Dos años antes…
Narra Damián.
Ya estoy cansado de busca a una nueva asistente, ya que la anterior estaba teniendo un amorío con Carlo, el vicepresidente, todos pensaban, incluyéndome, que era real su relación, hasta que descubrimos que era una espía de la competencia. Iba a presentar cargos, pero el idiota de Carlo me pidió que no, ya con el hecho de sacarla de aquí, era suficiente. ¿Qué le pasa? ¿También debo despedirlo para que no caiga en sus redes? Si no lo hago es porque es mi mejor amigo junto con Frank. ¡Dios!
Los toques a la puerta de mi oficina me sacan de mis pensamientos.
—Adelante. —Digo con voz fría.
—Idiota. ¿Qué modales son esos de recibirme? Siempre tan apático. —Tenía que ser el odioso de Frank, de recursos humanos y uno de mis mejores amigos.
—No estoy de humor. —Digo y lo escucho bufar.
—Como sea. Te traigo a la candidata perfecta para tu asistente. —Dice y me pasa una carpeta, la recibo y miro su contenido.
—Es broma ¿Cierto? —Parece una mujer mayor.
Veo la foto y es una joven de 28 años, sin embargo, su vestimenta y color de cabello la hace ver más grande, sin mencionar que parece estropajo.
—¿Qué? Claro que no es broma. No quieres a los bombones que te había propuesto por lo que había pasado con Carlo. —Sólo de recordarlo me molesta.
—Bien. Si puede que comience desde mañana. —Digo mientras masajeo el puente de mi nariz.
—Sabía que la elegirías. —Sonríe como estúpido y sale de mi oficina.
Me levanto de mi lugar y voy al minibar por un vodka con hielo. ¡Vaya que lo necesitaba! He estado muy estresado últimamente y esos tarados no ayudan.
…
Llego a casa y veo a Marcela, mi hermana, con mi pequeño.
—Hermano. Bienvenido. —Me recibe con un abrazo. Ella es mi hermana mayor y desde que falleció Mariana, ella me ha estado ayudando con el cuidado del pequeño George.
—Gracias. —Veo a mi pequeño y lo cargo y es la una razón que me hace sonreír y hacerme olvidar de todos los problemas.
—¿Qué te ocurre? — me mira con preocupación. Al parecer no puedo lo puedo ocultar del todo.
—Al fin mañana tendré una nueva asistente. — sólo de pensarlo, su imagen me llega a la mente y siento un escalofrío.
—¿No se supone que eso es bueno? — me mira con una ceja alzada.
—Si. Pero no es nada normal. —sigue con esa expresión.
—¿A qué te refieres? —No me gusta su interrogatorio.
—Parece una anciana, a pesar de lo joven que es. —Digo y ella bufa.
—Siempre buscando defectos. —Se ve molesta.
—No la has visto. —Ruedo los ojos.
—Te pediré que cuides a mi angelito, saldré un rato. —asiente y toma a mi hijo en sus brazos.
—Sólo cuídate. —Me da un beso y se va a la habitación para irse a dormir.
Subo a mi habitación y me doy una ducha, cierro los ojos y llega a mi mente esa hermosa diosa egipcia, Isis, ella es exclusiva del antro “Egyp” sólo se puede mirar, tiene trabajando casi un año, uno en el que mi esposa se fue de este mundo, sin embargo, a pesar de que soy viudo, le he sido fiel, pero cuando la vi en escenario, me cautivo. Y agradezco que no se pueda tocar o no sería capaz de controlar estos impulsos.
…
—Ya estoy ansioso por verla. —Dice Frank y no sé por qué su comentario me molesto y mucho.
—No es la gran cosa, digo tiene un lindo cuerpo, pero no como Cindy, la segunda en el espectáculo, ella debería ser la numero 1. — Ese comentario estuvo peor.
Frank y Carlo discuten por esas hermosas mujeres, así que me alejo de ellos y voy a la barra a pedir un vodka, comienza la música indicando la presencia de Isis, una mujer bella, esta vestida con un vestido dorado que deja ver todos sus atributos, y como siempre, tiene un antifaz que hace juego con ese vestido. Con tan sólo verla ahí moviendo sus caderas, hace que mi amigo despierte, lo bueno que esta oscuro y nadie se da cuenta de ello. ¡Dios! Necesito liberar está presión, yo jamás he sido un mujeriego, respeto la memoria de Mariana.
