Me miro al espejo por última vez, pensando vagamente en que necesito un corte de cabello, era el día de mi entrevista con la secretaria del CEO de Harmond INC y estaba ligeramente nerviosa, intento ser tan profesional como pueda, con una blusa blanca ligeramente holgada en la cintura, pero la falda de tubo corta lo compensa, los tacones son funcionales así que no me estaré muriendo por completo al final del día.
El elegante edificio gris de Harmond INC era sobrio, con grandes ventanales y plantas que daban un aire estrictamente profesional, los llamativos cuadros en ciertas zonas eran el único color a la vista, los empleados y clientes pululaban por todo el vestíbulo, llenando el ambiente con sus ligeros murmullos, era agradable.
- Eres la nueva, ¿verdad?- me sobresalto al escuchar la voz demandante justo detrás de mí, recién pasé la seguridad y ya hay una mujer de unos treinta y pocos señalándome con un bolígrafo directamente al rostro, me tenso momentáneamente hasta que me doy cuenta de que no me ha confundido con nadie.
- Vengo a la entrevista - explico, no completamente segura de que es ella con quien debo hablar, suspira exasperada, es linda, alta y con el cabello oscuro perfectamente recogido en un moño elegante, lleva un traje azul con camisa, y en la mano un par de folders.
- Es solo una fachada linda, ten - dijo antes de entregarme dos folders, y hacerme señas para que le siga - tendrás que teñirte el cabello u ocultarlo si no quieres que el jefe se moleste.
- ¿Qué hay de malo con mi cabello? - protesto, todos en mi familia son pelirrojos, menos mi madre, y somos muchos en casa, papá, el tío Roger, mis seis hermanos y mi hermana, mis quince sobrinos, dos primos con tres hijos y la abuela.
- Es solo una norma ya que estarás tan cerca del jefe, bueno, es para que no te despida, en los folders tienes tu primer encargo, las direcciones, el material, los horarios, los teléfonos y los perfiles, aquí tienes las llaves - dice ante de detenerse bruscamente, a penas consigo seguirle el ritmo, y hemos salido del edificio, antes de que pueda preguntar de que llaves habla, veo estacionada una van color gris frente a la entrada.
- Una van - digo, sin saber muy bien cómo reaccionar ante esto, porque definitivamente no era eso precisamente lo que tenía en mente cuando salí de casa.
- Así es, bueno, te dejo, tengo que entrevistar a otra chica, ella sí requiere entrevista - dice sin prestarme mucha atención - tienes media hora antes de empezar. Suerte.
Frunciendo el ceño, regreso al edificio y busco la cafetería, que está en el tercer piso, es funcional y elegante, me gusta. Pero eso no me saca de mi desconcierto, consigo una mesa y abro los folders. Dentro hay tres archivos de tres niños, lo cual me preocupa, no puedo trabajar de niñera, no otra vez.
Pero mis temores se confirman cuando veo que cada archivo contiene, el perfil de cada niño: sus horarios, alergias, gustos, disgustos, que cosas tenían permitidas y cuáles no, Marcus, Max y Matthew Z Hyde. Tres mocosos más a los que cuidar.
Maldigo internamente a Black, aunque tal vez Vince sea el culpable, después de cuidar a los engendros por tantos años debió pensar que sería gracioso hacerme cuidar a los de alguien más, suspiro mientras intento decidir qué hacer, la cifra por el cuidado de los mocosos es buena, pero Black pagaba más.
A la media hora, suspiro frustrada y me dirijo a la van con los archivos aún en mano, espero poder hablar con la mujer de la cual aún no sé el nombre una vez acabe con esto, tal vez solo es una estúpida prueba, luego de vivir con los Black, espero cualquier cosa.
Mi primera parada es una guardería, de esas en las que se paga demasiado dinero por una madre sustituta que cuide al niño por seis horas, enserio ¿Quién hace eso? Refunfuñando y balanceándome en mis tacones me dirijo hacia el edificio lleno de colores y demasiado vidrio para mi gusto, se supone que el pequeño Matthew solo era dejado aquí una vez a la semana, cuando su padre tenía una junta a la que no podía llevarlo, lo que me hizo reír, ¿Quién lleva a un niño de cuatro años a una reunión?
- Disculpe - llamo al entrar en el edificio, es bastante hogareño, pero un poco estirado, están cuidando niños joder, hay una mujer detrás de un mostrador, podría tener unos setenta años, de rostro severo y mirada penetrante - vengo por Matthew Hyde.
Suspiró, como si mi presencia hiciera que su vida fuera más complicada, mentalmente le saqué la lengua, se retiró del mostrador y desapareció por un pasillo a la izquierda, donde la pared gris estaba decorada con fotos de niños pequeños, todos sonrientes, regordetes e inocentes.
