Lo fulmino con la mirada mientras lo veo pavonearse lejos con su hijo, el muy engreído cree que es decente pasearse por la casa solo con pantalones de pijama durante todo el día, y ese mocoso ya debería saber caminar, ¿por qué demonios lo llevaban en brazos a todas partes? Suspiro mientras repaso mentalmente mi conversación con Black, tenía que soportar las estúpidas tareas que me impusiera el idiota de "Frank" hasta que me ascendiera, el trabajo de asistente no era tan malo, tal vez podría ganarme al hombre siendo su asistente personal, en lugar de su niñera, pero era exasperante, incluso la secretaria llamada Sally no me permitía terminar una oración antes de colgar el teléfono diciéndome que no era su problema y que ella cumplió con darme el trabajo, como se le ordenó.
Pues yo podía decirle por dónde meter su orden, así que decidí intentar hablar con el imbécil de ojos azules que se atrevió a llamarme puta, ¿Por qué? Porque necesito el trabajo y le aseguré a mi madre que todo estaba bien, y el tener que pasarme otro mes buscando empleo, no era algo que quiera hacer, entro a la oficina, ya que esperarlo adentro implicará que me escuche, porque se suponía que me entrevistarían para practicante de CEO, no para ser una maldita niñera. Ugh, la oficina es un maldito desastre, ¿es que acaso era un animal? Sacudiendo la cabeza, empecé a acomodar las cosas, solo para intentar aclarar mis pensamientos, mi madre tiene razón, limpiar cuando se está estresado es todo un tratamiento.
- ¿Qué demonios estás haciendo? - el rugido de su voz me hace sobresaltarme mientras termino de organizar su escritorio, algo en su mirada me hace sentir culpable, soy un desastre a veces.
- Limpiando - explico, sin mordacidad, realmente no estoy haciendo nada malo, él me mira como si estuviera loca, al igual que el pequeño engendro que tiene en los brazos
- ¿Por qué? - cuestionó, y parecía sincero.
- Bueno, me contrataron como practicante - empecé - supuse que...
- Largo - me interrumpió, y con eso, encendió mi mal humor ¿es que acaso no sabía escuchar?
- No me pienso ir hasta que me escuches, tú imbécil - dije plantando mis tacones en el suelo, esperaba que me hicieran ver alta, porque me estaban matando, aunque mi intento de ser amenazante no pareció hacer efecto, sonrió
- sabes que no puedes hablarle así a tu jefe ¿verdad?
- Tu...No..Ttss...Arg - gruñí, sintiendo la terrible necesidad de arrancarle la maldita sonrisa con la punta de mi tacón, respira Nath, necesitas las referencias, respira - Lo siento, señor. Pero me temo que tengo dudas sobre mi trabajo aquí.
- Mira, realmente estoy muy ocupado ¿de acuerdo? - dijo amigablemente, antes de llegar a su silla y sentarse, poniendo al pequeño en su regazo - Se supone que no debes estar presente, solo encárgate de mis niños, tengo personal que se encarga de la limpieza, y ¿un traje? Podrías romperte un pie con esas cosas que llevas en los pies - dijo frotándose el puente de la nariz - Tengo que ir a la oficina - gruñó mirando su teléfono - Arregla tus dudas con mi secretaria, yo tengo entrevistas que hacer.
Las semanas pasaron en un lento y monótono ritmo, mi día consistía en asegurarme que los niños estuvieran en los lugares que se suponía que debían estar, alimentarlos, y perseguir a su padre y a su secretaria en un intento de que vieran mi currículo, que siempre acababa en mis manos con una mirada molesta, o ignorado por completo.
Llevaba casi un mes trabajando para el molesto de Frank, y ya que tenía los fines de semana libre, me dediqué por completo a volver a mudarme, conseguir un apartamento fue bastante sencillo luego de la primera semana, así que allí estaba yo, en medio de un montón de cajas, y decidiendo cual sería la mejor manera de poner todos mis muebles nuevos, sacando fotos y cosas que ni siquiera recordaba que tenía. Me estiré para alcanzar el teléfono y llamé a mi madre, después de todo no había hablado con la mujer durante un par de semanas y probablemente se estaba desquiciando.
