Gaela, su jefa estaba haciendo una lista de accesorios y de cosas especializadas que debía añadir a su negocio y cuando tuvo lo necesario, llamó a Malak y a Ali, otra de las chicas.
—Quiero que vayas a este sitio de antigüedades y preguntes por botones y broches, dejé separado unos, solo ve y retíralo y no se queden pajareando ¡oh que Alla disminuya sus fuerzas!
Ellas salieron a la calle cubiertas con el velo e iban viendo en las tiendas, vestidos y detalles.
—Mira Malak, es una pulsera de poderosa—decía Ali.
Solían mirar los modelos de las damas de sociedad y comprarse las imitaciones baratas.
—Vamos a lo que venimos
Le dio una parte de la hoja y ella fue a retirar el pedido en la tienda de antigüedades.
—Marhaba— (buenas tardes)
—Marhaba, para ti también—dijo la vendedora.
—La señora Gaela me dijo que viniera por esto—le entregó la hoja.
La mujer se llevó la hoja y ella comenzó a mirar las cosas tan exóticas y llenas de tradiciones, hasta que dio con unos velos hermosos, bordados con oro y ella los admiró. Ali llegó a ella con unas fundas y la vio viendo los velos.
—Son hermosos, Malak, bellos sin duda.
Hanza Ansar estaba haciendo negocios por la zona, solía encontrarse con clientes en restaurantes de la zona. Ese día iba a buscar un broche para un reloj antiguo que le habían obsequiado y quería renovarlo. Entró en el local y vio algo que lo dejó lleno de curiosidad. Una joven bailaba con un velo, era una escena muy cautivadora, pues la alegría de la joven era notoria.
Malak danzaba, moviendo sus caderas suavemente, colocándose el velo en el rostro, moviendo sus manos de forma seductoras. Su amiga reía por la audacia de su compañera; Malak giró y lanzó el velo al aire y este cayó en su rostro, con sus manos lo apartó y lo tomó de las puntas y al mirar al frente se topó con la mirada de un hombre apuesto y gallardo que la miraba atento. Era alto, bronceado y cabello negro, sus ojos censores sobre ella, como si lo que vio lo hubiese impactado y a la vez escandalizado. Los ojos de Malak se encontraron con los de él: los de Malak eran miel, tirando a verdosos en algunos casos, los del hombre eran negros como piedras de ónix y su mirada era de autoridad. Su porte era de un poderoso, sin duda.
La vendedora entonces le dijo a la joven.
—Estos son los botones y broches que pidió.
Ali dijo en ese momento.
—Shukran— (gracias)
—A ti.
Ali se distrajo mirando unos adornos y Malak le dijo.
—Vamos rápido…
—Es que quiero ver…
—!Yalah! Ali, yalah— (vamos)
Malak pasó delante del sujeto con la cabeza agachada, este la siguió con la mirada y alguien se le acercó y lo sacó de sus pensamientos.
—Hanza, nos esperan.
—Cla—claro—sacudió su cabeza.
No solía ver mujeres por las calles, ni seguirlas con la mirada; sin embargo, esa joven le impresionó, volteó y la vio alejarse a paso lento junto a la otra, no parecía una chica común, más bien algo especial.
La joven miró hacia atrás y se topó con ese par de ojos negros que la miraban penetrantemente y eso le incomodó.
—¿Quién es ese hombre que me mira tanto?
Ali retrocedió y dijo admirada.
—Pero si es Hanza Ansar, perteneciente a uno de los clanes del desierto, lo sé por las revistas, es el hombre más sexi de su clan.
Malak había conocido a Hanza Ansar.
Atropellada
Era hora de lavar y Dina llevaba su canasto de ropa a la lavandería comunitaria que estaba cerca del mercado. Cuando la vieron llegar sus vecinas murmuraron de ella.
—Llegó la pecadora—dijo una en voz baja.
—Dicen que su padre era un hombre de posición y la tiró al viento por preñarse de un extranjero.
—Su hija va a seguir sus pasos sin duda.
Dina sabía que el que tenía boca debía usarla y saludó con voz alta a todas sus compañeras.
