Hay algo que no se puede negar y es que los Volkov si saben cómo hacer una fiesta. Nada más entramos por las puertas de la mansión y ya había un montón de meseros yendo de un lugar al otro con charolas repletas de dulces y bebidas. Incluso me pareció ver unas cuantas copas de champagne al aire. No escatimaron en gastos a la hora de montarla. Los tres caminábamos a la misma altura, como si fuésemos los dueños del lugar y de cierta forma lo éramos. No pude evitar sonreír al ver que Dominika intentaba imitar la pose de su padre e incluso se estiraba para dar la ilusión de ser más alta. No lo necesitaba, su sola presencia imponía bastante. Nadie podía pasar por su lado sin reverenciarla. —Estás hermosa. —le susurre empujando disimuladamente su brazo. —Todos aquí te sirven, sin importar de quién sea la fiesta. —aseguré acercándonos a la mesa central que prepararon para nosotros. —No lo olvides, serás la futura voz de la organización. —dije. Alexey hizo un gesto con la cabeza, dándome a e
L os niños ya tenían un rato jugando, cuando Veronika se me acercó. Iba acompañada por otras dos mujeres a quienes no conocía. Una era de cabellos castaños, del color de chocolate y lucía bastante joven y la otra rubia. Llame a Dominika, quien vino inmediatamente en cuanto notó que su tía estaba entre ellas. Veronika le sonrió con cariño. —Estamos honradas de que viniesen. —admitió mi cuñada haciendo una reverencia que las demás imitaron. —Amaranta, permíteme presentarte a las anfitrionas del día de hoy. Son mis primas, Alexandra y Viktoria Volkova. —dijo señalándolas. En cuanto levantaron la cabeza, me di cuenta que la castaña era prácticamente una niña de doce años. A mi lado, tigritsa estaba un poco inquieta y las iradas de rabia que le lanzaba constantemente a su prima solo me dejaban más confundida. Era obvio que no le caía bien, la pregunta en cuestión es, ¿por qué? A simple vista parecía una joven adorable, aunque por supuesto jamás pondrían en duda a mi hija. Me prometí estar
El resto de la fiesta lo pasamos saludando a más gente y sonriendo como si fuésemos dioses. No llegue a conocer a toda la familia, porque eran demasiados. Pero conocía los más cercanos del circulo de la Alexey. Varios primos y unos cuantos tíos demasiado jóvenes como para pasar por hermanos de mi esposo. El Boss siempre se mantuvo serio. En cuanto a Dominika, su semblante le cambio a uno más tranquilo cuando trajeron al tigre. Prácticamente le volvió la alegría a la cara y era lo único que quería ver en ella. Debía comprender que no se inclinaba ante el mundo, sino que el mundo se inclinaba ante ella. Podía tener lo que quisiera solo con pedirlo, porque se lo merecía absolutamente. Papá y mamá le darían todo con tal de verla feliz. Dominika había nacido para gobernar a todos y ya era hora de lo comprendieran. Aunque debo reconocer que la imagen tan adorable que daba acostada encima del tigre podía engañar un poco. Claro que, lo recordaban cuando intentaban acercarse un poco y Kira le
Nunca podrí cansarme del sexo con Alexey, definitivamente era como estar en otra dimensión, donde lo único que podía hacer era sentir el placer que me daba. Lo único que lamento, es que tuvo que controlarse un poco más a causa de mi embarazo. El doctor había sido bastante claro con sus indicaciones. Nada de esfuerzos que me dejaran agotada. Luego de amarnos, estábamos demasiado cansados como para movernos, así que nos quedamos dormidos en mi habitación. Sabía que Alexey debía marcharse a la fortaleza para continuar con sus responsabilidades. Sin embargo, el embarazo me tía muy sensible. Lo quería conmigo todo el tiempo. Empezaba a actuar como una m*****a caprichosa. Mi esposo tenía razón al decir que Dominika era igual a mí. Por eso personas tan diferentes como nosotros no tenían hijos juntos, la forma de ser terminaba por revelarse, de una manera u otra. Tendríamos bastantes problemas con forme fuese creciendo ella. —Levante solnyshka, me estás retrasando. —inquirió Alexey por la m
