De camino a casa, Damián se encontraba sentado en la limusina, sumido en sus pensamientos sombríos y lleno de preocupación. Calculaba los peores escenarios en su cabeza, ya que Enrique le había informado que Tadeo logró escapar después de ser capturado, lo cual le llenaba de temores, pues suponía que él podría haber secuestrado a los niños.Frustrado y furioso consigo mismo, comenzó a golpear el asiento con rabia. —¡Soy un idiota! ¿Cómo pude darle poder a ese hombre? Él no podía entender por qué Tadeo quería ingresar a la habitación donde estaba Daniela. Sin embargo, después de escuchar el relato de Aylin, sintió que debía tener algo que ver con Darío, y gracias a su advertencia pudo trasladar a Daniela a una habitación diferente y descubrió que Tadeo no era alguien en quien confiar.Al borde de las lágrimas, Aylin murmuraba mientras se mordía las uñas desesperadamente: —Ellos tienen que estar bien, mi niño es muy astuto. Siempre le he enseñado qué hacer si una persona malintencionad
Damián se volteó para mirar a Aylin, totalmente sorprendido. —Podemos adoptarlo. Nos casaremos en unos días, y podremos demostrar que somos los padres que Sergio necesita. Damián se quedó sin palabras mientras Sergio se apeó de su regazo y corrió hacia Aylin, se paró delante de ella y le puso las manos en las piernas. —¿Te gustaría ser mi mamá? — le preguntó con ojos agrandados y brillantes. Aylin suspiró profundamente y sonrió, con el corazón rebosante de alegría antes de responder: —Si estás dispuesto a darme la oportunidad, estaré encantada de ser tu mamá. Sergio abrió la boca en forma de "O", miró a Chris y luego a Aylin. Estaba tan abrumado de emoción que no sabía qué hacer o decir. —Chris, hermano, ¿permitirías que Aylin también sea mi mamá? Chris extendió su mano hacia Sergio, y se estrecharon las manos como si estuvieran haciendo un acuerdo importante. —Solo no te la lleves toda — aclaró Chris, e inmediatamente las risas resonaron en el salón. #### Por otro lado, Lar
Continuación:—No, Daniela. No sabía nada de todo esto. Si hubiera sabido, te habría ayudado. Cuando llegué con el bebé a mi casa, mi papá me echó y tuve que vender mi celular, por lo que me quedé incomunicada durante meses.Daniela asintió antes de continuar:—Logré escapar a Tailandia. Cambié mi nombre y mi aspecto. Con el tiempo, fui capaz de construir una nueva vida, aunque siempre vivía con el temor de que me encontrara.Aylin se acercó a su amiga, la rodeó con sus brazos y la apretó contra su pecho.— Shhh, está bien, Daniela. Lo entendemos — susurró en su oído, acariciando su cabello suavemente.— No puedo creer que hayas pasado por todo esto — murmuró Damián con voz entrecortada.— Pero, ¿por qué no volviste a comprobar si Darío mentía? No puede ser que no me hayas visto ni siquiera en internet. Han surgido varias noticias sobre mí en estos años.— ¿Volver? Cuando vivía creyendo que un día Darío llegaría a mi casa y me mataría… ¿Sabes todas las pesadillas que tuve? Y si estand
Tres días después:Disfrazado y oculto detrás de unos falsos bigotes y lentes oscuros, Darío observaba con ansiedad el viejo edificio donde viven sus hijos y Lara. Su deseo de verlos era abrumador, pero la presencia de dos unidades policiales estacionadas allí lo mantenía cauteloso. Sabía que estaban esperando por él, y cualquier movimiento en falso podría ponerlo en peligro.Con un teléfono desechable en la mano, intentó llamar a sus hijos, pero cada vez que respondían, colgaban de inmediato al escuchar su voz. La angustia lo invadió, pero estaba empeñado en no rendirse tan fácilmente. Decidió esperar a que Mauro saliera del edificio, con la esperanza de abordarlo en un lugar más discreto.Cuando lo vio salir, esperó a que se alejara un poco antes de acercarse. Sin embargo, él se adentró rápidamente en un callejón.Al llegar al callejón, quedó estupefacto al ver a Mauro consumiendo drogas.La ira y la preocupación se mezclaron en su interior, y sin pensarlo dos veces, lo agarró por e
