El eco de sus propios pasos retumbaba en el pasillo de mármol de la mansión Ruiz. Isabel se detuvo frente a la puerta de la oficina de Mariano, respirando hondo. La desesperación se mezclaba con la determinación en su pecho. Había tomado una decisión: se iría.Cuando abrió la puerta, se encontró sentado en su escritorio, hojeando unos documentos con el ceño fruncido. Sus ojos apenas se levantaron para mirarla.—¿Qué quieres ahora? —su voz goteaba desdén.Isabel apretó los puños. Llevaba días preparándose para este momento.—Quiero el divorcio.<
La tensión los siguientes días fue brutal, Isabel no aceptaba reclamos, ni groserías de nadie, por más que alguien tratara de hacer ver "lo bueno", simplemente se alejaba. Su padre, por otro lado, enfureció al darse cuenta de todo lo que Jezabel había estado haciendo. Como si nunca se hubiera enterado de todos los problemas que le había causado a Isabel. No obstante, al aceptar que su otra hija tenía una visión similar a la de él y que al mismo tiempo de una manera u otra Mariano debía responder por sus hijos, se sintió bastante conforme con Jezabel, si Isabel era una inutilidad absurda como su madre, Jezabel también era bastante inteligente y útil como su madre, además de que parecía que había heredado su excelente habilidad para conspirar siempre a su favor. Varios días después...Samantha, lejos de escandalizarse, vio esto como una oportunidad.—Ambas llevan en su vientre a herederos de esta familia —dijo, observando a Isabel y a Jezabel con una mirada calculadora—. Es hora de que
Los días habían pasado, y Jezabel se volvía cada vez más arrogante en la empresa, como era de esperar, los comentarios en la empresa y de clientes que frecuentaban sus servicios y los de John, eran cada vez más molestos. Odiaba, nunca en su vida creyó que odiaría tanto a alguien o a tantas personas de esa manera, estaba tan harta y cansada que no anhelaba más que desaparecerlos de su vida de una vez por todas, John tenía razón, eso debía terminar, por su bien y el de su bebé. Mariano que también tenía días comportandose como un verdadero idiota, se sentía muy complacido cuando veía a Isabel ser miserable, ella era una descarada con cara de mustia, se revolcaba con john cada que podía y todavía tenía el descaro de hacerlo ver como un repulsivo infiel. Estaba completamente decidido a hacerla sentir miserable el resto de su vida por engañarlo de esa manera tan vil, además, era algo natural en los hombres, ¿no?Aún si así fuera, nadie podría tomar su lugar o representar a la familia, ¿
—¡Es mi hijo! ¡denmelo! Mientras Isabel manoteaba y gritaba histérica, la enfermera con una expresión de preocupación, se acercó con el pequeño bebé envuelto en una pequeña sábana. El pequeño era hermoso, pero no se movió.Isabel quedó completamente fuera de sí, y en completo silencio tomó al pequeño y al momento sintió el cuerpecito frío. —No… no, no, no. mi… bebé… ¡mi bebé! ¡aaaaah! Los gritos desgarradores de Isabel casi llegaron a todos los rincones del hospital. Mientras un hombre que fumaba cerca en un balcón de la zona vip, miró en silencio la vista panorámica, arrojó el cigarrillo al suelo y con una mirada sin el más mínimo atisbo de emoción hizo una llamada. —Llama a Zedillo, que comience con su plan, pero no puede tocar a Isabel, ni al bastardo de Mariano y Jezabel. Ellos son nuestros… Apagó su teléfono y entró a la habitación de Isabel. Ella que estaba completamente envuelta en su dolor. No le importó siquiera que se le quitara la canalización ni el dolor después de d
