Al día siguiente, la tarde caía suavemente sobre la plaza central. El sol descendía en el horizonte, bañando todo en un resplandor dorado, y el ambiente se llenaba del murmullo de las conversaciones y del gorjeo de las aves que regresaban a sus nidos al caer el día. Karen y Aylin se encontraban sentadas en una mesa al aire libre de un pequeño café, cada una con una copa de daiquiri blues en la mano. El líquido azul eléctrico brillaba con la luz del atardecer, y el vaso se encontraba cubierto por una fina capa de condensación.Aunque era tarde, Aylin necesitaba estar en casa arreglándose para la pequeña fiesta de compromiso, no tenía ganas de regresar a la mansión y encontrarse con Damián y su actitud fría y distante. —Ka, ¿seguirás tratándome con frialdad? Ya tengo suficiente con Damián —su voz tembló ligeramente mientras miraba a su amiga con ojos suplicantes.—Es que siempre tienes un secreto y eso me irrita. Se suponía que yo era tu mejor amiga, y luego aparece esta gritona con su
Una hora antes...El lujoso automóvil de color negro se deslizaba suavemente por la carretera hacia la mansión Zadoglu, seguido de cerca por una robusta camioneta. A lo lejos se vislumbraban un par de gigantes portones, y Aylin respiró hondo mientras miraba pensativamente por la ventanilla. Su expresión se tornó aún más seria cuando su celular vibró sobre su regazo, rompiendo el silencio. Al ver el identificador de llamada, activó el altavoz y respondió dudosa: —Sí, buenas.Del otro lado de la línea, solo se escuchó un gimoteo hasta que una voz femenina habló, una voz que ella reconoció de inmediato. —Doctora Mujica, ¿me recuerda? — dijo la mujer con voz cargada de desesperación. Aylin asintió, a pesar de que la otra mujer no podía verla. —Si, claro, eres la madre de mi antiguo paciente Alfred—, respondió, reviviendo en su mente el incidente en el que esa mujer la acusó de no ser una buena doctora. Aquel episodio la había marcado y la promesa que había hecho en aquel momento parec
Dos horas y media antes, en la mansión Zadoglu: El clásico vals se deslizaba como una melodía suave y elegante en el aire del salón, mezclándose con los murmullos de las conversaciones y las risas contenidas.La hora pico había llegado, ese momento crítico en el que la emoción y la diversión de la fiesta empezaba a disminuir, centrando la atención en Damián. Él se encontraba empinado en una esquina de la sala, sosteniendo un vaso de coñac en una mano y su bastón en la otra, mientras sentía cómo las miradas de todos se sumaban al peso de la furia que hervía en su interior.Kevin se acercó con una expresión de compasión. —Amigo, es momento de que digas algo, despide a todas estas personas.—No me mires con pena—, le reclamó Damián a Kevin, quien soltó una risilla y se rascó el cuello. —Me fastidia cuando pones esa cara. —Lo siento, solo es que hace días ya me dieron una probadita de lo feo que se sienten los desaires. Pues, supongo que no es fácil ser abandonado en medio de tu propi
Lara estaba recostada en un viejo sofá de la sala, con la mirada perdida en el deteriorado techo lleno de manchas de pintura descascarada. Sostenía un vaso para el mate entre sus manos temblorosas, sorbiendo el líquido lentamente, mientras su rostro reflejaba cansancio y tristeza.En ese momento, Luci regresó del exterior y se dejó caer a su lado en el sofá, con la intención de mostrarle cariño.—Mamá, ¿cómo estás? — trató de agarrarle la mano derecha, pero Lara la apartó. Cada día estaba más distante, lo cual entristecía a Luci, aunque ella creía que era lo mejor para que sus hijos no sufrieran una vez que ella dejara de estar con ellos.—Muy, pero muy bien — le respondió con una sonrisa forzada.Luci frunció el ceño al observar el vaso de mate en las manos de su madre, pero decidió no decir nada al respecto.—Sabes, mamá, hoy vi a algunos de mis antiguos compañeros del instituto y se burlaron de mí porque no he podido volver — le contó con tristeza en su voz.Lara soltó una risa iró
