Narra Dalia.
¡Dios! Yo tratando se huir de esos dos idiotas y por su culpa casi llego tarde a mi otro trabajo, apenas y llegué a tiempo, mis compañeras me ayudaron a vestirme y maquillarme como lo que represento, una diosa egipcia. Les doy las gracias y salgo al escenario, y como es de todos los días, ahí está él, Damián en primera fila, antes no me provocaba nada que me mirara, pero después de que lo tuve de cerca la otra noche, confundiéndome con quien pudiera ser con mi hermana, ahora me pone nerviosa, trato de ignorarlo y hago mi baile.
…
Como siempre, todos me felicitan y me regalan ramos de rosas rojas, sólo que hoy veo en uno de esos ramos una tarjeta, la tomo y la leo.
“Para la Diosa más hermosa que ha cautivado mi corazón.
Damián McCarthy”
¡No puede ser! ¡¿Es en serio?! ¿Por qué haría algo como esto? No quiero que se acerque a mí, ya tuve suficiente de eso hace unas horas cuando insistía en llevarme a casa. Sumándole que como jefe es muy frio y arrogante, pero de noche y fuera de oficina parece un enamorado. No comprendo del por que es así.
—Isis, bella, hay un hombre que insiste en verte. —Y puedo imaginar de quien se trata.
—Dile que ya me fui. —No quiero verlo, ya es suficiente en la oficina y en mi espacio.
—Pero… el tipo está como quiere. — Eso es lo de menos para mí.
—Sabes que no busco novio, mi pequeña es mi prioridad. —Digo con seriedad y Becky asiente con resignación.
Salgo del lugar con rumbo a mi casa, la verdad ya estoy muy cansada y quiero dormir, ya que mañana me espera otro día para soportar a ese ogro que tengo por jefe.
Aun no puedo creer que se atreviera a enviarme flores y esa tarjeta. No creo que un hombre como él, guapo y exitoso sea soltero, debe estar casado. —Recuerda que te confundió con otra mujer. — es verdad, tal vez lo dejaron y se quiere desquitar con todo el mundo.
Lo bueno que de día aparento una mujer de aspecto desagradable, así no estará detrás de mí. Sin embargo, ¿Tendré que renunciar a ser bailarina? Porque presiento que este trabajo de oficina me va a absorber, ¿Qué tal y necesitamos viajar a otra ciudad o país, muy seguido? Aunque… con esta apariencia que tengo, dudo que quiera viajar conmigo.
…
A la mañana siguiente…
Al menos pude descansar bien anoche, a pesar de tener la idea loca de viajar con mi jefe, o de estar soportándolo también en mi otro trabajo.
Bajo y el desayuno está listo.
—Megan… —Por un momento no recordaba que se está quedando todas las noches para cuidar a mi pequeña.
—¿Cómo te fue anoche? —Me mira con curiosidad.
—De maravilla. —Con la excepción del atrevimiento de mi jefe. Obviamente omito esa parte.
—¡Mami! —Mi pequeña se levanta y entra a la cocina y la cargo dándole muchos besos en su carita.
—Mi pequeña Rosie. —Ella es mi luz, cuando más me sentía devastada con el divorcio.
Flash back
—Pero Julián, no puedes pedirme esto, estoy esperando un hijo tuyo… —Digo entre sollozos.
—No me importa, me enamoré de alguien más. Así que firma de una m*****a vez. —Me avienta los papeles al piso y tuve que humillarme al levantarlos y firmarlos.
—No te preocupes, no voy a quitarte esa pocilga de casa, va con tu personalidad. —Dice tomando su maleta y sale de la casa.
Estuve deprimida por casi un mes y sobreviviendo con lo que mi amiga Megan me apoyaba, y ya no iba a permitir que nadie me ayudará más. Así que debo buscar un trabajo ya que Él jamás me dejó trabajar y así poder sacar a mi bebé adelante.
Pensé que me amaba y que estará feliz de tener una familia. Que tan equivocada estaba.
Fin del flash back.
Después me enteré de que Julián se casó con esa mujer y tuvieron un hijo, entonces comprendí que no era ese el problema, sino con quien lo tendría.
—Amiga, se te hará tarde. No te preocupes yo cuido a mi ahijada. —¿Qué haría sin mi mejor amiga? Me despido de ellas y salgo a tomar el taxi.
…
—¿Qué horas son estas de llegar? —¡Dios! Si sólo llegué 10 minutos tarde.
—Lo sie… —Me interrumpe.
