Narra Dalia
—¡Rose! Apúrate por favor o se te hará tarde para la escuela. —Siempre es lo mismo con ella.
Todas las mañanas debo cuidarla, ya que no tengo un trabajo, y los que había tenido, me corren por falta de presentación en mi apariencia, pues que mal, soy inteligente, además, no pienso verme “hermosa” para eso tengo mi trabajo nocturno, la paga no es mala, sin embargo, no lo suficiente para mis gastos.
—Ya estoy lista, mami. —Rose es mi hija de 4 años, el padre de ella nos abandonó por irse con su novio. Muy decepcionante. Ni hablar.
Tenía una hermana de la cual no tengo muchos recuerdos, mis padres al separarse nos separaron, he intentado buscarla, pero nada.
…
Ayer fui a una entrevista de trabajo en una de las empresas más importantes del país, “McCarthy Corporación” dijeron que llamarían, pero debo ser realista nadie me va a contratar mientras me siga viendo de esta manera.
—Si no te llegan a contratar, puedes trabajar conmigo. —Me dice la señora Melisa, quien tiene una repostería, sin embargo, yo no estudié para esto.
—Yo se lo agradezco, en verdad. —Digo y me sonríe con ternura.
Le pago el pastelito que compré y salgo de ahí. Este es el postre favorito de mi pequeña, un pastelito de fresas y crema batida.
Voy de regreso a casa y hacer el quehacer, y mantenerla limpia aun cuando no tenga visitas.
Reviso mi teléfono por si llamaron y no haya escuchado… nada.
…
Una hora más tarde.
El sonido del móvil me despierta y respondo sin ver quien es.
—¿Diga? —Digo en medio de un bostezo.
—¿Srita. Carter? —Escucho la voz de un hombre y reacciono.
—Si, ella habla. —ojalá que sea lo que estoy pensando.
—Le llamo para darle la noticia que está contratada. Y si puede comenzar mañana. —¡¿Qué dijo?! Debo estar soñando.
—Por… por supuesto que sí. —¡No lo puedo creer!
—Perfecto, mañana la esperamos. —Dicho eso, cuelga y yo brinco de felicidad.
—¿Por qué mami está feliz? —escucho la voz de mi hija y voy hasta ella y la abrazo con amor.
—Porque a mami le dieron un trabajo en una empresa muy importante. —Digo y la veo sonreír.
—¡Oye! ¡Felicidades! —Dice Megan, mi mejor amiga. Ella me ayuda a cuidar de Rose cuando me voy por las noches a mi otro trabajo.
—Si y mañana comienzo. Al fin podré darle una mejor vida a mi pequeña. —Aunque seguiré trabajando en el “Egyp” al menos hasta que establezca mi economía.
—¡Bien! Vamos a celebrarlo. —Dice mi amiga y voy por el pastel, la verdad que es una excelente ocasión para celebrar mi nuevo trabajo.
…
—¡Qué rico! —dice mi pequeña Rose mientras le limpio su carita que le quedó un poco de merengue del pastel.
—Me alegro de que te haya gustado. Bien mi pequeña rosa, ve a lavarte tus dientes, para que te pueda arropar. —Digo y ella obedece.
—Me alegro en verdad que te dieran en trabajo. —Megan siempre ha sido una persona, además de hermosa, carismática y sincera.
—La verdad sentía que no tendría muchas esperanzas de que me lo dieran. —Tan sólo por mi apariencia.
—Pues ya viste que sí. Además, eres una mujer muy bella, no entiendo por qué te escondes con toda esa ropa y peluca. —Si lo que menos quiero es llamar la atención.
—No quiero que me contraten por mi apariencia, sino por lo capaz que soy de hacer mi trabajo. —Y eso es verdad.
—Si, pero estas explotando esa belleza en ese lugar. Ya deberías dejarlo y más que has conseguido un excelente trabajo. —Dice y me quedo pensando un momento y procesando sus palabras.
—Tienes razón, sin embargo, lo haré cuando me vaya muy bien para solucionar mis problemas financieros. —Asiente y me abraza.
Voy a ver a mi pequeña y ya se encuentra durmiendo, me acerco y dejo un beso en su mejilla. Me voy a mi habitación para arreglarme, me guste o no tengo que seguir con ese trabajo.
…
—¡Estás hermosa, mi reina! —Dice Becky mirándome de pies a cabeza.
—Gracias. —Yo simplemente me sonrojo.
—No sé por qué no te pones guapa para el mundo. —Tiene las mismas ideas que Megan.
—Ya te lo he dicho. —Me hago la molesta.