—Sí, Aylin. Eres mi amiga y te aprecio, pero no quiero irme de nuevo. Sufrí mucho, estuve terriblemente sola, pasé hambre y dificultades. Y ahora que he visto a mi hijo, quiero estar a su lado y hacerle saber que soy su madre—, le respondió Daniela sin un ápice de remordimiento. Aylin no podía creer lo que estaba escuchando, se sentía como si estuviera en medio de un sueño, o más bien, de una pesadilla.—Pero aún no entiendo completamente. No puedo creer que me estés pidiendo que me aleje de Chris. Sabes que eso es imposible, ¿verdad?Daniela se encogió de hombros con una expresión fría y distante.—No es imposible. Desde que te confié a mi hijo, sabías que llegaría este día. Yo soy su madre biológica, Aylin. Tengo derechos sobre él y puedo reclamarlo.Los ojos de Aylin se abrieron ampliamente ante la incredulidad y sintió que el mundo se le venía encima.—Cuando te fuiste para salvar tu propio pellejo como una rata asustada, me dejaste con un bebé recién nacido sin ninguna documenta
—Sí, señor Zadoglu —respondió Enrique, mirándolos a través del espejo retrovisor. Extendió su mano y le entregó una caja de terciopelo rosa.Damián la abrió y sacó una rosa dorada de ella.—Una flor para otra flor —extendió la rosa hacia Aylin, quien se rió a pesar de las lágrimas que aún humedecían sus mejillas.—Eso suena cliché —le dijo entre risas, aceptando la rosa.Mientras la inspeccionaba, mordió el tallo y se quedó boquiabierta.—Espera, ¿es de oro? —exclamó, mirando a Damián con sorpresa.Él asintió soltando carcajadas.—¿Qué tipo de mujer eres que muerde un regalo? Pareces un usurero cuando le pagan con oro en lugar de dinero —expresó divertido, y ella le dio un golpecito en el hombro.—Es la primera vez que veo una rosa hecha de oro, ¿cómo quieres que reaccione? Me gusta y me sorprende al mismo tiempo.Asombrada con el obsequio, acariciaba suavemente los pétalos de oro con los dedos, mientras Enrique se divertía echando un vistazo por el retrovisor.Damián la miró con cari
Aylin se encontraba en un cuarto privado de un famosísimo club, rodeada de un equipo de maquilladores y estilistas que se apresuraban a darle los últimos toques para que luciera radiante en su gran día. Se miraba en el espejo y se sentía maravillosa con su corsé dorado, que realzaba sus curvas, y la falda blanca con una elegante cola. Era la personificación perfecta de la belleza y la confianza. Mientras los expertos en belleza daban los toques finales, Karen, totalmente histérica, gritó: —¡Pásenme el velo, faltan solo cinco minutos! Karen parecía estar de mal humor últimamente, con cambios de ánimo constantes. Una de las estilistas se acercó a Karen con expresión preocupada y le mostró algo, dejándola estupefacta. Esto llamó la atención de Aylin, quien se volvió para ver qué sucedía. Para su sorpresa, el velo estaba manchado con tinta azul oscuro.—Está arruinado, no habrá tiempo para conseguir otro —expuso Karen con preocupación. Aylin recordó que antes de ingresar al club había c
Le sentenció juguetona, mientras lo señalaba con su dedo acusatorio.— En mi defensa diré, que estabas muy salvaje, y gemías tan fuerte que hasta el piloto en la cabina te pudo escuchar—. Con su acostumbrado gesto se encogió de hombros. — Tengo testigos.—Solo alguien tan poco romántico como tú podría hacerle esto a una mujer —. Fingió estar molesta, pero en realidad estaba maravillada. Se levantó de la cama como una niña hiperactiva y se miró en el espejo. Llevaba puesta la camisa blanca que Damián había usado antes y, al mirar en un mueble, vio su vestido de novia y los accesorios. Caminó con entusiasmo por el suelo de madera, observando cada detalle de la hermosa cabaña en la que se encontraban. Cuando dirigió la mirada hacia el frente, jadeó impactada al ver a través de los grandes ventanales de cristal la impresionante vista al mar.—Por el amor de Dios, ¡qué paraíso tan hermoso! —exclamó, asombrada.Él sonrió satisfecho por su reacción. Se acercó a ella y, con suavidad y lenti