—No me importa sus disculpas. Mejor póngase a trabajar. — ¡Vaya! Debe estar molesto por que “Isis” no quiso recibirlo anoche.
Así como él, no quiero tenerlo cerca de mí, que tal que me descubre y pierdo mis dos trabajos por un descuido como ese.
¡Por Dios, no! No debo correr ese riesgo.
—Buenos días. —La voz de una mujer me saca de mis pensamientos. La miro y es muy bella, además que tiene un parecido con mi odioso jefe.
—Buenos días. —La saludo y va directo a la oficina de ese idiota.
—Disculpe, ¿Era la hermana de Damián? —Dice el sr. Frank.
—Creo que sí. —Digo un poco apenada.
—Es verdad, no la conoces. —Sonríe y es muy guapo, además de que es muy amable, no como su amigo.
De despide y también entra a la oficina.
…
Cuando estaba por ir a comer, mi jefe me llama y debo ir o me irá mal como en la mañana.
—Dígame, sr. McCarthy. —Trato de que mi voz suene neutral.
—Pida unas pizzas de pepperoni. —Dice con frialdad. ¿Qué cree que soy? ¡Como lo odio!
—No es necesario que tu secretaria las pida, puedo hacerlo yo… —Interrumpe a su hermana.
—¡No! Es su castigo por llegar 10 minutos tardes. Sabes que no tolero la impuntualidad. —¡Es un idiota! ¡Dios! Como me gustaría decírselo en su cara, pero si lo hago, es capaz que me despide y no puedo permitirlo, muchas muer3n por un trabajo como este.
—No se preocupe, srita. McCarthy, no hay problema. —Salgo de la oficina y hago el pedido. Ahora debo esperar el tiempo que tarde en llegar y mi estomago pide a gritos comida.
Cierro los ojos y digo:
—Todo sea por la felicidad de mi pequeña Rosie. —Siento unos pasos y abro los ojos y me sorprendo es el sr. Frank.
—Tranquila, acompáñeme a comer. —¡¿Qué dijo?!
—Yo… no… no puedo, debo esperar la… —Digo con nerviosismo, pero me interrumpió.
—No te preocupes, le pediré a recepción que se encargue de ello. —Que ganas de abrazarlo, sin embargo, de hacerlo podría mal interpretarse.
Acepto su invitación, tomo mi bolso y salimos del edificio.
…
—No le ha hagas caso a tu jefe. Siempre esta malhumorado. —Dice entre risas. No le veo lo gracioso.
—Puedo preguntar a que se debe ese malhumor. —Ya me dio curiosidad.
—Lo siento, hermosa, pero eso es algo que él debe contar. —¡Diablos! Esperen… acaso ¿me dijo hermosa? Vaya, le hace falta lentes.
—Lo entiendo. —Ni hablar.
…
La verdad me la pasé muy bien con el sr. Lennox, es amable y carismático, no como el amargado y odioso de mi jefe.
—¿Se puede saber donde estaba? —Y hablando del mismísimo demoni0.
—Yo me fui a comer. —Digo un poco nerviosa.
—¿Sabe la hora que es? Ya son dos en este día señorita Carter. — ¡Dios! Si que hace falta quien lo ponga en su lugar.
—Lo siento… —Me interrumpe, como es costumbre.
—Ya le dije que no me importan sus excusas. — Dice entre dientes.
—Hey, no te molestes con ella, yo soy el culpable, la invité a comer y no medí el tiempo. —El sr. Lennox sale a mi defensa.
—Pues por eso, se quedará hasta tarde trabajando. — ¡¿Qué!? No, no, no y no, tengo mi otro trabajo, no puedo faltar.
—Pero mi hija… —Me pide que no siga. Se acerca a mi oído y hace que mi corazón se acelere.
—Eso lo debió pensar antes de llegar tarde, dos veces. — ¡No! No puede hacerme esto. Quiero llorar.
—No seas tan duro con ella. —Está vez es la hermana quien me defiende.
—No te metas, Marcela. —Dicho eso, se va a su oficina y no pude evitar las lágrimas.
—Tranquila, ya se le pasará, debe entender tu rol de madre. —La srita. Marcela me consuela, y no sólo es por mi hija, sino mi trabajo en el club. Ahí me pagan por noche, y así llevo para la casa, aquí me pagarán hasta fin de mes y ¿si me despiden? ¡Ay, no!
