CAPÍTULO 56: CONTRA EL RELOJ.Stefano estaba encerrado en una habitación sin ventanas, apenas más grande que un armario. El espacio era sofocante, y el aire, denso, olía a humedad y algo peor. Las paredes estaban tan cerca que podía sentir cómo el calor de su propio cuerpo se acumulaba, como si poco a poco lo fueran aplastando. Artem lo había dejado ahí, sin decirle nada, solo observándolo desde una pequeña rendija, estudiando cada tic, cada gota de sudor que caía de la frente de Stefano mientras la claustrofobia comenzaba a hacer efecto.De repente, una voz salió del intercomunicador que había instalado.—¿Cómo va eso, Stefano? —La voz de Artem sonó suave, casi amable, pero con un filo que cortaba como el hielo.Stefano, a pesar de su respiración agitada, trató de mantener su arrogancia.—Vete al diablo, Artem. Esto no cambiará nada.El otro rió. Era una risa breve y seca.—No te preocupes. Esto recién empieza. ¿Sabes qué es lo más interesante de la electricidad? —dijo desde el inter
CAPITULO 57: AMENAZA DIRECTA.La bandeja voló por el aire, chocando contra la pared y los restos de comida se esparcieron por el suelo mientras la mucama contenía un grito de sorpresa. Liana, con el pecho agitado por la rabia, se mantuvo firme frente a la mirada asustada de la mujer.—Señorita, debe comer —dijo la mujer en un tono tembloroso—. Es orden del señor.—¡Vete al diablo! —replicó, sin apartar la vista de la puerta—. Dile a tu señor que no comeré nada.La mucama retrocedió, nerviosa, y en ese preciso momento, la puerta se abrió lentamente. El aire en la habitación pareció congelarse cuando Víctor apareció en el umbral. Vestía un traje de tres piezas impecable, negro como la noche, con una camisa blanca que resaltaba el contraste. Su corbata era de un gris oscuro, ajustada con precisión, y una chaqueta de cortes afilados que delineaba sus amplios hombros. Su apariencia era imponente y elegante.Y sus ojos, negros y calculadores, se fijaron inmediatamente en Liana, haciendo que
CAPÍTULO 58: ¿SÍ O NO? Artem caminaba de un lado al otro de la sala como un león enjaulado; cada segundo que pasaba le hacía sentir que el tiempo se le escurría entre los dedos. Las palabras de Stefano resonaban en su cabeza: Víctor planea sacarla del país en horas. No podía perder a Liana. No quería perderla. Por otro lado, el recuerdo de lo que le había dicho antes lo atormentaba, esas estúpidas palabras que soltó: «No eres Susana». Él, más que nadie, sabía que no era Susana, pero esa verdad le dolía menos que enfrentar lo que Liana realmente significaba para él. Liana no solo era diferente, era más. Se había colado en su vida de una forma que Susana nunca lo había hecho. Liana lo había desafiado, lo había enfrentado, y ahora... ella era lo único que importaba. De repente, la puerta se abrió y Alexei entró, seguido de Larisa y un hombre que Artem no reconocía. El aire en la habitación se volvió más denso. —Ya revisamos las cámaras —dijo Alexei con tono serio—. El saboteador fue
CAPÍTULO 59: UNA MUJER DESCONOCIDA.El aire estaba cargado de tensión mientras Artem, rodeado por su grupo de hombres, esperaba dar la orden de ataque. Todos aguardaban en silencio, con armas en mano y miradas firmes, pero la mente de Artem no dejaba de darle vueltas a un solo pensamiento.—¿Cómo conseguiste a ese idiota? —preguntó en voz baja, sin volverse.Alexei, sabiendo a quién se refería, negó ligeramente con la cabeza antes de responder.—No me dio muchos detalles, Artem. Solo dijo que quería recuperar a alguien que Víctor tiene... Lo que supe es que odia a Víctor tanto como nosotros. En el bajo mundo las noticias corren rápido, y todos escucharon sobre la guerra empresarial que ambos tenían —Alexei cargó su arma—. Supongo que su odio hacia Víctor lo impulsó a ayudarnos.La explicación dejó a Artem pensativo. Si bien tenía sus dudas sobre las motivaciones de Delacroix, una cosa estaba clara: mientras la ayuda de ese hombre fuera útil para recuperar a Liana, no le importaba nada