Así que me levanto y voy al baño para darme ese placer mientras pienso en esa diosa hermosa. Odio esto.
—¿Dónde estabas? —Me reclama Frank.
—Estaba cansado de escuchar sus discusiones sobre mujeres, así que me fui a la barra. —Obviamente no les diré lo otro.
—Bueno, supongo que viste a esa mujerona. —Dice con picardía.
—No le preste mucha atención, yo sólo vine a beber. —Debo tener valor para soportar a esa mujer quien será mi nueva asistente.
—¡Que aburrido eres! —Si supieran, no me dejarían en paz.
…
Salgo del antro, me encuentro distraído, pensando en Isis, como la dese0. De repente choco con alguien.
—Lo siento mucho. —¡Es ella! Esperen…
—¿Mariana? — no pude evitar llamarla así, la miro y ella se pone nerviosa.
—Lo… siento, no debo hablar con los clientes. —Dice y sale corriendo.
—No puede pasar, señor es zona sólo para las bailarinas. — La quise alcanzar, pero un guardia me impidió entrar.
¡Demonios! Debo estar alucinando, es tanto el amor por mi esposa y el dese0 por que estuviese viva.
Me subo a mi auto y me voy regreso a casa.
…
Todo está en silencio, ya es tarde y para no despertar a mi hermana, me voy a mi habitación. Cierro los ojos y vuelve a mí los de esa diosa, son tan misteriosos. Por un momento creí que era ella.
—No puede ser posible, ella está con el divino.
Me recrimino a mí mismo. Siempre amaré a Mariana.
…
A la mañana siguiente.
Me siento un poco mareado, no bebí demasiado como para estar así. Busco en el botiquín una aspirina y la tomo con agua. Bajo a la cocina y ahí está Marcela, preparando el desayuno.
—Buenos dias. — la saludo y ella sonríe con amabilidad.
—Buenos dias. No te sentí llegar. —Se ve un poco preocupada.
—No llegué muy tarde realmente. —De hecho, si lo hice, sólo no quiero que se preocupe.
…
Llego a la oficina y afuera está Frank con quien será mi nueva asistente. Es mucho peor que en la foto, sólo de verla me produce nauseas.
—Querido amigo, aquí te presento a Dalia Carter, tu nueva asistente. —Dice el muy desgraciado, burlándose de mí.
—Pasen. —Digo de mala gana.
—Yo no. Tienes que ponerla al corriente. —Dice aun con esa sonrisa burlona y me deja solo con esta… llamarla mujer sería mucho para ella.
—Tome asiento. —Le hablo con frialdad.
—Aquí está mi agenda y los documentos que debe archivar y estos otros son para llevarlos con el vicepresidente para que los firme. —Papeles que Carlo no quiso revisar cuando se lo pedí. Estaba en espera de la nueva asistente. Es odioso.
—Todas las mañanas quiero un café expreso y sólo cuando yo quiera, le pediré alguna galleta o bizcocho. —La verdad no la he dejado que hable, y la verdad no me interesa, sólo cuando deba ser necesario.
—Es todo, puede retirarse. —La veo asentir. También he evitado mirarla, es un insulto para mis ojos.
Se marcha y al fin puedo relajarme. Pero a los 10 minutos aparece tocando la puerta.
—Pase. — me vuelvo a concentrar en el monitor de la computadora.
—Aquí tiene su café, sr. —Tiene la voz temblorosa. Que molesto.
—Ahí déjelo y póngase al corriente. —¿Hasta cuándo la soportaré? Te odio, Frank.
