Ella saltó en su puesto, vio al hombre joven y apuesto mirándola de forma inquisitoria, ella no deseaba problemas ni confusiones. El sujeto que tenía en frente era apuesto, demasiado apuesto y con un dejo de autoridad y sintió temor de lo que podía pasar en ese momento.
La mirada de Hanza era inquisitiva, esa joven le recordaba a alguien, pero era algo muy vago, por lo pronto nunca había visto una muchacha tan hermosa y cautivante a simple vista, con un aire de ingenuidad y a la vez sensualidad.
Malak en cambio sentía la mirada felina del sujeto, estaba sola y sin opciones de poder salir de allí, retrocedió y él le dijo con voz suave.
—No te asustes… No voy hacerte daño—intentó detenerla.
—Usted no puede estar aquí—retrocedió nerviosa.
El miró a todos lados y le preguntó con una sonrisa.
—&iques
—No es el primero que voto de mi casa señor Ansar, ni es el primero que me amenaza, ni tampoco creo que será el último. “Pero en su posición no le conviene un escándalo, ahora que pelea por la sucesión, a diferencia de lo que cree, Fadila tiene cámaras en todos lados y en la habitación de la joven que intentó forzar había una… Sería lamentable que su padre vea esa escena deplorable de su hijo mayor intentando abusar de una doncella y el heroísmo del menor defendiéndola, ¿a quién escogería como líder del clan? Sonrió, estaba como se dice en sus manos y eso era lo peor que podía pasarle: que Hanza quede como un maldito héroe delante de todos y él como el malo de la película. Estaba en sus manos, por eso esa mujer era eficiente y muchos confiaban en ella, tuvo que conformarse con nada. Hanza daba vueltas en esa habitación sin opción a salir por ningún lado, porque lo custodiaban guardias de seguridad. En ese momento recordó a
Laila lo frenó diciéndole. —Está bien querido—dijo suavemente Laila—lo entendemos. —Solo quiero hacer conversación…—entonces preguntó a la joven—por lo que supe de ti trabajabas, ¿verdad? Sentía que estaba en una entrevista de trabajo, solo que el puesto era de esposa. —Sí, señor, era modista para una diseñadora y mi sueño era estudiar diseño. —No te pregunté por tus sueños—dijo chocante. Laila entonces le dijo: —No es malo tener sueños Malak, una mujer sin sueños no es feliz. —Pero, si esperas estudiar que te vayas haciendo a la idea de que no será así. Malak se temía eso, parecía que de Hanza no obtendría dulzuras ni concesiones. —Lo supuse. —Es bueno que lo sepas, no te quiero exhibiéndote por todos lados. Malak tomó valor para decir: —Sabía que el matrimonio era como una cárcel. Hanza le dijo en tono duro. —Suelo cuidar bien lo que es mío. Laila intentó
—Suerte. —No, la suerte no entra aquí. Ella pensaba que hubiera dado media vida por toparse con Laila Ansar y casarse con el bello hermano de Amed; pero, si decía esto en voz alta, Amed la tiraría al viento y no podía darse esos lujos, así que se le ocurrió decir: —Entonces mi querido, investiga las cosas puede que des con algo raro, ¿no crees? Ella ostenta el apellido Bandrés, no es un apellido común. —¿Bandrés? Conozco a unos Bandrés de la zona de comercio, gente respetable y muy estricta en las costumbres. —¿Piensas que Malak pertenezca a esa familia? —No lo sé, aunque puedo investigar—tomó su teléfono e hizo unas llamadas—vendrá a visitarme un importante e influyente hombre de la ciudad, lo recibiremos en breve. Amed miró a su preciosa Harbi y le dijo: —¿Sabes por qué estoy contigo?—la agarró—porque opinas como yo, eres mi otra mitad Rania. Ella sonrió si tenía suerte tendría un anillo de boda de ese tipo o