—¡Buenos días a todas!
Una de las presentes le comentó.
—¿Sabes? La hija de Ishel consiguió un buen marido para su hija, un comerciante.
—Bien por ella.
Entonces una de las mujeres preguntó por su hija.
—¿Y Malak?
Que nadie se meta con su Malak, ella estaba por encima de todo.
—¿Qué pasa con mi hija?
—Tiene veinte y… ¿Has pensado en casarla?
—Malak se casará cuando así lo quiera.
Una de las mujeres con malicia intervino y a modo cizañero espetó.
—De todas formas es el padre el que debe hacer el negocio y tu hija no… Tiene padre.
Las manos de Dina se hicieron puño, metidas en el agua jabonosa y les dijo a todas.
—Malak tuvo un padre, pero murió.
Una de las mujeres preguntó.
—¿Antes de casarse contigo?
—¿Saben? Esta lavandería es muy chismosa y está llenas de coles secas—tomó sus cosas y salió de allí.
Su corazón estaba hecho puño recordando a Frank, alto, apuesto, extranjero de cabello claro y ojos como el verde de los campos. Se había enamorado de él locamente y entregado por ese amor, ahora solo tenía malos recuerdos de todo aquello.
No pudo proteger a su hija antes, ni ahora de las chismosas habladoras; cruzaba la calle con su cesto de ropa húmeda y con su mente ofuscada, no se dio cuenta de que un auto se acercaba a velocidad y el impacto fue inminente. Dina Bandrés quedó tirada metros adelante sin sentido y ante la mirada atónita de todos en la calle.
Malak estaba desesperada esperando el resultado de los exámenes que le habían hecho a su madre y salió la doctora.
—Malak Bandrés, su madre presenta fracturas en ambas piernas, tendrá que hacer terapia y una operación para que vuelva a caminar.
—¿De cuánto hablamos?
—De mucho dinero—le mostró los papeles—si deseas que tu madre camine de nuevo debes operarla.
—Pero no tengo esa cantidad de dinero.
—Consíguelo.
—Haré lo que sea necesario.
Acudió al único sitio donde podían ayudarla y era donde Gaela, esta escuchaba el pedido de Malak.
—Es para que vuelva a caminar mi madre, señora Gaela.
—Ustedes me están dando muchos problemas—dijo fastidiada, entonces preguntó—¿sus manos están bien?
—Sí.
—Bien, podrá bordar eso es bueno y tú puedes ocupar su lugar.
—Estoy estudiando el primer semestre de diseño de modas y…
—Si deseas que te ayude, tendrás que dedicarte al ciento por ciento conmigo, aquí aprenderás lo necesario y ayudaras a tu madre.
Le dolió dejar sus clases y fue a llorar a la gruta secreta de su madre; miró los obsequios que le había dejado a su padre, llenos de polvo y sintió pena de ella y de su madre alimentando sueños novelescos, que nunca se harían realidad; porque a las nadhl que quería decir bastarda, nada especial les esperaba, ni siquiera un matrimonio. Porque sus abuelos se negaban a verlas y peor ayudarlas, tanto era el rencor en ellos por su nacimiento, que mejor le hubiera sido a su madre matarla en el vientre para poder seguir con su vida. Ella estaba marcada con el destino de la desgracia y no lograría ser feliz mientras tuviera el viento en contra.
El día en que conoció su destino
Ese día llevó a su madre al hospital, tenían que hacerle unos estudios y mientras esperaba, salió a tomar un café a los jardines del hospital, le gustaban, los jardines eran coloridos con pequeñas flores que contrastaban con rostros crispados por el temor o el dolor; cada persona vivía su propia batalla personal y todas dolorosas. Miraba el envase del café con atención, pensó en diseñar un vestido del color del café en su más pura tonalidad, con muchas capas, para cuando la dama girara las capas se mezclasen. Comenzó a bailar en uno de los caminos, movía sus manos al son de una música imaginaria, mientras en su mente esas capas giraban con sus movimientos, sabía que era una buena idea porque si a ella le gustaba lo era. Fue en esos momentos cuando vio por el camino a una dama muy elegante, tambaleándose cuál ebria, escuchaba sus sollozos y de repente, cayó en la mitad del camino de rodillas, ella corrió a socorrerla:
—¿Señora, se encuentra bien?
