El día pasó muy lento y estoy muy agotada, me gustaría ir a mi casa a descansa, sin embargo, tengo que ir al club. Me gustaría renunciar, pero… apenas comencé en este otro trabajo y aun tengo muchas deudas, unas que ese imbécil me dejó al irse de la casa. Lo importante es salir adelante y todo sea por mi hija.—Srta. Carter ¿La puedo llevar a su casa? —La voz de sr. Lennox me sorprende sacándome de mis pensamientos.—Yo tomaré un taxi. —Digo un poco apenada. Y no lo puedo permitir, debo ir directo al club.—No tengo ningún inconveniente. —Este hombre es muy insistente.—Ella te dijo que no. Ya déjala en paz. —Mi jefe aparece detrás de nosotros y agradezco por ello, así puedo huir una vez mas de ellos y así irme sin inconvenientes.…—¡No puedo creerlo! —Dice Megan casi gritando y tapo su poca con mis manos para callarla.—¿Puedes dejar de gritar? No quiero que nadie nos escuche. —Asiente y quito mis manos.—¿Qué tal es…? Ya sabes. —¡Dios!—Bueno… —¿Qué estoy haciendo?—Déjalo así. Me
Narra Dalia¿Qué hace aquí? En verdad pensé que no lo volvería a ver.Siento su mirada encima de mí y eso comienza a incomodarme. Como me gustaría que esto ya termine.—Estoy de acuerdo con las cláusulas. —Dice muy sonriente. Idiota.—Perfecto. —Por lo que pude entender, sus padres le terminaron cediendo sus acciones en la empresa, no sólo era un proyecto para el dichoso hotel. ¡qué horror! Nunca me había imaginado que los Harrison tenían el 15% de acciones y que ahora son de ese.—Bueno, nos retiramos. —Dice Damián y esa bruja no deja de coquetearle, sin embargo, él no le ha hecho caso en lo más mínimo.—Ya lo alcanzo. —Le digo y él asiente. Necesito refrescarme, siento que he sudado de los nervios que me provoca Erick Harrison, y no son de dese*o, sino todo lo contrario.Salgo y para mi mala suerte, aún sigue aquí.—¿Por qué me has ignorado durante la cena? —Tiene que ser una broma.—No sé de qué está hablando. —Me hago la desentendida.—¿Sigues molestas por…? —Lo interrumpo.—Mire,
Narra Damián.Mientras esperaba a mi asistente, veía una foto de mi bella Mariana a quien extraño mucho. Aun recuerdo el día que la conocí en la universidad, cautivó mi corazón con su bella sonrisa y esos hermosos ojos color miel, unos que pensaba que no volvería a ver, hasta que conocí a Isis, sus ojos llamaron mucho mi atención. Aun debo averiguar si es ella.Miro mi reloj y ya está demorando mas de lo esperado. Entro nuevamente al restaurante y voy a buscarla, sin embargo, me encuentro que esta coqueteando con ese imbécil. Los interrumpo y se ve ella muy sorprendida, ignoro lo que ese idiota me dice. Por alguna razón quiero darle una lección, pero lo mejor es irme de ahí. Me doy la vuelta, la escucho detrás de mí, también la ignoro. Subo a mi auto sin esperarla y me voy rumbo al club, necesito un trago.…—Lo de siempre. —Ya me conocen aquí, así que ya saben lo que bebo.—Aquí tiene. —Le agradezco y se va.¿Por qué me siento así con ella? No debería, porque simplemente es mi asiste
Narra DaliaMe encontraba una vez mas en los brazos de el hombre que se supone debo odiar por la manera en que me ha tratado, sin embargo, de alguna manera me siento protegida con él, algo que nunca me había pasado antes. Sus palabras aun retumban en mi mente. (como me hacías falta, Isis) ¿Me habría gustado que dijera mi verdadero nombre? Tal vez.—Ya debo irme, mi diosa. Mi hijo me espera. —Es padre soltero igual que lo soy. Cada vez que lo voy tratando más, me doy cuenta de que tenemos muchas cosas en común.Eso no significa nada.Además ¿Qué estoy haciendo? Me sentía muy mal por su frialdad hacia mí esta mañana. Contando que no debería de importarme lo que piense de mí como Dalia.—Está bien. —Me limito a decir.—Quiero seguir viéndote. —¿Qué dijo? Su confesión me tomó por sorpresa.—Yo, no lo sé. —Tengo mis dudas.—Me gustas mucho, a pesar de que no conozco tu bello rostro. — Me hizo sonrojar. Y es mejor que nunca lo vea.Se acerca a mí y deja un casto beso en mis labios.—No te p