Narra Dalia—¡Rose! Apúrate por favor o se te hará tarde para la escuela. —Siempre es lo mismo con ella.Todas las mañanas debo cuidarla, ya que no tengo un trabajo, y los que había tenido, me corren por falta de presentación en mi apariencia, pues que mal, soy inteligente, además, no pienso verme “hermosa” para eso tengo mi trabajo nocturno, la paga no es mala, sin embargo, no lo suficiente para mis gastos.—Ya estoy lista, mami. —Rose es mi hija de 4 años, el padre de ella nos abandonó por irse con su novio. Muy decepcionante. Ni hablar.Tenía una hermana de la cual no tengo muchos recuerdos, mis padres al separarse nos separaron, he intentado buscarla, pero nada.…Ayer fui a una entrevista de trabajo en una de las empresas más importantes del país, “McCarthy Corporación” dijeron que llamarían, pero debo ser realista nadie me va a contratar mientras me siga viendo de esta manera.—Si no te llegan a contratar, puedes trabajar conmigo. —Me dice la señora Melisa, quien tiene una repos
Narra Damián. Sé que yo mismo me podía preparar mi café como siempre lo hago, sólo que quiero que esa… mi “asistente” se cansé de todo esto y decida renunciar por voluntad propia, en verdad que su imagen es un insulto a mis ojos. ¿Qué no le gusta arreglarse, aunque sea un poco? —¿Cómo te va con la nueva? —Entran Frank y Carlo con cara de idiotas burlándose de mí. —Eres un desgraciado, Frank. —Digo de pésimo humor. —Sabes que es la indicada para tu asistente, y hasta te enamores de ella. —Dice entre risas y estallo en su contra. —Vete al diabl0. —Lo golpeo haciéndolo caer al suelo y Carlo en seguida lo ayuda a levantarse. —Sabes muy bien que no busco esposa, y menos me casaría con espanto como ese de allá afuera. Por mi fuera la habría rechazado, pero insististe mucho y no sabes cómo me arrepiento de ello. —Y es la verdad. —Eres un amargado. —Sale de mi oficina junto con Carlo. Me siento en el sofá y halo mi cabello con frustración. —¡Maldición! —Tocan a la puerta e ignoro de qu
Narra Dalia.¡Dios! Yo tratando se huir de esos dos idiotas y por su culpa casi llego tarde a mi otro trabajo, apenas y llegué a tiempo, mis compañeras me ayudaron a vestirme y maquillarme como lo que represento, una diosa egipcia. Les doy las gracias y salgo al escenario, y como es de todos los días, ahí está él, Damián en primera fila, antes no me provocaba nada que me mirara, pero después de que lo tuve de cerca la otra noche, confundiéndome con quien pudiera ser con mi hermana, ahora me pone nerviosa, trato de ignorarlo y hago mi baile.…Como siempre, todos me felicitan y me regalan ramos de rosas rojas, sólo que hoy veo en uno de esos ramos una tarjeta, la tomo y la leo.“Para la Diosa más hermosa que ha cautivado mi corazón.Damián McCarthy”¡No puede ser! ¡¿Es en serio?! ¿Por qué haría algo como esto? No quiero que se acerque a mí, ya tuve suficiente de eso hace unas horas cuando insistía en llevarme a casa. Sumándole que como jefe es muy frio y arrogante, pero de noche y fuer
Narra Damián.—Como odio la impuntualidad y aquí todos lo saben. —Digo de mal humor.—Calma, hombre o te acabarás el hígado de tantos corajes. Además, ella no sabe las reglas de aquí, es nueva, te lo recuerdo, pero seguramente lo entenderá para la próxima. —Dice el idiota de Frank muy relajado.—No habrá otra, porque después de hoy, la voy a despedir. —Es mi ultima palabra.—¡¿Qué?! ¡No puedes hacer eso! Ella tiene una hija, es madre soltera. —¡Genial! Ahora todos se ponen de su lado.—Es una irresponsable. —Lo miro con rabia.—Como te dije, ella es nueva en esto. O ¿es por lo fea que es y por eso la quieres despedir? —Le dio en el blanco.—Eso es lo de menos. —Sólo que no le daré el gusto de darle la razón.—Contigo es imposible hablar. Espero que después no te arrepientas. —Sale molesto de mi oficina.Tomo el teléfono y le pido a la srita. Carter que se presente a mi oficina.Tres minutos después entra y tiene los ojos rojos.—Tenga, tiene que archivar estos documentos. —Se acerca y
