Desperté debido al frío y antes de darme cuenta sentí el dolor en mis muñecas y en casi todo mi cuerpo. Intenté acostumbrar mi vista a la oscuridad del lugar pero fue casi imposible, apenas podía ver lo suficiente para ver sombras indistinguibles. Mi cabeza latía con fuerza, y había un pitido insoportable en mis oídos. Me costaba respirar, como si el aire estuviera cargado de algo más que humedad y polvo. La oscuridad era aplastante, tensa. Me tomé unos segundos para reunir coraje y tratar de moverme, pero mis muñecas ardían con cada intento; estaban atadas con una cuerda demasiada áspera que parecía haberse incrustado en mi piel. Entonces me di cuenta de lo que estaba pasando; fui secuestrada. Aquel día que fui a casa, el único lugar al que había llamado hogar en toda mi vida. Donde viví con Amy. Oh, Amy. Mi pequeño ángel. La imagen de su rostro sonriente es lo único en lo que puedo pensar con claridad. La última vez que la vi, solo le dediqué un rápido abrazo antes de sali
POV Oliver—Papá. —Me llamó mi pequeña hija con su dulce vocecita. La miré recostada en la cama, con su pijama de rayas rosas y el manatí que siempre la acompañaba. Se veía tan adorable como su madure, supongo que los genes son algo muy poderoso. —¿Sí, pequeña? —Le pregunté mientras acariciaba su cabello. Ella me miró como si buscara las palabras adecuadas.—¿Crees que mamá esté enojada con nosotros? —Preguntó con voz casi melancólica.—Por supuesto que no. ¿Por qué dices algo como eso? —Pregunté.—Porque la última vez parecía enojada. —Susurró. No puedo creer cuán perceptivos son los niños. Incluso Amy lo notó.—Tal vez solo estaba cansada, pequeña. —Insté acariciando su cabello pero ella hizo un puchero.—Ha estado triste de que nos mudamos aquí. Quizás deberíamos regresar a casa.—¿Quieres dejar a tu padre? —Inquirí interrumpiendola, sin poder evitarlo. Ella negó de inmediato.—No es eso, papá, pero podrías mudarte con nosotras, quizás mamá esté feliz si regresamos a nuestra casa.
Mis dedos rozaban el suelo frío, buscando desesperadamente ese pequeño reflejo que vi antes. El polvo del suelo se levantaba dejando mis manos y mis uñas cubiertas de tierra.Seguía empujando mi cuerpo, centímetro a centímetro, ignorando el dolor que se apodera de mis muñecas y la rigidez de mis piernas. La luz parpadeante apenas er notoria pero cada vez que desaparecía, el miedo volvía y cada vez que lo hacía se intensificaba por diez.“Solo un poco más, ya falta poco” Pensaba desesperada mientras lo intentaba una y otra vez.Finalmente, mis dedos encontraron algo duro y cortante. Era un fragmento de vidrio, pequeño y sucio, pero lo suficientemente afilado como para convertirse en mi esperanza. Mi corazón acelerado bombeó toda la sangre que pudo para apresurarme a cortar la soga, pero mi cerebro me repetía que lo sujetara con cuidado para no cortarme pero lo suficientemente firme para no dejarlo caer. Me esforcé por girar mis muñecas, buscando un ángulo que me permita usar el borde
Abrí los ojos en una habitación desconocida, con el corazón aún acelerado, aterrado por lo que había vivido el día anterior. Me levanté apresurada pero un mareo me invadió de repente obligándome a sentarme nuevamente en la cama.—No deberías levantarte todavía. —Dijo una voz femenina muy amable. Miré a la responsable y no pude evitar regresarle la sonrisa que me dirigía. Se sentía como una sonrisa cálida, totalmente alejada de las sonrisas falsas que había estado recibiendo desde mi matrimonio.—Lo siento, pero ¿Nos conocemos? —Pregunté intentando no parecer grosera. Ella sonrió y se acercó más, quedando frente a mí.—Soy Rut, tú te desmayaste esta mañana en mi local. Así que pensé en traerte a mi casa. ¿No te molesta, verdad? —Respondió cortés. —Sí, lo siento. Es que lo olvidé...—Puedo ver que has pasado por mucho. —Comentó ella. Yo no pude negar lo obvio, pero tampoco quería hablar sobre eso—. No te preocupes, soy una mujer curiosa pero no quiero inmiscuirme en la vida de los dem
