—¿Qué hacemos aquí, Aylin? —, le preguntó Damián con mucha molestia cuando vio que estaban parqueados frente al lugar donde la vio besarse con Johnny.Él empezó a rascarse el cuello como si tuviera alergia, y ella que bien conoce que él suele hacer eso cuando está a punto de tener un arrebato de furia, le dijo:—En realidad necesito pedirte un pequeño favor.Lo llevó engañado a la casa de sus padres y Damián con su temperamento explosivo era un problema latente.—¡Ningún favor! Aylin, pareces que olvidas que soy tu jefe. Supuse que irías a comprar algo cuando pediste desviarnos.—El día que me vi aquí con Johnny, fue porque vino a meterle en la cabeza a mi padre, que sería bueno casarme con él para limpiar mi imagen, y mi padre está obsesionado con esa opción, ¿entiendes?— ¡¡Sin embargo, vi que aceptaste con alegría!!—, gruñó él con dientes apretados.—Para ser solo mi jefe, parece molestarte. Damián se echó a reír con ironía.—Aylin, ni siquiera con mi difunta esposa, sentí celos,
Aylin sintió cómo el material suave se deslizaba por su piel, dejándola casi completamente expuesta. Sus mejillas se encendieron, tanto por la sorpresa, como por la vergüenza de la situación, y Damián pareció tan sorprendido como ella, sus ojos se abrieron de par en par, y un rubor notable se apoderó de sus mejillas, pero en ningún momento, apartó su mirada, sino que observó sin disimulo desde sus senos redondos, firmes y aparentemente suaves, adornados con unas aureolas rosadas y por unos pezones tan hermosos, que se le hizo agua la boca. Todo quedó en silencio, y solo los latidos del corazón de Aylin resonaban en sus oídos en medio de la muda sorpresa, mientras le admiraba el vientre plano, las piernas tan femeninas que daba paso a lo perfecto y un sexo tan bien depilado, que sus manos le picaron al querer tocarlo. —¡Damián! — exclamó Aylin, agarrando rápidamente los extremos de la toalla para cubrirse. —¡Deberías aprender a controlarte! El calor de las mejillas a Aylin se le con
Durante los siguientes cinco días, Damián contrató a un enfermero para que le ayudara con ciertas necesidades que, hasta ahora, no podía atender por sí mismo, y el doctor le visitaba regularmente para chequear su progreso.Después del chequeo, el doctor, se dirigió al salón y allí encontró a Aylin y a Helen, riendo y hablando de las cosas que las arpías habían hecho al considerarlos muertos.—Doctora Mujica, ha cuidado del señor Zadoglu con bastante dedicación y eso merece una felicitación de mi parte —, la elogió el doctor, mientras que Aylin negó con la cabeza, riendo con cierta vergüenza.—En realidad no he sido yo, sino el enfermero que contrató el señor Zadoglu —, le contestó, mordiéndose el labio inferior.El doctor sonrió y asintió.—No se sienta mal, el señor Zadoglu tiene un mal carácter, pero le aseguro que su influencia ha tenido mucho que ver con su recuperación. Helen asintió de acuerdo con el doctor y los tres rieron.Luego él sacó una carpeta de su maletín.—Esto es lo
—¡¿Papá dejarás que palo lento haga esto con nosotros?! — protestó Luci caminando de mala gana.Y en el momento que ingresaron a la cabaña, al abrir la puerta, un torrente de polvo se levantó en el aire, haciendo que todos tosieran y se cubrieran la boca para protegerse, ya que el lugar estaba sumido en la oscuridad y solo una luz tenue se filtraba a través de las cortinas desgastadas.Lara observó a su alrededor con horror y repugnancia, puesto que las paredes estaban cubiertas de manchas y desconchones, mientras que los muebles estaban cubiertos de polvo y telarañas, siendo el ambiente opresivo y desolador, muy diferente a la elegancia y al lujo de la mansión.—¡Ay, qué horror! — gritó Lara, asustada, mientras se abrazaba a sí misma con asco y el polvo que flotaba en el aire, haciendo que su piel se sintiera sucia y picante.—¡Ahhh!—, volvió a chillar, pero esta vez de horror, saltando y agitando las manos para deshacerse de una pequeña araña que se había posado en su frente.—¡Quít
