De verdad que logré sentir lastima y admiración por Alexey en partes iguales. Luego de ver al menos diez vestidos más para Dominika, esta decidió llevarse el primero que de probo. Su padre estaba que la ahorcaba ahí mismo, pero una sola de sus sonrisas fue suficiente para calmarlo. Incluso nos llevamos la diadema dorada que la hacía ver hermosa.Después de ese suceso, la cosa fue de mal en peor para el Boss, me consolaba diciendo que se lo merecía. Él solo se había invitado a nuestra salida, pues que asumiera las consecuencias de su sobreprotección. Visitamos siete tiendas más para encontrar el vestido perfecto para mí y Aleska. La pobre mujer se veía bastante mortificada por esto.—De aquí no nos iremos sin gastar una cantidad obscena de dinero. —le repetí cuando estábamos en la segunda tienda. Aunque en parte quería hacer sufrir a Alexey. —Sin un vestido no podemos elegir los zapatos, ni los accesorios. —afirme mirando todo.—Pero, señora… ¿Entonces para qué son todos los paquetes q
Nuestro día de compras por fin había terminado, así que volvimos a casa. Ya era bastante tarde y Dominika se quedó dormida en mi hombro durante el camino. Alexey se quitó su abrigo y lo puso encima de sus hombros para protegerla cuando bajábamos de la camioneta y montábamos el helicóptero. Dentro ya nos esperaban nuestros voyevikis.—Seguramente está bastante cansada. —dije sentándome a su lado y apartando un mechón del rostro de Dominika. —Es la segunda vez que la veo caer dormida de esa manera. —señale sonriendo. Alexey me devolvió el gesto y apoyo su cabeza en mi cuello.No me molestaba, al contrario, me ayudaba a relajarme. Cerré mis ojos y traté de dormirme con el suave movimiento del vehículo. Para cuando los abrí nuevamente, ya habíamos cambiado otra vez a una camioneta e íbamos en dirección al ático. El Boss me tenía entre sus brazos y Aleska sostenía a la princesa dorada. Sonreí ante la bella imagen.Me es difícil recordar cómo llegué a mi cama, supongo que Alexey me dejó en
Hay algo que no se puede negar y es que los Volkov si saben cómo hacer una fiesta. Nada más entramos por las puertas de la mansión y ya había un montón de meseros yendo de un lugar al otro con charolas repletas de dulces y bebidas. Incluso me pareció ver unas cuantas copas de champagne al aire. No escatimaron en gastos a la hora de montarla. Los tres caminábamos a la misma altura, como si fuésemos los dueños del lugar y de cierta forma lo éramos. No pude evitar sonreír al ver que Dominika intentaba imitar la pose de su padre e incluso se estiraba para dar la ilusión de ser más alta. No lo necesitaba, su sola presencia imponía bastante. Nadie podía pasar por su lado sin reverenciarla. —Estás hermosa. —le susurre empujando disimuladamente su brazo. —Todos aquí te sirven, sin importar de quién sea la fiesta. —aseguré acercándonos a la mesa central que prepararon para nosotros. —No lo olvides, serás la futura voz de la organización. —dije. Alexey hizo un gesto con la cabeza, dándome a e
L os niños ya tenían un rato jugando, cuando Veronika se me acercó. Iba acompañada por otras dos mujeres a quienes no conocía. Una era de cabellos castaños, del color de chocolate y lucía bastante joven y la otra rubia. Llame a Dominika, quien vino inmediatamente en cuanto notó que su tía estaba entre ellas. Veronika le sonrió con cariño. —Estamos honradas de que viniesen. —admitió mi cuñada haciendo una reverencia que las demás imitaron. —Amaranta, permíteme presentarte a las anfitrionas del día de hoy. Son mis primas, Alexandra y Viktoria Volkova. —dijo señalándolas. En cuanto levantaron la cabeza, me di cuenta que la castaña era prácticamente una niña de doce años. A mi lado, tigritsa estaba un poco inquieta y las iradas de rabia que le lanzaba constantemente a su prima solo me dejaban más confundida. Era obvio que no le caía bien, la pregunta en cuestión es, ¿por qué? A simple vista parecía una joven adorable, aunque por supuesto jamás pondrían en duda a mi hija. Me prometí estar