Estaba pálida y helada:
—Cálmese buscaré ayuda…—intento irse; pero ella la detuvo—está muy pálida, no se ve bien.
—Solo necesito…. Tiempo—dijo Laila con voz temblorosa—tiempo, únicamente eso.
La ayudó levantarse y fueron a una banca cercana:
—¿Quiere café? Acabo de comprarlo, está caliente y poco dulce.
La mujer la miró y vio que era joven y bonita aunque descuidada en todo, miró el envase y la joven le dijo.
—Puedo pedirle un café nuevo y…
—Deja, ya pasa…—respiró hondo y tomó el envase con manos temblorosas—lo siento si te asusté, pero…
Notó el bordado de la blusa y comentó:
—Ese bordado es de madame Gaela, ¿verdad?
—Sí… Trabajo para ella.
—Vaya… Es famosa por esos bordados en sus prendas—bebía del café.
—¿Necesita algo?
—Un hijo—entonces dijo de pronto con una sonrisa triste—¿cómo te llamas criatura?
—Malak.
—Eso significa ángel, es un lindo nombre…
Malak notó que era una señora poderosa.
Cuando recordaba esa mañana funesta sollozaba, no importaba con que tacto se lo dijeran o la falta de este, la verdad derrumbaba su vida: estaba muriendo, Laila Nafel de Ansar, moría lentamente. Ante el doctor que la veía con regularidad, sus nervios se desbordaban, dentro, muy dentro tenía un mal presentimiento. Veía observar detenidamente los estudios con atención, comenzaba a desesperarse porque sentía que no acababa de decir las cosas, así que rompió el silencio con una pregunta. —¿Cuándo crees que pueda embarazarme? El doctor, viejo amigo de la familia Ansar la miró detenidamente y dijo. —Laila… Te hice estudios porque no era normal que una mujer joven tuviera tantos abortos y... —Sin rodeos por favor. —Lo siento Laila, nunca podrás tener hijos. Eso era muy duro, aunque ya sospechaba algo; pero, lo que siguió fue peor: —Tienes un tumor cancerígeno en el útero y si no actuamos pronto, podrías morir. Fue
Malak estaba en el taller terminando el vestido café que había imaginado y ahora materializaba en esos momentos. Ali al verla trabajar con emoción le dijo a la joven.—No veo porque te empeñas tanto, ella nunca te dará el crédito de nada de lo que haces.—Lo sé, pero saber que alguien utiliza uno de mis vestidos es alucinante.Tal vez nadie entendiera que si algo disfrutaba era poder hacer cosas hermosas, con telas y todas las máquinas que su jefa tenía, piedras, encajes finísimos, botones de toda calidad y un sinnúmero de detalles que volvían a la ropa algo maravilloso. Cuando terminó, su jefa, Gaela entró, vio el hermoso trabajo las capas del vestido café eran hermosas y comentó:—Me quedó perfecto, hay que exhibirlo ahora—llamó a su personal y les dijo a todas—esta es una muestra de que
Malak estaba en shock, sin trabajo, ni un techo para dormir, literalmente sentía que su vida estaba en una pendiente y de paso comenzó a llover. Lograron cubrir las cosas con plástico y una vecina les dio posada esa noche.—Dormirán en la sala solo por esta noche, mi esposo llega mañana y se van.—Sí, gracias, muchas gracias—dijo Malak.No esperaron que el esposo llegara esa noche y alcoholizado, al ver a Malak en el mueble se acercó a admirarla, era hermosa.—Hace tiempo que no veo algo tan bello—sonrió—linda, linda criatura.Tocó la curvatura de su cintura y Malak se levantó asustada.—Tranquila, no le diremos a nadie—la acarició.—Espere… Suélteme.—Ven aquí—la agarró y comenzó a forzarla y ella le pegó—perra, ¿quién eres p
