—Voy a luchar por mi destino—respondió.
—¿Acaso no reflexionas que te puede ir mal?
—No puedo pensar en nadie más que en mi madre; ellos me sacaron de mi camino y ahora me botan al viento…
—Malak, te entiendo, no es correcto lo que hacen contigo, por eso no te detendré—vio su sorpresa—solo espero que todo lo enseñado sea suficiente para que logres tu cometido.
Le dio la bendición y la hizo llevar a los Jardines del Desierto.
Cautivado
Isaac le servía un poco de licor a Hanza y comentaba sobre lo pasado.
—Amed lo supo hacer, ese hijo de los escorpiones del desierto.
—Laila se equivocó… Tenía que considerar todo eso—dijo mirando al vacío.
—La joven es hermosa, su familia importante, sería un lujo esa unión.
—Es bastarda.
—Eso nunca te importó.
—Ahora sí me importa.
Isaac se levantó y fue hablar con uno de los meseros y le indicó que trajeran a una dan
Laila escogió las telas que usaría Malak, pensó en un traje princesa, con brillos en el corpiño y el velo cubriría su rostro hasta la cintura sería una novia muy etérea. Tenía que conseguir que Malak tuviera un recuerdo inolvidable de ese momento y que Hanza tuviera una boda digna de su rango. Rumiando pesares Amed estaba que echaba chispas y Rania que ya se temía todo eso, lo escuchaba. —Y me dijeron… Que la familia de la bastarda reconoció a Malak como parte de ella… Suerte de algunas y de paso una boda en el desierto como antes se hacían, con odaliscas y comida, tiendas y… Rayos, con Amed solo tenía en esos momentos quejas. —Dame una idea, Harbi. —Busca un traje adecuado para la boda. —¡No quiero que haya boda! Qué podía decirle a su amante, únicamente lo primero que se le ocurrió. —No sé Amed, has que la rapten en el desierto y la pierdan… Amed la miró sorprendido y se
El licor corría como la buena comida, las charlas escandalosas y alegres. Laila revisaba que todo estuviera a tono, cuando vio llegar a Amed y a Kirvi, junto con los tres pequeños y los fue a recibir.— Salam aleikum. (la paz esté con vosotros)—Laila todo está hermoso.— Shukran. (Gracias)Shary le dijo entonces.—Tía admiro su decisión para que el tío Hanza tenga otra esposa, me parece muy arriesgada.—Ghazal saghir, nadie pidió tu opinión.—Tu pequeña Gacela es una niña muy sabia—dijo Laila.—Quiero conocerla, debe ser hermosa, ¿verdad?—Lo es.La niña sonrió emocionada y Amed le dijo a su cuñada.—Supe que la novia era bastarda y que solucionaron el asunto.—Querido no
Esa noche era la boda y Amed estaba ansioso, tenía que hacer su parte, su esposa charlaba con las otras esposas de clan y él pensaba en el mejor momento para poder actuar y ya tenía una idea: Después de la boda y del momento de los novios, la novia debía cambiar sus ropas, estaría sola y sería perfecto para que ellos entrasen y se la lleven.Laila estaba con Reba ayudando a arreglar a Malak, le colocaban las joyas que debía usar y eran tantas.—Debes estar muy presentable y hermosa esta noche Malak.Malak estaba ansiosa del momento en que ocupara junto a Hanza la habitación nupcial y allí todo comenzaría para ella.—Espero que pronto me des el hijo ansiado.Cuando se vio al espejo no se reconoció, en verdad estaba muy hermosa y con esas joyas no quedaba nada de la Malak que rogaba por un departamento o que trabajaba explotada por Gaela.Dara entr&
