Habían transcurrido 10 minutos en los que solo reinaba el silencio.—Sé que estás despierta—, susurró Damián viendo su espalda, y conteniendo el deseo de tirar de ella para abrazarla.«No lo estoy», replicó para sí misma, y se mordió la lengua para no decirlo en voz alta.«¿Este ya se enteró de la visita de Johnny?». Ella estaba preparada para escuchar sus reclamos.—Te… pido disculpas por el incidente del…— le dijo Damián sin poder completar la oración, puesto que se notaba que le costaba disculparse, pues, era algo que raramente había hecho en la vida, pero sobre todo mencionar aquel incidente, era imposible.Ella se giró para enfrentarlo, esforzándose para sonreír como si nada le afectara. —No te preocupes. Si aquí alguien cometió un error, fui yo al confundir nuestra situación. Hizo una pausa antes de agregar: —Olvídalo, sigamos adelante con tu propósito y tratemos de mantener la distancia, cero intimidades entre nosotros.«Aunque muero por saber si de verdad me rechazas por qu
Frente al espejo, observando el vestido negro intenso que se ajustaba a sus curvas de forma sutil, elegante, que resaltaba su tez y le daba un toque de misterio y seducción, estaba Aylin sonriendo, satisfecha por su elección, sin embargo, estaba empezando a sudar por la lucha que tenía con el cierre, ya que sus manos no alcanzaban y comenzaba a sentirse incómoda.—Debí escoger algo menos complicado. Se vería tonto que llame a una empleada. Vamos, Aylin, siempre has podido hacerte todo tú misma—, se animó a sí misma, decidida a resolver el problema. Continuó peinando su cabello y aplicándose un maquillaje ligero.—Estoy lista, solo necesito subirme el cierre —, murmuró, volviendo a intentarlo. Sin embargo, antes de que pudiera lograrlo, unas manos se posaron en el cierre, apartando las suyas. Se quedó tensa, tragó saliva, y su mirada se fijó en el espejo frente a ella, donde vio que Damián la observaba a través de él.Su corazón comenzó a acelerarse al sentir la respiración cálida de
La noche avanzaba y ellos estaban hablando y riendo como es su costumbre cuando están de buenas. En un momento, un hombre que Aylin claramente conocía se acercó a su mesa. —Doctora Mujica, es un grato placer verla aquí, junto a un empresario tan distinguido como el señor Zadoglu —, dijo el individuo, estrechando la mano de Damián y luego extendiéndola hacia ella.Ella vaciló, pero para no pasar por mal educada, terminó dándole la mano. Él le dio un beso en el dorso de la misma, lo que incomodó a Damián. —Director, para mí no es muy grato verlo —, balbuceó Aylin sonriendo de manera forzada.—Señor Zadoglu, si me permite bailar una pieza con su compañera, me haría muy feliz. Damián miró hacia todos lados con un gesto de indiferencia que hacía sentir a todos como insectos asquerosos. —Lo siento mucho, pero mi mujer y yo estamos a punto de bailar —. Extendió la mano hacia Aylin y ella, sin pensarlo, la tomó.Rápidamente, se encontraban en la pista de baile, moviéndose al ritmo de una
Al abrir la puerta de su oficina, Damián se encontró con Kevin sentado frente a su escritorio, y se acercó lentamente.—Tenía que imaginar que estarías en el país cuando vi a tu novia ayer—, le dijo con un tono de desaprobación, y Kevin, con la mirada perdida, se dio la vuelta lentamente, revelando sus ojeras.—¡Ufff!, definitivamente Brasil no te asentó bien —, comentó Damián, chasqueando la lengua. Kevin intentó sonreír, pero sus labios apenas se movieron.—Sé que debes estar enfadado porque estoy aquí sin tu autorización, pero si quieres despedirme, hazlo.Damián negó moviendo la cabeza mientras se sentaba en su silla.—Créeme, más enojado de lo que estoy no puedo estarlo, así que no te preocupes. No me molesta que hayas abandonado el trabajo en Brasil. Lo supe hace dos días. Pero al menos dame una razón para entender por qué cometiste tal imprudencia profesional.Kevin bajó la cabeza, evitando el contacto visual con Damián. —Hermano, soy un estúpido. He perdido a Karen —, admiti
