentando ofrecerle alguna especie de consuelo y apoyo. Comprendía lo que era ser parte de esta organización y no poder relacionarse con el mundo exterior. Lamentablemente los
—¿De verdad creían que mis mujeres iban a ir a Moscú y no me iba a enterar? —cuestionó Alexey por quinta vez en la mañana. Dominika y yo nos miramos, rodando los ojos. —Es una idea de lo más irresponsable por parte de ambas, pudo haberles pasado algo y solamente por ir a comprar unos vestidos de fiesta. —La vena en su frente estaba saltando por el enojo y en este momento parecía más el Boss que el esposo y padre atento. Parece que se había esfumado todo.—Si es tan irresponsable, ¿por qué nos acompañas? —pregunté señalando las nubes mientras volábamos en el helicóptero. Prácticamente había rogado que los dejáramos viajar con nosotras, aunque se esforzó por ocultarlo detrás de una orden. —Tu solo te autoinvitaste, nadie te quería aquí. —le recordé cruzándome de brazos con mucho enojo. No quería escucharlo así.En cuanto nos vio en la pista de aterrizaje, enarcó una ceja en nuestra dirección y sonrió con burla. Luego dijo que, si queríamos ir a comprar los vestidos, él vendría con nosot
De verdad que logré sentir lastima y admiración por Alexey en partes iguales. Luego de ver al menos diez vestidos más para Dominika, esta decidió llevarse el primero que de probo. Su padre estaba que la ahorcaba ahí mismo, pero una sola de sus sonrisas fue suficiente para calmarlo. Incluso nos llevamos la diadema dorada que la hacía ver hermosa.Después de ese suceso, la cosa fue de mal en peor para el Boss, me consolaba diciendo que se lo merecía. Él solo se había invitado a nuestra salida, pues que asumiera las consecuencias de su sobreprotección. Visitamos siete tiendas más para encontrar el vestido perfecto para mí y Aleska. La pobre mujer se veía bastante mortificada por esto.—De aquí no nos iremos sin gastar una cantidad obscena de dinero. —le repetí cuando estábamos en la segunda tienda. Aunque en parte quería hacer sufrir a Alexey. —Sin un vestido no podemos elegir los zapatos, ni los accesorios. —afirme mirando todo.—Pero, señora… ¿Entonces para qué son todos los paquetes q
Nuestro día de compras por fin había terminado, así que volvimos a casa. Ya era bastante tarde y Dominika se quedó dormida en mi hombro durante el camino. Alexey se quitó su abrigo y lo puso encima de sus hombros para protegerla cuando bajábamos de la camioneta y montábamos el helicóptero. Dentro ya nos esperaban nuestros voyevikis.—Seguramente está bastante cansada. —dije sentándome a su lado y apartando un mechón del rostro de Dominika. —Es la segunda vez que la veo caer dormida de esa manera. —señale sonriendo. Alexey me devolvió el gesto y apoyo su cabeza en mi cuello.No me molestaba, al contrario, me ayudaba a relajarme. Cerré mis ojos y traté de dormirme con el suave movimiento del vehículo. Para cuando los abrí nuevamente, ya habíamos cambiado otra vez a una camioneta e íbamos en dirección al ático. El Boss me tenía entre sus brazos y Aleska sostenía a la princesa dorada. Sonreí ante la bella imagen.Me es difícil recordar cómo llegué a mi cama, supongo que Alexey me dejó en
Hay algo que no se puede negar y es que los Volkov si saben cómo hacer una fiesta. Nada más entramos por las puertas de la mansión y ya había un montón de meseros yendo de un lugar al otro con charolas repletas de dulces y bebidas. Incluso me pareció ver unas cuantas copas de champagne al aire. No escatimaron en gastos a la hora de montarla. Los tres caminábamos a la misma altura, como si fuésemos los dueños del lugar y de cierta forma lo éramos. No pude evitar sonreír al ver que Dominika intentaba imitar la pose de su padre e incluso se estiraba para dar la ilusión de ser más alta. No lo necesitaba, su sola presencia imponía bastante. Nadie podía pasar por su lado sin reverenciarla. —Estás hermosa. —le susurre empujando disimuladamente su brazo. —Todos aquí te sirven, sin importar de quién sea la fiesta. —aseguré acercándonos a la mesa central que prepararon para nosotros. —No lo olvides, serás la futura voz de la organización. —dije. Alexey hizo un gesto con la cabeza, dándome a e