El resto de la fiesta lo pasamos saludando a más gente y sonriendo como si fuésemos dioses. No llegue a conocer a toda la familia, porque eran demasiados. Pero conocía los más cercanos del circulo de la Alexey. Varios primos y unos cuantos tíos demasiado jóvenes como para pasar por hermanos de mi esposo. El Boss siempre se mantuvo serio. En cuanto a Dominika, su semblante le cambio a uno más tranquilo cuando trajeron al tigre. Prácticamente le volvió la alegría a la cara y era lo único que quería ver en ella. Debía comprender que no se inclinaba ante el mundo, sino que el mundo se inclinaba ante ella. Podía tener lo que quisiera solo con pedirlo, porque se lo merecía absolutamente. Papá y mamá le darían todo con tal de verla feliz. Dominika había nacido para gobernar a todos y ya era hora de lo comprendieran. Aunque debo reconocer que la imagen tan adorable que daba acostada encima del tigre podía engañar un poco. Claro que, lo recordaban cuando intentaban acercarse un poco y Kira le
Nunca podrí cansarme del sexo con Alexey, definitivamente era como estar en otra dimensión, donde lo único que podía hacer era sentir el placer que me daba. Lo único que lamento, es que tuvo que controlarse un poco más a causa de mi embarazo. El doctor había sido bastante claro con sus indicaciones. Nada de esfuerzos que me dejaran agotada. Luego de amarnos, estábamos demasiado cansados como para movernos, así que nos quedamos dormidos en mi habitación. Sabía que Alexey debía marcharse a la fortaleza para continuar con sus responsabilidades. Sin embargo, el embarazo me tía muy sensible. Lo quería conmigo todo el tiempo. Empezaba a actuar como una m*****a caprichosa. Mi esposo tenía razón al decir que Dominika era igual a mí. Por eso personas tan diferentes como nosotros no tenían hijos juntos, la forma de ser terminaba por revelarse, de una manera u otra. Tendríamos bastantes problemas con forme fuese creciendo ella. —Levante solnyshka, me estás retrasando. —inquirió Alexey por la m
—¿Vendrás con nosotras o no? —exigió Dominika alzando una mano para cubrir su vista del sol. —Dicen que nadar hace bien a las embarazadas. —continuó sonriendo.Ladee la cabeza de un lado al otro, desesperándola aún más con la tardanza.—No puedo meterme porque acabo de comer. —respondí acercándome hasta la orilla de la alberca. —Pero puedo introducir mis pies allí. —inquirí al ver la decepción en su rostro. El semblante le cambio y asintió repetidas veces, instándome a que lo hiciera.Con cuidado me quité las sandalias que llevaba y tomé asiento en el suelo.El agua estaba bastante deliciosa y empecé a salpicarla con mi pie. Ella comenzó a reír por la sorpresa y alzó sus manos para interponerlas entre el agua. Por el rabillo del ojo noté que Aleska parecía estar conteniendo una sonrisa, pero esta igual se le escapaba.—¿Eso es todo lo que tienes? —gritó Dominika sumergiéndose en el agua. Nado hasta quedar fuera de mi alcance. —Parece que ganado. —afirmó sonriendo victoriosa.—Fue un p
Era un lugar sencillo, aunque no por eso menos exclusivo. Nada más entrar me detuvieron en la puerta para saber si contaba con alguna reservación. Alcé mi anillo para demostrarle a dónde pertenecí y ambos camareros hicieron una reverencia como disculpa. En cuanto se levantaron, había algo en sus miradas que no me gustó ni un poco. Parecían nerviosos, incluso preocupados por lo que pudiese pasar. Eso era extraño, porque de nuestra organización, puedo asegurar que soy la más indefensa. Debian relajarse más. —El Boss está aquí en una reunión, olvido unos papeles y me pido que se los trajese. —expliqué pasando por su lado. —Si pueden tenerme un plato para llevar de su platillo estrella, se los agradecería infinitamente. —inquirí con una sonrisa bastante coqueta. —Por su puesto que sí, mi señora. —afirmaron para luego marcharse rápidamente. —Permítame guiarla hasta la mesa. —inquirió un mesero extendiendo la mano para dejarme pasar. Asentí y lo dejé guiarme hasta el fondo del restaurant