—¿Y así quieres conseguir un buen partido? —Después de que me dejó Franco, no que querido salir con nadie más.
—Sabes que no busco eso, sólo somos mi pequeña y yo. —Sé cómo suena, pero es la realidad.
—Eso lo quiero ver. — ¡Dios! Dame paciencia, por favor.
…
Llega mi hora del espectáculo, salgo con un vestido dorado y un antifaz, de hecho, soy de las pocas que lo usan, no quiero que algún día me reconozcan en la calle, es lo que menos quiero. Miro a un hombre muy guapo mirándome desde la barra, ya lo había visto antes, siempre oculto entre las sombras, debe ser alguien muy importante como para hacerlo. mejor me dedico a lo mío. Su mirada es una mezcla de lujuria y pasión. Me pone nerviosa.
Termino y todos me aplauden, mientras que otros me lanzan rosas rojas, soy la favorita del lugar, pero no por eso haré menos a mis compañeras.
—¡Felicidades! —Las chicas me abrazan.
—Gracias. —Sonrió con sinceridad.
Salgo por la parte de atrás del club para tomar aire, iba con mis pensamientos revueltos, porque en cuanto llegue a dejar este lugar no veré seguido a las chicas.
Choco con alguien y me disculpo, lo miro y es el mismo hombre de la barra, de cerca es mucho más guapo, sus ojos son azules como el mar, su cabello es claro y su barba, ¡Dios! Es muy sexy.
—¿Mariana? —¡¿Qué dijo?! Acaso ¿Él conoce a mi hermana? No lo creo, no sé nada de ella desde que nos separaron.
Entonces ¿Por qué me siento extraña? Mariana y yo somos gemelas y no dudo de su belleza, es sólo que quiero ser diferente y no llamar mucho la atención. Pero si me intrigó ese hombre. Espero no volvérmelo a encontrar.
A la mañana siguiente…
Me estaba preparando para comenzar a trabajar, y para ser honesta, me encontraba muy nerviosa, no sé como sea mi nuevo jefe, si es una persona tranquila o, todo lo contrario, ya lo veré cuando lo tenga de frente.
—Mami, ya estoy lista. — Dice mi pequeña Rose, hermosa como siempre.
—Bien mi pequeña rosa. — nos tomamos de las manos y salimos de la casa, un taxi ya esperaba por nosotras.
—Ten, mami. —Rosie me entrega un dibujo con nosotras dos.
Llegamos a la guardería en donde la miss ya esperaba por ella.
—Gracias, mi niña. Es hermoso. — Digo con una gran sonrisa.
—Es para que no estés triste y siempre sonrías. —Me pongo a su altura y nos abrazamos.
Nos despedimos y me subo al mismo taxi pidiendo que me lleve a la empresa “McCarthy Corporación” por mas que tarte de calmar mis nervios, me es imposible.
“Que todo salga bien es este primer día” lo repito una y otra vez, para tranquilizarme.
…
Estoy parada frente al enorme edificio, respiro profundamente y tomo todo el valor para entrar.
—Buenos días. —Saludo a esa recepcionista que me miraba y sigue viéndome con desdén.
—¿Qué quiere? —Me habla con mal humor,
—Srita. Carter. Bienvenida. —Me saluda ese hombre guapo. Quien me había entrevistado.
—Buenos días, sr. Lennox. —Sonrío como tonta.
—Dígame Frank. —me sonríe y guiña un ojo. Es muy guapo.
Me pide que lo acompañe a presidencia, en donde estaré de frente con mi nuevo jefe.
Llegamos y el sr. McCarthy aun no llega. ¡Dios! Yo aun nerviosa y este hombre tarda…
¡No puede ser! Es el cliente del “Egyp” con el que me estaba confundiendo con mi hermana, o sólo lo imaginé, no lo sé.
Frank me presenta con él, sin embargo, me mira como si le produjera nauseas. Ja, idiota, en verdad cree que soy fea. No me importa, yo vengo a trabajar, no conseguir novio, como mis amigas quieren. Después de todo mi disfraz me ayuda mucho.
Entramos a su oficina, Frank no entra y me deja a solas con este hombre tan déspota y frío.
Me explica de cómo serán las cosas aquí, me entrego su agenda y de como quería su café todas las mañanas y que debía estar pendiente de que días iba a querer galletas, que absurdo. Contando que desde que estoy en la oficina no me ha vuelto a mirar.
Salgo de la oficina directo a un cubículo en donde se encontraba una cafetera y me puse a preparar el dichoso café. Se supone que debo estar agendando citas y organizando documentos, y no esto.