- Residencia Hoffman - respondió una voz infantil, sonreí al reconocer a mi sobrina Madison, la hija menor de mi hermano Ethan.
- Madi - saludé alegremente, haciendo una mueca mientras la niña gritaba entusiasmada, escuché al menos tres teléfonos descolgándose a la vez - ¡Papi! La tía Nath, la tía Nath.
- ¡¿Natasha?! - dijo una voz, que reconocí como la de mi hermano mayor, Henry.
- ¿Cariño, eres tú? - dijo mi madre, Rose
- Hola enana - saltó Kyle, puse los ojos en blanco, a pesar de ser el menor de los hombres, y el quinto de siete, era el más alto de todos, y yo era la más baja.
- Parece que tenemos casa llena - bromee levantándome y buscando una botella de vino.
- Dale el teléfono a papi - escuché decir a Ethan, mamá estaba ocupada haciendo que todo el mundo dejara los teléfonos en paz, al final incluso ella colgó - ¿Nath?
- La misma - dije mirando mi copa y acomodándome en mi sofá, hablar con la familia era un trabajo de varias horas.
- Espera, mamá se muere por hablar - informó antes de pasarle el teléfono a mi madre, sonreí poniendo los ojos en blanco, mi madre era todo un personaje.
- ¡Natasha! Mi bebé - dijo emocionada
- Hola mamá
- Cariño ¿Cómo estás? El señor Black fue muy amable y me avisó que estabas trabajando en una compañía diferente ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Te tratan bien? ¿Es un buen sueldo? – empezó.
- Estoy bien mamá - le aseguré - y no había llamado porque estaba atareada, acabo de mudarme - le dije, ya que de mi trabajo era la última cosa que tenía en mente luego de todo lo que había sufrido a causa de Frank. Mi madre chilló de la emoción.
- Tengo que verlo con mis propios ojos - demandó - sabes que no me fio nada de que estés sola en esa ciudad tan grande.
- Mamá - me quejé, a veces ser la menor no era demasiado divertido, en especial cuando tenías padres y hermanos sobre protectores, a la única a la que no parecía interesarle demasiado era a Hannah.
- Tu padre y yo iremos a visitarte para navidad - sentenció, y casi podía verla anotándolo en el enorme calendario de la cocina.
- ¿Cómo están todos? - pregunté
- Bueno, Henry, Ethan, Lucas y Scott vinieron a pasar unas semanas con nosotros, ya sabes que la casa es demasiado grande, pero con los niños, a penas y tenemos tiempo para estar solos.
- ¿Y cómo sigue papá? - cuestioné, hace un año, papá había sufrido un infarto y todos seguíamos preocupados.
- Igual de gruñón que siempre - gruñó ella - Ese hombre me va a volver loca - aseguró - Él lo niega pero se ha robado todas mis galletas, por lo demás, está perfecto, se queja de Kyle todo el tiempo, pero está encantado con su nuevo nieto.
- Hablando de nietos - dijo una voz grave y ronca desde algún otro teléfono de la casa, sonreí al escuchar a mi padre - ¿crees que tu o tu hermana alguna vez nos den la bendición?
- Hola papá - saludé, evitando por completo la pregunta, con Hannah habiéndose mudado al nuevo departamento de su novio, papá parecía eufórico.
- No evites mi pregunta muchacha - dijo, pero podía sentir la sonrisa en su voz, el general Hoffman siempre sonreía - ¿algún muchacho del que tenga que preocuparme? - dijo, mamá se quedó en silencio, esperando mi respuesta, lo que me hizo reír.
- No hay nadie papá - le dije, y casi escuché el suspiro de decepción de mamá.
- Bueno, en ese caso, te alegrará saber que Alex está en Nueva York - dijo mi madre, provocando que casi me ahogara con el vino, Alex era algo así como un primo lejano con el que mamá intentaba hacerme salir desde los catorce años, y en realidad, habíamos hecho más que simplemente "salir" durante bastante tiempo, pero Alex era solo un amigo con derechos, al menos hasta hace dos años, cuando inició una relación con esa chica de Baltimore que conoció en unas vacaciones.