Narra Dalia.Definitivamente, mi jefe es un idiota, por su culpa perdí un buen ingreso anoche por faltar al club, lo bueno que tenia un guardadito, Mi jefa no estaba muy contenta, pero al explicarle mi situación y de quien se trataba la razón del por qué había faltado, ella cambió su estado de animo y me la “perdonó” pensaba dejar esa vida una vez que tuviera este trabajo, pero como van las cosas, dudo que pueda hacerlo, ya que ayer, ese amargado, le dijo al sr. Lennox, que me despediría por impuntual, lo que hizo que llorara aun mas de lo que estaba haciendo, y en caso de ser así, lo mejor es presentar mi renuncia.Sé que le debe causar repulsión mi apariencia y la verdad no me importa, sin embargo, me tomé la libertad de preparar mi renuncia en caso de que se atreva a despedirme.—Como lo odio. —Digo entre dientes.—¿Qué dijo? —La voz del sr. Lennox me hizo saltar de mi asiento con preocupación.—Yo… no he dicho nada. —¡Yo y mi boca!—No te preocupes, no le diré nada a tu jefe. —Son
Narra Damián¿Cómo se le había ocurrido a mi asistente querer llevar a su hija con nosotros a un viaje de negocios? Ni que fueran vacaciones familiares. Así que le pedí el favor a mi hermana de que la cuidara y ella encantada de hacerlo, siempre le han gustado los niñ*s, sé que ella será una excelente madre en su momento.Me encontraba en el jet privado viajando y de vez en cuando miraba a mi asistente, ella se encuentra durmiendo, ya que la señorita le teme a las alturas y se marea con un poco de facilidad, así que, le dieron una pastillita para que pudiera dormir.—¡Dios! Que le puedo hacer, es necesario su presencia en este viaje.Y yo que estaba pensando seriamente en unas vacaciones con mi hijo. Se lo merece. Sin embargo, se presentó este viaje de ultimo momento con el matrimonio Harrison.…—Señorita, ya llegamos. —Le dice la azafata a Carter.Ella con mucho trabajo comienza a despertar.—¿Qué? ¿Dónde estamos? —Está algo desorientada, así que soy yo quien la ayuda.—Estamos en B
Narra DaliaJames nos llevó a uno de los mejores clubs que hay en la ciudad, y no sólo eso, sino es más exclusivo y lujoso. La verdad quería desestresarme, sé que venimos por trabajo, sin embargo, con el mal humor que tiene mi jefe… uf, ¿A quién no lo estresaría?—Ten, deber tener sed. —Dice James cerca de mi oído, ya que la música está muy fuerte.—Si… muchas gracias. —Le acepto la bebida y me la tomo de un trago. Miro a mi jefe quien está solo en la barra, no quiso estar con nosotros. Amargado.—Ven, te invito a bailar. —¡Dios, no! Digo se bailar, pero… es la primera vez que alguien me invita, a pesar de la apariencia que tengo.—Yo, no… —Siento como me levanta sin lastimarme y vamos a la pista. Es tan guapo. ¿Qué cosas pienso?—Tienes unos hermosos ojos, Dalia. —Sus palabras me hacen sonrojar, o quizás sea el efecto de la bebida.—Yo… debo ir al tocador. —Digo y salgo casi corriendo de ahí. No puedo hacer eso… además me siento muy mareada y siento que no he bebido mucho.Entro al t
Narra DaliaNo, no y no… No puedo tener esos pensamientos y menos con semejante dios griego frente a mí, tengo una hija a quien debo ver por mi cuenta, después de que mi exesposo me dejara después de saber que estaba embarazada. Nunca se lo perdoné, sin embargo, en parte le agradezco por tan bello regalo, mi hija. —Bueno, nosotros nos retiramos, aun tengo cosas que hacer. —Dice Erick, quien no deja de sonreír.—Perfecto. Nosotros debemos descansar porque mañana viajamos de regreso. —¿Tan pronto?—Fue un gusto haber hecho negocios. —Dice el padre de ese dios griego.—Cielo, no olvides llamarme, pronto estaré por New York. —Abraza a mi jefe y le planta un beso en la mejilla, y no sé por qué, pero hizo que me molestara.—Yo me adelanto al hotel. Permiso. —Salgo de ahí sin esperar respuesta alguna.Me sentí muy incomoda con la presencia de esa mujer y mas que no dejaba de posar su mano en la pierna de el idiota ese.—¿Estás bien? —¿Qué? ¿Erick me alcanzó?—¿Disculpa? —Me extraña su preo