Una vez listo, me regreso a su oficina y toco la puerta, me dice que pase, y una vez adentro le dejo su bebida. Y me da “la orden” de ponerme al corriente.
Dame fuerzas para soportar a ese hombre.
Narra Damián. Sé que yo mismo me podía preparar mi café como siempre lo hago, sólo que quiero que esa… mi “asistente” se cansé de todo esto y decida renunciar por voluntad propia, en verdad que su imagen es un insulto a mis ojos. ¿Qué no le gusta arreglarse, aunque sea un poco? —¿Cómo te va con la nueva? —Entran Frank y Carlo con cara de idiotas burlándose de mí. —Eres un desgraciado, Frank. —Digo de pésimo humor. —Sabes que es la indicada para tu asistente, y hasta te enamores de ella. —Dice entre risas y estallo en su contra. —Vete al diabl0. —Lo golpeo haciéndolo caer al suelo y Carlo en seguida lo ayuda a levantarse. —Sabes muy bien que no busco esposa, y menos me casaría con espanto como ese de allá afuera. Por mi fuera la habría rechazado, pero insististe mucho y no sabes cómo me arrepiento de ello. —Y es la verdad. —Eres un amargado. —Sale de mi oficina junto con Carlo. Me siento en el sofá y halo mi cabello con frustración. —¡Maldición! —Tocan a la puerta e ignoro de qu
Narra Dalia.¡Dios! Yo tratando se huir de esos dos idiotas y por su culpa casi llego tarde a mi otro trabajo, apenas y llegué a tiempo, mis compañeras me ayudaron a vestirme y maquillarme como lo que represento, una diosa egipcia. Les doy las gracias y salgo al escenario, y como es de todos los días, ahí está él, Damián en primera fila, antes no me provocaba nada que me mirara, pero después de que lo tuve de cerca la otra noche, confundiéndome con quien pudiera ser con mi hermana, ahora me pone nerviosa, trato de ignorarlo y hago mi baile.…Como siempre, todos me felicitan y me regalan ramos de rosas rojas, sólo que hoy veo en uno de esos ramos una tarjeta, la tomo y la leo.“Para la Diosa más hermosa que ha cautivado mi corazón.Damián McCarthy”¡No puede ser! ¡¿Es en serio?! ¿Por qué haría algo como esto? No quiero que se acerque a mí, ya tuve suficiente de eso hace unas horas cuando insistía en llevarme a casa. Sumándole que como jefe es muy frio y arrogante, pero de noche y fuer
Narra Damián.—Como odio la impuntualidad y aquí todos lo saben. —Digo de mal humor.—Calma, hombre o te acabarás el hígado de tantos corajes. Además, ella no sabe las reglas de aquí, es nueva, te lo recuerdo, pero seguramente lo entenderá para la próxima. —Dice el idiota de Frank muy relajado.—No habrá otra, porque después de hoy, la voy a despedir. —Es mi ultima palabra.—¡¿Qué?! ¡No puedes hacer eso! Ella tiene una hija, es madre soltera. —¡Genial! Ahora todos se ponen de su lado.—Es una irresponsable. —Lo miro con rabia.—Como te dije, ella es nueva en esto. O ¿es por lo fea que es y por eso la quieres despedir? —Le dio en el blanco.—Eso es lo de menos. —Sólo que no le daré el gusto de darle la razón.—Contigo es imposible hablar. Espero que después no te arrepientas. —Sale molesto de mi oficina.Tomo el teléfono y le pido a la srita. Carter que se presente a mi oficina.Tres minutos después entra y tiene los ojos rojos.—Tenga, tiene que archivar estos documentos. —Se acerca y
Narra Dalia.Definitivamente, mi jefe es un idiota, por su culpa perdí un buen ingreso anoche por faltar al club, lo bueno que tenia un guardadito, Mi jefa no estaba muy contenta, pero al explicarle mi situación y de quien se trataba la razón del por qué había faltado, ella cambió su estado de animo y me la “perdonó” pensaba dejar esa vida una vez que tuviera este trabajo, pero como van las cosas, dudo que pueda hacerlo, ya que ayer, ese amargado, le dijo al sr. Lennox, que me despediría por impuntual, lo que hizo que llorara aun mas de lo que estaba haciendo, y en caso de ser así, lo mejor es presentar mi renuncia.Sé que le debe causar repulsión mi apariencia y la verdad no me importa, sin embargo, me tomé la libertad de preparar mi renuncia en caso de que se atreva a despedirme.—Como lo odio. —Digo entre dientes.—¿Qué dijo? —La voz del sr. Lennox me hizo saltar de mi asiento con preocupación.—Yo… no he dicho nada. —¡Yo y mi boca!—No te preocupes, no le diré nada a tu jefe. —Son
