CAPITULO 61: ME TIENES HARTA.Minutos después…—¡Oye! ¡No estaba hablando de esto! ¡No voy a irme sin Artem! —gritó Liana.Leonardo rodó los ojos ante la renuencia de la mujer y la metió en el auto blindado en contra de su voluntad.—¿Crees que puedes ser de ayuda allá? —le dijo con exasperación—. Tu marido estará más tranquilo si estás en un lugar seguro, mujer. Ya deja de pelear y guarda silencio.—¿Qué? ¿Me estás diciendo que me calle? ¿Quién demonios te crees? ¡Déjame salir, no voy a...!Pero Leonardo ya había cerrado la puerta, silenciando sus gritos. Miró a uno de sus guardaespaldas y le dio instrucciones.—Llévala a la mansión Moretti, y asegúrate de que esté segura, ¿entiendes?El hombre asintió, y antes de que se fuera, Leonardo añadió:—Toma una vía alterna. No te confíes.—Sí, señor.A su lado y temblando de miedo, Carina luchaba por controlar su corazón asustado. Pero cuando Leonardo posó sus ojos en ella, el miedo empeoró.—Bueno, mi amor, tú y yo tendremos una larga charl
CAPÍTULO 62: ES UNA BASURA.Liana no podía creer lo que acababa de escuchar. Su mente se resistía a aceptar las palabras de Larisa, pero algo en su interior le decía que esa revelación estaba desgarrando la realidad que había conocido. ¿Su matrimonio con Artem... una mentira?—No puede ser verdad —murmuró—. Estás mintiendo. Artem no haría algo así...Larisa soltó una carcajada cruel, inclinándose hacia adelante con una sonrisa de superioridad.—¿De verdad eres tan ingenua? Claro que lo haría. Lo escuché con mis propios oídos, Liana. Artem y Alexei hablando de cómo todo esto... no es más que una farsa.Liana retrocedió un paso, negando con la cabeza.—No... No puede ser... él...Larisa la miró con desprecio, sus labios retorcidos en una sonrisa burlona.—¡Qué patética eres! Artem solo tenía un objetivo, Liana. Solo aceptó fingir casarse contigo porque necesitaba el poder de tu padre para poder vengarse. ¿No adivinas de quién y por qué?El aire parecía desaparecer del pecho de Liana. No
CAPÍTULO 63: TRATO TERMINADO.Artem miró a Liana, y a pesar del dolor palpitante de su herida, el alivio lo invadió al verla a salvo. Cada paso que daba hacia ella le costaba, su respiración era entrecortada, y la sangre seguía manchando su camisa, pero nada de eso importaba. Lo único en su mente era llegar hasta ella, abrazarla, asegurarse de que estuviera bien.—Krasota... (belleza) —susurró, su voz rota pero llena de devoción.Sus piernas temblaban bajo el peso del agotamiento, pero seguía avanzando, paso a paso. Los guardaespaldas que lo habían sostenido intentaron detenerlo, pero Artem se soltó con fuerza, decidido a llegar hasta ella. El dolor físico era soportable; lo que realmente dolía era pensar que podría haberla perdido.Sin embargo, Liana permanecía inmóvil, mirándolo con una mezcla de emociones que ni siquiera ella podía desentrañar del todo. Su rostro, habitualmente cálido y dulce, era ahora una máscara de hielo y furia contenida. En otro momento, habría corrido hacia é
CAPITULO 64: VENCER A UN FASTAMA.El rostro de Artem se contrajo y trató de incorporarse de nuevo, pero sus fuerzas no fueron suficientes y volvió a desplomarse. Con los ojos llenos de desesperación, extendió la mano hacia ella.—¡No! No puedo perderte... Por favor… ¡Ahh! ―él gimió de dolor, sus ojos nublándose.Pero Liana permaneció impasible ante la escena. El dolor en sus ojos era profundo, pero lo ocultó tras una máscara de indiferencia.—Vete, Artem. —Su voz tembló ligeramente, pero el frío en sus palabras no dejó espacio a dudas—. Quiero que te largues de mi vida.Se dio la vuelta y Artem intentó seguirla, pero cayó una vez más. Alexei, que había estado observando en silencio, se acercó y lo ayudó a levantarse.—Déjala, Artem —dijo mientras lo sostenía.—¡No! No puedo perderla —respondió Artem, tratando de apartarse. Pero Alexei lo sujetó con firmeza.—Sigues perdiendo sangre —le advirtió, llevándolo al sofá. Pero Artem, seguía con la mirada perdida en la dirección en la que Lia