Aylin entró al comedor con una mano en la cadera, caminando ligeramente encorvada y su modo de andar no pasó desapercibido para Chris y para Damián. Como si se estuvieran leyendo los pensamientos, Chris apretó sus labios formando una línea recta, mientras que Damián le guiñaba un ojo, creando una mueca que hizo que el niño no pudiera contener la risa y ambos estallaron en carcajadas. —Mi mamá parece una ancianita andando de ese modo—, musitó el niño entre risas, y Helen se unió al coro, riendo e incapaz de llevarse un bocado más a la boca. Aylin tocó la nariz de Chris con el dorso de su dedo índice. —¿Te estás burlando de tu mamá? —, le preguntó con fingida indignación y él sacudió la cabeza, tratando de contener la risa. Para sentarse en su lugar, Aylin hizo malabares, tratando de mantener el equilibrio. —Es una lástima que no utilices la silla de ruedas, porque quería darte un tour por el supermercado y luego por casa de mis suegritos—, se burló Damián, dejando escapar una r
En ese momento, en Aylin todos los demonios se despertaron y sintiendo una mezcla de decepción e ira, le volvió a dar otra bofetada, haciendo que la cabeza le girara hacia un lado; sin embargo, Damián no se inmutó y, manteniendo su agarre, la atrajo aún más hacia él, provocando que sus labios se encontraran una vez más, pero sin besarla, solo mantenía los labios entreabiertos, creando una tensión eléctrica entre ambos. Aylin, sintiendo rabia y deseo, intentó soltarse, pero él la mantenía tan cerca que ambos podían sentir el calor de sus cuerpos.—¡Basta, Damián! No tienes derecho a tratarme así—. Terminó mordiéndole el labio con rabia.Con el pulgar, él se acarició el labio, quitando los rastros de sangre.—Eres un tóxico y un idiota que no ve cuán enamorada estoy de ti. Yo no debería sentir esto, porque no te lo mereces. No mereces que me gustes tanto ¡Patán!Enfurecida consigo misma, dejó escapar varias lágrimas y se echó a reír sin gracia. —Y lo más irónico es que nunca me había
Los escoltas parados frente a Damián parecían presas ante un depredador, a pesar de ser hombres altos, y tan o más fornidos que Damián, su sola mirada asesina los hacía sentir pequeños.Lo veían moverse de un lado a otro con un andar rígido y metódico, con la respiración agitada, con la frente brillosa, con una fina capa de sudor y el ceño fruncido que albergaba una ira que apenas contenía. Y de vez en cuando, ladeaba la cabeza y clavaba su mirada en los escoltas, pero continuaba su andar, tocándose el mentón pensativo y marcando repetidamente el número de Aylin en su teléfono.“El número que usted ha marcado se encuentra fuera de servicio”. Esa vocecilla lo estaba sacando de quicio.—¡¡Put@ máquina!!—, gruñó histérico.—¿Cómo rayos mi mujer pudo irse con mi hijo y sus equipajes? ¡Y ustedes, recua de inútiles, me dicen que no pudieron darse cuenta! —, les vociferó, con la vena en su cuello, palpitando con cada palabra, y los escoltas bajaron la cabeza, avergonzados. Son profesionale
Aylin ignoró olímpicamente la sugerencia de su amiga y caminó hacia Chris, quien seguía en el sillón, y su llanto se había convertido en un sollozo suave. Le pasó un trozo de carne, pero él, en un arranque de malcriadez, lo lanzó al suelo. —¡Quiero comer con mi papá! —Si no comes, te vas a enfermar—, le advirtió preocupada, pero el infante se encogió de hombros y siguió llorando hasta que se quedó dormido. —Aylin, como has entregado el departamento, no tenía a dónde ir, más que a casa de mi madre, la cual queda bastante lejos del hospital y no me resulta. Por lo tanto, tuve que alquilar esta habitación de hotel, pero mañana debo irme, ya que no tengo suficiente dinero para pagar más días. Así que ahora debemos buscar otro lugar —, le dijo Karen, en un intento de ponerla en una posición difícil. Pero, en cambio, Aylin corrió hacia su cartera y sacó su billetera. Extendió un puñado de billetes hacia Karen, quien peleó internamente antes de aceptarlo. —¿Esto es todo lo que tienes?