CAPITULO 60: ¿CUAL ES EL PLAN?Liana miró a la mujer delante de ella y se puso nerviosa. Antes de que pudiera hacer algo, la mujer negó con la cabeza y dijo:—No te haré daño.Liana la miró con precaución. La mujer sonrió con dulzura.—Me llamo Carina.Extendió la mano, pero Liana dudó. Carina bajó la mirada y retiró la mano.—Entiendo que estés renuente y que no confíes en mí —dijo Carina.Liana frunció el ceño y preguntó:—¿Quién eres?Carina dudó un poco antes de responder.—Soy prima de Víctor.Al escuchar esto, Liana retrocedió e intentó alejarse, pero Carina la agarró del brazo.—No me temas —dijo tranquilizándola—. No te haré nada. Sé que estuvo mal que te tenga aquí en contra de tu voluntad, aunque mi primo no es como tú crees.Liana la miró asustada y confundida, Carina bajó la mirada y añadió:—Sé lo que es tener miedo y no poder escapar de tu verdugo.Sus ojos se llenaron de tristeza y Liana lo vio, no pudo evitar preguntar.—¿Víctor te tiene secuestrada?Carina negó con la
CAPITULO 61: ME TIENES HARTA.Minutos después…—¡Oye! ¡No estaba hablando de esto! ¡No voy a irme sin Artem! —gritó Liana.Leonardo rodó los ojos ante la renuencia de la mujer y la metió en el auto blindado en contra de su voluntad.—¿Crees que puedes ser de ayuda allá? —le dijo con exasperación—. Tu marido estará más tranquilo si estás en un lugar seguro, mujer. Ya deja de pelear y guarda silencio.—¿Qué? ¿Me estás diciendo que me calle? ¿Quién demonios te crees? ¡Déjame salir, no voy a...!Pero Leonardo ya había cerrado la puerta, silenciando sus gritos. Miró a uno de sus guardaespaldas y le dio instrucciones.—Llévala a la mansión Moretti, y asegúrate de que esté segura, ¿entiendes?El hombre asintió, y antes de que se fuera, Leonardo añadió:—Toma una vía alterna. No te confíes.—Sí, señor.A su lado y temblando de miedo, Carina luchaba por controlar su corazón asustado. Pero cuando Leonardo posó sus ojos en ella, el miedo empeoró.—Bueno, mi amor, tú y yo tendremos una larga charl
CAPÍTULO 62: ES UNA BASURA.Liana no podía creer lo que acababa de escuchar. Su mente se resistía a aceptar las palabras de Larisa, pero algo en su interior le decía que esa revelación estaba desgarrando la realidad que había conocido. ¿Su matrimonio con Artem... una mentira?—No puede ser verdad —murmuró—. Estás mintiendo. Artem no haría algo así...Larisa soltó una carcajada cruel, inclinándose hacia adelante con una sonrisa de superioridad.—¿De verdad eres tan ingenua? Claro que lo haría. Lo escuché con mis propios oídos, Liana. Artem y Alexei hablando de cómo todo esto... no es más que una farsa.Liana retrocedió un paso, negando con la cabeza.—No... No puede ser... él...Larisa la miró con desprecio, sus labios retorcidos en una sonrisa burlona.—¡Qué patética eres! Artem solo tenía un objetivo, Liana. Solo aceptó fingir casarse contigo porque necesitaba el poder de tu padre para poder vengarse. ¿No adivinas de quién y por qué?El aire parecía desaparecer del pecho de Liana. No
CAPÍTULO 63: TRATO TERMINADO.Artem miró a Liana, y a pesar del dolor palpitante de su herida, el alivio lo invadió al verla a salvo. Cada paso que daba hacia ella le costaba, su respiración era entrecortada, y la sangre seguía manchando su camisa, pero nada de eso importaba. Lo único en su mente era llegar hasta ella, abrazarla, asegurarse de que estuviera bien.—Krasota... (belleza) —susurró, su voz rota pero llena de devoción.Sus piernas temblaban bajo el peso del agotamiento, pero seguía avanzando, paso a paso. Los guardaespaldas que lo habían sostenido intentaron detenerlo, pero Artem se soltó con fuerza, decidido a llegar hasta ella. El dolor físico era soportable; lo que realmente dolía era pensar que podría haberla perdido.Sin embargo, Liana permanecía inmóvil, mirándolo con una mezcla de emociones que ni siquiera ella podía desentrañar del todo. Su rostro, habitualmente cálido y dulce, era ahora una máscara de hielo y furia contenida. En otro momento, habría corrido hacia é