—¿Vendrás con nosotras o no? —exigió Dominika alzando una mano para cubrir su vista del sol. —Dicen que nadar hace bien a las embarazadas. —continuó sonriendo.Ladee la cabeza de un lado al otro, desesperándola aún más con la tardanza.—No puedo meterme porque acabo de comer. —respondí acercándome hasta la orilla de la alberca. —Pero puedo introducir mis pies allí. —inquirí al ver la decepción en su rostro. El semblante le cambio y asintió repetidas veces, instándome a que lo hiciera.Con cuidado me quité las sandalias que llevaba y tomé asiento en el suelo.El agua estaba bastante deliciosa y empecé a salpicarla con mi pie. Ella comenzó a reír por la sorpresa y alzó sus manos para interponerlas entre el agua. Por el rabillo del ojo noté que Aleska parecía estar conteniendo una sonrisa, pero esta igual se le escapaba.—¿Eso es todo lo que tienes? —gritó Dominika sumergiéndose en el agua. Nado hasta quedar fuera de mi alcance. —Parece que ganado. —afirmó sonriendo victoriosa.—Fue un p
Era un lugar sencillo, aunque no por eso menos exclusivo. Nada más entrar me detuvieron en la puerta para saber si contaba con alguna reservación. Alcé mi anillo para demostrarle a dónde pertenecí y ambos camareros hicieron una reverencia como disculpa. En cuanto se levantaron, había algo en sus miradas que no me gustó ni un poco. Parecían nerviosos, incluso preocupados por lo que pudiese pasar. Eso era extraño, porque de nuestra organización, puedo asegurar que soy la más indefensa. Debian relajarse más. —El Boss está aquí en una reunión, olvido unos papeles y me pido que se los trajese. —expliqué pasando por su lado. —Si pueden tenerme un plato para llevar de su platillo estrella, se los agradecería infinitamente. —inquirí con una sonrisa bastante coqueta. —Por su puesto que sí, mi señora. —afirmaron para luego marcharse rápidamente. —Permítame guiarla hasta la mesa. —inquirió un mesero extendiendo la mano para dejarme pasar. Asentí y lo dejé guiarme hasta el fondo del restaurant
Antes de que pudiese responderle a Lucían, escuchamos como algo se rompía. Me volteé y vi como la copa que Alexey tenía en la mano se había roto. Aparentemente no se lastimo y varios encargados se acercaron rápidamente para limpiar el desastre ocasionado.Le dirigí una mirada de disculpa a los hermanos y me levanté con cuidado de mi asiento. Di la vuelta a la mesa para llegar directamente con mi esposo. Aquella “mujer” ya lo estaba revisando y le lancé una mirada de desagrado para que se alejara de mi marido.Intente tomar la mano de Alexey para revisar los daños, pero el se negó apartándola. Rodé los ojos, estaba actuando de manera infantil. Aunque bueno, no podía enojarme por ello, pues era lo que yo llevaba haciendo desde que llegué. Hizo amago alejarse de nuevo.Clave mis uñas en su muñeca con disimulo para que se quedara quieto. El dolor provoco que me lanzase dagas con sus orbes verdes, pero me mantuve ignorándolo por completo. Al parecer no había ningún corte que necesitase sut
Debo reconocer que en estas circunstancias el Boss era mucho más rápido que yo. Antes de darme me había estampado contra la pared y puesto mis manos sobre mi cabeza. El movimiento tan repentino ocasionó que un quejido saliese de mis labios, creo que me lastime la espalda, porque dolía bastante. Intente apartarlo, pero era mucho más fuerte. Alexey no parecía haberse dado cuenta, se encontraba totalmente cegado por la rabia. Quizás no fue mi mejor decisión responderle aquello, pero nunca me caracterice por tomar decisiones acertadas. Así que, a pesar del dolor, levante la barbilla hacía él, de manera retadora. No iba a amedrentarme con su presencia. Dos personas podían jugar este juego. —Repite lo que acabas de decir. —exigió encima de mi rostro viéndose enfadado. Una sonrisa sarcástica cruzo mis labios y asentí. Era evidente que, a estas alturas, todavía no aprendía a dejar de tentar a la muerte cada vez que podía. Pero si nos habíamos vuelto buenas amigas, debía saludarla si podía.