La mujer volvió con una linda chica rubia que traía en brazos al niño de la foto, quien tenía el cabello de un rubio ceniciento y me miró con unos ojos azules lleno de duda, la chica me lo entregó en brazos, aunque el pequeño y yo nos miramos por unos segundos, no muy seguros de que hacer el uno con el otro.
- Hola - saludé, el niño pesaba, y con mis tacones no era precisamente seguro tener un niño en brazos
- Do svidaniya Olena - dijo el pequeño, pasando por completo de mí, y mirando a su niñera
- Do svidanya Matthew - dijo la joven, con un marcado acento...ruso.
Levanté las cejas pero no dije nada, intenté hacer que el mocoso caminara al menos seis veces antes de llegar a la van, por supuesto, el engendro se limitaba a quedarse mirándome sentado en el suelo y negándose a mover los pies.
Los otros dos fueron trabajo más sencillo, el chico mayor, Marcus, tenía dieciséis así que se limitó a mirarme despectivamente y a subir al coche todo sin apartar la vista de su consola portátil, era alto y delgado, con el cabello oscuro lo suficientemente largo como para que le cayera sobre los ojos, que eran de un azul tan intenso que era ligeramente incomodo, la pequeña Max era adorable, aunque llevaba un tutú sobre su uniforme, y se pasó todo el viaje a su exageradamente grande casa cantando.
- ¿Tienes alguna idea de cómo puedo contactar con tu padre directamente? - cuestioné a Marcus, que levantó la mirada con aburrimiento.
- Está dentro, puedes pasar supongo - se limitó a decir, por favor, necesito paciencia, salí del coche y miré la linda casa: moderna y estilizada, tres pisos de puro lujo, una enorme puerta de entrada que daba a un recibidor amplio, seguido de una sala con una enorme pantalla plana y sofás perfectamente cuidados, el chico me tendió una gorra - Deberías cubrir tu cabello
- ¿Qué demonios tiene de malo? - gruñí, era la segunda vez que decían algo al respecto, la pregunta era retórica claro, pero el chico pensó que debía responder.
- No es natural - murmuró antes de irse caminando por un pasillo, con su hermano menor en brazos, quien seguía lanzándome una mirada extraña, y la pequeña danzando mientras le daba la mano.
Con una mueca apago mi laptop antes de mirar la hora, mis bebés deben llegar pronto, así que me saco la chaqueta del traje y la camisa, ya que la videoconferencia había terminado, no tenía la intención de usar traje en mi casa, así que me quede con los pantalones del pijama antes de telefonear a mi secretaria.- No me mates - dice en cuanto responde, levanto una ceja, molesto-¿Qué demonios hiciste ahora? - cuestioné, a veces era un alivio que Sally se incriminara sola, así me evitaba la molestia.- La candidata a CEO es una mierda….igual que los otros cuarenta y seis - murmuró, ante lo que puse los ojos en blanco, eso era lo último que me faltaba, desde que Andrew Harmond había enfermado, había decidido que sería yo quien heredaría la compañía, pero necesitaba alguien lo suficientemente ca
Lo fulmino con la mirada mientras lo veo pavonearse lejos con su hijo, el muy engreído cree que es decente pasearse por la casa solo con pantalones de pijama durante todo el día, y ese mocoso ya debería saber caminar, ¿por qué demonios lo llevaban en brazos a todas partes? Suspiro mientras repaso mentalmente mi conversación con Black, tenía que soportar las estúpidas tareas que me impusiera el idiota de "Frank" hasta que me ascendiera, el trabajo de asistente no era tan malo, tal vez podría ganarme al hombre siendo su asistente personal, en lugar de su niñera, pero era exasperante, incluso la secretaria llamada Sally no me permitía terminar una oración antes de colgar el teléfono diciéndome que no era su problema y que ella cumplió con darme el trabajo, como se le ordenó.Pues yo podía decirle por dónde meter su orden, así qu
Me despierto al sentir el pie de Max golpearme en la frente, con un gruñido intento apartarla, pero ella se limita a murmurar en ruso al igual que siempre, era lunes, lo cual era un martirio tanto para mí como para los niños, ya que tengo que hacer acto de presencia en la oficina por lo menos una vez a la semana, decido presentarme, le vendo los ojos a Max en caso que despierte mientras me estoy cambiando, necesito una ducha.Por desgracia, no es una mañana tranquila, en cuanto estoy a punto de entrar a la ducha, Marcus decide que es buena idea tocar la puerta, gruñendo agarro la toalla y me cubro antes de abrir, pero para mi sorpresa y molestia debo añadir es la chica pelirroja, lo que es incluso más molesto, no es un buen augurio para tu día, si un pelirrojo aparece en tu habitación en plena mañana.- Más te vale que sea importante - digo cruzá