Narra Damián.—Como odio la impuntualidad y aquí todos lo saben. —Digo de mal humor.—Calma, hombre o te acabarás el hígado de tantos corajes. Además, ella no sabe las reglas de aquí, es nueva, te lo recuerdo, pero seguramente lo entenderá para la próxima. —Dice el idiota de Frank muy relajado.—No habrá otra, porque después de hoy, la voy a despedir. —Es mi ultima palabra.—¡¿Qué?! ¡No puedes hacer eso! Ella tiene una hija, es madre soltera. —¡Genial! Ahora todos se ponen de su lado.—Es una irresponsable. —Lo miro con rabia.—Como te dije, ella es nueva en esto. O ¿es por lo fea que es y por eso la quieres despedir? —Le dio en el blanco.—Eso es lo de menos. —Sólo que no le daré el gusto de darle la razón.—Contigo es imposible hablar. Espero que después no te arrepientas. —Sale molesto de mi oficina.Tomo el teléfono y le pido a la srita. Carter que se presente a mi oficina.Tres minutos después entra y tiene los ojos rojos.—Tenga, tiene que archivar estos documentos. —Se acerca y
Narra Dalia.Definitivamente, mi jefe es un idiota, por su culpa perdí un buen ingreso anoche por faltar al club, lo bueno que tenia un guardadito, Mi jefa no estaba muy contenta, pero al explicarle mi situación y de quien se trataba la razón del por qué había faltado, ella cambió su estado de animo y me la “perdonó” pensaba dejar esa vida una vez que tuviera este trabajo, pero como van las cosas, dudo que pueda hacerlo, ya que ayer, ese amargado, le dijo al sr. Lennox, que me despediría por impuntual, lo que hizo que llorara aun mas de lo que estaba haciendo, y en caso de ser así, lo mejor es presentar mi renuncia.Sé que le debe causar repulsión mi apariencia y la verdad no me importa, sin embargo, me tomé la libertad de preparar mi renuncia en caso de que se atreva a despedirme.—Como lo odio. —Digo entre dientes.—¿Qué dijo? —La voz del sr. Lennox me hizo saltar de mi asiento con preocupación.—Yo… no he dicho nada. —¡Yo y mi boca!—No te preocupes, no le diré nada a tu jefe. —Son
Narra Damián¿Cómo se le había ocurrido a mi asistente querer llevar a su hija con nosotros a un viaje de negocios? Ni que fueran vacaciones familiares. Así que le pedí el favor a mi hermana de que la cuidara y ella encantada de hacerlo, siempre le han gustado los niñ*s, sé que ella será una excelente madre en su momento.Me encontraba en el jet privado viajando y de vez en cuando miraba a mi asistente, ella se encuentra durmiendo, ya que la señorita le teme a las alturas y se marea con un poco de facilidad, así que, le dieron una pastillita para que pudiera dormir.—¡Dios! Que le puedo hacer, es necesario su presencia en este viaje.Y yo que estaba pensando seriamente en unas vacaciones con mi hijo. Se lo merece. Sin embargo, se presentó este viaje de ultimo momento con el matrimonio Harrison.…—Señorita, ya llegamos. —Le dice la azafata a Carter.Ella con mucho trabajo comienza a despertar.—¿Qué? ¿Dónde estamos? —Está algo desorientada, así que soy yo quien la ayuda.—Estamos en B
Narra DaliaJames nos llevó a uno de los mejores clubs que hay en la ciudad, y no sólo eso, sino es más exclusivo y lujoso. La verdad quería desestresarme, sé que venimos por trabajo, sin embargo, con el mal humor que tiene mi jefe… uf, ¿A quién no lo estresaría?—Ten, deber tener sed. —Dice James cerca de mi oído, ya que la música está muy fuerte.—Si… muchas gracias. —Le acepto la bebida y me la tomo de un trago. Miro a mi jefe quien está solo en la barra, no quiso estar con nosotros. Amargado.—Ven, te invito a bailar. —¡Dios, no! Digo se bailar, pero… es la primera vez que alguien me invita, a pesar de la apariencia que tengo.—Yo, no… —Siento como me levanta sin lastimarme y vamos a la pista. Es tan guapo. ¿Qué cosas pienso?—Tienes unos hermosos ojos, Dalia. —Sus palabras me hacen sonrojar, o quizás sea el efecto de la bebida.—Yo… debo ir al tocador. —Digo y salgo casi corriendo de ahí. No puedo hacer eso… además me siento muy mareada y siento que no he bebido mucho.Entro al t