- ¿Alex? - pregunté, algo tensa, papá colgó, maldiciendo a Kyle por haber dejado caer algo.
- Así es querida, tal vez podrías invitarlo a quedarse en tu apartamento - comentó como si nada, sacudí la cabeza, mi madre estaba loca.
El lunes por la mañana me apresuré a la casa de los Hyde, aunque en realidad ese no era el apellido de Frank, era mucho más fácil de leer o pronunciar que el apellido real, lo había visto en su tarjeta de crédito cuando me la dio para hacer las compras, llegué temprano, pero al igual que siempre, me encontré con Marcus dormitando en el sofá, con ropa de salir, como si solo hubiera llegado y se hubiera arrojado en el sofá, apreté los labios y me limité a despertarlo, me recordaba a los trillizos.
- Buenos días - murmuró levantándose, por la manera en que sostuvo su cabeza, podía deducir que tenía resaca.
- ¿Te sientes bien? - pregunté cuando se tambaleó, su rostro se congestionó y de inmediato supe que iba a vomitar, por poco no llegamos al baño, en cuanto la tapa del excusado estuvo abierta, volcó todo el contenido de su estómago.
Me despierto al sentir el pie de Max golpearme en la frente, con un gruñido intento apartarla, pero ella se limita a murmurar en ruso al igual que siempre, era lunes, lo cual era un martirio tanto para mí como para los niños, ya que tengo que hacer acto de presencia en la oficina por lo menos una vez a la semana, decido presentarme, le vendo los ojos a Max en caso que despierte mientras me estoy cambiando, necesito una ducha.Por desgracia, no es una mañana tranquila, en cuanto estoy a punto de entrar a la ducha, Marcus decide que es buena idea tocar la puerta, gruñendo agarro la toalla y me cubro antes de abrir, pero para mi sorpresa y molestia debo añadir es la chica pelirroja, lo que es incluso más molesto, no es un buen augurio para tu día, si un pelirrojo aparece en tu habitación en plena mañana.- Más te vale que sea importante - digo cruzá
Pongo los ojos en blanco al ver a mi "Jefe" sentado en la sala de estar, comiendo los malditos nachos que al parecer era lo único en su dieta, anoto en mi libreta un recordatorio para llenar la despensa, definitivamente eso no era saludable para él.El hombre era un completo idiota, sentado sin hacer absolutamente nada mientras yo rellenaba los informes, la verdad estaba bastante contenta de tener mi propia oficina, si bien no era en la sede principal de la empresa, contaba con las comodidades y el equipo necesario para hacer mi trabajo, y soy malditamente buena en lo que hago.- Entonces - murmuró Frank entrando a mi oficina en la tarde mientras revisaba un par de archivos que habían llegado aquella misma mañana desde Black Industries, levanto la mirada en su dirección, lleva solo pantalones de pijama, lo cual es ligeramente perturbador para mí, se suponía que tenía que mirarlo
Miro a mis hijos con orgullo, Harold había llegado hace dos horas de la India y al igual que siempre que veía a su madre (Un princesa Hindú que conocí en la universidad) venía con toda la indumentaria. Harold había heredado la piel cobriza y ojos almendrados que su ella, pero al igual que todos mis hijos, su personalidad era fuertemente parecida a la mía, que fastidio.- ¿Por qué contrataste una pelirroja? - pregunta ligeramente curioso cuando ve a Natasha entrar en la cocina para buscar su tasa de café, la mujer adora esa cosa.- La pelirroja - dice ella con la espalda recta - tiene nombre, y es Natasha - Harold la mira con escepticismo antes de tomar su bagel de desayuno y salir de la cocina, lo que me hace reír, pero claro, la maldita mujer me mira como si acabara de insultar a sus muertos - ¿Qué clase de educación le das a estos niños