Pongo los ojos en blanco al ver a mi "Jefe" sentado en la sala de estar, comiendo los malditos nachos que al parecer era lo único en su dieta, anoto en mi libreta un recordatorio para llenar la despensa, definitivamente eso no era saludable para él.El hombre era un completo idiota, sentado sin hacer absolutamente nada mientras yo rellenaba los informes, la verdad estaba bastante contenta de tener mi propia oficina, si bien no era en la sede principal de la empresa, contaba con las comodidades y el equipo necesario para hacer mi trabajo, y soy malditamente buena en lo que hago.- Entonces - murmuró Frank entrando a mi oficina en la tarde mientras revisaba un par de archivos que habían llegado aquella misma mañana desde Black Industries, levanto la mirada en su dirección, lleva solo pantalones de pijama, lo cual es ligeramente perturbador para mí, se suponía que tenía que mirarlo
Miro a mis hijos con orgullo, Harold había llegado hace dos horas de la India y al igual que siempre que veía a su madre (Un princesa Hindú que conocí en la universidad) venía con toda la indumentaria. Harold había heredado la piel cobriza y ojos almendrados que su ella, pero al igual que todos mis hijos, su personalidad era fuertemente parecida a la mía, que fastidio.- ¿Por qué contrataste una pelirroja? - pregunta ligeramente curioso cuando ve a Natasha entrar en la cocina para buscar su tasa de café, la mujer adora esa cosa.- La pelirroja - dice ella con la espalda recta - tiene nombre, y es Natasha - Harold la mira con escepticismo antes de tomar su bagel de desayuno y salir de la cocina, lo que me hace reír, pero claro, la maldita mujer me mira como si acabara de insultar a sus muertos - ¿Qué clase de educación le das a estos niños
Prepararme para mi "cita" con Alex no me toma demasiado tiempo, jeans y un top, mis botas de tacón y una ligera sacudida a mi cabeza para que mis rizos tuvieran algo más de vida, mi departamento sigue siendo un desastre de cajas, la sala, la cocina y mi habitación estaban a medio hacer, lo suficiente como para que estuviera sin problemas, mi teléfono suena con una llamada de mi madre, lo que me hace suspirar, la mujer va a enloquecer en cuanto se entere de que saldré con Alex.- Hola, ma - la saludo sin demasiadas ganas, pongo el teléfono en mi hombro mientras me nuevo alrededor y busco una botella de Vino, mi madre como cada noche, se escucha más que feliz de hablar conmigo- Tengo buenas noticias - chilla emocionada, levanto has cejas sorprendida - Hannah está embarazada- ¿Hannah? ¿Hannah Hoffman? - pregunto definitivamente en Shock ¿mi herma
Cierro los ojos con cansancio al ver la pila de papeles acumulados, recién llegaba a casa luego de haber ido a la oficina y hacerme cargo de todo, moría de ganas de arrojarme en mi cama y ver un par de películas viejas, y la maldita de Natasha estaba tomando un día libre, ella y Viktor estaban en el estadio, viendo un estúpido juego de football- papá - me llamó Max, me giro hacia mi bebé, que está en la puerta de la oficina - Tengo hambre - me da su sonrisa pícara - ¿podemos ir a comer alitas búfalo?- mmm, buena idea, princesa - digo cargándola, ella sonríe triunfante y me da un sonoro beso en la mejilla - tienes barba - se queja rascándose la carita, lo que me hace reír- ¿papi se ve mal con barba? - cuestiono caminando hacia la sala, dejaría que Natasha terminara el trabajo mañana, Max
Estaciono mi auto en la entrada de la maldita casa, estaba recién sacado del taller y maltratarlo así estaba mal, pero joder, estaba tan molesta con el maldito cerdo ruso que no pensaba con claridad, había salido del local arrastrando a Alex y maldiciendo al desgraciado- ¿te gusta el cuarentón? - preguntó Alex en cuanto estuvimos fuera del local, estaba hecha una furia, así que me limité a bufar y mirarlo mal antes de responder- gustar requiere tener interés, y a menos que con gustar te refieras a querer sacarle los ojos y atarle las bolas de corbata, sí, me gusta mucho.Y aquí estaba ahora, justo frente a la puerta e intentando tranquilizarme, ser racional, estar en la empresa sería más profesional, y podría hablar con gente de mi edad para variar, solo tenía dos meses de estar en la casa, no importa que me est&eac