Narra DaliaNo, no y no… No puedo tener esos pensamientos y menos con semejante dios griego frente a mí, tengo una hija a quien debo ver por mi cuenta, después de que mi exesposo me dejara después de saber que estaba embarazada. Nunca se lo perdoné, sin embargo, en parte le agradezco por tan bello regalo, mi hija. —Bueno, nosotros nos retiramos, aun tengo cosas que hacer. —Dice Erick, quien no deja de sonreír.—Perfecto. Nosotros debemos descansar porque mañana viajamos de regreso. —¿Tan pronto?—Fue un gusto haber hecho negocios. —Dice el padre de ese dios griego.—Cielo, no olvides llamarme, pronto estaré por New York. —Abraza a mi jefe y le planta un beso en la mejilla, y no sé por qué, pero hizo que me molestara.—Yo me adelanto al hotel. Permiso. —Salgo de ahí sin esperar respuesta alguna.Me sentí muy incomoda con la presencia de esa mujer y mas que no dejaba de posar su mano en la pierna de el idiota ese.—¿Estás bien? —¿Qué? ¿Erick me alcanzó?—¿Disculpa? —Me extraña su preo
Narra Dalia No podía creer lo que ese idiota me había dicho, ¿Qué jamás tendría intimidad conmigo? ¡¿En serio? ¿Me cara de p**a, o qué? Eso jamás de lo perdonaré. Llego al hotel y al salir del ascensor, me encuentro con el otro idiota de mi jefe. Pregunta si ocurre algo, lo cual no le doy mucha importancia. Prefiero estar encerrada en mi cuarto por el resto del día. Me voy a dar una ducha para poder relajarme, realmente lo necesito. Al salir, veo una llamada perdida de Megan, lo cual me extraña, así que le devuelvo la llamada. —Hola, Dalia. ¿Cómo estás? —Dice con alegría. —Bien gracias. ¿Y tú? —Digo un poco cansada. —Bien, extrañándote, además, Becky dice extrañarte también. —Megan es la única amiga fuera del club que sabe a lo que me dedico, a parte de Becky, quien fue la que me convenció en trabajar ahí cuando más lo necesité. Son las únicas que me han visto sin esta apariencia que normalmente tengo de día. —Yo también las extraño. Pero ya mañana nos estaremos viendo por al
Narra DaliaAun estaba teniendo s**o con Damián y uno que nunca me había imaginado del como se sentiría, ya que con el padre era sólo como si cumpliera su papel de esposo, en cambio con mi jefe, me lleva al cielo, sólo que no duró por mucho tiempo, ya que los toques a la puerta hacen que nos detengamos, tomo una bata y me la pongo, mientras que él sólo se cubre con una sábana.—Isis, ya es tarde y … —Le hago señas para que no hable de más, indicándole que no estoy sola. Me mira con sorpresa y después sonríe con picardía.—Gracias. —Le sonrío con nerviosismo.Cierro la puerta y lo veo ahí aun recostado sonriendo y yo sólo bufo.—Es mejor que te vayas, es tarde y de seguro tienes trabajo. —Digo sin mirarlo mientras me voy vistiendo.—Puedo llegar tarde. —Pero que arrogante. ¿Y a mi si me regaña por 5 minutos que llego tarde? No es justo.—¿Es el ejemplo que le pones a tus empleados? —Lo miro mientras me cruzo de brazos. Él sólo se ríe y me molesto aún más. Se levanta del sofá aun desnud
Narra DamiánEs fin de semana y sé que le había prometido a mi hermana pasar mas tiempo con mi hijo, me vine el club, necesitaba acercarme a Isis, quiero averiguar si se trata de mi esposa y que no haya fallecido en ese accidente, y que, si no me ha reconocido porque pudo perder la memoria, pero si me presento ante ella, me recuerde o que todo esto es sólo producto de mi imaginación.—Lo de siempre. —Le digo al barman y asiente.Estoy esperando a que ella salga y me deleite con esos bailes tan s*******s así signifique que mi amigo despierte.Mi corazón late como loco a punto de salirse de mi pecho e ir hasta donde se encuentra mi diosa, jamás había sentido algo como esto, no después de mi Mariana.Bebo 3 vasos mas de vodka y al fin anuncian su aparición. La veo y tal como lo dije, el bulto debajo de mis pantalones se hace presente y agradezco que no hay mucha luz para que nadie lo note.La veo bailando y por un momento nuestras miradas se encuentran haciéndome sentir una corriente elé