Entonces Malak le preguntó.—¿Me quitaría al bebe?—Claro que no, serías segunda esposa, nadie te quitará al bebe—ella entonces le confió—perdí cinco bebes, fue doloroso para mi esposo y para mí, tenía el sueño de engendrar y de vivir la maternidad y se me negó, espero que a través de ti pueda conseguirlo.No sabía qué decir y Laila continuó.—Tendrás privilegios, joyas y al hombre más maravilloso del mundo en tu vida, Hanza, mi esposo.—Espere… Yo no…— todo le daba vueltas.—Piénsalo Malak, esta es la oportunidad de cambiar tu vida para siempre y darme el hijo que tanto he soñado.Malak comenzó a comprender que todo apuntó siempre a una sola dirección: a ese momento y su mala suerte no fue causada por la vida,
Sumergieron a Malak en una tina con sales y esencias, una joven comenzó a quitarle el esmalte de pies y manos, otra trabajó en su cabello, cortaron sus puntas y le pusieron un brebaje raro.—Esto lo hidratará—explicó una de las empleadas.Trajeron una bandeja con frutas que ayudarían a depurar su organismo, por una semana estuvo allí encerrada y alejada de todo contacto humano fuera del de las empleadas.A la semana entró Him con una bata de seda y le dijo que se cambiara, la llevarían a otra habitación a darle tratamiento a su piel con barro, chocolate y cosas que ella no llegaba a comprender.—¿Creías que las damas poderosas la tenían fácil?—dijo Him—ser bellas es un deber y un trabajo para todas ellas.—¿Conoce a la señora Laila?—La vi… Es de armas tomar y de carácter fuerte, no
Parecía tan fácil; sin embargo, era extenuante, le daban baños con esencias exquisitas y sentía que cada día su piel olía a flores. Him era el más estricto, le hizo probar perfumes preparados en casa y dio con el indicado para ella.—Rosas silvestres es tu aroma, haremos baños con pétalos de rosas silvestres para que tu piel vaya absorbiendo ese aroma.—Him—dijo Malak—¿puedo hacerte una pregunta?—Pero, solo una.—¿Conoces al señor Ansar?—Lo conozco, no viene aquí por cierto; lo conozco por lo que dicen los sitios de información.—¿Es joven?—Joven, con un cuerpo de dar mil vueltas y fuerte, como todo hombre del desierto saliste favorecida.Malak tenía dudas y fue cuando Him le dijo lo que pensaba.—Querida, creo que le agradarás, una muj
Hanza no daba crédito con lo escuchado y entonces explotó.—¡Se volvió loca! Ahora quiero ir con más ganas ha ese lugar, quiero detener esto de una vez.Iba hacia la salida y su amigo detrás, lo detuvo:—Cálmate Hanza, tienes algo que saber—vio su atención— tu hermano es asiduo de ese punto, tiene una amante allá.—¡Amed va a ese sitio! Rayos, si él sabe que Laila está haciendo eso en ese sitio, hará de todo para descubrirlo e impedir que suceda.Si alguien podía darle luces era Vitar, un sujeto bien relacionado con todos las familias importantes de Fez y él debía de saber algo sobre los orígenes de la muchacha.Vitar era un tipo menudo y de sonrisa amplia, modales exquisitos y modos joviales.—¡Amed Ansar! Es bueno verte—dijo sonriendo—es bueno saber d
Ella saltó en su puesto, vio al hombre joven y apuesto mirándola de forma inquisitoria, ella no deseaba problemas ni confusiones. El sujeto que tenía en frente era apuesto, demasiado apuesto y con un dejo de autoridad y sintió temor de lo que podía pasar en ese momento.La mirada de Hanza era inquisitiva, esa joven le recordaba a alguien, pero era algo muy vago, por lo pronto nunca había visto una muchacha tan hermosa y cautivante a simple vista, con un aire de ingenuidad y a la vez sensualidad.Malak en cambio sentía la mirada felina del sujeto, estaba sola y sin opciones de poder salir de allí, retrocedió y él le dijo con voz suave.—No te asustes… No voy hacerte daño—intentó detenerla.—Usted no puede estar aquí—retrocedió nerviosa.El miró a todos lados y le preguntó con una sonrisa.—&iques