John, acababa de volver de Inglaterra después de muchos años ya con un bufete formado, una sólida carrera y destacable presencia. Era un gran amigo para Isabel de la infancia, que se volvió inseparable un tiempo después de que se mudaron a la casa de al lado, él y su padre. Ambos terminaron en la misma escuela y, por ende, casi todo el tiempo estaban juntos. Hasta el día en que los padres de John decidieron volver después de divorciarse. Para ella, fue como si una parte de su cuerpo hubiera sido arrancada, admiraba fervientemente a John y siempre estaba dispuesta a pelear por él (y con él). Una leve sonrisa se formó en sus labios al recordar un poco del pasado. No sólo se sintió indefensa cuando se fue. De verdad le partió el corazón. Aunque con el paso de los años fue aceptándolo, sabía perfectamente que era el posiblemente primer amor inolvidable.Él inmediatamente notó que algo no estaba bien, sin embargo, al verla mirar a su alrededor algo incómoda, también lo hizo por reflejo
Al entrar a la oficina, su secretario y asistente caminaron tras ella.—¿Qué sucedió jefa? Estaba muy preocupado, creí que te desmayaras a media junta.Dijo Carlos, su asistente muy preocupado. Su secretario Jonathan en silencio le acercó un vaso con agua y tomó los documentos de sus manos. Isabel accedió a sus atenciones y sonrió sin ganas con un agradecimiento débil. Se quitó los zapatos y se sentó en su silla mientras se masajeaba la cabeza con ambas manos. Al verla, se miraron entre ellos y decidieron respetar su silencio. Carlos entró a la pequeña sala de descanso que estaba junto a su oficina y le llevó ropa limpia. Ella estaba tan agotada fisica y mentalmente, que se reclinó en su silla y cerró lentamente los ojos e involuntariamente los recuerdos llegaron a ella de una manera bastante extraña.«—Isabel, iré a otro país… no podremos vernos muy a menudo, tienes que cuidartemientras yo no esté, ¿De acuerdo?—¿No puedes quedarte? No quiero que te vayas John. Eres… mi mejor a… a
Desde que su madre le dijo que Isabel se había ofrecido a llevarlo, se irrtó bastante, no conocía a John personalmente, pero sus padres, parecían llevarse bastante bien, por lo que pese a ser algo molesto, le hizo caso a las amenazas de su madre y decidió entablar una relación de negocios aceptable con él, no obstante, no esperó ver la gran "interacción" de esos dos en el estacionamiento. Vió la escena de ella encontrándose con él(en su mente), sus expresiones y sonrisas eran brillantes y había un cariño no disimulado entre ellos. Cosa que le revolvió el estómago en el momento.Apretando los dientes, decidió seguirlos y se enfureció cuando el auto estuvo por accidentarse. «Maldito imbécil, ¡llevas a mi esposa!» Al bajar del auto ambos seguían sonriendo y mirándose entre ellos como si no existiera nada más en el mundo. Ella sonreía como nunca la había visto, ni siquiera cuando supuestamente había estado tan enamorada de él. Se estacionó rápidamente, y cuando volvió a verlos ella s
Mientras miraba la puerta molesto, chasqueó la lengua y salió de ahí para responder, se sentía tan indignado y molesto que no quiso "perder más el tiempo" en ese lugar.—¡Hola cariño! ¿estás ocupado?Preguntó ella con una voz melosa y complaciente, su enojo se volvió irritación al compararlas nuevamente. «¿Por qué demonios Isabel tiene que ser tan molesta?»—Claro que no hermosa, ¿qué pasa…?Mientras se alejaba, Carlos hizo una mueca de desagrado. —Tsk, cínico. Mientras tanto, Isabel mientras se lavaba furiosamente la cara y el cuello, cerraba los ojos con fuerza y se repetía las mismas palabras como un mantra. “Solo un poco más, solo un poco más….”Y Mariano que selectivamente se le olvido cualquier otra cosa, se quedó debajo de las escaleras a hablar con Jezabel. Sin disimular un poco lo que hablaba y creyendo que estaba relativamente solo, practicamente estaba teniendo sexo telefonico. El secretario de John, entró a la oficina con un semblante oscuro. No dijo nada pero John lo