Ella giró y se envolvió con el velo, él extendió su mano y ella dudó en tomarla, si lo hacía no había vuelta atrás. Ella tomó su mano y él la jaló hacia su persona y quedó en los brazos de él, los ojos negros de Hanza la miraban, eran como piedras de ónix ardientes. Besó sus labios y ella pudo sentir al hombre apasionado.Hanza besó su hombro desnudo y desabrochó su sujetador y soltó sus senos, lo quitó de su cuerpo y la admiró.—Nahatat alshayatin jasadak limawt ruhiin.“Los demonios tallaron tu cuerpo para perdición de mi alma”.Besó la curvatura de su cuello hasta bajar a donde se iniciaba sus pechos vírgenes.—Dime Malak—besaba el nacimiento de sus senos—¿nadie ha tocado tu cuerpo?La joven le dijo nerviosa.—Eres el primero
Makir estaba en su tienda y le dijo a Bullá. —Muéstrame la mercancía. —Vale oro, sin duda. —Eso lo juzgo yo. Tomaron a las tres mujeres y a empujones las llevaron frente a él. Makir las analizó. —Sin duda es un buen botín—miró a la niña—¿y esta pequeña? Malak les dijo. —No se metan con la pequeña. —¿Eres su madre acaso? —No… —¿Quién eres ojos dorados? Malak le dijo al sujeto. —Soy Malak Bandrés. —Malak… Ángel, no creo en los ángeles me dan mala suerte—la vio toda alhajada—¿qué eres para los Ansar? Ella dudó en decirle. —Habla ojos dorados—le ordenó Bullá. Makir le dijo entonces a su impetuoso hijo. —Tranquilo hijo, la joven está asustada. ¿Era su hijo? —Ahora dime mujer. Malak le dijo entonces. —Soy Malak Bandrés esposa de Hanza Ansar. —¡Ja! Vaya botín, pagarán mucho oro por ti sin duda—miró a Dara—¿y tú quién
Bullá estaba picado y comenzó a subir la duna para poder disparar y vio a Hanza corriendo con Malak y apuntó a ellos y gritó.—¡Hijo de David!Hanza se detuvo y tiró a Malak al suelo, se dio la vuelta con su arma.—¡Te metiste en mis terrenos! Eso no te lo perdono—disparó y el tiro rozó a Hanza en el brazo, se rio de él—te voy a enviar al infierno.Volvió a disparar y Hanza se tiró a un lado y le disparó él en el estómago, Bullá cayó herido rodando por la arena.
Ella entonces le dijo a su orgulloso hijo: —Eres como el señor Bigotes, solo quiere que yo lo quiera, cuando llega tu padre hasta lo araña. —No soy un gato. —Actúas como uno… No te amaron de entrada y te sientes tan vulnerable en tu seguridad—entonces le dijo con tono suave— cariño el amor nace, con los días, con el trato, con la constancia. —No para mí—rotundo. Ella sería dura con él y le dijo: —Fue así cuando tu padre tuvo la brillante idea de casarte con Laila. Él se quedó en silencio y ella le recalcó: —No tuviste opción, a veces la vida te quita las opciones y te deja decisiones, Malak tomó una, tal vez no fue la mejor… —Creo que un matrimonio conmigo es lo mejor que podía pasarle. —¿Será? —Es… Es una muchacha humilde, una nadhl que cosía para vivir y pasó a ser una esposa de alguien importante, considero que notas que hubo una mejora. Se cruzó de brazos y le preguntó a su hijo.
Cuando salió esa mañana vestía con el Burka, Laila al verla se sorprendió. Miró a Hanza y le preguntó. —¿Qué es esto? —Ella va a usarlo ahora. —Hanza. —Soy el esposo aquí y me tienen que obedecer. Laila fue tras él y lo detuvo. —¿Por qué esto con ella? —Ella me desafió y ahora debe aprender que el que manda aquí soy yo. Laila estaba apenada viendo a Malak así y la tristeza de sus ojos. Intentó hablarle y ella meneó la cabeza y se fue a su habitación. Entonces tomó la decisión y también lo utilizó ella y todas las empleadas, de forma que cuando Hanza llegó se topó con ese espectáculo. —¿Laila, qué haces vestida así? —Si Malak lo emplea, todas lo haremos. —Tú no… —Todo por igual. Hanza sentía que perdía autoridad en su propio hogar y tuvo que ceder y quitarle el castigo a Malak. De paso tenía deseos de ella y la envió a llamar. Malak fue