El Más Agrio Buen Día

John, acababa de volver de Inglaterra después de muchos años ya con un bufete formado, una sólida carrera y destacable presencia. 

Era un gran amigo para Isabel de la infancia, que se volvió inseparable un tiempo después de que se mudaron a la casa de al lado, él y su padre. 

Ambos terminaron en la misma escuela y, por ende, casi todo el tiempo estaban juntos. Hasta el día en que los padres de John decidieron volver después de divorciarse. Para ella, fue como si una parte de su cuerpo hubiera sido arrancada, admiraba fervientemente a John y siempre estaba dispuesta a pelear por él (y con él). Una leve sonrisa se formó en sus labios al recordar un poco del pasado. 

No sólo se sintió indefensa cuando se fue. De verdad le partió el corazón. Aunque con el paso de los años fue aceptándolo, sabía perfectamente que era el posiblemente primer amor inolvidable.

Él inmediatamente notó que algo no estaba bien, sin embargo, al verla mirar a su alrededor algo incómoda, también lo hizo por reflejo y logró ver a alguien a lo lejos en el pasillo que los observaba recelosamente. No pudo identificarle bien, debido a que se fue en cuanto se dio cuenta de su mirada. 

Isabel estaba por entrar a la sala, cuando el sonido de unos tacones resonó acercándose con firmeza.

Al girar la mirada y quitarse del paso, vio cómo su suegra pasaba dedicándole una mirada desconcertante de… ¿desdén? 

Ella que no entendió por un momento, reaccionó en cuanto saludó a John. 

—Que gusto verte ya por aquí John, un poco más y creería que no querrías tomar el trabajo.

Él con una actitud completamente diferente que con Isabel, le habló y sonrió de manera formal y hasta cierto punto distante. 

—Nada de eso Samanta, solo debía poner unos asuntos en orden antes de venir. Me disculpo si fue un inconveniente. Samanta solo sonrió a modo de broma y le resto importancia. 

—Ja, nada de eso, jejejeje tienes excelentes referencias, mientras puedas comenzar a trabajar de inmediato, no hay ningún problema. Te enviaría a alguien para que te diera un tour, pero creo que ya se me adelantaron…

Con una mirada indescifrable, barrió a Isabel, se veía pálida y a su percepción, era como si fuera una vieja desahuciada y sin vida, seguramente sería un nuevo “método” para llamar la atención de “alguien”, al final, solo desvió la mirada nuevamente con algo de disgusto. 

«Se ve que no pierde el tiempo…»

Con una última sonrisa a John, entró a la sala sin dedicarle una sola palabra a Isabel. Isabel y su equipo  tenían el control y todo en orden de manera impecable, desde los nuevos proyectos, hasta los costes y tiempos. 

A simple vista todo estaba perfecto para todos, sin embargo… 

—Esto no está bien, cámbialo. 

Samantha arrojó una de las carpetas sobre la mesa con aparente inconformidad y de una manera muy grosera. Isabel solo suspiró por lo bajo conteniendo su enojo, tomó el documento y sonrió diciendo que lo mejoraría. 

Todos los presentes sentían que podían sofocarse por el ambiente en el lugar, desafortunadamente, la matriarca de los Ruíz no estaba dispuesta a dejarle las cosas fáciles a su nuera en esa ocasión. No obstante...

—De hecho… 

Una voz inesperada se escuchó en el tenso silencio. John en su silla, parecía analizar con detenimiento la información. 

—Este lugar es bastante viable, será fácil de adquirir y arreglar papeleo, tanto por los permisos necesarios como por la poca renuencia de los habitantes a una construcción de este nivel.

 De hecho, a futuro pinta para volverse una parte referente de esa zona de la ciudad, ¿no lo creen? Incluso con la construcción adecuada, podremos hacer contratos muy atractivos a nuestro favor y se percibirá una considerable suma cada mes con esos inmuebles. 

Samantha que únicamente quería molestarla, también había notado parte de esa perspectiva,  pero no al nivel de profundidad de John, aunque eso no importaba, como siempre; si era bueno, ella se quedaría con el mérito al final, por lo que no necesitaba profundizar mucho frente a testigos innecesarios,al final, al sentirse avergonzada, se irritó aún más con Isabel por dejarla en ridículo. 

—Es verdad John, muchas gracias por el análisis y como creo que todos los asuntos han sido tratados, doy por terminada la junta de hoy. 

Mientras todos comenzaban a retirarse, Samantha se dirigió a él.

—John, lamento no permitirte un poco de espacio, pero, necesito los contratos de arrendamiento del edificio poniente. Comenzaremos a ofrecerlos en unos días. 

—Mañana por la mañana tendré listo el formato, no se preocupe. 

Samantha se sintió complacida y se puso de pie. 

—Lo correcto es que mi hijo te diera un recorrido por la empresa, pero en este momento se encuentra afuera haciendo negocios. En su lugar, lo hará mi nuera, espero no te moleste. 

Isabel apretó su agarre en la carpeta ante la mención de Mariano. 

«“Negocios” hump, como si no lo supiera.»

Comenzó a pensar, pero antes de que comenzara a despotricar en sus pensamientos en contra de la familia cuervo, la voz amable de John la jaló de vuelta a la realidad. 

—Cuento contigo Isabel.

Ella que sentía que podía desfallecer en cualquier momento, sonrió rigidamente y asintió en acuerdo.  John comenzó a conversar con una voz amable, casi como si la estuviera tratando con mucho cuidado, los que podían escucharlos se daban cuenta, pero él que era quien quería estar cerca de ella y aliviar un poco su expresión ansiosa y triste. Y  ella que tenía miles de cosas en la cabeza, no lo notaron. 

Al caminar unos pocos pasillos más, ella le pidió un momento para dejar el trabajo a sus asistentes y refrescarse un poco y se dirigió a su oficina rápidamente sin siquiera dejarlo responder.

Mientras John miraba su espalda alejarse, suspiró algo abatido. 

«Aún hay tiempo…»

Su incomodidad al verla de esa manera, se fue convirtiendo en odio e ira en contra de Mariano y más recientemente su madre. 

—Cuando acabe con ustedes, no quedarán ni cenizas… 

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