NARRA EMERSONEse maldito perro, ¿Quién demonios se creía que era para interrumpir en mi oficina y encima llevarse a mi Berenice? Desde que ambos habían traspasado esa puerta yo estaba hecho un manojo de nervios, ¿De qué estarían hablando? Y… ¿Si el chucho ese le decía que estaba enamorado de ella? ¿Si la besaba?—Vamos Emerson, respira… —me dije a mi mismo paseando de un lado para el otro en la oficina.Los celos eran horribles, pero no por lo que realmente pasaba sino por lo que mi mente se imaginaba que podría llegar a pasar.Desde que conocí por primera vez a la bola de pelos que se hace llamar Nathan, sospeché que estaba enamorado de Berenice, aunque ella en más de una ocasión me haya dicho que era solo un amigo, para mi ese chucho tenía intensiones de más con mi ángel. Pero yo no se lo iba a permitir, Berenice era mía, aunque ella no lo supiera, todavía.Miré mi celular muy cariñosamente y rápidamente llamé a la que me ayudaría a interrumpir la salida espontánea de Berenice y el
Puse simplemente, por supuesto que me moría de ganas de poner que la amaba, pero no podía ir muy rápido, lo que menos quería era que Berenice se asustara. Manejé hacia el jardín de niños de Dante, mañana era el acto del día del padre y, por suerte, Dante estaba muy a gusto que fuera yo quien lo acompañe. Cuando recordaba sus palabras, mi pecho acromáticamente se inflaba de felicidad.FlashbackAproveché el momento que Berenice se bañaba para acercarme a Dante y poder hablar a solas con él.—Dante —lo llamé, él apartó la vista del televisor y me miró con sus hermosos ojos iguales a los de su madre.—¿Sí, Ewad? —dijo con su dulce vocecita.—Tengo una pregunta que hacerte. ¿Recuerdas el acto que se hace en el maternal por el día del padre? —pregunté, asintió en respuesta.—¿Vas a id tú? —preguntó y me tomó por sorpresa su iniciativa.—¿Quieres que te acompañe yo? —le devolví la pregunta con una sonrisa.—¡Pod supuesto!, yo sé que no tengo un papá pero yo te quiedo como un papá a ti —dijo
NARRA BERENICE—¿Es necesario que me pongas tantas cosas en mi rostro, Farrah? —pregunté sintiendo como sus manos se movían por mis párpados y mejillas reiteradas veces.—Por supuesto que sí, ya deja de chillar como una niña, verás que el resultado te va a encantar… —respondió mi nueva loca amiga.Estábamos con Farrah en el convertido cuarto de los padres de Emerson, que era donde estaba quedándome por última vez, porque ya mañana estaríamos de vuelta en el departamento. Félix le había avisado a Rosario que ya estaba arreglado el desperfecto que ocasionó que saliéramos de nuestro hogar prácticamente huyendo. Mentiría si dijera que no iba a extrañar la gran mansión de Emerson, por supuesto que lo haría, extrañaría sus buenos días, sus brazos cálidos que me acogían cuando me escapaba a altas horas de la madrugada y me recibían gustosos, el ir y venir junto a él de la empresa, en fin… lo extrañaría infinitamente a él, solo a él. Pero, no podíamos quedarnos de por vida aquí, sabía que Dan
NARRA EMERSONLlevar a Berenice del brazo durante una cena pública no tenia descripción. Me sentía fuerte, poderoso al tenerla junto a mí a esta perfecta mujer, que hacía que mi mundo se tiñera de colores. Estaba más que feliz que mis tíos la aceptaran tan abiertamente. Hacia unos días había hablado con Michael y le comenté más o menos como venía mi relación con Berenice. Él, con toda su sabiduría y experiencia, me aconsejó y me exigió —si esa era la palabra correcta— que no la dejara escapar.Al ver lo hermosa que estaba cuando bajó las escaleras y su rostro tan hermoso y lleno de vitalidad, comprendí que no había tiempo que perder, ella era la persona que tanto esperé y necesitaba en mi vida.Para nuestras familias era más que evidente que entre nosotros sucedía un algo que aún no llevaba nombre formal, era imposible ocultarlo. A mí, personalmente, se me hacía imposible no acercarme y estar junto a ella cuando solo la tenía a unos centímetros míos. La parte más feliz, era el saber q