—Hoy no quiero que me veas mientras me pierdo en ti —. Él sacudió un pañuelo marrón frente a ella—. Solamente necesito que me sientas… y al finalizar quiero que me des tus explicaciones, entonces yo te contaré con exactitud, qué me enfureció.Le puso el pañuelo sobre los ojos. Con sus finos y delicados dedos ella tocaba la tela de seda, sin dejar de sonreír y de morderse el labio inferior, con la lujuria en su cúspide.Aylin no podía ver nada, únicamente podía oír su respiración errática y con cada movimiento que Damián hacía a su espalda, sentía como una erección potente se rozaba contra sus glúteos, provocando ese hecho que su sexo se humedeciera bastante. El no poder ver nada le agregaba un toque de excitación extra, y sin ser tocada ya se encontraba gimiendo y jadeando. Notó su mano en la espalda, el simple roce la hizo estremecerse y alzó los brazos para que él pudiera quitarle el vestido. Sintió la tela ser sacada de su cuerpo y luego el frío, que pronto se convirtió en calor c
Darío retrocedió unos pasos, pero logró mantenerse de pie cuando Tadeo arremetió contra él una vez más, con planes de apuñalarlo de nuevo. Sin embargo, esta vez no parecía tener la intención de solo herirlo en un hombro, sino que estaba dispuesto a ir aún más lejos. Darío forcejeó con él, sintiendo un profundo miedo a que pudiera matarlo, ya que Tadeo era mucho más fuerte.—Cálmate, pareces un loco —le gritó Darío, aterrado, mientras Tadeo sostenía el cuchillo apuntando a su pecho, listo para hundirlo con un solo movimiento. Nunca lo había visto tan enfadado.Tadeo mostró una expresión de rabia y desesperación.—¡Sí, estoy loco porque ahora me doy cuenta de que me has utilizado! —le reprochó furioso, soltándolo bruscamente.Respirando profundo, Darío se llevó la mano a la herida intentando detener la hemorragia.—¿Por qué dices esas tonterías? Estoy aquí en plena madrugada porque te quiero.Con la frente perlada de sudor frío, Darío luchó contra el dolor y avanzó hacia él para quitar
De camino a casa, Damián se encontraba sentado en la limusina, sumido en sus pensamientos sombríos y lleno de preocupación. Calculaba los peores escenarios en su cabeza, ya que Enrique le había informado que Tadeo logró escapar después de ser capturado, lo cual le llenaba de temores, pues suponía que él podría haber secuestrado a los niños.Frustrado y furioso consigo mismo, comenzó a golpear el asiento con rabia. —¡Soy un idiota! ¿Cómo pude darle poder a ese hombre? Él no podía entender por qué Tadeo quería ingresar a la habitación donde estaba Daniela. Sin embargo, después de escuchar el relato de Aylin, sintió que debía tener algo que ver con Darío, y gracias a su advertencia pudo trasladar a Daniela a una habitación diferente y descubrió que Tadeo no era alguien en quien confiar.Al borde de las lágrimas, Aylin murmuraba mientras se mordía las uñas desesperadamente: —Ellos tienen que estar bien, mi niño es muy astuto. Siempre le he enseñado qué hacer si una persona malintencionad
Damián se volteó para mirar a Aylin, totalmente sorprendido. —Podemos adoptarlo. Nos casaremos en unos días, y podremos demostrar que somos los padres que Sergio necesita. Damián se quedó sin palabras mientras Sergio se apeó de su regazo y corrió hacia Aylin, se paró delante de ella y le puso las manos en las piernas. —¿Te gustaría ser mi mamá? — le preguntó con ojos agrandados y brillantes. Aylin suspiró profundamente y sonrió, con el corazón rebosante de alegría antes de responder: —Si estás dispuesto a darme la oportunidad, estaré encantada de ser tu mamá. Sergio abrió la boca en forma de "O", miró a Chris y luego a Aylin. Estaba tan abrumado de emoción que no sabía qué hacer o decir. —Chris, hermano, ¿permitirías que Aylin también sea mi mamá? Chris extendió su mano hacia Sergio, y se estrecharon las manos como si estuvieran haciendo un acuerdo importante. —Solo no te la lleves toda — aclaró Chris, e inmediatamente las risas resonaron en el salón. #### Por otro lado, Lar