CAPÍTULO 65: CUMPLIR UNA PROMESA.Artem se encontraba atrapado en una pesadilla. Estaba en el suelo, tapándose los oídos, intentando ahogar los gritos de su madre. Su corazón latía con fuerza, y el miedo lo paralizaba. Los sollozos y los gemidos de dolor de ella, golpeada brutalmente por su padre, lo consumían. Quería que todo terminara, pero los gritos solo se intensificaban, retumbando en su cabeza.De repente, un arrebato de valentía lo impulsó a ponerse de pie. Y caminó hacia la puerta de la habitación. Al abrirla, vio a su madre en el suelo, despeinada, con el pómulo hinchado por los golpes. La ira lo invadió al verla así. Sus manos se apretaron en puños y, sin pensarlo dos veces, clavó sus ojos en su padre.—Déjala en paz —gruñó con fiereza—. No vuelvas a pegarle.Mijaíl alzó una ceja con burla. Dio una calada a su puro antes de acercarse lentamente y soltar el humo en la cara de Artem, la frialdad de su mirada lo perforó.—¿Quién te crees para darme órdenes? —preguntó con despr
CAPÍTULO 66: MI PERRO FALDERO.—Sí —continuó ella, con la cabeza en alto—. Como legítima heredera de mi padre, soy la única que puede dirigir esto, y créeme, Artem, no va a quedarme grande. Así que... tu venganza tendrá que llevarse a cabo con alguien más. Ahora que eres libre, puedes ir y buscarte otra estúpida con la que fingir casarte para vengarte de tu padre.—No, Liana... no puedes...Ella soltó una risa fría, sin humor, casi cruel.—¿No puedo? Claro que puedo, y lo estoy haciendo. A partir de hoy todo el personal de esta mansión y de los negocios de los Moretti responden ante mí, Artem. Tú no eres nada. Y lo siento si te gustaba mucho el puesto, pero... nunca fue tuyo en primer lugar.Se puso de pie, claramente dispuesta a marcharse, pero Artem, desesperado, no pudo dejarla ir.—No, espera, krasota... tenemos que hablar.Liana se detuvo, dándole la espalda. Si antes había amado que él la llamara así, ahora odiaba esa palabra. Odiaba lo que representaba. Odiaba que le recordara
CAPÍTULO 67: UN RAMO DE ROSAS. —¿Tu guardaespaldas? —Artem no podía creer lo que estaba escuchando. La incredulidad se reflejaba en su rostro mientras la miraba, esperando que todo aquello fuera una broma de mal gusto. Liana se cruzó de brazos; su mirada era dura y altiva. —Sí, ¿qué esperabas? —dijo con voz afilada—. ¿Que te dejara como mi falso esposo? No, Artem. Es eso o te largas. Decide. Artem apretó los puños con fuerza; la tensión era palpable en cada músculo de su cuerpo. No era que le molestara ser su guardaespaldas, no. Pero sabía perfectamente lo que significaba para ella. Lo estaba degradando, humillándolo, y eso le quitaba autoridad, lo convertía en nada más que una sombra tras la mujer que tanto temían. Sin embargo, su orgullo herido no podía compararse con la determinación que sentía de permanecer a su lado. Era su única opción, y la tomaría. —Está bien, si eso quieres... Liana soltó una risa fría, sarcástica, como si hubiera esperado esas palabras. —No, no te equ
CAPÍTULO 68: NO ES AMOR.«Maldito italiano... ¿Cómo te atreves a enviarle flores?»Los pensamientos de Artem rayaban en el asesinato. La furia le quemaba por dentro solo de imaginar la estúpida sonrisa arrogante de André mientras escribía la nota. ¿Qué se creía? ¿Qué unas flores iban a impresionarla?«Patético»En su opinión, él no sabía nada de Liana, nada de lo que realmente necesitaba. Y aun así, allí estaba, intentando meterse en su vida, en su territorio. No podía permitirlo. No mientras él estuviera cerca.Con la rabia acumulada, tomó el ramo y lo arrancó de la mesa. La furia se apoderó de él y lo lanzó al suelo, viendo cómo el jarrón estallaba en mil pedazos. Las flores, ahora desperdigadas por el suelo, parecían insignificantes. No importaban. Nada importaba, excepto el hecho de que André intentaba acercarse a Liana.Pisó cada rosa con furia, como si con ello pudiera borrar la presencia de André en la vida de Liana.—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —le gritó ella, llena de inc