Prepararme para mi "cita" con Alex no me toma demasiado tiempo, jeans y un top, mis botas de tacón y una ligera sacudida a mi cabeza para que mis rizos tuvieran algo más de vida, mi departamento sigue siendo un desastre de cajas, la sala, la cocina y mi habitación estaban a medio hacer, lo suficiente como para que estuviera sin problemas, mi teléfono suena con una llamada de mi madre, lo que me hace suspirar, la mujer va a enloquecer en cuanto se entere de que saldré con Alex.- Hola, ma - la saludo sin demasiadas ganas, pongo el teléfono en mi hombro mientras me nuevo alrededor y busco una botella de Vino, mi madre como cada noche, se escucha más que feliz de hablar conmigo- Tengo buenas noticias - chilla emocionada, levanto has cejas sorprendida - Hannah está embarazada- ¿Hannah? ¿Hannah Hoffman? - pregunto definitivamente en Shock ¿mi herma
Cierro los ojos con cansancio al ver la pila de papeles acumulados, recién llegaba a casa luego de haber ido a la oficina y hacerme cargo de todo, moría de ganas de arrojarme en mi cama y ver un par de películas viejas, y la maldita de Natasha estaba tomando un día libre, ella y Viktor estaban en el estadio, viendo un estúpido juego de football- papá - me llamó Max, me giro hacia mi bebé, que está en la puerta de la oficina - Tengo hambre - me da su sonrisa pícara - ¿podemos ir a comer alitas búfalo?- mmm, buena idea, princesa - digo cargándola, ella sonríe triunfante y me da un sonoro beso en la mejilla - tienes barba - se queja rascándose la carita, lo que me hace reír- ¿papi se ve mal con barba? - cuestiono caminando hacia la sala, dejaría que Natasha terminara el trabajo mañana, Max
Estaciono mi auto en la entrada de la maldita casa, estaba recién sacado del taller y maltratarlo así estaba mal, pero joder, estaba tan molesta con el maldito cerdo ruso que no pensaba con claridad, había salido del local arrastrando a Alex y maldiciendo al desgraciado- ¿te gusta el cuarentón? - preguntó Alex en cuanto estuvimos fuera del local, estaba hecha una furia, así que me limité a bufar y mirarlo mal antes de responder- gustar requiere tener interés, y a menos que con gustar te refieras a querer sacarle los ojos y atarle las bolas de corbata, sí, me gusta mucho.Y aquí estaba ahora, justo frente a la puerta e intentando tranquilizarme, ser racional, estar en la empresa sería más profesional, y podría hablar con gente de mi edad para variar, solo tenía dos meses de estar en la casa, no importa que me est&eac
Llegamos a la cena con Harold conduciendo su nuevo Masserati (regalo de su padrastro) y yo en mi Lamborghini nuevo, solo para eventos, con Natasha y los niños, Marcus se unió a su hermano en el coche, así que la conversación giró en torno a los niños.- Deberías confrontar a Marcus - dice Natasha luego de que comento lo extraño que se portaba mi hijo últimamente - papá solía castigar a mis hermanos con dos horas extra de carreras y lagartijas, cada vez que uno de ellos despertaba con resaca- eso suena a maltrato infantil - digo horrorizado - nunca obligaría a Marcus a hacer algo que no quiere, ya me lo dirá cuando esté listo- o cuando tenga a la primera chica embarazada - bufa ella, lo que me hace apretar el volante, mierda no.- llegamos - digo dirigiendo el coche hacia la alfombra roja, había
Cuando llego a la casa de Frank al día siguiente, estoy flipando de emoción, casi podría besar al hombre, me había llevado a casa luego de la cena, y no estaba siendo un idiota, así que eso le daba puntos, no había visto el vestido hasta esta mañana, y era sencillamente hermoso, un LaFonte original, era de color malva y plata, me lo había medido de inmediato, y me quedaba de maravilla, definitivamente lo llevaría a Hong Kong, joder, no lo podía creer, llamé a mi madre de inmediato, y todos en casa estaban orgullosos, incluso papá me dio uno de sus discursos extraños.- No quiero!