Ganas de ti.

—¡¿Papá dejarás que palo lento haga esto con nosotros?! — protestó Luci caminando de mala gana.

Y en el momento que ingresaron a la cabaña, al abrir la puerta, un torrente de polvo se levantó en el aire, haciendo que todos tosieran y se cubrieran la boca para protegerse, ya que el lugar estaba sumido en la oscuridad y solo una luz tenue se filtraba a través de las cortinas desgastadas.

Lara observó a su alrededor con horror y repugnancia, puesto que las paredes estaban cubiertas de manchas y desconchones, mientras que los muebles estaban cubiertos de polvo y telarañas, siendo el ambiente opresivo y desolador, muy diferente a la elegancia y al lujo de la mansión.

—¡Ay, qué horror! — gritó Lara, asustada, mientras se abrazaba a sí misma con asco y el polvo que flotaba en el aire, haciendo que su piel se sintiera sucia y picante.

—¡Ahhh!—, volvió a chillar, pero esta vez de horror, saltando y agitando las manos para deshacerse de una pequeña araña que se había posado en su frente.

—¡Quít
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