La familia Bandrés era reconocida en el mundo del comercio, Jerónimo era el patriarca de la casa, un musulmán muy apegado a las leyes y tradiciones, él tenía tres hijos: una hija casada, un hijo al que estaba enseñando todo sobre el comercio y del cual se sentía orgulloso y una última joya, su preciosa Dina. Su esposa Estela, velaba por la casa y por enseñar a Dina las tradiciones, danzas y demás para que sea una buena esposa. Esa tarde tenían clase de bordado. —Este bordado me lo enseñó tu abuela—le indicaba—se trata de un entrecruces de los hilos—sonrió—una técnica muy Bandrés. —Es hermoso—dijo Dina maravillada de la técnica. —Tu abuela era muy apreciada por sus bordados. —Lo sé, tengo todavía un vestido con sus bordados, la extraño mucho. Practicaron por dos horas y su madre le dijo cansada. —Basta, anda a leer o a descansar. A Dina se le ocurrió entonces. —Madre, quiero ir al mercado, necesito comprarme puls
Malak esperaba resultados, se supone que investigarían sobre su vida, su padre y todo de ella. Pensó en su madre y en lo que necesitaba su tratamiento y la vida que había logrado darle y entonces no lo pensó. Se cambió de ropas, iría a buscar a Hanza Ansar, tal vez si lograba convencerlo de que ella sería una buena esposa, su destino sería otro. Laila muestra pruebas Estaba frente a su suegro y le dijo. —Grabé esto para usted, si esto no lo convence de que Malak es indicada, no sé qué lo hará. David escuchó lo narrado por Dina y después de cavilar, le dijo a su nuera. —Ella lleva sangre Bandrés, mezclada con la de un extranjero, pecó contra las creencias. No quería usar ese argumento y le dijo. —Usted se enamoró de una extranjera, Hanza tiene el apellido Sphano. —¡No es lo mismo! —Solo porque es usted hombre—dijo ella. David la miró con ojos centelleantes y Laila ni se ami
—Voy a luchar por mi destino—respondió. —¿Acaso no reflexionas que te puede ir mal? —No puedo pensar en nadie más que en mi madre; ellos me sacaron de mi camino y ahora me botan al viento… —Malak, te entiendo, no es correcto lo que hacen contigo, por eso no te detendré—vio su sorpresa—solo espero que todo lo enseñado sea suficiente para que logres tu cometido. Le dio la bendición y la hizo llevar a los Jardines del Desierto. Cautivado Isaac le servía un poco de licor a Hanza y comentaba sobre lo pasado. —Amed lo supo hacer, ese hijo de los escorpiones del desierto. —Laila se equivocó… Tenía que considerar todo eso—dijo mirando al vacío. —La joven es hermosa, su familia importante, sería un lujo esa unión. —Es bastarda. —Eso nunca te importó. —Ahora sí me importa. Isaac se levantó y fue hablar con uno de los meseros y le indicó que trajeran a una dan
Laila escogió las telas que usaría Malak, pensó en un traje princesa, con brillos en el corpiño y el velo cubriría su rostro hasta la cintura sería una novia muy etérea. Tenía que conseguir que Malak tuviera un recuerdo inolvidable de ese momento y que Hanza tuviera una boda digna de su rango. Rumiando pesares Amed estaba que echaba chispas y Rania que ya se temía todo eso, lo escuchaba. —Y me dijeron… Que la familia de la bastarda reconoció a Malak como parte de ella… Suerte de algunas y de paso una boda en el desierto como antes se hacían, con odaliscas y comida, tiendas y… Rayos, con Amed solo tenía en esos momentos quejas. —Dame una idea, Harbi. —Busca un traje adecuado para la boda. —¡No quiero que haya boda! Qué podía decirle a su amante, únicamente lo primero que se le ocurrió. —No sé Amed, has que la rapten en el desierto y la pierdan… Amed la miró sorprendido y se
El licor corría como la buena comida, las charlas escandalosas y alegres. Laila revisaba que todo estuviera a tono, cuando vio llegar a Amed y a Kirvi, junto con los tres pequeños y los fue a recibir.— Salam aleikum. (la paz esté con vosotros)—Laila todo está hermoso.— Shukran. (Gracias)Shary le dijo entonces.—Tía admiro su decisión para que el tío Hanza tenga otra esposa, me parece muy arriesgada.—Ghazal saghir, nadie pidió tu opinión.—Tu pequeña Gacela es una niña muy sabia—dijo Laila.—Quiero conocerla, debe ser hermosa, ¿verdad?—Lo es.La niña sonrió emocionada y Amed le dijo a su cuñada.—Supe que la novia era bastarda y que solucionaron el asunto.—Querido no