Narra Dalia Y como era de esperarse, la mujer con quien mi jefe tenía una cena de negocios es muy exuberante, es más, cuerpo de infarto, aunque la verdad no le tengo nada que envidiar, también poseo un hermoso cuerpo, sólo que lo oculto ante la mirada de los lujuriosos, sólo me gusta mostrarlo en mi espectáculo en el club, pero de ahí en fuera, visto como una monjita. —Mi querido Damián. Cuanto tiempo sin vernos. —La mujercita le da un casto beso en los labios. ¿Quién se cree? Yo soy la única que lo puede besar. —Así es, Amelia. —Se ve algo nervioso, acaso ¿fueron amantes? Sólo de imaginarlo hace que la sangre me hierva. —Por cierto, ella es Dalia, mi asistente. —Digo y ella me mira con desprecio ¿Por qué? —¿Para que necesitas a una asistente en nuestra cita, cariño? —Es exactamente lo que me estaba preguntando. —Tiene que tomar notas de lo mas importante. —No evita rodar los ojos y quiero hacer lo mismo e irme de aquí. —Si querías un reporte de nuestra reunión, me lo pudiste ha
Narra DamiánEs la segunda vez que estoy con mi diosa y quiero admitir que me siento muy bien a su lado, sé que me había hecho la promesa de no estar con otra mujer que no fuera mi esposa, y aun con la esperanza que aun siga con vida. Justamente hoy se cumple un año de ese incidente. Aun lo recuerdo como si apenas acabara de ocurrir.Flash back—¡Damián! —Entra Frank a mi oficina y se ve muy mal.—¿Qué te ocurre? —Me está preocupando y mucho.—Es… es Mariana. —Dice y algo me dice que no será nada bueno.—¡Habla! ¿Qué le pasó? —Le exijo.—Ella ha desaparecido. —No le encuentro lógica.—¡¿Qué has dicho?! ¿Cómo? —Aun lo puedo creer.—El crucero en donde viajaba, tuvo un accidente. —No sé que me está pasando, pero estoy en un estado de shock. Esto no puede estar pasando.—Ahora que pasará con nuestro bebé, apenas es un recién nacido.—¿Ya la buscaron? —Pregunto al reaccionar.—Si, pero será difícil en medio del océano. —Siento que todo mi alrededor se derrumba.…4 días después…Estamos v
Narra DaliaHe estado muy distante últimamente de Damián desde aquel día en la dichosa reunión, él también lo ha estado y creo que será lo mejor y tampoco se ha dado sus vueltas por el club, debo admitir que lo extraño, sin embargo, aun sigo molesta por no haberme ayudado, soy rencorosa, lo sé.En cuanto a Erick Harrison, no se cansa de estar molestándome tanto como Dalia, como Isis, a pesar de que se le ha dicho que “tengo novio” aunque no sea así, pero era para que se alejara de mí, no resultó.—Hola. —Me saluda Melina con una sonrisa.—Hola, Meli. —La saludo de igual manera.—Quiero invitarte esta tarde a un lugar muy especial. —Dice y yo frunzo el ceño, algo intrigada.—¿Lugar especial? —Me extraña que me invite, nunca hemos salido juntas a pesar de ser buenas compañeras de trabajo.—Si. Y no acepto un no por respuesta. —Se cruza de brazos y yo suspiro.—Está bien. —Digo resignada. No me dejó más opción.—Excelente. Pero antes… —Me mira y puedo imaginar lo que está pensando, no, m
Narra DamiánEra fin de semana y como no había mucho trabajo, les dije a los empleados que podían retirarse temprano, lo cual les sorprendió mucho, y los entiendo, ya que nunca había sido así de considerado anteriormente, pero por alguna razón que aun desconozco, me he estado sintiendo bien y relajado, tal vez el pasar mas tiempo con mi hijo o se deba a algo más.>No empieces a idear cosas de las cuales no estamos seguros.—¿Sabes a donde ira tu asistente junto con la mía? —Y como es típico de Frank, entra sin tocar.—No es de mi interés. —y es la verdad.>Ignoro a mi conciencia.—Aun así, te lo diré. —Insiste y yo ruedo y sigo con mi trabajo.—Escuché a mi asistente decir que iría a un lugar donde realizan citas a ciegas y convenció a Dalia a ir. —Ahora si tiene toda mi atención. Sólo que disimulo mi interés.—Eso no me interesa, están en su total libertad. —Y de cierta manera es así. Aunque si debo reconocer que eso me molesta.—Como digas.