Antes de irme. Me despido.

En ese momento, en Aylin todos los demonios se despertaron y sintiendo una mezcla de decepción e ira, le volvió a dar otra bofetada, haciendo que la cabeza le girara hacia un lado; sin embargo, Damián no se inmutó y, manteniendo su agarre, la atrajo aún más hacia él, provocando que sus labios se encontraran una vez más, pero sin besarla, solo mantenía los labios entreabiertos, creando una tensión eléctrica entre ambos.

Aylin, sintiendo rabia y deseo, intentó soltarse, pero él la mantenía tan cerca que ambos podían sentir el calor de sus cuerpos.

—¡Basta, Damián! No tienes derecho a tratarme así—. Terminó mordiéndole el labio con rabia.

Con el pulgar, él se acarició el labio, quitando los rastros de sangre.

—Eres un tóxico y un idiota que no ve cuán enamorada estoy de ti. Yo no debería sentir esto, porque no te lo mereces. No mereces que me gustes tanto ¡Patán!

Enfurecida consigo misma, dejó escapar varias lágrimas y se echó a reír sin gracia.

—Y lo más irónico es que nunca me había
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