—¡Oh vamos hacía allá! —chilló Dominika emocionada. Prácticamente tomó mi mano y me arrastro hacía el campo de tiro que teníamos en medio del bosque para trabajar.—¿No te gustaría ir a otro lugar? Hay un lago cerca que es bastante hermoso. —inquirí tratando de hacerla cambiar de opinión. Estaba totalmente concentrada en algo.Mijaíl y yo habíamos dejado un par de armas la última vez que vinimos aquí para entrenar. Entre ellas una Makarov, dos rifles de asalto, tres 9mm y unas cuantas granadas. A Dominika casi se le salen los ojos de orbita en cuanto las vio. Sonreía realmente alegre.—Mi entrenador me enseñó a manejarlas hace unos meses. Incluso papá fue a ver mi última práctica. Supongo que quería asegurarse por si mismo de mi progreso. —afirmó.Iba a comentarle algo, pero antes de que pudiese hacerlo descargo el arma y volvió a cargarla, retirándole el seguro. Ella fue más rápida a la hora de dispararle al blanco de tiro que yo evitándolo. El sonido rebotó en todo el lugar, incluso
Sentí que la ira subía por mi garganta, envenenando mi sistema. ¿Cómo alguien podía creer si quiera que Dominika había logrado su plaza en esa institución sin merecerla? Y mucho menos que el dinero de nuestra familia era “new money”. No existía nada más antiguo que la dinastía de la Bratva. Los Ivankov fueron lideres de la organización durante cinco generaciones y antes de eso estábamos directamente emparentados con el cabecilla.—Por supuesto que solo hablan desde su ignorancia. —inquirió Dominika sentándose y atrayendo las rodillas hacía su cuerpo. —Solamente saben que papá es dueño de una naviera y que antes de eso fue fundada por mi abuelo. —dijo secándose una lagrima del rostro. Bueno eso no estaba muy lejos de la realidad. —Para ellos solo somos “nuevos”.Pose y mano en su espalda y comencé a masajearla, intentando ofrecerle alguna especie de consuelo y apoyo. Comprendía lo que era ser parte de esta organización y no poder relacionarse con el mundo exterior. Lamentablemente los
—¿De verdad creían que mis mujeres iban a ir a Moscú y no me iba a enterar? —cuestionó Alexey por quinta vez en la mañana. Dominika y yo nos miramos, rodando los ojos. —Es una idea de lo más irresponsable por parte de ambas, pudo haberles pasado algo y solamente por ir a comprar unos vestidos de fiesta. —La vena en su frente estaba saltando por el enojo y en este momento parecía más el Boss que el esposo y padre atento. Parece que se había esfumado todo.—Si es tan irresponsable, ¿por qué nos acompañas? —pregunté señalando las nubes mientras volábamos en el helicóptero. Prácticamente había rogado que los dejáramos viajar con nosotras, aunque se esforzó por ocultarlo detrás de una orden. —Tu solo te autoinvitaste, nadie te quería aquí. —le recordé cruzándome de brazos con mucho enojo. No quería escucharlo así.En cuanto nos vio en la pista de aterrizaje, enarcó una ceja en nuestra dirección y sonrió con burla. Luego dijo que, si queríamos ir a comprar los vestidos, él vendría con nosot
De verdad que logré sentir lastima y admiración por Alexey en partes iguales. Luego de ver al menos diez vestidos más para Dominika, esta decidió llevarse el primero que de probo. Su padre estaba que la ahorcaba ahí mismo, pero una sola de sus sonrisas fue suficiente para calmarlo. Incluso nos llevamos la diadema dorada que la hacía ver hermosa.Después de ese suceso, la cosa fue de mal en peor para el Boss, me consolaba diciendo que se lo merecía. Él solo se había invitado a nuestra salida, pues que asumiera las consecuencias de su sobreprotección. Visitamos siete tiendas más para encontrar el vestido perfecto para mí y Aleska. La pobre mujer se veía bastante mortificada por esto.—De aquí no nos iremos sin gastar una cantidad obscena de dinero. —le repetí cuando estábamos en la segunda tienda. Aunque en parte quería hacer sufrir a Alexey. —Sin un vestido no podemos elegir los zapatos, ni los accesorios. —afirme mirando todo.—Pero, señora… ¿Entonces para qué son todos los paquetes q
