—Te promete que siempre estaremos contigo. —susurre sobre sus rizos de oro. —No importa cuantos hijos tengamos, ni qué tanto nos separemos. Tu siempre serás nuestra princesa dorada. —asegure besando su coronilla. —Eres la niña de tu padre y desde que te vi por primera vez robaste mi corazón. Nunca voy a dejarte. —dije separándome.Los ojitos de Dominika estaban empañados por las lágrimas. Sus ojos relucían como dos zafiros, similares a las estrellas en el firmamento. No quería volver a ver esa expresión en su rostro. Me asegurare de que podamos recuperar todo el tiempo perdido y de darle la familia que tanto anhelaba. A partir de ahora ella y sus hermanos eran todo mi mundo.Besé delicadamente sus mejillas y limpié su rostro con un pañito. Ya se veía más tranquila y constantemente observaba mi vientre con interés. Casi suelto una risa al notar su ceño fruncido. Iba a preguntarle qué le causaba tanto conflicto, pero entonces tocaron la puerta. Dominika susurró un suave “pase” y entraro
Fue la mejor noche que he pasado en mucho tiempo. Estar con mi familia no tendría un precio que no estuviese dispuesto a pagar. Luego de terminar con la pintura, Dominika se quedó dormida en mi regazo. La pobre estaba demasiado cansada como para continuar hablando, todas sus energías se habían menguado por completo. Se veía demasiado tierna.Alexey la tomó en brazos y la llevábamos a su habitación. Me encargue de ponerle su pijama y después nos retiramos. Pronto anochecería y el Boss debería marcharse. Detestaba que tuviese que abandonarnos, pero entendía que tenía responsabilidades de las cuales ocuparse. Yo también había estado posponiendo unos asuntos desde hace mucho.—Parece que esto ha salido muy bien. —inquirió sentándose en mi cama. —Al principio creí que las cosas con Dominika serían mucho más complicadas. —admitió desabrochándose la camisa y deslizándola por sus brazos. —¿No vas a venir? —cuestionó al ver mi reacción de sorpresa. Sacudí la cabeza y asentí, fui por algo que p
Después de eso, los encuentros entre Alexey y yo se volvían más frecuentes. Habíamos ideado maneras de complacernos sin tener que utilizar las formas convencionales. Claro que lo seguía extrañando dentro de mí, pero de momento era la única opción viable. Él nos visitaba casi todos los días en el ático, como lo prometió. Dominika era la más feliz de ver a su cada que aparecía. Literalmente saltaba a sus brazos en cuanto lo veía y su semblante se volvía serio cuando no estaba. Por suerte, se acostumbro perfectamente a la nueva maestra. Era una chica inteligente y no le costó nada ponerse al día con todas las actividades. La misma profesora solamente me hablaba bien. En realidad, no me sorprendía, Dominika tenía el carisma que hacía que todos quisieran servirla. Le agrava a cualquiera que la conocía. Eso sería una ventaja a la hora de liderar a la mafia. Sus hombres no dudarían en protegerla, aunque eso significase morir por ella. Además, que lograría arrodillar a sus enemigos, sin impo
—Bueno… El tío Andréi y yo nos hicimos amigos desde que nos conocimos. Es muy divertido, siempre me hace reír hasta que duele la barriga. —explicó Dominika riendo.La mire confundida, ¿Andréi? ¿Divertido? ¿Acaso el mundo se había puesto de cabeza y yo no me di cuenta? Nunca escuche algo tan inverosímil como eso. Sin embargo, ella parecía estar diciendo la verdad, genuinamente convencida de lo que decía. Muy raro.—Incluso dijo que la mayoría de los juguetes que estaban en mi habitación los compro él. También me llama tigritsa, al igual que tu y papá. —dijo bastante orgullosa.Iba a agregar algo, pero en ese momento entraron las sirvientas con los platos de comida. El pastel de zanahoria olía delicioso y venía acompañado con dos vasos de leche. Los ojos de Dominika centellearon emocionados y se apresuro a dejar de lado sus libros.—¡Es mi postre favorito! —gritó mientras una las chicas dejaban su pedazo en frente. “También el mío” pensé, aunque no lo dije. Las esclavas se retiraron ráp