Pov Agnes.—¿Qué es esto? —Susurré con temor de saber la respuesta mientras las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos y él me veía cómo si se sintiera asqueado mientras de pie tras de sí, estaba aquel chico al que había considerado mi mejor amigo; Royce Johnson, totalmente desnudo cubierto por nada más que las sábanas blanquecinas de aquel hotel. Había llegado allí a entregar los apuntes de la universidad, ya que Royce estuvo faltando a clases las ultimas semanas, quise ser una buena amiga y encontré la dirección del hotel en el que se hospedaba desde hace un tiempo.Sin embargo; nunca pude imaginar que me encontraría con una escena tan asquerosa. Desde un principio sabia que Royce no estaba interesado en las mujeres y tal vez, fue por eso por lo que nuestra amistad empezó en primer lugar, pero al ver esto no puedo evitar imaginarlo teniendo una pasional noche, gimiendo y jadeando debajo de Nathan, quien desde ese instante pasó a ser mi exnovio.El dolor en mi pecho se incrementa
Las posibilidades de quedar embarazada en tu primera vez no son limitadas, aun así, no dejo de pensar que esto se debe a mi mala suerte; mi mala suerte en el amor, mi mala suerte en la vida y mi pésima tolerancia al alcohol. Bueno, no creo que importe el motivo, en poco tiempo todo habrá vuelto a la normalidad y mis estudios serán lo único por lo que tenga que preocuparme.Cuando llegué a casa lo primero que hice fue recostarme en la cama. No tengo hambre, ni deseos de comer, aun menos de ducharme, no es que tenga importancia, ha sido así desde que vivo sola, si planeara tener este bebé comenzaría a cuidarme pero no hay manera de que pueda ser madre soltera. Tal vez si tuviera un padre. No, eso no importa ahora; recibí la confirmación del hospital, mañana a primera hora me desharé del problema. Al menos eso fue lo que planeé pero ahora, no sé si sea la decisión correcta. Pensé que solamente tendría que recostarme en la camilla y esperar a que se fuera pero no es así cómo me siento, q
¿El padre de mi hija es el CEO? Algo cómo eso no puede ser posible, mi mala suerte no pudo haber empeorando tanto. —Retírate. —Le dijo al hombre a mi lado, el cual me había abierto la puerta en su momento. En tanto lo escuché me derretí, si usó esa voz de mando para conquistarme ese día, ya no me siento tan culpable por haber sucumbido ante él. —Con permiso. —Dijo el hombre antes de salir, cerrando la puerta tras de sí.Pasé saliva en tanto me vi a solas con él. No importa como lo mire, parece sorprendido de que esté aquí. ¿Acaso me recuerda? No,dudo que sea eso pero aunque ese sea el caso, no querrá que esa noche se de a conocer entre los empleados ¿Y si quiere despedirme? No quiero perder mi trabajo.Lo mejor es ignorar lo que sucedió antes, si piensa que no lo recuerdo entonces no hay manera de que le incomode mi presencia.—Buenas tardes,señor director. —Dije evitando que mi voz saliera entrecortada. Me aferré a los documentos que tenía en manos y caminé hacia él que me miraba
Pov Oliver—Sigue siendo tan hermosa cómo en ese entonces. —Musité mientras veía la mano con la que antes la acaricié. ¿Su piel siempre fue tan suave? Lo había olvidado. Incluso olvidé su rostro hasta el momento en que la vi.Su mirada y sus mejillas coloradas junto a esos enormes ojos marrones hacen de la vista algo sublime. Y pensar que yo me quedé con su pureza, eso definitivamente eleva mi ego.Me pregunto si sigue siendo soltera.Caminé hasta mi escritorio y pulsé un botón que me comunicaría directamente con mi secretaria.—¿En qué puedo ayudarle,señor?—Encuentra a quien envió los documentos con esa empleada y tráelo de inmediato. —Ordené. —Enseguida.Mi vida es así de simple, siempre que quiero algo basta con que lo deseé, después de todo se trata de mí. No hay manera de que sea diferente.Los minutos transcurrían lentamente y no había respuestas por parte de mi secretaria, lo que comenzaba a impacientarme. Me dispuse a leer los documentos que tenía pendientes sobre el escrit