Aylin estaba absorta en el sabor de ese beso, en el gustillo a mentolado y a licor; una mezcla que no le pareció para nada desagradable, sino que, al contrario, le encantaba. Chupaba sus labios con un hambre voraz, dejando que sus preocupaciones se desvanecieran por un momento y el mundo exterior desapareció mientras se entregaban el uno al otro, explorando cada rincón de sus bocas con una pasión salvaje.Se separaron, dejando escapar un suspiro y Aylin miró a Damián, sintiendo sus latidos acelerados. —Aquí está Chris. Él puede despertar y pareces ebrio —, le dijo con voz entrecortada, pero en respuesta lo que sintió fue, su espalda ser pegada bruscamente a la pared, y nuevamente la lengua de Damián avasallaba la suya, sin tregua. Aylin quería detenerlo, ponerle un alto, sin embargo, su fuerza de voluntad pudo menos que el deseo por él y a diferencia de la primera vez, en esta ocasión, una potente erección se restregaba contra su vientre. —Aquí no, por favor.Logró decirle cuando t
«¿Será que no recuerda lo que sucedió entre nosotros?», pensaba Aylin una y otra vez mientras iban en el auto rumbo a la casa, pero ninguno de los dos decía nada. Únicamente ella lo veía esperando que se disculpara o que al menos dijera algo relacionado con lo ocurrido, pero Damián no hacía más que verla por el rabillo del ojo. —Damián, no te di nada. Y tampoco sabía que habías tomado algo—. Inconforme con la acusación, Aylin volvió a defenderse por tercera vez, sintiendo un nudo en la garganta. —Entraste a mi habitación, muy ebrio, ¿no lo recuerdas?Damián la miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera intentando recordar algo. Luego, soltó una risa cargada de amargura y se pasó la mano por el rostro, pero no pronunció una sola palabra.####Minutos más tarde. Ella se encontraba fuera de la alcoba de Damián, esperándolo con ansiedad y furia. Su corazón latía con un ritmo frenético, y a medida que pasaban los segundos la impaciencia en ella, crecía, y cada latido de su cora
En el momento que el sol estaba en su cenit, quemando el cielo con su radiante fulgor, Lorenny se encontraba tumbada en un mueble elegante y lujoso, disfrutando al máximo de los rayos suaves, dorados y cálidos que bañaban su piel, mientras saboreaba su cóctel favorito.Pero la tranquilidad se vio interrumpida cuando la sombra de una figura se cernió sobre ella y sin necesidad de abrir los ojos, supo que se trataba de una sirvienta. Levantó sus gafas de sol con exasperación, revelando sus ojos fríos.—Señora, anoche, hice todo lo que me pidió y no me ha pagado — le dijo la mujer, extendiendo su mano en un gesto de cobro.Lorenny la miró con desdén, y sus labios se curvaron en una sonrisa burlona. —No me mientas, porque no te voy a dar un solo dólar —, le respondió cortante.La sirvienta la miró sorprendida, con ojos ensanchados y boca abierta lista para hablar, pero Lorenny la interrumpió.—Yo lo hice como usted me pidió, incluso le mentí al señor Zadoglu al decirle que la botella hab
—Es que esa mujer tiene pinta de eso y más—, comentó Lara complacida, de haber podido presenciar cómo Aylin fue arrestada. —Aunque no te niego que me emocionó saber que ha sido ella, pues, ni por la mente me pasó que fuera una ladrona, incluso pensaba que había sido la sirvienta chantajista—, manifestó Lorenny, mientras se acomodaba en uno de los sofás del salón de la mansión. Pero en cuanto vieron a Damián ingresar con Aylin del brazo y con los agentes caminando detrás de ellos ambas quedaron atónitas, y sus mandíbulas inferiores cayeron en un gesto de incredulidad. Se pararon como resortes mal ubicados y se aproximaron a ellos.—Da-Damián —, logró articular Lorenny angustiada y con la voz tan temblorosa que reflejaba su sorpresa y confusión, ya que, en su afán de recuperar su collar y atrapar al ladrón, no analizó la posibilidad de tener que rendirle cuentas a Damián.—Me imagino que tienes una buena explicación para todo este gran aparataje—. La voz oscura e intimidante de Damiá