—¡Oh vamos hacía allá! —chilló Dominika emocionada. Prácticamente tomó mi mano y me arrastro hacía el campo de tiro que teníamos en medio del bosque para trabajar.—¿No te gustaría ir a otro lugar? Hay un lago cerca que es bastante hermoso. —inquirí tratando de hacerla cambiar de opinión. Estaba totalmente concentrada en algo.Mijaíl y yo habíamos dejado un par de armas la última vez que vinimos aquí para entrenar. Entre ellas una Makarov, dos rifles de asalto, tres 9mm y unas cuantas granadas. A Dominika casi se le salen los ojos de orbita en cuanto las vio. Sonreía realmente alegre.—Mi entrenador me enseñó a manejarlas hace unos meses. Incluso papá fue a ver mi última práctica. Supongo que quería asegurarse por si mismo de mi progreso. —afirmó.Iba a comentarle algo, pero antes de que pudiese hacerlo descargo el arma y volvió a cargarla, retirándole el seguro. Ella fue más rápida a la hora de dispararle al blanco de tiro que yo evitándolo. El sonido rebotó en todo el lugar, incluso
Sentí que la ira subía por mi garganta, envenenando mi sistema. ¿Cómo alguien podía creer si quiera que Dominika había logrado su plaza en esa institución sin merecerla? Y mucho menos que el dinero de nuestra familia era “new money”. No existía nada más antiguo que la dinastía de la Bratva. Los Ivankov fueron lideres de la organización durante cinco generaciones y antes de eso estábamos directamente emparentados con el cabecilla.—Por supuesto que solo hablan desde su ignorancia. —inquirió Dominika sentándose y atrayendo las rodillas hacía su cuerpo. —Solamente saben que papá es dueño de una naviera y que antes de eso fue fundada por mi abuelo. —dijo secándose una lagrima del rostro. Bueno eso no estaba muy lejos de la realidad. —Para ellos solo somos “nuevos”.Pose y mano en su espalda y comencé a masajearla, intentando ofrecerle alguna especie de consuelo y apoyo. Comprendía lo que era ser parte de esta organización y no poder relacionarse con el mundo exterior. Lamentablemente los
—¿De verdad creían que mis mujeres iban a ir a Moscú y no me iba a enterar? —cuestionó Alexey por quinta vez en la mañana. Dominika y yo nos miramos, rodando los ojos. —Es una idea de lo más irresponsable por parte de ambas, pudo haberles pasado algo y solamente por ir a comprar unos vestidos de fiesta. —La vena en su frente estaba saltando por el enojo y en este momento parecía más el Boss que el esposo y padre atento. Parece que se había esfumado todo.—Si es tan irresponsable, ¿por qué nos acompañas? —pregunté señalando las nubes mientras volábamos en el helicóptero. Prácticamente había rogado que los dejáramos viajar con nosotras, aunque se esforzó por ocultarlo detrás de una orden. —Tu solo te autoinvitaste, nadie te quería aquí. —le recordé cruzándome de brazos con mucho enojo. No quería escucharlo así.En cuanto nos vio en la pista de aterrizaje, enarcó una ceja en nuestra dirección y sonrió con burla. Luego dijo que, si queríamos ir a comprar los vestidos, él vendría con nosot
De verdad que logré sentir lastima y admiración por Alexey en partes iguales. Luego de ver al menos diez vestidos más para Dominika, esta decidió llevarse el primero que de probo. Su padre estaba que la ahorcaba ahí mismo, pero una sola de sus sonrisas fue suficiente para calmarlo. Incluso nos llevamos la diadema dorada que la hacía ver hermosa.Después de ese suceso, la cosa fue de mal en peor para el Boss, me consolaba diciendo que se lo merecía. Él solo se había invitado a nuestra salida, pues que asumiera las consecuencias de su sobreprotección. Visitamos siete tiendas más para encontrar el vestido perfecto para mí y Aleska. La pobre mujer se veía bastante mortificada por esto.—De aquí no nos iremos sin gastar una cantidad obscena de dinero. —le repetí cuando estábamos en la segunda tienda. Aunque en parte quería hacer sufrir a Alexey. —Sin un vestido no podemos elegir los zapatos, ni los accesorios. —afirme mirando todo.—Pero, señora… ¿Entonces para qué son todos los paquetes q