NARRA BERENICE Inhalo y exhalo. Otra vez, repito lo mismo. Cuento hasta el infinito así logro serenarme. ¿En qué estaba pensando cuando lo besé de esa forma? Digo, no está mal porque no era el primer beso que nos dábamos, pero si el primero que iniciaba yo de esa manera desesperada y hasta me animaría a decir salvaje. Me mojé la nuca por, ya ni recuerdo cuantas veces y me miré al espejo. Mis mejillas estaban rojas y calientes, mis pupilas dilatadas y mis labios hinchados. Si no nos hubiéramos encontrado en uno de los hoteles más importantes de la cuidad, seguro estaríamos entregándonos el uno con el otro. Sinceramente, moría porque ese momento llegara, cada vez que estaba cerca de él soy una persona completamente distinta, con él me siento viva, querida, deseada y también mujer, pero me encantaría saber que se siente ser su mujer. Hasta a mí misma me da vergüenza mis pensamientos, pero cuando dos personas se quieren el afecto físico y el deseo es normal, ¿O no? Sé que nuestra relaci
NARRA EMERSON —Tía explícame por favor, ¿Qué carajos es lo que hacen las mujeres en el baño? No puede ser que tarden tanto —dije exaltado. Berenice se había ido hace media hora y aun no había regresado. Siempre me pregunté qué corno hacían las mujeres en el baño, ¿Es que no pueden solamente hacer sus necesidades y ya? —Tranquilízate Emerson, allí viene —señaló mi tía. Di vuelta mi cabeza como la niña del exorcista y la vi, venía con la cara seria y una mueca extraña en su rostro, como si estuviera confusa por algún motivo que ignoraba. Se acercó hasta mí y me sonrió, pero rápidamente fijó su mirada detrás de mí y me di la vuelta para seguir su mirada y mis ojos chocaron con el cuerpo de Nereida, que le devolvía la mirada a Berenice pero sin ningún rastro de enojo o molestia, hasta me pareció ver una sonrisa dibujada en sus labios. ¿Desde cuándo ambas se llevaban bien? —Lamento la tardanza —dijo Berenice luego de unos minutos que permanecimos en silencio. —Creí que te había absor
NARRA BERENICE Novia, novia, novia; mi cabeza no dejaba de procesar esa palabra. Ya no estaba segura si mi corazón podría soportar más felicidad. Aún no podía creer lo afortunada que era. ¿Emerson Harker me amaba? ¿En serio? Al parecer había sido una criatura muy buena en mi vida pasada para merecer todo lo que me estaba ocurriendo. —¿Se puede saber qué es lo que te causa tanta gracia? —preguntó mi novio, luego de despegar sus labios de los míos. —Estoy feliz —contesté largando un suspiro—. Y todo te lo debo a ti —piqué su nariz con mi dedo índice. —Me alegra oír eso —respondió Emerson dejando un beso en mi frente—. No necesito saber nada más, si tú estás feliz, yo también lo estoy. Hoy es el mejor día de mi vida —agregó y cubrió mi boca con la suya. ¿Podría llegar a ser más perfecto este individuo? Sin lugar a dudas, es el hombre que toda mujer sueña y, por alguna invocación divina, él me amaba a mí, solo a mí. La manera de besar de Emerson, a comparación de los innumerables b
¿Hombre más feliz en la tierra que yo? Se volverían monos encontrándolo, porque no habría. ¿Qué más le podía pedir a la vida? Así como fue injusta conmigo sacándome a las personas que mas amaba de mi lado, también trajo a la mujer que amaba con locura y a su pequeño hijo que se había ganado mi corazón al nada más verlo. Al fin me le había declarado a mi hermosa Berenice y le había pedido que sea mi novia, al escuchar el sí de su parte, quería saltar, gritar, bailar, tirarme por la ventana o hacer cualquier locura para festejar. Hacer a mi ángel, mi mujer, había sido la mejor experiencia que había tenido en mi vida. Fue la primera vez que hice el amor con una mujer y no solo pensaba en mi placer sino en dárselo todo a ella. Ahora entendía a las personas, porque hacer el amor era mucho más placentero que realizar solo sexo. Sentir el cuerpo de mi ángel pegado al mío, entregándose y dándome todo de ella me hacía amarla mucho más, si ya sus besos me volvían loco, su cuerpo iba a ser mi