Nuestro día de compras por fin había terminado, así que volvimos a casa. Ya era bastante tarde y Dominika se quedó dormida en mi hombro durante el camino. Alexey se quitó su abrigo y lo puso encima de sus hombros para protegerla cuando bajábamos de la camioneta y montábamos el helicóptero. Dentro ya nos esperaban nuestros voyevikis.—Seguramente está bastante cansada. —dije sentándome a su lado y apartando un mechón del rostro de Dominika. —Es la segunda vez que la veo caer dormida de esa manera. —señale sonriendo. Alexey me devolvió el gesto y apoyo su cabeza en mi cuello.No me molestaba, al contrario, me ayudaba a relajarme. Cerré mis ojos y traté de dormirme con el suave movimiento del vehículo. Para cuando los abrí nuevamente, ya habíamos cambiado otra vez a una camioneta e íbamos en dirección al ático. El Boss me tenía entre sus brazos y Aleska sostenía a la princesa dorada. Sonreí ante la bella imagen.Me es difícil recordar cómo llegué a mi cama, supongo que Alexey me dejó en
Hay algo que no se puede negar y es que los Volkov si saben cómo hacer una fiesta. Nada más entramos por las puertas de la mansión y ya había un montón de meseros yendo de un lugar al otro con charolas repletas de dulces y bebidas. Incluso me pareció ver unas cuantas copas de champagne al aire. No escatimaron en gastos a la hora de montarla. Los tres caminábamos a la misma altura, como si fuésemos los dueños del lugar y de cierta forma lo éramos. No pude evitar sonreír al ver que Dominika intentaba imitar la pose de su padre e incluso se estiraba para dar la ilusión de ser más alta. No lo necesitaba, su sola presencia imponía bastante. Nadie podía pasar por su lado sin reverenciarla. —Estás hermosa. —le susurre empujando disimuladamente su brazo. —Todos aquí te sirven, sin importar de quién sea la fiesta. —aseguré acercándonos a la mesa central que prepararon para nosotros. —No lo olvides, serás la futura voz de la organización. —dije. Alexey hizo un gesto con la cabeza, dándome a e
L os niños ya tenían un rato jugando, cuando Veronika se me acercó. Iba acompañada por otras dos mujeres a quienes no conocía. Una era de cabellos castaños, del color de chocolate y lucía bastante joven y la otra rubia. Llame a Dominika, quien vino inmediatamente en cuanto notó que su tía estaba entre ellas. Veronika le sonrió con cariño. —Estamos honradas de que viniesen. —admitió mi cuñada haciendo una reverencia que las demás imitaron. —Amaranta, permíteme presentarte a las anfitrionas del día de hoy. Son mis primas, Alexandra y Viktoria Volkova. —dijo señalándolas. En cuanto levantaron la cabeza, me di cuenta que la castaña era prácticamente una niña de doce años. A mi lado, tigritsa estaba un poco inquieta y las iradas de rabia que le lanzaba constantemente a su prima solo me dejaban más confundida. Era obvio que no le caía bien, la pregunta en cuestión es, ¿por qué? A simple vista parecía una joven adorable, aunque por supuesto jamás pondrían en duda a mi hija. Me prometí estar
El resto de la fiesta lo pasamos saludando a más gente y sonriendo como si fuésemos dioses. No llegue a conocer a toda la familia, porque eran demasiados. Pero conocía los más cercanos del circulo de la Alexey. Varios primos y unos cuantos tíos demasiado jóvenes como para pasar por hermanos de mi esposo. El Boss siempre se mantuvo serio. En cuanto a Dominika, su semblante le cambio a uno más tranquilo cuando trajeron al tigre. Prácticamente le volvió la alegría a la cara y era lo único que quería ver en ella. Debía comprender que no se inclinaba ante el mundo, sino que el mundo se inclinaba ante ella. Podía tener lo que quisiera solo con pedirlo, porque se lo merecía absolutamente. Papá y mamá le darían todo con tal de verla feliz. Dominika había nacido para gobernar a todos y ya era hora de lo comprendieran. Aunque debo reconocer que la imagen tan adorable que daba acostada encima del tigre podía engañar un poco. Claro que, lo recordaban cuando intentaban acercarse un poco y Kira le