Isabel no entendió por qué, pero en cuanto Mariano se acercó y percibió su olor, unas náuseas terribles se apoderaron de ella. Sin poder contenerse cubrió su boca con fuerza y trató de controlar lo que estaba inevitablemente por salir. Mariano al ver la reacción tan “exagerada”, se sonrojo debido a la vergüenza involuntaria y la rabia que sintió en el momento. —¡Déjate de estupideces! ¡¿Tanto me detestas?! ¡¿Ese es el asco que me tienes?! ¡Voy a enseñarte de verdad lo que es sucio y va a gustarte!Isabel que prácticamente fue arrastrada a la cama mientras le apretaba la mano, se llenó de desesperación debido a que su malestar no era actuado, de verdad sentía que no podría controlarse si seguía de esa manera, pero no había manera de que Mariano lo entendiera en ese momento. Mariano rompió su blusa y comenzó a besarla y morderla con violencia, ella trató por todos los medios de quitarse o empujarlo tratando de tener cuidado por el bebé, pero Mariano se enfurecía cada vez más. Estaba a
Al llegar a la empresa, Isabel sonrió mientras se dirigía a su oficina, sin embargo, se encontró a John en la recepción. La alegría que sentía hacia un segundo, se conviritó en una culpa y verguenza incomprencible, ¿podía cambiar algo de su vida en ese momento? por supuesto que no, sabía que ése gran amor que había sentido en el pasado ya era imposible, como sea, ya tenía un esposo, la relación con Samantha iba para mejor, estaba embarazada y esperaba levantar su empresa en el futuro. No podía ser tan egoísta tratando de aferrarse a él como hubiera querido, además, no era la única mujer que había pasado por ello ¿o sí? su suegra era igual, pero aún así era una gran empresaria, un gran maestro en la universidad ya lo había mencionado, en muchas ocasiones el exito no iba acompañado por la perfección, así era, no podía tener todo en la vida. John era el más grande amor de la infancia que jamás olvidaría, él le había dado los únicos recuerdos inolvidables y más bellos que tenía, y así
Isabel se hundió en una tristeza abismal tras perder al bebé. No era solo el dolor físico que aún la atormentaba con punzadas insistentes en el vientre; era la sensación de vacío, de pérdida, de inutilidad.Pasaba los días en su habitación, mirando por la ventana sin ver realmente nada. En un intento desesperado por encontrar consuelo, se acercó a Samantha, esperando que le brindara algo de apoyo, un refugio en medio del caos se sentía tan debil y frágil que sin importar de quién se tratara esperaba recibir un poco de consuelo. Al principio, la mujer pareció estar de su lado, con palabras de calma y algunas caricias fugaces en su cabello cuando la encontraba sumida en la tristeza. Sin embargo, la actitud de Mariano fue socavando lentamente ese lazo frágil que Isabel intentaba construir con su suegra.—Ella perdió al bebé a propósito —decía Mariano cuando Samantha estaba cerca, en un tono casual, como si no estuviera destrozando lo poco que quedaba de Isabel—. No quería estar atada a n
El eco de sus propios pasos retumbaba en el pasillo de mármol de la mansión Ruiz. Isabel se detuvo frente a la puerta de la oficina de Mariano, respirando hondo. La desesperación se mezclaba con la determinación en su pecho. Había tomado una decisión: se iría.Cuando abrió la puerta, se encontró sentado en su escritorio, hojeando unos documentos con el ceño fruncido. Sus ojos apenas se levantaron para mirarla.—¿Qué quieres ahora? —su voz goteaba desdén.Isabel apretó los puños. Llevaba días preparándose para este momento.—Quiero el divorcio.<
La tensión los siguientes días fue brutal, Isabel no aceptaba reclamos, ni groserías de nadie, por más que alguien tratara de hacer ver "lo bueno", simplemente se alejaba. Su padre, por otro lado, enfureció al darse cuenta de todo lo que Jezabel había estado haciendo. Como si nunca se hubiera enterado de todos los problemas que le había causado a Isabel. No obstante, al aceptar que su otra hija tenía una visión similar a la de él y que al mismo tiempo de una manera u otra Mariano debía responder por sus hijos, se sintió bastante conforme con Jezabel, si Isabel era una inutilidad absurda como su madre, Jezabel también era bastante inteligente y útil como su madre, además de que parecía que había heredado su excelente habilidad para conspirar siempre a su favor. Varios días después...Samantha, lejos de escandalizarse, vio esto como una oportunidad.—Ambas llevan en su vientre a herederos de esta familia —dijo, observando a Isabel y a Jezabel con una mirada calculadora—. Es hora de que
Los días habían pasado, y Jezabel se volvía cada vez más arrogante en la empresa, como era de esperar, los comentarios en la empresa y de clientes que frecuentaban sus servicios y los de John, eran cada vez más molestos. Odiaba, nunca en su vida creyó que odiaría tanto a alguien o a tantas personas de esa manera, estaba tan harta y cansada que no anhelaba más que desaparecerlos de su vida de una vez por todas, John tenía razón, eso debía terminar, por su bien y el de su bebé. Mariano que también tenía días comportandose como un verdadero idiota, se sentía muy complacido cuando veía a Isabel ser miserable, ella era una descarada con cara de mustia, se revolcaba con john cada que podía y todavía tenía el descaro de hacerlo ver como un repulsivo infiel. Estaba completamente decidido a hacerla sentir miserable el resto de su vida por engañarlo de esa manera tan vil, además, era algo natural en los hombres, ¿no?Aún si así fuera, nadie podría tomar su lugar o representar a la familia, ¿
—¡Es mi hijo! ¡denmelo! Mientras Isabel manoteaba y gritaba histérica, la enfermera con una expresión de preocupación, se acercó con el pequeño bebé envuelto en una pequeña sábana. El pequeño era hermoso, pero no se movió.Isabel quedó completamente fuera de sí, y en completo silencio tomó al pequeño y al momento sintió el cuerpecito frío. —No… no, no, no. mi… bebé… ¡mi bebé! ¡aaaaah! Los gritos desgarradores de Isabel casi llegaron a todos los rincones del hospital. Mientras un hombre que fumaba cerca en un balcón de la zona vip, miró en silencio la vista panorámica, arrojó el cigarrillo al suelo y con una mirada sin el más mínimo atisbo de emoción hizo una llamada. —Llama a Zedillo, que comience con su plan, pero no puede tocar a Isabel, ni al bastardo de Mariano y Jezabel. Ellos son nuestros… Apagó su teléfono y entró a la habitación de Isabel. Ella que estaba completamente envuelta en su dolor. No le importó siquiera que se le quitara la canalización ni el dolor después de d
John, acababa de volver de Inglaterra después de muchos años ya con un bufete formado, una sólida carrera y destacable presencia. Era un gran amigo para Isabel de la infancia, que se volvió inseparable un tiempo después de que se mudaron a la casa de al lado, él y su padre. Ambos terminaron en la misma escuela y, por ende, casi todo el tiempo estaban juntos. Hasta el día en que los padres de John decidieron volver después de divorciarse. Para ella, fue como si una parte de su cuerpo hubiera sido arrancada, admiraba fervientemente a John y siempre estaba dispuesta a pelear por él (y con él). Una leve sonrisa se formó en sus labios al recordar un poco del pasado. No sólo se sintió indefensa cuando se fue. De verdad le partió el corazón. Aunque con el paso de los años fue aceptándolo, sabía perfectamente que era el posiblemente primer amor inolvidable.Él inmediatamente notó que algo no estaba bien, sin embargo, al verla mirar a su alrededor algo incómoda, también lo hizo por reflejo