Narra Damián¿Cómo se le había ocurrido a mi asistente querer llevar a su hija con nosotros a un viaje de negocios? Ni que fueran vacaciones familiares. Así que le pedí el favor a mi hermana de que la cuidara y ella encantada de hacerlo, siempre le han gustado los niñ*s, sé que ella será una excelente madre en su momento.Me encontraba en el jet privado viajando y de vez en cuando miraba a mi asistente, ella se encuentra durmiendo, ya que la señorita le teme a las alturas y se marea con un poco de facilidad, así que, le dieron una pastillita para que pudiera dormir.—¡Dios! Que le puedo hacer, es necesario su presencia en este viaje.Y yo que estaba pensando seriamente en unas vacaciones con mi hijo. Se lo merece. Sin embargo, se presentó este viaje de ultimo momento con el matrimonio Harrison.…—Señorita, ya llegamos. —Le dice la azafata a Carter.Ella con mucho trabajo comienza a despertar.—¿Qué? ¿Dónde estamos? —Está algo desorientada, así que soy yo quien la ayuda.—Estamos en B
Narra DaliaJames nos llevó a uno de los mejores clubs que hay en la ciudad, y no sólo eso, sino es más exclusivo y lujoso. La verdad quería desestresarme, sé que venimos por trabajo, sin embargo, con el mal humor que tiene mi jefe… uf, ¿A quién no lo estresaría?—Ten, deber tener sed. —Dice James cerca de mi oído, ya que la música está muy fuerte.—Si… muchas gracias. —Le acepto la bebida y me la tomo de un trago. Miro a mi jefe quien está solo en la barra, no quiso estar con nosotros. Amargado.—Ven, te invito a bailar. —¡Dios, no! Digo se bailar, pero… es la primera vez que alguien me invita, a pesar de la apariencia que tengo.—Yo, no… —Siento como me levanta sin lastimarme y vamos a la pista. Es tan guapo. ¿Qué cosas pienso?—Tienes unos hermosos ojos, Dalia. —Sus palabras me hacen sonrojar, o quizás sea el efecto de la bebida.—Yo… debo ir al tocador. —Digo y salgo casi corriendo de ahí. No puedo hacer eso… además me siento muy mareada y siento que no he bebido mucho.Entro al t
Narra DaliaNo, no y no… No puedo tener esos pensamientos y menos con semejante dios griego frente a mí, tengo una hija a quien debo ver por mi cuenta, después de que mi exesposo me dejara después de saber que estaba embarazada. Nunca se lo perdoné, sin embargo, en parte le agradezco por tan bello regalo, mi hija. —Bueno, nosotros nos retiramos, aun tengo cosas que hacer. —Dice Erick, quien no deja de sonreír.—Perfecto. Nosotros debemos descansar porque mañana viajamos de regreso. —¿Tan pronto?—Fue un gusto haber hecho negocios. —Dice el padre de ese dios griego.—Cielo, no olvides llamarme, pronto estaré por New York. —Abraza a mi jefe y le planta un beso en la mejilla, y no sé por qué, pero hizo que me molestara.—Yo me adelanto al hotel. Permiso. —Salgo de ahí sin esperar respuesta alguna.Me sentí muy incomoda con la presencia de esa mujer y mas que no dejaba de posar su mano en la pierna de el idiota ese.—¿Estás bien? —¿Qué? ¿Erick me alcanzó?—¿Disculpa? —Me extraña su preo
Narra Dalia No podía creer lo que ese idiota me había dicho, ¿Qué jamás tendría intimidad conmigo? ¡¿En serio? ¿Me cara de p**a, o qué? Eso jamás de lo perdonaré. Llego al hotel y al salir del ascensor, me encuentro con el otro idiota de mi jefe. Pregunta si ocurre algo, lo cual no le doy mucha importancia. Prefiero estar encerrada en mi cuarto por el resto del día. Me voy a dar una ducha para poder relajarme, realmente lo necesito. Al salir, veo una llamada perdida de Megan, lo cual me extraña, así que le devuelvo la llamada. —Hola, Dalia. ¿Cómo estás? —Dice con alegría. —Bien gracias. ¿Y tú? —Digo un poco cansada. —Bien, extrañándote, además, Becky dice extrañarte también. —Megan es la única amiga fuera del club que sabe a lo que me dedico, a parte de Becky, quien fue la que me convenció en trabajar ahí cuando más lo necesité. Son las únicas que me han visto sin esta apariencia que normalmente tengo de día. —Yo también las extraño. Pero ya mañana nos estaremos viendo por al